El Sínodo entra en la recta final
Esta semana concluye el Sínodo de los Obispos sobre la familia, debatiendo la última parte del Instrumentum Laboris, con la redacción y aprobación del texto final
Por Rocío Lancho García
Ciudad del Vaticano, 19 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
Finalmente ha deseado que el Sínodo sepa incidir en la vida de la Iglesia, poniendo a la familia en el lugar que le corresponde en la Iglesia. “Y espero que esto puede convertirse en una señal fuerte para nuestra sociedad y nuestros países que a menudo se olvidan sistemáticamente de la familia”.
Por otro lado, el arzobispo australiano ha comentado las palabras del papa Francisco en ocasión del 50º aniversario del Sínodo de los Obispos. Según el prelado, se ha tratado de un discurso “programático”, “el más importante del Sínodo. Lo que más me ha conmovido --ha explicado-- es que ha hablado de la sinodalidad en toda la Iglesia. Y en este contexto el Papa habla de colegialidad episcopal. Es la eclesiología del Concilio Vaticano II.
Ciudad del Vaticano, 19 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
El Sínodo de los Obispos, iniciado el pasado domingo 4 de octubre, entró este lunes en la semana final. Para explicar lo que está sucediendo, en la Sala de Prensa de la Santa Sede expusieron hoy el patriarca Latino de Jerusalén, Fouad Twal; el arzobispo australiano, metropolita de Brisbane y relator de un Círculo menor, Mark B. Coleridge; y monseñor Enrico Solmi, obispo italiano de Parma, acompañados por el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.
El patriarca ha asegurado sentirse estos días “en familia, como en casa”, viviendo un signo bellísimo de colegialidad. Asimismo ha precisado que es normal que haya diversidad de opiniones porque “venimos de contextos diferentes, los desafíos no son los mismos. Aunque también los hay que son comunes”. Por eso, ha indicado que hay un punto que les reúne a todos y es que “todos queremos el bien de las familias”. Subrayando el intenso trabajo de estas dos semanas, el patriarca ha indicado que “no hay un aspecto de la familia que no haya sido tratado”.
Por su parte, monseñor Coleridge ha observado que el trabajo no termina este domingo porque “el camino del Sínodo continúa”. Además, ha recordado que “este es un Sínodo pastoral, se necesita la doctrina pero es primordialmente un Sínodo pastoral”. También ha manifestado su preocupación por “el enfoque de todo y nada de antes del Sínodo”, porque la realidad de la experiencia humana es mucho más matizada y amplia.
Monseñor Enrico Solmi ha asegurado que estos días se vive un fuerte sentido de catolicidad de la Iglesia, “venir a Roma y encontrar el mundo”. Al respecto ha indicado que en al Aula llegan “todas las familias del mundo con sus particularidades”. Y el Sínodo, ha observado, continúa el clima del año pasado, “hablar con franqueza” aunque haya distintos pensamientos y opiniones.
Uno de los temas que acapara gran atención en esta tercera parte del debate del Sínodo sobre la familia, es la situación de los divorciados vueltos a casar por lo civil. Al respecto, los padres sinodales han recordado que no todos los casos son iguales. El patriarca ha asegurado que es un campo delicado y no se puede generalizar “mejor estudiar caso por caso, mirando a la misericordia sin olvidar la doctrina”.
Así Coleridge indicó que no sabe si habrá cambios por lo que se refiere a la situación de los divorciados y vueltos a casar. Y que es necesario distinguir entre "segundo matrimonio estable vivido en amor y fidelidad y con hijos educados cristianamente" que no es la misma cosa que una "escapada a un hotel".
A propósito del camino penitencial propuesto para los divorciados vueltos a casar por lo civil, monseñor Solmi ha confirmado la importancia de que la Iglesia acompañe a las personas en dificultad sobre todo con el discernimiento.Finalmente ha deseado que el Sínodo sepa incidir en la vida de la Iglesia, poniendo a la familia en el lugar que le corresponde en la Iglesia. “Y espero que esto puede convertirse en una señal fuerte para nuestra sociedad y nuestros países que a menudo se olvidan sistemáticamente de la familia”.
Por otro lado, el arzobispo australiano ha comentado las palabras del papa Francisco en ocasión del 50º aniversario del Sínodo de los Obispos. Según el prelado, se ha tratado de un discurso “programático”, “el más importante del Sínodo. Lo que más me ha conmovido --ha explicado-- es que ha hablado de la sinodalidad en toda la Iglesia. Y en este contexto el Papa habla de colegialidad episcopal. Es la eclesiología del Concilio Vaticano II.
Auditores colombianos en el Sínodo: dedicar más tiempo para 'hacer familia'
Entrevista. Acompañar a las familias principalmente en los primeros años. La espiritualidad de los Focolares enseña a escucharse y apoyarse mutuamente
Por Sergio Mora
Roma, 19 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
Roma, 19 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
María Angélica Perea, odontóloga, y su marido, el biólogo Luis Rojas están participando como auditores en el Sínodo sobre la familia que se está desarrollando en el Vaticano hasta el 25 de octubre. Padres de dos jóvenes de 18 y 20 años, y ya tienen 23 años de matrimonio. Pertenecientes al movimiento de los Focolares--que en el mundo cuenta con unos dos millones de adherentes y simpatizantes-- explican a ZENIT su espiritualidad y la importancia de que las familias se apoyen mutuamente para fortalecerse.
¿Dónde se conocieron?
-- María Angélica: Nos conocimos en el movimiento de jóvenes de los Focolares. En ese momento nos nutríamos de esta espiritualidad y seguimos en este camino. Desde que nos conocimos sentíamos la necesidad de estar fortalecidos como familia, porque no es solo por capacidad humana que uno tiene que superar las dificultades, sino que se necesita de la gracia de Dios, la que debemos pedir cada día. Gracia que se traduce en la vida diaria, en los momentos cotidianos, tal vez si acompaño a mi marido a ver la carrera de fórmula uno, o si me ayuda cuando lavo los platos.
También nosotros hemos sido sostenidos por la comunidad, y hemos sentido la experiencia de una familia, la de un joven que da su tiempo libre, o una pareja de novios que vive la castidad en su relación de noviazgo.
¿Por qué han venido a Roma?
-- Luis: Pertenecemos al movimiento de los Focolares y estamos aquí en Roma para poder dar un aporte como familias en este Sínodo, en calidad de auditores.
¿Qué necesita hoy la familia, cuáles son los principales retos?
--María Angélica: La familia, esa obra creadora del amor de Dios, pensada también para que pueda vivir en su interior este amor recíproco profundo como el Señor nos enseñó, para que después pueda llevarlo a tantos, y para que la humanidad pueda ser una familia.
Entonces la familia está llamada a poder vivir esta medida del amor. Obviamente en todo el camino familiar, desde niños, después jóvenes, novios, en preparación, casados y en tantos momentos de la vida hay ocasiones para poner en práctica ese amor que Dios nos enseñó. Ese es el reto, aprender a amar.
¿O sea que hay un recorrido hasta llegar a ser familias?
-- Luis: El matrimonio es una institución o sacramento muy amenazado por la cultura secular de nuestro tiempo. Como consecuencia, muchas de las personas que se casan o contraen matrimonio se olvidan del sentido profundo que tiene este sacramento dentro de la Iglesia católica y también dentro de la sociedad. Primero debería haber una preparación no solo al matrimonio, sino dentro de la fe cristiana, que tenga continuidad por ejemplo preparándose debidamente para la confirmación.
En nuestro país cuando se van a casar le preguntan a la pareja si se confirmaron, y si dicen que no, tienen que hacerlo por cumplir un requisito, pero no para profundizar el cristianismo.
¿Se podría decir que falta la continuidad?
-- Luis: Puede ser que la Iglesia se haya quedado en los últimos 20 años muy tranquila. No solo el prematrimonial sino en todo este proceso.
¿Y en Colombia cuál es el reto que perciben?
-- En este momento la familia está amenazada por una realidad social, laboral y económica difícil. Es fácil que la familia se preocupe mucho por esto y no dedique el tiempo debido para estar juntos, hablar, compartir, salir a comer un helado. Es el problema del individualismo en la relación con los esposos y con los hijos. Pero si no se ha construido la relación de esposos, es débil la relación de amor que se transmite a los hijos. Es necesario obtener el tiempo para 'hacer familia'.
¿Qué me puede decir sobre la familia y los desplazados?
-- Luis: El problema de los desplazados es una realidad social, porque esas familias llegan a las periferias de las ciudades, sin trabajo, en condiciones muy malas, son familias numerosas que no logran salir adelante. Se suma el problema de las drogas, del alcohol. Pero si vamos a las otras regiones del país, es diferente, allí existe la realidad de la familia y la fe que la gente trata de vivir en su comunidad. Son dos realidades diversas.
La experiencia más específica de los Focolares...
-- Luis: Como movimiento, los Focolares estamos desde hace varios años insertados con las familias, y de varios países cercanos, en Perú, Ecuador, Venezuela, Cuba, en donde se lleva esta espiritualidad para apoyar a las familias. Buscamos la unidad en las familias, partiendo del amor recíproco, del evangelio, de la parroquias.
En concreto, en nuestra ciudad llevamos adelante grupos de familias en diversos puestos de la ciudad que se reúnen con cierta periodicidad --por ejemplo, una vez al mes-- y trabajan temas específicos que tienen que ver con la comunicación, con la sexualidad, la forma de manejar a los hijos. Y hay otros talleres más específicos como la economía de la familia, la relación entre los esposos. También hemos salido a otras ciudades del país.
Significa también salir a las periferias ¿verdad?
-- María Angélica: sentimos fuertemente que la familia tiene que estar fortalecida y nos fortalecemos porque nos ayudamos mutuamente. El acompañamiento entre las familias es muy importante, sabemos que a veces alguna está pasando un momento de dificultad, de discusión también. Y entre las familias nos queremos y escuchamos, pasamos una tarde juntos, celebramos un cumpleaños. Esto nos ayuda a salir también a estas periferias, a barrios lejanos, en donde esperan esta vida que es fruto de la experiencia que hemos vivido.
Es importante la formación acompañada, para tomar una decisión o cortar con algo que no favorece a la familia, o seguir adelante con los sacramentos, con esta espiritualidad que nos fortalece.
¿Cuál es el período más difícil para una pareja?
-- Luis: Somos mediadores familiares, hicimos una especialización en Italia, y nos reunimos los domingos por la tarde, con parejas en dificultad. Siempre la familia necesita apoyo, si bien en los cinco, seis y siete primeros años la familia lo necesita más.
¿Dónde se conocieron?
-- María Angélica: Nos conocimos en el movimiento de jóvenes de los Focolares. En ese momento nos nutríamos de esta espiritualidad y seguimos en este camino. Desde que nos conocimos sentíamos la necesidad de estar fortalecidos como familia, porque no es solo por capacidad humana que uno tiene que superar las dificultades, sino que se necesita de la gracia de Dios, la que debemos pedir cada día. Gracia que se traduce en la vida diaria, en los momentos cotidianos, tal vez si acompaño a mi marido a ver la carrera de fórmula uno, o si me ayuda cuando lavo los platos.
También nosotros hemos sido sostenidos por la comunidad, y hemos sentido la experiencia de una familia, la de un joven que da su tiempo libre, o una pareja de novios que vive la castidad en su relación de noviazgo.
¿Por qué han venido a Roma?
-- Luis: Pertenecemos al movimiento de los Focolares y estamos aquí en Roma para poder dar un aporte como familias en este Sínodo, en calidad de auditores.
¿Qué necesita hoy la familia, cuáles son los principales retos?
--María Angélica: La familia, esa obra creadora del amor de Dios, pensada también para que pueda vivir en su interior este amor recíproco profundo como el Señor nos enseñó, para que después pueda llevarlo a tantos, y para que la humanidad pueda ser una familia.
Entonces la familia está llamada a poder vivir esta medida del amor. Obviamente en todo el camino familiar, desde niños, después jóvenes, novios, en preparación, casados y en tantos momentos de la vida hay ocasiones para poner en práctica ese amor que Dios nos enseñó. Ese es el reto, aprender a amar.
¿O sea que hay un recorrido hasta llegar a ser familias?
-- Luis: El matrimonio es una institución o sacramento muy amenazado por la cultura secular de nuestro tiempo. Como consecuencia, muchas de las personas que se casan o contraen matrimonio se olvidan del sentido profundo que tiene este sacramento dentro de la Iglesia católica y también dentro de la sociedad. Primero debería haber una preparación no solo al matrimonio, sino dentro de la fe cristiana, que tenga continuidad por ejemplo preparándose debidamente para la confirmación.
En nuestro país cuando se van a casar le preguntan a la pareja si se confirmaron, y si dicen que no, tienen que hacerlo por cumplir un requisito, pero no para profundizar el cristianismo.
¿Se podría decir que falta la continuidad?
-- Luis: Puede ser que la Iglesia se haya quedado en los últimos 20 años muy tranquila. No solo el prematrimonial sino en todo este proceso.
¿Y en Colombia cuál es el reto que perciben?
-- En este momento la familia está amenazada por una realidad social, laboral y económica difícil. Es fácil que la familia se preocupe mucho por esto y no dedique el tiempo debido para estar juntos, hablar, compartir, salir a comer un helado. Es el problema del individualismo en la relación con los esposos y con los hijos. Pero si no se ha construido la relación de esposos, es débil la relación de amor que se transmite a los hijos. Es necesario obtener el tiempo para 'hacer familia'.
¿Qué me puede decir sobre la familia y los desplazados?
-- Luis: El problema de los desplazados es una realidad social, porque esas familias llegan a las periferias de las ciudades, sin trabajo, en condiciones muy malas, son familias numerosas que no logran salir adelante. Se suma el problema de las drogas, del alcohol. Pero si vamos a las otras regiones del país, es diferente, allí existe la realidad de la familia y la fe que la gente trata de vivir en su comunidad. Son dos realidades diversas.
La experiencia más específica de los Focolares...
-- Luis: Como movimiento, los Focolares estamos desde hace varios años insertados con las familias, y de varios países cercanos, en Perú, Ecuador, Venezuela, Cuba, en donde se lleva esta espiritualidad para apoyar a las familias. Buscamos la unidad en las familias, partiendo del amor recíproco, del evangelio, de la parroquias.
En concreto, en nuestra ciudad llevamos adelante grupos de familias en diversos puestos de la ciudad que se reúnen con cierta periodicidad --por ejemplo, una vez al mes-- y trabajan temas específicos que tienen que ver con la comunicación, con la sexualidad, la forma de manejar a los hijos. Y hay otros talleres más específicos como la economía de la familia, la relación entre los esposos. También hemos salido a otras ciudades del país.
Significa también salir a las periferias ¿verdad?
-- María Angélica: sentimos fuertemente que la familia tiene que estar fortalecida y nos fortalecemos porque nos ayudamos mutuamente. El acompañamiento entre las familias es muy importante, sabemos que a veces alguna está pasando un momento de dificultad, de discusión también. Y entre las familias nos queremos y escuchamos, pasamos una tarde juntos, celebramos un cumpleaños. Esto nos ayuda a salir también a estas periferias, a barrios lejanos, en donde esperan esta vida que es fruto de la experiencia que hemos vivido.
Es importante la formación acompañada, para tomar una decisión o cortar con algo que no favorece a la familia, o seguir adelante con los sacramentos, con esta espiritualidad que nos fortalece.
¿Cuál es el período más difícil para una pareja?
-- Luis: Somos mediadores familiares, hicimos una especialización en Italia, y nos reunimos los domingos por la tarde, con parejas en dificultad. Siempre la familia necesita apoyo, si bien en los cinco, seis y siete primeros años la familia lo necesita más.
Guía jubilar: ayudará a los peregrinos a ir preparados a la Puerta Santa
El vicariato de Roma presenta las iniciativas y la guía del Año de la Misericordia, desde formación y catequesis hasta cómo moverse por la ciudad
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 19 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
Ciudad del Vaticano, 19 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
“Misericordiosos como el Padre” es el tema de la Guía de los eventos de la diócesis de Roma para el Jubileo de la Misericordia, presentada a la prensa este lunes. El libreto muestra todas las iniciativas promovidas para este Año Santo que inicia el próximo 8 de diciembre. Además, ofrece indicaciones prácticas sobre cómo moverse en la ciudad y todos los servicios de acogida pensados para los peregrinos, realizado por la Obra Romana de Peregrinaciones.
La apertura de las Puertas Santas de las cuatro basílicas papales y una nueva en el Santuario del Divino Amor, el próximo 6 de enero; los itinerarios espirituales, dos caminos especiales, uno papal y otro del peregrino; catequesis de la misericordia para preparar a las parroquias a la peregrinación hacia la Puerta Santa; son muchas las propuestas presentadas en la Guía, tal y como explica una nota de Radio Vaticana.
“El itinerario jubilar se divide en cuatro etapas: la catequesis, la penitencia, el testimonio y la peregrinación. Queremos que esto sea el jubileo de todos y para ayudar a los peregrinos a llegar a la Puerta Santa con una preparación espiritual. Distribuiremos en distintos puntos de la diócesis fragmentos de catequesis sobre estas temáticas”, ha explicado el cardenal vicario Agostino Vallini.
El 18 de diciembre se abrirá también la Puerta Santa de la caridad, y será el mismo Santo Padre quien lo haga en el albergue de Cáritas don Luigi Di Liegro. “Para nosotros --ha subrayado monseñor Enrico Feroci, director de Cáritas diocesana-- es una gran alegría, pero los peregrinos que atravesarán esa puerta no deberán solo rezar, sino servir a los pobres: este Jubileo es sobre todo para ellos”.
Entre las iniciativas de Cáritas para este Año Jubilar, se ha organizado también un fondo para ayudar a las familias desfavorecidas que no llegan a final de mes.
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