Obispo de EEUU advierte sobre "temores" en Sínodo
El problema crucial es el de los católicos divorciados que se volvieron a casar
El arzobispo de Philadelphia Charles Chuput AP
EL UNIVERSAL
sábado 17 de octubre de 2015 12:00 AM
Ciudad del Vaticano.- El prelado estadounidense que recibió al papa Francisco en la última etapa de su gira por Estados Unidos advirtió este viernes que el gran Sínodo de obispos convocado para discutir asuntos de la familia podría causar graves perjuicios a la fe católica si respalda los cambios a las prácticas de la Iglesia en materia de matrimonio.
El arzobispo Charles Chaput, de Philadelphia, expresó en una columna en el Wall Street Journal la "inquietud'' que sienten muchos obispos ante las propuestas en el Sínodo para modificar el ministerio de la Iglesia a personas divorciadas y parejas que vuelven a casarse por civil, citó AP.
Chaput, anfitrión de Francisco en un encuentro de familias semanas atrás, advirtió que la alteración de las prácticas pastorales conduciría a cambios en la fe que profesan los católicos. "La práctica inevitablemente modifica las creencias'', dijo.
Los temores de Chaput expresan la tensión que reina en el encuentro a puertas cerradas, donde se ha puesto de manifiesto la brecha entre los conservadores, quienes insisten que la doctrina eclesial es la mejor respuesta a las familias en crisis, y los progresistas, quienes quieren tratar los problemas familiares con un criterio más acomodaticio, caso por caso.
Esta semana, 13 cardenales, encabezados por el australiano George Pell y que incluyen al neoyorquino Timothy Dolan, expresaron en una carta al papa Francisco los graves temores por la manera como se dirige el Sínodo, así como la advertencia de que Roma podría seguir el camino de iglesias protestantes "colapsadas'' que abandonaron las creencias cristianas medulares en aras de la "adaptación'' pastoral.
El Sínodo inicia su tramo final esta semana, cuando los 270 obispos votarán sobre un documento para entregar a Francisco. El Pontífice no ha dicho si lo publicará inmediatamente o si lo utilizará para un futuro documento suyo.
El problema crucial para los "padres'' sinodales es el de los católicos divorciados y que han vuelto casarse por la vía civil. El magisterio dice que sin una anulación eclesiástica, estos católicos son adúlteros y no puede recibir la comunión.
Los progresistas buscan un margen de maniobra para equilibrar la doctrina con la misericordia y estudiar a cada pareja por separado para acompañarla en una senda de reconciliación que les permita finalmente recibir los sacramentos.
El arzobispo de Chicago, Blase Cupich, la primera designación importante de Francisco en Estados Unidos y que fue escogido especialmente por el Papa para asistir al Sínodo en el Vaticano, señaló que está a favor de este enfoque.
"Si la gente toma una decisión de buena fe, la tarea de la Iglesia es ayudarlos a avanzar y respetarlo'', dijo Cupich.
Aunque reconoció que el Sínodo podría no llegar a una respuesta clara, Cupich dijo que no comparte el temor de Chaput y opinó que Francisco tampoco. "Luce tan descansado, sereno, en paz'', dijo.
"Si el Santo Padre está en paz con la manera como se desarrollan las cosas, creo que cada uno de nosotros debe dejar de lado los temores'', agregó.
Asímismo, en el Sínodo sobre la familia que se celebra en el Vaticano se insistió en la necesidad de que la Iglesia intervenga en la educación sexual al considerar "desastroso" lo que se enseña en las escuelas.
El arzobispo Charles Chaput, de Philadelphia, expresó en una columna en el Wall Street Journal la "inquietud'' que sienten muchos obispos ante las propuestas en el Sínodo para modificar el ministerio de la Iglesia a personas divorciadas y parejas que vuelven a casarse por civil, citó AP.
Chaput, anfitrión de Francisco en un encuentro de familias semanas atrás, advirtió que la alteración de las prácticas pastorales conduciría a cambios en la fe que profesan los católicos. "La práctica inevitablemente modifica las creencias'', dijo.
Los temores de Chaput expresan la tensión que reina en el encuentro a puertas cerradas, donde se ha puesto de manifiesto la brecha entre los conservadores, quienes insisten que la doctrina eclesial es la mejor respuesta a las familias en crisis, y los progresistas, quienes quieren tratar los problemas familiares con un criterio más acomodaticio, caso por caso.
Esta semana, 13 cardenales, encabezados por el australiano George Pell y que incluyen al neoyorquino Timothy Dolan, expresaron en una carta al papa Francisco los graves temores por la manera como se dirige el Sínodo, así como la advertencia de que Roma podría seguir el camino de iglesias protestantes "colapsadas'' que abandonaron las creencias cristianas medulares en aras de la "adaptación'' pastoral.
El Sínodo inicia su tramo final esta semana, cuando los 270 obispos votarán sobre un documento para entregar a Francisco. El Pontífice no ha dicho si lo publicará inmediatamente o si lo utilizará para un futuro documento suyo.
El problema crucial para los "padres'' sinodales es el de los católicos divorciados y que han vuelto casarse por la vía civil. El magisterio dice que sin una anulación eclesiástica, estos católicos son adúlteros y no puede recibir la comunión.
Los progresistas buscan un margen de maniobra para equilibrar la doctrina con la misericordia y estudiar a cada pareja por separado para acompañarla en una senda de reconciliación que les permita finalmente recibir los sacramentos.
El arzobispo de Chicago, Blase Cupich, la primera designación importante de Francisco en Estados Unidos y que fue escogido especialmente por el Papa para asistir al Sínodo en el Vaticano, señaló que está a favor de este enfoque.
"Si la gente toma una decisión de buena fe, la tarea de la Iglesia es ayudarlos a avanzar y respetarlo'', dijo Cupich.
Aunque reconoció que el Sínodo podría no llegar a una respuesta clara, Cupich dijo que no comparte el temor de Chaput y opinó que Francisco tampoco. "Luce tan descansado, sereno, en paz'', dijo.
"Si el Santo Padre está en paz con la manera como se desarrollan las cosas, creo que cada uno de nosotros debe dejar de lado los temores'', agregó.
Asímismo, en el Sínodo sobre la familia que se celebra en el Vaticano se insistió en la necesidad de que la Iglesia intervenga en la educación sexual al considerar "desastroso" lo que se enseña en las escuelas.
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