La Cruz de Caravaca de santa Teresa de Jesús, de visita en España
Antes de regresar de nuevo a Bruselas, se podrá venerar hasta este viernes en la localidad murciana que lleva el nombre de la reliquia
Por Redacción
Madrid, 07 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
Madrid, 07 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
La Cruz de Caravaca que santa Teresa de Jesús portó durante su vida se podrá venerar hasta el próximo viernes en la localidad murciana de Caravaca, al sureste de España, antes de su regreso de nuevo a Bruselas.
La mística y doctora de la Iglesia española recibió este crucifijo en 1576 de Ana de San Alberto, su delegada en la fundación del convento de San José de Caravaca, un objeto religioso que le acompañó durante el resto de su vida y que a su muerte, su secretaria y enfermera, Ana de San Bartolomé guardó como reliquia.
En el siglo XVII, la Cruz de Caravaca estaría presente en las fundaciones en Francia y desde allí llegó a Bruselas, donde se conserva junto al sepulcro de Ana de Jesús. Santa Teresa hace mención a este crucifijo en sus cartas, informó la diócesis de Cartagena.
A petición de la Cofradía de la Vera Cruz, el prior de los Padres Carmelitas de Caravaca, el padre Pascual Gil, solicitó que la reliquia regresara temporalmente a la ciudad, de donde partió hace casi cinco siglos, durante la celebración del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa. El pasado mes de julio llegó a Caravaca acompañada en todo momento por el padre Joseph, como custodio de la misma.
El obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, manifestó este lunes su emoción al poder besar y tener entre sus manos el crucifijo que acompañó a santa Teresa en sus fundaciones: “Tener esta cruz es un privilegio y un honor”, dijo emocionado el prelado, quien tras una oración, impartió a los presentes la bendición con la reliquia.
La mística y doctora de la Iglesia española recibió este crucifijo en 1576 de Ana de San Alberto, su delegada en la fundación del convento de San José de Caravaca, un objeto religioso que le acompañó durante el resto de su vida y que a su muerte, su secretaria y enfermera, Ana de San Bartolomé guardó como reliquia.
En el siglo XVII, la Cruz de Caravaca estaría presente en las fundaciones en Francia y desde allí llegó a Bruselas, donde se conserva junto al sepulcro de Ana de Jesús. Santa Teresa hace mención a este crucifijo en sus cartas, informó la diócesis de Cartagena.
A petición de la Cofradía de la Vera Cruz, el prior de los Padres Carmelitas de Caravaca, el padre Pascual Gil, solicitó que la reliquia regresara temporalmente a la ciudad, de donde partió hace casi cinco siglos, durante la celebración del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa. El pasado mes de julio llegó a Caravaca acompañada en todo momento por el padre Joseph, como custodio de la misma.
El obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, manifestó este lunes su emoción al poder besar y tener entre sus manos el crucifijo que acompañó a santa Teresa en sus fundaciones: “Tener esta cruz es un privilegio y un honor”, dijo emocionado el prelado, quien tras una oración, impartió a los presentes la bendición con la reliquia.
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