domingo, 11 de octubre de 2015

Mons. Ioannis Spiteris alertó a los padres sinodales del peligro del fariseísmo y recordó que la obediencia a Dios es más importante que los sacrificios en la vida del cristiano

El arzobispo de Corfú explica qué es la santidad


Yannis Spiteris, Orden de los Frailes Menores Capuchinos (griego: Ιωάννης Σπιτέρης nació 27 de agosto 1940 en Corfú, Grecia) es el actual arzobispo católico de Corfú, Zante y Cefalonia y administrador apostólico de Vicariato Apostólico de Tesalónica. En 1968 fue ordenado sacerdote católico y el 22 de marzo de 2003 se nombró arzobispo
Mons. Ioannis Spiteris alertó a los padres sinodales del peligro del fariseísmo y recordó que la obediencia a Dios es más importante que los sacrificios en la vida del cristiano
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 10 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
La VI Congregación general del Sínodo ordinario sobre la familia, que se está celebrando en el Vaticano, ha comenzado este sábado con el canto de la Hora Tercera. En la oración, que ha estado acompañada por las voces del coro de la Capilla Sixtina, ha participado el papa Francisco.
A continuación, el arzobispo de Corfú, Zante y Cefalonia, monseñor Ioannis Spiteris, se ha dirigido a los presentes. Meditando sobre un pasaje del Primer Libro de Samuel, el prelado ha señalado que “la santidad, que es la comunión con Dios Amor y que se expresa en el compromiso de vivir con amor los propios esfuerzos humanos y cristianos, no consiste en el primado del sacrificio, del culto externo y sin alma, sino en la amorosa obediencia a Dios, poniendo en práctica su mandamiento por excelencia que es el amor recíproco”.
De hecho, ha añadido, “puede ser un engaño fatal querer a toda costa imponerse sacrificios exorbitantes, no para hacer más serena y buena la propia vida y la de los demás, sino para parecer más valientes, más santos que los otros y --como el fariseo de la parábola-- alardear de los propios méritos y menospreciar al otro considerándolo publicano, pecador”.
Para Mons. Spiteris, “el fariseísmo, imperante en los tiempos de Jesús, está siempre listo para reaparecer allí donde no hay suficiente escucha de la Palabra que hay que acoger con alegría y ponerla en práctica”.
El arzobispo griego ha concluido su homilía haciendo votos para que “cada uno de nosotros --sacrificando dentro de sí la escucha de muchas voces que nos instan a encontrar la salvación en nuestras buenas obras, acallando la voz del Señor que nos invita a la amorosa comunión con Él-- pueda confiarse a Aquel que todo lo puede y que tiene constantemente abiertos los brazos para acogernos”.


El Sínodo comienza a debatir sobre la vocación y la misión de la familia
Los padres sinodales iniciaron el viernes por la tarde las intervenciones sobre la segunda y la tercera parte del documento de trabajo. Insistieron en profundizar sobre el acompañamiento a las familias y mejorar la formación para los matrimonios
Por Rocío Lancho García
Ciudad del Vaticano, 10 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
El Sínodo ha comenzado las intervenciones de los padres sinodales respecto a la segunda y tercera parte del Instrumentum Laboris. Ahora, es el momento para hablar sobre “El discernimiento de la vocación familiar” y “La misión de la familia hoy”.
Entre la tarde del viernes y la mañana del sábado intervinieron 75. Entre los temas abordados, explicó el padre Federico Lombardi en la rueda de prensa del sábado, están “la familia como escuela de humanidad y de santificación”, “espiritualidad familiar, cómo orar juntos, vivir los sacramentos”. Asimismo, la misericordia fue analizada bajo diversos aspectos, “misericordia y verdad, misericordia y justicia, misericordia y acogida”. Se habló también de la “misión de la familia, responsable de sostener al otro en la vida de la Iglesia”.
Otro aspecto analizado, explicó el portavoz de la Santa Sede, fue cómo “la vocación matrimonial no debe ser vista como inferior respecto a la sacerdotal, es igualmente digna ante a Dios”.
Por otro lado, se subrayó la importancia de los movimientos y asociaciones de vida familiar, tan importantes en la pastoral. La indisolubilidad --comentaron los padres sinodales-- debe ser presentada positivamente y no como un yugo.
El padre Lombardi también indicó otros temas surgidos pero en menos intervenciones, como la relación interreligiosa en las familias, cuyo punto de referencia para la reflexión fue el testimonio de una pareja india, ella católica y él hindú. También se habló de los hijos como don, y la educación de los mismos. Y se advirtió que la familia no es siempre un lugar adecuado de referencia para todas las personas, “no se debe idealizar la familia”, porque también sucede que la corrupción o el crimen están presentes en algunas de ellas y esto puede condicionar en la formación y crecimiento personal de sus miembros. 
Por su parte, el padre Manuel Dorantes, portavoz para la lengua española, precisó que varios padres sinodales insistieron en la importancia de la formación previa al matrimonio. “El matrimonio es una vocación. El mismo Dios que llama al sacerdocio, llama al matrimonio”, recordó. Y se han planteado por qué no una preparación equivalente al catecumenado o el noviciado antes del matrimonio. En el Sínodo se plantea que la formación no debe ser solo previa sino también de acompañamiento posterior. Además, lo previo no debe ser solo una catequesis, sino un ayudar a la pareja a plantearse y ver cómo será su programa de vida en común.
Otro aspecto subrayado por algunos padres sinodales, es que no se puede olvidar que “es el Sínodo de la familia, no del matrimonio. En la Iglesia hay muchas familias sin matrimonio: viudos, monoparentales, parejas no casadas”.
En la rueda de prensa, participaron también el cardenal Baselios Cleemis Thottunkal de la Iglesia católica siro-malankara de la India y el padre Javier Álvarez-Ossorio, SS.CC., superior general de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María.
El cardenal recordó que el Sínodo “es un tiempo para escuchar, compartir y llevar a casa algo positivo que facilite la naturaleza divina de la familia. Y aseguró que “hablar de la misericordia de Dios, exige aceptar personalmente esta misericordia”. También observó que “necesitamos personas más motivadas, solidarias y misericordiosas, que ayuden a los otros a alcanzar la misericordia de Dios”.     
Mientras que el padre Álvarez-Ossorio, afirmó que sería bueno que el fruto del Sínodo, no sea solo el documento final, sino la puesta en marcha de dinámicas en la Iglesia.

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