Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 9 de mayo de 2014

¡El Comandante eterno SANTOS YORME! ¿Pompeyo? No lo aceptaría. ¿Chávez? No lo merecería. Pompeyo Márquez permanece en la cima iluminada de sus 92 años.Pompeyo Ezequiel Márquez Millán (Ciudad Bolívar, Estado Bolívar, 28 de abril de 1922)

TAL CUAL FIN DE SEMANA domingo, 4 de mayo de 2014


AMÉRICO MARTÍN, EL COMANDANTE ETERNO

Llegó a ser hombre de epopeya.

Durante los sombríos años de la dictadura perezjimenista 
creó leyendas a su paso, paso de fantasma debo decir, 
oculto y perseguido como pocos. Ascendió al liderazgo como 
si fuera para él un destino escrito en los libros de la política. 
Fue una marcha natural, no impuesta ni adornada de 
jactancias. Ejemplo de sencillez creativa, sus ejecutorias 
y su universal crédito no le debieron nada a los medios. 
Estos no podían hablar libremente de un perseguido político, 
ni el perseguido podía delatar su presencia o divulgar lo que 
hacía sin infringir peligrosamente las exigencias de la 
clandestinidad.

Formaba parte de la 
camada más bien reducida 
de dirigentes que fueron 
sepultados en escondites 
signados por la 
provisionalidad y sin embargo 
con el arrojo suficiente 
para echarse al hombro 
el malogrado país, 
atrapado como estaba 
en la garra de la dictadura 
militar. Cuando se compara 
a aquellos con éstos se le 
abona a los que se forjaron 
en la sombra y el silencio una mayor y desinteresada 
abnegación porque en lugar de plagar los medios 
audiovisuales o escritos, más bien estaban obligados a 
rehuirlos. Sus méritos no caían bajo la sospecha 
del interés y el exhibicionismo, eran de una certificada 
pureza.

ANTONIO PINTO SALINAS
Pero hay mucho de injusto 
en este reparto de 
reconocimientos. Nadie 
escoge libremente las 
circunstancias bajo las que se 
desempeña, y por eso las 
generaciones que no nacieron 
a la política en tiempos de 
dictadura, tendieron correctamente 
a multiplicar el liderazgo con la 
mayor exposición en las 
cámaras de radio y televisión 
o en los espacios de prensa. 
No era vanidad personal. Así 
lo demandaban los tiempos.

El nuevo líder ­hijo de la democracia debía en parte 
su nombradía a la publicidad recibida y la destreza 
como utilizaba aquellos instrumentos por fin al alcance 
de la lucha. Signado por el ruido de la competencia y la 
confrontación abierta, mientras más expuesto esté, 
más garantiza su sobrevivencia. Es lo adecuado a estos 
tiempos.

En cambio el viejo líder era hijo de la organización y el 
secreto. Mientras más expuesto estuviera menos 
chance tendría de sobrevivir.


 Las organizaciones más 
duramente acosadas fueron 
AD y el PCV, sin desconocer 
el notable papel jugado por 
Jóvito Villalba (URD) y Rafael 
Caldera (Copei), quienes a la 
postre terminaron en el exilio. 
AD era dirigido por dos 
conductores 
de primera. Rómulo Betancourt 
desde el extranjero y Leonardo 
Ruíz Pineda en los breñales 
de la clandestinidad. No era 
un reparto cómodo ni fácil. 
Ruíz Pineda sabía que Rómulo ni descansaba ni dejaba 
de preparar un eventual desembarco a la vieja usanza. 
No desaparecía de su memoria el episodio del Falke, 
que puso al general Román Delgado Chalbaud en Cumaná, 
en una aventura en la que factores no imputables le 
impidieron al joven Betancourt hacerse presente, como 
estaba decidido. Supe que en la década de los años 50 
seguía trabajando para culminar lo que no pudo lograr en 
aquel episodio antigomecista.

Desde México, Rómulo había dicho que la dictadura 
desesperaba de arrestar “el cadáver” de Leonardo, 
y efectivamente poco después sus espías lo asesinarán.

Su cadáver ensangrentado en San Agustín estremeció 
la conciencia de América.

ALBERTO CARNEVALI
Se elevó a la cumbre de los 
héroes auténticos. Pero como 
el espectáculo debe continuar, 
lo sucedió en la secretaría 
general del partido otro 
hombre excepcional, Alberto 
Carnevali. Consciente de que 
los golpes de Estado no llevaban 
a parte alguna, reformuló la 
estrategia. Habló de la rebelión 
civil. La mecha de combustión 
rápida sustituida por una 
mecha de combustión lenta.

Para honrar su nueva política, Alberto se reunió con 
los demás partidos democráticos. Así se consagró la 
unidad de todos contra la dictadura. A nadie se le pidió 
que depusiera sus convicciones, porque la unidad lo 
es de la diversidad. Es esa la verdadera fórmula, lo demás 
es impostura.

Carnevali tuvo el acierto de comunicarse con el 
jefe de los comunistas. Pompeyo era un líder 
extraordinario, con una gran visión política. En aquel 
momento Alberto y Pompeyo, los dos hombres 
más perseguidos, se reunieron. Simón Alberto 
Consalvi y Homero Arellano oficiaron de intermediarios. 
En reunión con Domínguez Chacín de URD, 
resolvieron encomendarle a Pompeyo la redacción del primer 
Manifiesto de la resistencia. No era poca cosa. No era 
usual poner en manos de un comunista un texto como 
ese, pero Alberto y Pompeyo eran de una madera especial.

Carnevali será detenido. Al enterarse del -sin hipérbole- 
trágico suceso, Pompeyo suspende la redacción, 
pero la idea quedó sembrada. Pocos años después 
la Junta Patriótica retomará la tarea hasta el episodio final.

Caída la dictadura, conocí a Pompeyo.

A los honores que la leyenda le otorgaba, sumé su 
estupenda sencillez, su bondad.

Era un acusado rasgo personal suyo. Tras la mítica 
figura del admirado líder se descubría fácilmente 
la presencia de un ser humano extraordinario.

Militó en un partido internacional que rindió culto a 
Stalin, pero nunca dio señales de que cedería a una pasión 
como aquella. La gigantografía que nos habla del héroe 
entre los héroes, la momificación, los necios pedestales, 
la mirada que desde todas las esquinas nos advierte con 
severidad acerca de ignotas amenazas. El Gran timonel, 
El Padre de la Patria y demás zarandajas.

Por eso cuando en 1956 escuchó Pompeyo el valiente e 
histórico discurso del XX Congreso del PCUS, que 
demolió al endiosado monstruo, no le resultó difícil 
jurarse que nunca aceptaría la repetición de semejante 
perversión.
Pompeyo permanece en la cima iluminada de sus 92 años.

Americo Martin
amermart@yahoo.com
@AmericoMartin

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