Notitarde 16-06-2011 |
Albersidades

Purulencias

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El Forúnculo Real ha hecho olvidar a muchos venezolanos la amplia gama de problemas que afrontamos, y que al parecer no serán resueltos en un futuro inmediato.

En lo particular, deberíamos comenzar por el problema del Metro de Valencia, ese que, según el viceministro Jaua, no está paralizado en su avance de obras, sino que se ha hecho más lento, sin explicar la razón. Razón que todos los valencianos conocen, y que no es otra que la falta de aportes de dinero por parte del gobierno nacional, luego que quitara a la Alcaldía el control de la empresa Metroval. Ya hemos comentado antes (Albersidades de la semana pasada: "Christine") la lamentable situación a la cual nos han conducido la desidia e incapacidad administrativa de quienes desde Caracas pretenden manejarlo todo, pero lo sucedido desde entonces para acá nos lleva a reflexionar sobre la hipocresía que pretende ocultar tanto desidia como incapacidad, señalando a los inconformes como "terroristas" y "conspiradores" que pretenden detener el metro. Tal vez lo de "detener el metro" se refiera a impedir la circulación de los dos trenes de cuatro vagones cada uno, que son todo el equipo rodante que ofrece el incipiente sistema entre las pocas estaciones que dejó instaladas y funcionando el alcalde anterior, que en paz descanse. Porque si de las obras del metro, desde la estación Cedeño hacia el norte se trata, estos trabajos, a pesar de todo lo que el señor Jaua diga, están paralizadas desde hace más de un año. A menos que, como escribí la semana pasada, la topa "Beatriz" sea una especie de máquina diabólica que se mueve sola y se traga toda la tierra que se come.

Otro problema que sufrimos los venezolanos es consecuencia de la improvisación y del descuido de los sistemas de producción, transmisión y distribución de la energía eléctrica. El otrora "comandante Fausto", ahora experto en electricidad y todo lo que se le ocurra a su jefe, culpa a los venezolanos de la carencia, acusándonos de consumir excesivamente, poniendo los aparatos de aire acondicionado "a 14 grados", y amenazándonos con multas por consumir lo que él considere excesivo. Luego aclaró que no son multas sino "colaboración", pero el dolor en el bolsillo y la obligatoriedad son los mismos, No parece darse cuenta el señor Rodríguez Araque que los venezolanos no pedimos mucho. Por ejemplo, los carabobeños no reclamamos el que, para atender el crecimiento poblacional, no se hayan construido dos turbinas adicionales en Planta Centro, sobre todo cuando surtimos además a Aragua, Falcón , Lara y Yaracuy, sino que estaríamos contentos si las cuatro turbinas de Planta Centro, que dejó operativas "la Cuarta República", funcionaran en lugar de una sola. No sería mucho pedir a un gobierno que se ocupa menos de los problemas de sus gobernados que de los de sus amigos del exterior.

Y, para terminar (de la vivienda hablaremos otro día) debemos comentar la gravísima situación que viven nuestros compatriotas presos en esas inmensas ratoneras ni siquiera comparables con los campos de concentración nazis. Donde todos los reclusos están armados, y usan celulares para organizar delitos con sus compinches libres. Pero no hay que desesperar: el gobierno ha creado un ministerio. Será un ministro más, con las prebendas del cargo, pero sin las obligaciones. Igual que los demás.

peterkalbers@yahoo.com