La kakistocracia en Venezuela
El término “Kakistocracia” fue acuñado por Michelangelo Bovero (profesor de la cátedra de filosofía política de la Universidad de Turín), siendo su significado el gobierno de los peores. Al parecer en Venezuela, se puede calificar a su actual régimen como de kakistocracia. El filósofo argentino Jorge L. García Venturini en 1974 definió a la “Kakistocracia” como el gobierno de los peores. Kakistos –nos dice- en griego es el superlativo de kakos. Kakos significa “malo”, y también, “sórdido”, “sucio”, “vil”, “incapaz”, “innoble”, “perverso”, “nocivo”, “funesto”, y otras cosas semejantes.
Esto es relativamente nuevo en el país. El gabinete de Juan Vicente Gómez es recordado como bueno. Las carteras de Relaciones Exteriores, Interiores, y Hacienda estaban ocupadas por gente como Pedro Manuel Arcaya, César Zumeta, Gil Fortoul, quizá, el dictador como no tenía legitimidad popular, trataba de ser eficiente. El gobierno que lo sucedió, el del general Eleazar López Contreras, también se rodeó de gente competente, hasta Rómulo Gallegos fue por un corto período ministro de Educación. También creó el ministerio de Sanidad y Asistencia Social, siendo Enrique Tejera París, su primer titular. Es extraño que el presidente López Contreras quien supo escoger buenos colaboradores se quejara de que en Venezuela, había “crisis de hombres”.
El gobierno de Isaías Medina, también se distinguió por nombrar a gente notable y capaz en sus ministerios. Arturo Uslar Pietri, era la figura que destacaba y coordinaba el esfuerzo político administrativo de ese gobierno.
Quizá no supo atender la llamada de renovación y tecnificación en las fuerzas armadas, y ello le ocasionó el famoso golpe del 18 de octubre de 1945. También el régimen que le sustituyó se caracterizó por nombrar a sus mejores hombres en el gabinete.
Los años de la dictadura militar 1948-58, también vieron a hombres capaces en las carteras de relaciones exteriores, sanidad etc. Es inverosímil, como el gobierno de las FF. AA como lo llamaba Marcos Pérez Jimenez, apenas tenía militares en carteras y altos cargos gubernamentales. Y el poder judicial se manejaba de forma independiente bajo la orientación del llamado “Fraile Urbaneja”.
Posteriormente, con el advenimiento de la democracia, el gobierno de Rómulo Betancourt tuvo el tino de nombrar ministro de Minas e Hidrocarburos a Pérez Alfonzo (ya lo había sido de Fomento en el año 1945) a Lorenzo Fernández en Fomento, y al gran sanitarista Arnoldo Gabaldón en el Ministerio de Sanidad. Así mismo, el gobierno de Raúl Leoni tuvo como pieza fundamental al mejor ministro de Obras Públicas de la democracia Sucre Figarella, y el primer gobierno de Rafael Caldera tuvo también en esa cartera nada menos que a José Curiel quien en ese entonces contaba 33 años, y revolucionó totalmente a ese ministerio. El primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, también supo atraer o nombrar a ciudadanos capaces, en este sentido contó con el general Rafael Alfonzo Ravard, gran gerente de las empresas de Guayana, y quien sería el primer presidente de Petróleos de Venezuela empresa que absorbió a las antiguas empresas concesionarias. Quizá, el primer gobierno que empezó a nombrar a gente que no daba la talla fue el gobierno de Luis Herrera Campíns, quien prefería nombrar a sus antiguos compañeros de estudios del Colegio La Salle de Barquisimeto que otros más capaces. De este gobierno, salió el control de cambios y el fin del tipo de cambio de Bs.4,30 por US $. Fue sucedido por el gobierno de Jaime Lusinchi, a quien no se le ocurrió una mejor idea que nombrar gobernadores a todos los secretarios generales de Acción Democrática en el interior. Prolongó el control de cambios, devaluó el bolívar, y así y todo, no le dejó reservas internacionales al gobierno que lo sucedió.
El segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, tuvo el valor y la inteligencia de nombrar a un gabinete tecnocrático, donde descollaron las figuras de Ricardo Haussman, Moisés Naím, Pedro Rosas Bravo, Gerver Torres, entre otros. E intentó corregir el mal que había hecho el populismo nefasto de los gobiernos anteriores. Lamentablemente, la conspiración militar latente desde hacía mucho tiempo empezó a actuar, y su propio partido creador del problema de la mala administración económica lo dejó íngrimo y solo.
Luego, el segundo gobierno de Rafael Caldera, quien se negó a actuar como un estadista pendiente del futuro del país, y se convirtió en el aspirante sempiterno a la presidencia de la república. Calculadamente creía que dándole cargos a algunos de los militares que conspiraron contra Pérez, anulaba el movimiento anti-democrático. Craso error, acabó con COPEI y encima hizo un pésimo gobierno que estimuló las ansias anti sistema de Chávez.
El gobierno de Chávez se distinguió por haber nombrado rufianes como el ex magistrado Aponte Aponte, y Rafael Isea, ambos prófugos bajo programas de protección de la DEA.
Ahora con la llegada de Maduro al poder, si algunos mediocres medraban a la sombra de los gobiernos de Caldera II y Chávez, ahora son una legión. A Maduro no lo eligió un pleno del PSUV, solo el dedo insolente de Chávez empujado por la tiranía cubana. Por lo tanto no se puede esperar nada bueno de su mandato.
En estos tiempos, ya no existe Contraloría, el poder legislativo está minado por el nepotismo, y el judicial no es ni la sombra de lo que fue en los primeros años de la democracia. Se necesitan incapaces y gente que se vende al mejor postor como los hermanos Escarrá, William Ojeda, y otro que fue presidente de la FCU. Esto es, ya la kakistocracia está en plenos poderes.
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