Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 19 de enero de 2014

La violencia, el avasallamiento, el odio, el irrespeto y la indignidad, constituyen la estructura de un discurso que arremete a diario contra la construcción de la verdad social, que debe ser el producto del conjunto de subjetividades que la conforman.

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Notitarde 18/01/2014 

La retórica de la humillación

Edgar Cherubini Lecuna
La violencia, el avasallamiento, el odio, el irrespeto y la indignidad, constituyen la estructura de un discurso que arremete a diario contra la construcción de la verdad social, que debe ser el producto del conjunto de subjetividades que la conforman. El que pretende ser el presidente de los venezolanos, encerrado en una torre mediática por sus mentores cubanos y asesores extranjeros, limitado a un mundo de dogmas anacrónicos y conjeturas confusas, de eslóganes, ficciones e ilusiones sin esperanzas de realización, con un lenguaje de odio y resentimiento, está imponiendo los estrechos límites de su visión unilateral al resto de la sociedad, imitando el estilo de su antecesor. En cualquier caso, a esa visión unívoca de la realidad la precede un lenguaje reduccionista y es parte de la psicopatía política del comunismo y de los totalitarismos de todo cuño. 
Lenguaje totalitario
Según Jean Pierre Faye (Langages totalitaires, Hermann, París, 1972), el lenguaje totalitario es de por sí limitado debido a la exclusión que hace del resto de la sociedad que no piensa como su emisor. Es un lenguaje pervertido debido a la ilegitimidad, indignidad y deshumanización del individuo que trata de imponerlo, pues para lograrlo debe recurrir a la fuerza contra la voluntad de los otros, despreciando su dignidad, conduciendo al colectivo a espacios pre-políticos, pre-sociales, primitivos.  
Por su parte, Yves Ternon (Guerres et Génocides au XXe siècle, Odile Jacob, París, 2007), afirma que el genocidio es el acto final de un discurso de discriminación, de agresiones verbales que prepara el terreno para expropiaciones, hostigamiento, persecuciones, deportaciones y masacres. El discurso del odio va abonando el terreno con anterioridad para propiciar las masacres.  George Bensoussan (Idéologie du Rejet, Manya, París, 1993) y Ternon (L'Etat criminel), coinciden en que el lenguaje totalitario deshumaniza a las víctimas con la idea de eliminar el sentimiento de culpabilidad en sus ejecutores.
La retórica genocida
Según los autores citados, la retórica genocida es un uso consciente e instrumento de una política criminal del Estado. La primera etapa del genocidio es la supresión de la identidad de la víctima, cosa que se consigue a través de los insultos y la deshumanización del enemigo. El discurso político y la propaganda identifican al grupo a eliminar y preparan su destrucción. Mediante su previa desnaturalización, la futura víctima es rebajada a un nivel inferior a lo humano, se la compara con un "gusano", "parásito", "tumor", "cáncer", "basura", "podredumbre", "excremento". Al transformar a su víctima en eso, se ayuda al asesino o ejecutor a invertir el sentido del crimen como un acto de profilaxia. El asesino no se siente asesino, se siente "terapeuta" y actúa con sobrada impunidad.
La humillación como política de Estado
En su libro "1984", George Orwell describe la utopía totalitaria del comunismo con la analogía de una nación cayéndose a pedazos, dirigida por un gigantesco y abrumador aparato de propaganda que invade hasta los últimos intersticios de la vida privada del individuo: "Lo que importa ahora es controlar a la mente. La realidad está en el interior de la cabeza. El poder real, el poder por el cual debemos luchar día y noche, no es el poder sobre las cosas, sino sobre los individuos. ¿Cómo aseguramos el poder sobre el individuo? Haciéndole sufrir. La obediencia no basta. El poder es infligir sufrimiento y humillaciones. El poder es destruir el espíritu humano en pedazos que se juntan después bajo nuevos patrones armados por nosotros. ¿Qué clase de mundo estamos creando? Un mundo de temor, miedo, traición, tormento. Un mundo de aplastadores y aplastados, un mundo que a medida que lo afinemos se volverá cada vez más despiadado. El progreso de nuestro mundo será el progreso hacia el sufrimiento, fundado sobre el odio. No habrá otras emociones que el temor, la rabia y la humillación". Cualquier parecido con la realidad no es simple coincidencia. Nicolás Maduro, el mismo día en que negó el indulto navideño a los presos políticos, algunos de ellos moribundos, anunció en cadena audiovisual la creación de la misión humanitaria a favor de los perros de la calle, ¿alguien tiene dudas del mensaje?


Durante los años 15 del chavismo, la democracia en Venezuela ha dejado de existir al igual que su sistema de libertades y derechos, de progreso individual y colectivo. El drama en Venezuela se agrava debido a la falta de definición de la naturaleza del régimen por parte de los líderes, analistas y portavoces de la oposición. Un Estado totalitario manejado por la inteligencia militar cubana y sus secuaces locales, que busca imponer el comunismo para que una nomenclatura despótica y despiadada usufructúe las riquezas del país. Urge definirlo políticamente para, a partir de allí, trazar nuevas estrategias y consolidar la unión de los millones de demócratas que se encuentran hoy sin orientación y sin respuestas, así como proceder a desenmascararlo ante la comunidad internacional, ¿quién iluminará el camino?
Notitarde 08/01/2014 
Denunció la diputada María Corina Machado

Desde el alto Gobierno se incentiva la impunidad, el odio y la violencia


Janet Yucra M
Caracas, enero 8 (.).- "Desde el Alto Gobierno se incentiva la impunidad, porque los malandros, junto con el resto del país, ven televisión y observan cómo los matones del PSUV golpean en pleno hemiciclo a diputados opositores y luego son premiados con cargos públicos. También observan cómo los chavistas y sus hijos se hacen ricos, sin recibir castigo alguno, a menos que se aparten de la línea del partido. Y han aprendido, a través de años del modelaje, el lenguaje del odio, la agresión, la violencia y el resentimiento".
La denuncia la hizo la diputada de la Asamblea Nacional (AN), María Corina Machado, a propósito del asesinato de la actriz Mónica Spear y su esposo.
La parlamentaria criticó como personajes del Gobierno pidieron al país "no politizar el caso; es decir, no atribuirles la culpa de lo ocurrido".
 Sin embargo, para Machado, "eso es imposible", puesto que a su juicio, "el Gobierno es directamente responsable de la muerte de Mónica Spear, porque durante 15 años ha venido destruyendo al sistema judicial y a los cuerpos policiales. En lugar de luchar contra el hampa, el Gobierno ha ordenado a jueces, fiscales y policías perseguir opositores, fabricar casos, sembrar pruebas, inventar falsos testigos y mantener presa a gente inocente".
La parlamentaria sostuvo que "todo el sistema de seguridad se ha venido abajo, porque para el Gobierno la prioridad no es acabar con la criminalidad, sino espiar y desprestigiar a los dirigentes de oposición, destituir diputados y neutralizar las supuestas maniobras del imperio".
Considera Machado que "los funcionarios oficiales han sido crueles e inmisericordes con Franklin Brito, María Afiuni e Iván Simonovis, pero blandos y permisivos con las bandas de delincuentes, con los pranes y con los presos comunes, a quienes liberan sin cumplir con los mínimos requisitos y a quienes, además, han cedido el control del sistema penitenciario. Las 10 millones de armas ilegales, que circulan con su halo de muerte por las calles de nuestras ciudades y pueblos; los colectivos armados y  la percepción, emanada desde el corazón del alto gobierno, de que en Venezuela el crimen sí paga, son responsabilidad de un régimen malandro, que desde hace más de una década se reparte el país como si fuera un botín". 


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