El 15 de junio de 1813 el Libertador dicta, en horas de la madrugada, la famosa proclama de Guerra a Muerte. Es un documento terrible, calificado por algunos como de extrema crueldad y por otros como de una necesidad perentoria, como único medio de hacer interesar a los americanos en su propia causa y de aterrar a los españoles. Para los que han creído que esta Proclama de Bolívar en Trujillo era totalmente innecesaria y contraria a la moral, baste con recordarles todos los crímenes, excesos, violaciones, torturas, desmanes sin cuento de los realistas en esos días en que veían acercarse el fin de su dominación en tierras americanas.
La proclama terminaba así:
«¡Españoles y Canarios! Contad con la muerte aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. ¡Americanos! Contad con la vida aun cuando seáis culpables».
Era una Proclama absoluta; sin embargo, Bolívar no la cumplió siempre al pie de la letra. En muchos casos fue con los propios españoles y Posteriores proclamas suyas así lo confirman.
Exiliado en Nueva Granada, después de la capitulación de 1812, Bolívar se entregó de lleno a la tarea de conseguir ayuda para invadir a Venezuela. En el Manifiesto de Cartagena expuso su Plan de acción al gobierno neogranadino.
Después de prestar servicios y participar en varias campañas en el vecino país (Cartagena, Santa Marta, Pamplona), obtuvo la ayuda del gobierno de la Nueva Granada e invadió por San Antonio del Táchira a comienzos de marzo de 1813. La campaña se completó con todo éxito en cinco meses. Bolívar, secundado por José Félix Ribas, Rafael Urdaneta, Atanasio Girardot y otros patriotas venezolanos y granadinos, derrotó a los realistas en Niquitao, los Horcones y Los Pegones, y ocupó gran parte del territorio de las provincias de Barinas, Mérida, Trujillo y Caracas. Monteverde se refugió en Puerto Cabello y Bolívar ocupó Caracas el 7 de agosto de 1813. Los españoles quedaron en poder de Puerto Cabello, Coro y las provincias de Maracaibo y Guayana. La situación político - militar a mediados de 1813, y como resultado de las dos campañas, guardaba cierta semejanza con la de 1811. Durante la Campaña Admirable, Bolívar proclamó la "guerra a muerte" en la ciudad de Trujillo, el 15 de junio de 1813. Y a raíz de la ocupación de Caracas restablecida la República y asumió la dictadura.
ANTECEDENTES DE LA PROCLAMA DE GUERRA A MUERTE
La guerra en Venezuela adquirió un carácter particularmente violento entre los años 1813 y 1814. Las crueldades y la falta de toda consideración para el contrario fueron la norma entre los bandos beligerantes. Los realistas, desde 1811, se habían negado a reconocerle beligerancia a los patriotas.
Los trataban como alzados, bandidos y traidores al Rey, sin reconocerles el derecho a luchar por la causa que defendían. En segundo término, la guerra de independencia presentaba características de una guerra civil. Los realistas obtuvieron fáciles triunfos, porque muchos pueblos se sublevaron contra los republicanos y proclamaron su adhesión al Rey de España. En el propio campo de batalla, los soldados patriotas desertaban y se pasaban al enemigo. Los jefes realistas supieron aprovechar la influencia del régimen colonial sobre el pueblo, la ignorancia y el fanatismo en que lo habían mantenido, para utilizarlo ahora en contra de la causa independiente.
Era necesario, pues, crear una conciencia nacional en favor de la independencia. El Libertador comprendió este hecho y se dispuso a tomar medidas para impedir que el enemigo siguiera teniendo éxito en sus propósitos de dividir al pueblo. Para transformar la guerra civil en guerra internacional; para crear en el pueblo y en los soldados la imagen de la patria libre que luchaba por la causa justa de su independencia nacional.
Una de esas medidas fue la Proclama de Guerra a Muerte. El contenido fundamental de la proclama se resume en su último párrafo, que dice así:
"Españoles y canarios, contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América; americanos, contad con la vida, aún cuando seáis culpables".
Esta proclama o decreto de guerra a muerte era, sin duda alguna, un recurso supremo para inculcar en los venezolanos conciencia de patria; para separar los dos campos: España y Venezuela; para aislar a los realistas del pueblo, que ciegamente venía siguiendo las promesas demagógicas de los caudillos españoles. Los fines que perseguía El Libertador con esta proclama, eran, pues, de elevado patriotismo.
Además, El Libertador se proponía responder con la mayor energía al engaño y a las crueldades cometidas por los realistas, y establecer con la mayor firmeza un gobierno republicano que actuara con mano firme, sin el idealismo que había caracterizado a los dirigentes de la Primera República. En el Manifiesto de Cartagena, escrito poco antes, había dicho lo siguiente:
"... el gobierno debe identificarse al carácter de las circunstancias, de los tiempos y de los hombres que lo rodean: ... si son calamitosos y turbulentos, él debe mostrarse terrible y armarse con una firmeza igual a los peligros.....".
El Libertador quería, pues, responder en la misma forma los desmanes y horrores que cometían los realistas.
FRAGMENTOS DE LA PROCLAMA DE GUERRA A MUERTE
(CUARTEL GENERAL DE TRUJILLO, 15 DE JUNIO DE 1813)
"Simón Bolívar......a sus conciudadanos................
Tocado de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia a las aflicciones que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña, y os han destruido con la muerte: que han violado los derechos sagrados de las gentes: que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y, en fin, han cometido todos los crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación. Así pues, la justicia exige la vindicta y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre: que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de nuestra ignorancia y mostrar a las naciones del Universo que no se ofende impunemente a los hijos de la América...
Todo español que no conspire contra la tiranía a favor de la justa causa, por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo y castigado como traidor a la patria, y, por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas. Por el contrario se concede un indulto general y absoluto a los que pasen a nuestros ejércitos con sus armas o sin ellas: a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra y magistrados civiles que proclamen el gobierno de Venezuela, y se unen a nosotros; en una palabra, los españoles que hagan señalados servicios al estado, serán reputados y tratados como americanos...
Y vosotros, americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de las sendas de la justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables, y sólo la ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente, los autores de vuestros crímenes, han podido induciros a ellos...
Contad con una inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y propiedad: el solo título de americanos será vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a protegeros y no se emplearán jamás contra uno solo de nuestros hermanos...
Españoles y canarios, contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América; americanos, contad con la vida, aún cuando seáis culpables".
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