Quien va a la protesta sabe que en algún recodo hay una bala acuñada para él
Van más de veinte años de la era de la revolución y no nos damos cuenta. Entre 1989 y 1991 miles de jóvenes despeñaron el Muro de Berlín, acabaron con la Unión Soviética y orillaron el comunismo a su auténtica naturaleza, una vergüenza anacrónica e inhumana. Luego vinieron las revoluciones de colores: la caída de Milosevic en Yugoslavia, 2000; la "revolución de las Rosas" que derrocó a Shevardnadze en Georgia, 2003. La "revolución naranja" llevó al poder a Yushchenko en Ucrania, 2004. En 2005 la "revolución de los tulipanes" defenestró al tirano Akajev en Turkistán, y la "revolución del cedro" sacó de cuajo las tropas sirias del Líbano. Hoy sacude al planeta la Primavera Árabe de 2010-2011. Los seres de un día batallan por salir de los tiranos y vivir con dignidad. Pese a las conquistas logradas, nadie está seguro de no retroceder y tampoco estos experimentos en Libia, Egipto, Yemen, Siria, Túnez y Costa de Marfil, pero cada vez es más difícil para los autócratas sostenerse. La sociedad abierta descabezó al nacionalsocialismo, al comunismo y ahora avanza sobre las nuevas amenazas, que siempre son viejas.
Para un joven libio indignarse es jugarse la vida en el clima siniestro, degenerado, de una satrapía policial, tomarse la cápsula azul de Morfeo en Matrix e ir al espacio virtual que conoce por las redes y sabe muy cerca, al otro lado del Mediterráneo. Como cuando One pasaba de un mundo a otro por la línea de Internet, de pronto un movimiento civil y pacífico emergió en el estruendo de cohetes y fusiles en el mundo real (diez mil muertes) sin que nadie comprendiera bien la transubstanciación. Lástima que Huntington murió, y que en la decadencia de su otrora fundamental pensamiento no pudiera ver que, en vez de "clash de civilizaciones", sencillamente la civilización, encarnada en los jóvenes, avasalla la barbarie. A diferencia de lo que diría el maestro de Harvard, no hay civilizaciones en plural sino una sola, la libertad, que pertenece a todo el género humano.
En Bahrein hay más de ochocientos presos del movimiento de protesta contra Al-Khalifa, sometidos a torturas bestiales. En este retienen sin garantías a personas cuyos nombres tal vez nunca más oigamos: Ibrahim Sharif, Abdel Hussein, Hassan Meshaima, Mohamed Muqdad, Abdel Singace y Abdulhadi al Khawaji, este último ex presidente del Centro de Bahrein por los Derechos Humanos, hoy con cinco fracturas en el rostro por torturas. Otro preso registra más de cuarenta quemaduras de cigarrillos en el hombro izquierdo. Un joven libio, tunecino, yemenita o egipcio, sabe que conquistar una sociedad para vivir decentemente requiere jugársela completo, encarar la hidra que ha devorado ya varias decenas de miles de vidas. Tomarse un vino, comer en un restaurante, ir al cine, escoger entre cientos de canales de televisión, leer un buen periódico, pensar en alta voz y poder caminar por las calles hasta la madrugada, -ser libre-, las cosas sencillas de un ciudadano occidental, cuestan derramar muchos sacrificios. Esa es la revolución de la Era. Contra ella pugnan los bochornos de Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia.
Siria debe tener ya mil asesinados en las manifestaciones desde finales del año pasado. Quien va a la protesta sabe que en algún recodo hay una bala acuñada para él. En esas calles siniestras, torvas, perfumadas a cuchillo, trescientos muchachos con las bocas secas, guapos en acepción latinoamericana, salieron el fin de semana en Damasco a pelear y sorprendieron a Trinidad Jiménez cerca de la Mezquita Omeya -tal vez crea que en Siria tampoco hay presos políticos. Trescientos espartanos solitarios, dispuestos a todo, "armados más de valor que de acero" diría Quevedo, desafían el régimen hereditario de Bashar al Asad.
Y a estos majos indignados (amamantados) del Estado español con los impuestos que pagan los trabajadores... ¿les dará vergüenza si alguien los compara con sus colegas más allá de Gibraltar? Devoradores de Pata Negra y Manchego, de buenos Valdepeñas y Ribera del Duero, agotan las existencias del Museo del Jamón, El Corte Inglés y Galerías Preciado a escasos ciento cincuenta metros. Mientras más hacen el amor, más quieren hacer la revolución. Con la misma retórica necia, desorientada y desenterada de la antipolítica, duermen abrazaditos en sus carpas, bien protegidos por la policía, en rebelión contra la prodigalidad de su propia suerte. No escatiman hacer el monigote. Ellos quieren cambiar el mundo, pero cuidado que parece que el mundo les va a cambiar bajo los pies.
carlosraul.carlosraul@gmail.com
Lo que hay es incapacidad para hacer cambios y triunfo de xenofobias y racismos
Los polvos de la crisis financiera nacida en 2008, traen los lodos del cataclismo del Estado de Bienestar tal como lo conocimos durante dos siglos, y amenazan llevarse en el testuz a la Unión Europea (la eurozona y el euro) que quedarían entre las fauces de China y EEUU. Como América Latina en los 80, Europa tiene que hacer las reformas con el FMI. Si vacila, entrará en una especie de tercermundización que ya conoció hasta los setenta. El cretinismo ilustrado que bloqueó las reformas en Venezuela, debería aprovechar e irse a la Puerta del Sol o a Atenas a enfrentar la nueva "amenaza neoliberal", junto con los "indignados" devoradores de Pata Negra. A lo mejor vuelven a tener éxito.
El pensamiento anacrónico global repitió desde 2008 la zaga de la "la crisis del capitalismo" y el "cambio de época" que nacería sobre sus cenizas según los izquierdistas gringos, las pistolas más peligrosas del Oeste, Stiglitz, Chomsky, Michael Moore, Kerry. Todo habría surgido en una supuesta era neoliberal que acogotó al mundo. Pero lo cierto es que durante el gobierno de Clinton, el neoliberalismo salvaje creó veinte millones de empleos en EEUU. También Brasil, Colombia, Costa Rica, Uruguay, Perú, Guatemala, Chile, Ecuador, México, Salvador, Dominicana, disciplinaron sus economías. Gracias al Consenso de Washington (en economía el equivalente de aprender a comer con cubiertos), tomaron principios fundamentales, junto a los valiosísimos aportes de Hayek y Milton Friedman. Mientras nadie entendía lo que pasaba en 1929, pues Keynes ni siquiera había publicado su obra principal, hoy las grandes economías del mundo se controlan por instrumentos de medición como las variables macroeconómicos, cuyo control ayuda a crecer sanamente sin inflación y con empleo.
Desde el error contrario los teóricos de ANCAPIA -los anarco capitalistas, los hijos de Rothbard: Huerta De Soto, Benson, David Friedman- cuyos dogmatismo y menester de sentido de realidad los hace una suerte de trotskistas de derecha, "la crisis es culpa de los bancos centrales, porque permitieron la expansión del crédito" para que todo el mundo pudiera comprar viviendas. Como de misterios se trata, los que claman por liberar y des regular hasta los semáforos, cuando los complacen y sale mal, la culpa de es de ¡haber eliminado la regulación!
Algunos llegaron al atolondramiento de asegurar que la explosión de la burbuja financiera, que se preveía desde varios años antes, sería más devastadora que la Gran Depresión, dos crisis exactamente antinómicas. Mientras la del 29 fue de superproducción, el empobrecimiento de la ciudadanía no le permitía a la gente comprar los productos -obreros de la industria de alimentos cuyos hijos morían de hambre-, esta es de opulencia, de una sociedad cuyos mecanismos de democratización le permitieron a millones de familias sin recursos adquirir propiedades. No es precisamente el neoliberalismo salvaje
En Europa comienza el sálvese quien pueda, el adiós a Schengen. Marina Le Pen amenaza con retornar a los límites de Francia y al franco y si gana las elecciones (lo último ya lo ha hecho Dinamarca). España, Islandia, Francia, Grecia, Noruega, Italia, Portugal, etc., enfrentarían la debacle y los chinos podrían antojarse del Partenón para ferias de automóviles y comprar el Coliseo para estacionamiento vertical.
El centro democrático, tanto socialistas como democristianos, por miedo a tocar el Estado de Bienestar fracasaron en dar una respuesta a lo que se veía venir. Cada vez que se habla apenas de retardar las jubilaciones, salen millones a marchar. Tampoco lo hizo la derecha en Italia o Austria. Los trabajadores activos se desloman para sostener valetudinarias pirámides demográficas, muchedumbres de jubilados, estudiantes, desempleados y vagos, sistemas de seguridad social impagables, rígidos mercados laborales y escasa afluencia de capitales, que hacen imposible la sobrevivencia del standard de vida.
La peor alternativa sería la más fácil, pero ilusoria: sacrificar la averiada Unión Europea para frenar la caída del Estado de Bienestar. Todos los planes de integración están detenidos. Desde 1991 cuando nace el euro, la Estrategia de Lisboa se proponía la confluencia para crear una gran nación como China o EEUU, que iniciara los cambios económicos, jurídicos y sociales para salir al paso a los dos monstruos. Incorporaría diez países de Europa Oriental, Chipre, Malta y, para enviar un mensaje a Oriente, Turquía. Lejos de esa universalidad, lo que hay es incapacidad para hacer cambios y triunfo de xenofobias y racismos.
@carlosraulher
El sistema político hondureño, ¿está dispuesto a lanzar a Honduras a la incertidumbre?
Rodeado de varias joyas de la corona latinoamericana, "Mel" regresó a Tegucigalpa después de las vacaciones. Al estilo Julio César, su brazo fuerte pone orden, exige castigos, consulta para reformar la Constitución o para convocar asamblea constituyente (todo esto el señor que intentó un golpe de Estado). ¿Veremos de nuevo el mismo capítulo? El sistema político hondureño, que se libró heroicamente de un asedio implacable... ¿está dispuesto a comerse ese caramelo y lanzar a Honduras a la incertidumbre? Consultar al electorado sobre la reelección, daría la razón a Zelaya frente a Micheletti y los poderes públicos en 2009. "Mel" dirá que eso, "comprobadamente legal", era lo que él quería hacer cuando lo sacaron.
Insurrección urbana bolchevique, guerras campesinas largas estilos chino, vietnamita y camboyano, foco guerrillero cubano, las revoluciones del siglo XX se hicieron a partir de la máxima de Mao: "el poder está en la boca del fusil". Influidos por el "gran rechazo" marcusiano de los setenta, muchos izquierdistas abjuraron de cualquier devaneo con las instituciones burguesas, elecciones, sindicatos, parlamentos (algunos antipolíticos tienen todavía el seso pegado ahí). Por eso las revoluciones sólo triunfaron contra autócratas decadentes, de los que las mayorías querían deslastrarse como la peste, y perdieron en las democracias al mantenerse al margen. El llamado socialismo militar, -Velasco Alvarado, Torres, Torrijos-, de factura putchista, tuvo resultados impresentables, tortuosos, sórdidos.
El primer revolucionario en descubrir el camino electoral fue Adolf Hitler. Como bramaba Goebbels en el Reichstag "si la democracia es tan estúpida que nos concede sueldos y viáticos en nuestra labor carnicera, allá ella. Venimos como lobos que asaltan el rebaño". La bolivariana es una hija de otoño del comunismo internacional cuando se encontraba en peor momento. Luego de la caída del Muro de Berlín y la desintegración del comunismo en 1990, Fidel Castro toma la iniciativa de estimular los restos de los radicales latinoamericanos, para discutir qué hacer en la nueva situación. Así nace el Foro de Sao Paulo, cuyo anfitrión fue Lula da Silva, líder de los obreros metalúrgicos brasileños. Asiste un significativo grupo de políticos, guerrilleros, intelectuales y artistas, los venezolanos Pablo Medina y Alí Rodríguez Araque; Cuauhtemoc Cárdenas y Jorge Castañeda de México; el jefe de las FARC, Manuel Marulanda; Mario Benedetti, Chico Buarque y varios otros.
A partir del triunfo electoral bolivariano en Venezuela surge la nueva doctrina jurídica que convergerá con la estrategia revolucionaria del Foro de Sao Paulo. Su creadora fue la Corte Suprema de Justicia con la supraconstitucionalidad de la revolución en 1999, al declarar como inspirada en Lenin que una elección inconstitucional convocada por el gobierno (sin tener atribuciones, además) tiene efectos supraconstitucionales. Incinera el principio universal de que Derechos Fundamentales, a la vida, la libertad, la propiedad, la separación de poderes, eslabones del contrato social que permite la convivencia democrática y civilizada, no pueden someterse a referéndum. Y si lo hacen, las aniquilan las euforias que agitan los caudillos carismáticos.
Antonio Negri, ideólogo de las Brigadas Rojas, dice que "el poder constituyente es la revolución... no puede estar sometido a norma alguna: la potencia que esconde... es rebelde a la integración en un sistema jerarquizado de normas y competencias... siempre... permanece extraño a derecho". ¡Nada de bocas de fusiles! Gracias a las virtudes del "poder constituyente", conocido así en los bajos fondos autoritarios, y a la última Corte puntofijista, ya los revolucionarios no necesitan violencia, ni siquiera utilizar el lenguaje de la "guerra", para tomar el poder. Sólo abrazarse a la hiperdemocracia y la "participación protagónica", la aún inconclusa vía democrática al totalitarismo: triunfo electoral populista, propuesta de cambio constitucional en la luna de miel, constituyente y listo. Su feromona es limpiar mágicamente el mundo de corruptos, dirigentes incapaces, empresarios especuladores.
La Corte Suprema de Justicia venezolana hizo historia con la doctrina que luego se aplicaría en Bolivia, Ecuador y ahora tal vez en Honduras. Oportunismo, desconocimiento del Derecho y economía de escrúpulos para torcerlo, explicarían las varias sentencias turbias entre 1993/1998. ¿Pondrán los hondureños el destino del país en la ruleta rusa venezolana? ¿Cuál es el lobo y cuál el cordero?
@carlosraulher
Desmontado hoy el entuerto, Honduras regresa a la OEA y Zelaya a Honduras
A Alejandro Arratia.
Zelaya recala en Costa Rica como un cohetón de feria, su pijama de rayas, sin sombrero y, -¡crueles!-, sin tinte para el pelo. ¿Hubo aquel 28 de junio de 2009 un golpe de Estado en Honduras? La generalidad de la opinión pública mundial así lo creyó y es la verdad política. Bastaba ver al conservador Presidente de México, una de las potencias latinoamericanas, de exultante director en la versión de La Flauta Mágica que montó el ALBA en Managua como reacción al incidente. Calderón representó gorrioncillo pecho amarillo sin querer queriendo y desentendido de las aviesas calandrias. El presidente Arias trastabilla, pero endereza en un movimiento con el savoir faire de Beyonce. El Congreso de la Internacional Socialista -y los gringos hamletianos- clamaban por "el regreso a la legalidad constitucional", cosa repetida por nuestros progre y aplaudida por bolivarianos que se frotaban las manos. El progresismo vuela en bandadas. Huracanes de insensatez, complicidad, perdiciones jurídicas y diplomáticas, pusieron la realidad de cabeza. Para humillar al microscópico país, Brasil mete de contrabando a Zelaya -ahora sí renacido, bigote y cabello negros pluma de cuervo, sombrero de Jorge Negrete- en su embajada de Honduras, como un agente de la resistencia francesa que desafiaba la Gestapo o Santos Yorme. Imperialismo a lo Groucho Marx y la mayor cómica de Itamaraty en cien años.
Malaparte, autor de la obra más conocida, paradójicamente no distingue golpe de Estado, una implosión -y por lo tanto en el interior del aparato de Estado-, de la insurrección leninista, asalto desde fuera a los puntos vulnerables de la maquinaria gubernamental por un partido político armado o no (los bolcheviques no hicieron fuego). Mejor que muchos tratados políticos, el Diccionario Ideológico de la Lengua Española de Julio Casares da una definición precisa y breve: golpe de Estado es cuando un poder usurpa las funciones constitucionales de otro. El diccionario supera esa maraña fenoménica que enreda la definición y confunde golpe en general con una de sus versiones, el golpe militar: tropas, toque de queda, tanques, tambores, stadiums, asalto a los medios de comunicación, proclamas de sargentos contra "la corrupción". El soporte del gobierno bolivariano es un golpe de Estado permanente, -sistemático e incruento- que lo tiñe de "ilegitimidad de ejercicio", un cementerio de golpes de Estado habituales, violaciones constitucionales sin acción militar directa, "pacíficos pero armados". Meticulosamente ignora la Constitución (autoridades electas, propiedad privada, estructura de las FFAA, legislación electoral, atribuciones de los demás poderes, y consagra la doctrina espuria del "Estado socialista"). En el mismo estilo, Ortega dio un golpe sin movilización de tanques y con el silencio de la OEA para aprobar su reelección inconstitucional. Y al revés, el hurt locker ecuatoriano, Correa, convirtió un vulgar motín policial reivindicativo en un "golpe de Estado".
La soledad de Honduras reveló la tragedia del progresismo: más viveza que convicciones, desinterés pragmático (y confusión) frente a principios fundamentales, politiquería ante el avance despiadado de la bestia: Chamberlain. La Constitución hondureña tiene un "candado" que prohíbe plantear la reelección presidencial. En medio de un debate nacional los diversos sectores le advirtieron a Zelaya sobre las consecuencias de atropellar ese principio por medio de un referéndum sobre reelección. Al cabo, la doctrina jurídica bolivariana, aplicada en Venezuela, Bolivia y Ecuador de abolir el derecho fundamental del equilibrio de poderes por medio de referéndum, es made in Corte Suprema de Justicia de Venezuela 1999. Por consejo de su mentor bolivariano, juntó una poblada para recoger en el aeropuerto el material electoral bolivariano. Cuando ejecuta el golpe de Estado lo expulsan los poderes legítimos y apelan al "derecho a la rebelión" que consagran las constituciones democráticas. Un portazo en las narices de la dictadura bolivariana. Micheletti asume la Presidencia de la República por decisión del Congreso y la Corte, y Zelaya termina sin rinse en San José.
Desmontado hoy el entuerto, Honduras regresa a la OEA y Zelaya a Honduras. ¡Ojalá no hayan aceptado en las negociaciones convocar "el referéndum"! Es como al final de la película, cuando pensábamos que el peligro había pasado, entre las cenizas destella el rojo del ojo electrónico de Terminator. ¿Habrá nuevo capítulo?
@carlosraulher
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