Antonio Ecarri Bolivar ||
Vida o muerte pluralismo o pensamiento único
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A Jorge Melet Vidal, canoabero, venezolano, catalán, español y demócrata: todo en uno.
"A veces es necesario y forzoso que un hombre muera por un pueblo, pero nunca un pueblo entero debe morir por un hombre: acuérdate de esto siempre, Sepharad. Escucha, Sepharad: los hombres no pueden existir si no son libres.
Que sepa Sepharad que nunca podremos existir si no somos libres. Y grite la voz de todo el pueblo: Amén".
Salvador Espriu, poeta catalán (1913-1985)
Salvador Espriut fue un excelso poeta catalán quien se negó a escribir en otro idioma por lo que el totalitarismo de su época lo condenó a no escribir. Sin embargo, como las ideas son imposibles de coartar o suprimir, este gran catalán escribió su extensa obra, clandestina al principio, destacando siempre su defensa a lo plural, al comparar al pueblo de Israel y al catalán en sus luchas por sobrevivir a la persecución de quienes detentan un poder totalitario. Así Sepharad será, por comparación, su amada Cataluña execrada de sus usos y costumbres por un Estado español atrasado y confesional.
En una de sus obras, La piel de toro, Espriu nos habla, con la belleza de su prosa, del "espacio lleno del recuerdo de la sangre, donde vivimos, donde nos obligan a vivir, y el toro, protagonista de la historia, en una imaginada arena, embiste la vieja piel, la arranca con los cuernos y la convierte en bandera sangrante de nuestro dolor. La arena en donde el toro lucha para continuar viviendo es Sepharad, la tierra de Occidente, la tierra adonde llegó para instalarse el pueblo judío en su diáspora, en su Golah". Ese paralelismo le va a permitir a Espriu inmiscuirse en la difícil pero no imposible convivencia entre los hombres, para convertirlo no ya en la historia de un pueblo, sino en una realidad universal. Nos empeñamos en hablar de Espriu al ver cómo, lamentablemente, en el comienzo del siglo siguiente al que vivió este gran poeta prevalece en nuestra tierra la incomprensión de lo plural frente al empeño de Hugo Chávez, con sus minoritarios conmilitones, de imponer el pensamiento único a todo un pueblo que siempre ha convivido, como debe ser, en la tolerancia al pensamiento ajeno. Ya lo decía ese mexicano universal que fue Benito Juárez: "El respeto al derecho ajeno es la paz" y si ese derecho ajeno es el del pensamiento...imagínese usted.
En el medio de la polémica entre demócratas y totalitarios, el respeto al decir y pensar diferente, como ideología de la vida en paz y armonía, le gana terreno a la cultura de la muerte que es la del pensamiento único. ¿Cómo puede prevalecer éste contra la tolerancia y la pluralidad? Sólo por la fuerza de las bayonetas, en el estímulo de la lucha de clases, con odio y exterminio. Venezuela saldrá el próximo año de esta encrucijada porque la vida y la alegría siempre le han ganado la pelea a la muerte y a la tristeza. La diversidad mata al aburrido, como paleolítico, pensamiento único.
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