Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 1 de noviembre de 2013

2 de Noviembre 2013, Día de los Difuntos.Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ...El Papa Francisco celebra en el principal cementerio de Roma Invitó a la esperanza del cielo y recordó también a quienes mueren emigrando

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Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos

Inscrito en 2008 (3.COM) sobre la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (originalmente proclamado en 2003)
Pais(es): México

Descripción

Con la fiesta del Día de los Muertos, tal como la practican las comunidades indígenas, se
celebra el retorno transitorio a la tierra de los familiares y seres queridos fallecidos. Esas
fiestas tienen lugar cada año a finales de octubre y principios de noviembre. Este periodo
marca el final del ciclo anual del maíz, que es el cultivo predominante en el país.
Para facilitar el retorno de las almas a la tierra, las familias esparcen pétalos de flores y
colocan velas y ofrendas a lo largo del camino que va desde la casa al cementerio. Se
preparan minuciosamente los manjares favoritos del difunto y se colocan alrededor del
altar familiar y de la tumba, en medio de las flores y de objetos artesanales, como las
 famosas siluetas de papel. Estos preparativos se realizan con particular esmero, pues
existe la creencia de que un difunto puede traer la prosperidad (por ejemplo, una abundante
cosecha de maíz) o la desdicha (enfermedad, accidentes, dificultades financieras, etc.)
según le resulte o no satisfactorio el modo en que la familia haya cumplido con los ritos.
Los muertos se dividen en varias categorías en función de la causa del fallecimiento,
edad, sexo y, en ciertos casos, profesión. Se atribuye un día específico de culto para
cada categoría. Este encuentro anual entre los pueblos indígenas y sus ancestros cumple
una función social considerable al afirmar el papel del individuo dentro de la sociedad.
También contribuye a reforzar el estatuto político y social de las comunidades indígenas de
México.
Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos están profundamente arraigadas en la vida
cultural de los pueblos indígenas de México. Esta fusión entre ritos religiosos prehispánicos
y fiestas católicas permite el acercamiento de dos universos, el de las creencias indígenas
y el de una visión del mundo introducida por los europeos en el siglo XVI.

Patrimonio de la Humanidad

En ceremonia llevada a cabo en ParísFrancia el 7 de noviembre de 2003 la Unesco distinguió a la festividad indígena de Día de Muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. La distinción por considerar la Unesco que esta festividad es:
"...una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país."
Además en el documento de declaratoria se destaca:
"Ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus antepasados, desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el seno del grupo y contribuye a la afirmación de la identidad..."
además de:
"...aunque la tradición no está formalmente amenazada, su dimensión estética y cultural debe preservarse del creciente número de expresiones no indígenas y de carácter comercial que tienden afectar su contenido inmaterial."
La celebración del Día de los Muertos tiene raíces prehispánicas y festeja la memoria de los difuntos con visitas a cementerios y coloridas ofrendas


El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen mesoamericano que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza desde el 1 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.
Es una festividad que se celebra en México y en algunos países de América Central, así como en muchas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana. La Unesco ha declarado la festividad comoPatrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.1 Existe en Brasil una celebración similar conocida como Dia dos Finados, aunque esta festividad no tiene las mismas raíces prehispánicas que el Día de los Muertos.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexicamaya,purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes delcalendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" (actualmente relacionada con "la Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
La vida y la muerte son un símbolo emblemático que ha causado admiración, temor e incertidumbre al ser humano a través de la historia. Por muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en torno a la muerte que han logrado desarrollar toda una serie de ritos y tradiciones ya sea para venerarla, honrarla, espantarla e incluso para burlarse de ella. México es un país rico en cultura y tradiciones; uno de los principales aspectos que conforman su identidad como nación es la concepción que se tiene sobre la vida, la muerte y todas las tradiciones y creencias que giran en torno a ellas.
De cualquier modo, hay que destacar que esta celebración no es propia de todos los mexicanos puesto que, pasa a ser una fiesta que se ha convertido en un símbolo nacional y que como tal es enseñada (con fines educativos) en las escuelas del país, existen muchas familias que son más apegadas a celebrar el “Día de todos los Santos” como lo hacen en otros países católicos. Además, cabe mencionar la fuerte influencia de los Estados Unidos que, al menos en zonas fronterizas, se evidencia con la presencia de la fiesta conocida como Halloween, la cual se celebra cada año con más frecuencia y en un mayor número de hogares. De ahí también que exista una inquietud entre los propios mexicanos de querer preservar el Día de Muertos como parte de la cultura mexicana sobre otras celebraciones parecidas.
Sin embargo muchos mexicanos consideran que el Día de Muertos al ser una fiesta sincrética es capaz de convivir y adoptar otros festejos no tradicionales de manera sana, permitiendo el uso de los disfraces, sin restar su importancia cultural y ni poner en riesgo su existencia en México.

La celebración en el mundo mesoamericano


Detalle de una ofrenda en ITESM CCM

Elaboración de calavera gigante para festividad del Día de muertos en el Museo Nacional de Las Culturas Populares,CoyoacánCiudad de México.

Parte de la «megaofrenda» en la UNAM.
Para los antiguos mesoamericanos, la muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica, en la que las ideas de infierno y paraíso sirven para castigar o premiar. Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida.
De esta forma, las direcciones que podrían tomar los muertos son:
El Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este sitio se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas con el agua: los ahogados, los que morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al dios. El Tlalocan era un lugar de reposo y de abundancia. Aunque los muertos generalmente se incineraban, los predestinados a Tláloc se enterraban, como las semillas, para germinar.
El Omeyocán, paraíso del sol, presidido porHuitzilopochtli, el dios de la guerra. A este lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que se sacrificaban y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir, y se les enterraba en el patio del palacio, para que acompañaran al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba tristeza y también alegría, ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras. Dentro de la escala mesoamericana de valores, habitar el Omeyocan era un privilegio.
El Omeyocan era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y bailes. Los muertos que iban al Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas. Morir durante la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los mexicas. Para ellos, a diferencia de otras culturas, dentro de la muerte había un sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol en su diario nacimiento y trascender convertido en pájaro.
El Mictlán, destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.
El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban al Chicunamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro llamado Xoloitzcuintle (raza canina sin pelo), el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume,algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón.

Detalle de un altar de muertos.
Por su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los niños que llegaban aquí volverían a la tierra cuando se destruyese la raza que la habitaba. De esta forma, de la muerte renacería la vida.
Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendasque contenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.
Las fechas en honor de los muertos son y eran tan importantes que les dedicaban dos meses. Durante el mes llamado Tlaxochimaco se llevaba a cabo la celebración denominada Miccailhuitontli o fiesta de los muertitos, alrededor del 16 de julio. Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol llamado xócotl, al cual le quitaban la corteza y le ponían flores para adornarlo. En la celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante veinte días.
En el décimo mes del calendario se celebraba la Ueymicailhuitl o fiesta de los muertos grandes. Esta celebración se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto, cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que concluían con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se hacían grandes comidas. Después, ponían una figura de bledo en la punta del árbol y danzaban, vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al finalizar la fiesta, los jóvenes subían al árbol para quitar la figura, se derribaba el xócotl y terminaba la celebración. En esta fiesta, la gente acostumbraba colocar altares con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que es el antecedente del actual altar de muertos.2
Desde antes de la llegada de los españoles, antes de que la religión católica fuera impuesta en Mesoamérica, muchas de las culturas prehispánicas tenían la creencia de una vida después de la muerte. Por ejemplo, de acuerdo a Luis Ramos, en su libro Culturas Clásicas Prehispánicas en la cultura maya, cuando una persona moría, su alma iba al “inframundo” (conocido por ellos como Xibalbá). Según sus creencias, para llegar a este lugar, las almas debían de cruzar un río con la ayuda de un xoloitzcuintle; es por eso que dentro de los ritos funerarios de los mayas se encontraba el de enterrar a un perro de esta raza junto con la persona fallecida, de lo contrario, correría el riesgo de no llegar a Xibalbá y quedarse en el camino. Después, esta creencia se vio reafirmada con la introducción a la cultura de la religión católica; de acuerdo a la religión católica (religión predominante en México) existe la idea de un cielo y un infierno a donde las almas se dirigen cuando uno muere (dependiendo de su comportamiento en vida), es decir, la creencia de una vida después de la muerte.3

Transformación del ritual


Altar tradicional de Xantolo, en Hidalgo.

Altar indígena Chontal, en Tabasco.

Cempasúchil, flor tradicional usada para ornato.
Cuando llegaron a América los españoles en el siglo XVI trajeron sus propias celebraciones del Día de Muertos cristianas y europeas, donde se recordaba a los muertos en el Día de Todos los Santos. Al convertir a los nativos del nuevo mundo se dio lugar a un sincretismo que mezcló las tradiciones europeas y prehispánicas, haciendo coincidir las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas con el festival similar mesoamericano, creando el actual Día de Muertos.

El Papa Francisco celebra en el principal cementerio de Roma
Invitó a la esperanza del cielo y recordó también a quienes mueren emigrando
Por H. Sergio Mora
ROMA, 01 de noviembre de 2013 (Zenit.org) - El papa Francisco celebra hoy por la tarde la santa misa al ingreso del principal cementerio de Roma, El Verano, seguida por una oración y la bendición de las tumbas. Le acompañarán el obispo auxiliar y el párroco del cementerio y tantos sacerdotes y miles de personas que le esperaban allí rezando el santo rosario. En este cementerio Juan Pablo II celebró por segunda vez en 1993.
El santo padre con paramentos blancos, al entrar posó una flor sobre una tumba y se dirigió en el cortejo hacia el altar acompañado por quienes concelebraron y en donde inciensó a una antigua imagen que representa a la Virgen del Rosario.
El santo padre improvisó su homilía. Recordó que en visión del cielo, de la primera lectura, se habla de la belleza de Dios, la bondad, el amor pleno y que "nos espera eso".
Y quienes nos esperan allá "proclaman que fueron salvados no por sus obras" aunque seguramente las hicieron, sino "por la misericordia de Dios, que nos lleva de la mano hacia el final de nuestra vida".
El papa invitó en este atardecer del día, a recordarnos "del atardecer de tantos hermanos que nos antecedieron, pensemos a nuestro atardecer cuando llegará y pensemos a nuestro corazón" E invitó a preguntarse: "¿Dónde está anclado mi corazón? Y si no está anclado bien, anclémonos en esa orilla, sabiendo que la esperanza no desilusiona, porque el Señor Jesús no desiluciona".
Al concluir la ceremonia tras bendecir con la aspersióndel agua bendita, rezó como lo había indicado esta mañana y dijo: "Quisiera rezar particularmente por estos hermanos y hermanas nuestros, que en estos días han muerto mientras buscaban una liberación, una vida más digna. Hemos visto las fotos, lo cruel que es el desierto, hemos visto el mar donde tantos murieron ahogados, recemos por ellos". Esl santo padre añadío: "Y también recemos por aquellos que se han salvado y en este momento están apiñados en tantos lugares de acogida esperando que los trámites legales para poder ir a otras partes más cómodas o a otros centros de acogida".
En la mañana, en el Vaticano el santo padre había dicho "Estaré unido espiritualmente a quienes en estos días visitan los cementerios, en donde duermen quienes nos han precedido en el signo de la fe y esperan en día de la resurrección” 
“En particular -dijo el santo padre-- rezaré por las víctimas de la violencia, especialmente por los cristianos que han perdido su vida a causa de las persecuciones”.
Y añadió que “de manera especial por quienes, hermanos y hermanas nuestros, hombres, mujeres y niños han puerto por la sed, el hambre, la fatiga para alcanzar mejores condiciones de vida” Y precisó: “En estos días hemos visto esas imágenes crueles del desierto: hagamos todos en silencio una oración por estos hermanos y hermanas nuestras”.
El cementerio de El Verano es el principal y más conocido de la Ciudad Eterna, y es calificado como un 'museo al abierto' por la cantidad de obras y testimonios artísticos culturales del siglo XIX y XX
El cementerio actual fue instituido durante el reino napoleónico (1805-1814) siguiendo un edicto que imponía las sepulturas fuera de las murallas de la ciudad.
Allí también están enterrados en una determinada área, los Zuavos Pontificios, el cuerpo militar de elite compuesto por combatientes voluntarios, muchos de los cuales murieron al defender la ciudad de Roma antes de su caída, durante la unificación italiana y el pontificado de Pio IX.
Pinche aqui para Ver el texto completo de la homilía

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