Tulio Hidalgo Vitale ||
Valencia, cuna de la nueva Venezuela
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Quienes leen este título se preguntarán con extrañeza ¿Es esta maltratada ciudad CUNA DE LA NUEVA VENEZUELA? Con sólo aproximarse a un semáforo en cualquier zona de Valencia podemos percatarnos la degradación ciudadana que hemos alcanzado en la nueva Valencia, la de Venezuela. Conductores disputándose la prioridad de adelantar para "comerse" la luz roja o tocando la corneta para protestar porque a alguien se le ocurrió la estúpida idea de respetar las señales de Tránsito.
Compatriotas arremetiendo inconscientemente contra todos los esfuerzos que el hombre ha hecho durante años para conformar una sociedad organizada, civilizada, donde podamos vivir en paz y tranquilidad, respetándonos unos a otros. Nuestros valores y creencias parecen diluirse en una locura colectiva. Algunos funcionarios policiales en lugar de tomar medidas, son también infractores, como si su investidura les otorgara el derecho a serlo, sin el menor recato.
En esta selva de contradicciones, atacar las imágenes religiosas, pareciera una forma de destruir cualquier señal de la presencia de Dios en esta tierra, como tratando de esconder complicidades en los crímenes que se cometen todos los días, frente a la mirada pasiva de los organismos "COMPETENTES", no podrán ocultar sus culpas ante la Justicia Divina.
La formación lograda en las aulas de clases no se puede destruir quemando las oficinas del Decanato de Faces en la Universidad de Carabobo o ahogando financieramente las universidades nacionales. Destruyendo un edificio no se mata la producción de conocimientos o el avance intelectual de los hombres durante miles de años, como no se puede acabar con la infidelidad vendiendo el diván del pecado. Aun con todas estas calamidades, somos optimistas y compartimos lo dicho por Eduardo Fernández, presidente de Ifedec, parafraseando al poeta valenciano José Rafael Pocaterra, en la presentación del Proyecto de País, Propuesta Venezuela 2013, sobre seguridad, salud, educación, inversión, empleo, producción interna y valores. Unidos todos con voluntad de cambio y sin odios, podemos superar estas dificultades, convirtiendo nuestra ciudad de Valencia, como lo fue en la Batalla de Carabobo y en la caída del dictador Pérez Jiménez, la CUNA DE LA NUEVA VENEZUELA.
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