El endeudamiento que adquiera la República en virtud de esta ley puede ser desconocido a futuro...
Gran polémica ha causado la repentina estadía del Presidente en Cuba. Se ha argumentado en varios sentidos para señalar si se produjo o no una falta temporal presidencial, si puede gobernar desde el extranjero y, por tanto, si sus actuaciones y actos son jurídicamente válidos.
Hay que señalar que somos del criterio de que nada de extraño o escandaloso debería tener el que un presidente enferme durante un viaje, sea este oficial o privado. Todos los seres humanos somos susceptibles de enfermar, nadie quiere estarlo y, en muchos casos, las enfermedades no avisan ni el día ni el sitio en donde se manifestarán. Todo Estado democrático constitucional debe prever que esta situación puede presentarse y disponer qué hacer para que la normalidad institucional continúe. En regímenes altamente personalistas -como el nuestro- la noticia no debería pasar de una simple alarma generalizada por conocer el estado de salud del jefe de Estado. Lo demás debería estar previsto y aplicarse.
El hecho que consideramos jurídicamente relevante consiste en que el Presidente en ausencia por enfermedad, suscribió -según el mismo expresó- en La Habana, una ley de endeudamiento aprobada por sus diputados en la Asamblea. ¿Podía el Presidente hacerlo? Adicionalmente, a los dos días apareció publicada esa ley en Gaceta Oficial y en ella se lee que la suscribió en el Palacio de Miraflores en la ciudad de Caracas, cuando constituye un hecho público y notorio, declarado por el propio Presidente, que no está en el país y que razones de salud le han impedido regresar como lo tenía previsto.
El art. 214 constitucional establece que corresponde al Presidente promulgar las leyes dentro de los 10 días siguientes a aquel en que la haya recibido. La AN aprobó la ley y la remitió al despacho presidencial para su promulgación. Si el Presidente estaba fuera del país, ¿que debería haberse hecho? Podía haberse esperado hasta por 10 días su regreso para que la promulgara o podía, si el Ejecutivo estimaba que la promulgación del cuerpo legal era urgente, entrar en aplicación lo que dispone el art. 234 de la Constitución: "las faltas temporales del Presidente... serán suplidas por el Vicepresidente Ejecutivo hasta por noventa días... ". Es decir, por mandato constitucional y sin que tenga que mediar acto intermedio alguno de delegación presidencial, el Vicepresidente podía válidamente suscribir el texto legal y promulgarlo junto al resto de los ministros del Gabinete que lo refrendaran.
No significa que el Presidente ausente haya dejado el cargo o se haya separado de él. Doquiera que se encuentre, sigue siendo el jefe del Estado. Pero la propia Constitución dispone un mecanismo sencillo que permite que la acción de gobierno no se detenga por causa de esa ausencia. Aun sin estar enfermo, en el supuesto que el Presidente se encontrara en una gira internacional cumpliendo misiones de Estado, corresponde al Vicepresidente suplir su ausencia para todos los trámites y requerimientos para los que fuere necesario contar con su presencia dentro del territorio. Este mecanismo constitucional está vigente hasta por 90 días por simple aplicación directa de la Constitución. Pasados esos primeros 90 días, la Asamblea Nacional puede autorizar una prórroga de hasta 90 días adicionales para que se continúe supliendo la falta temporal dentro del territorio nacional. La anterior Constitución sí requería que al ausentarse el presidente dejara nombrado a un encargado para estos mismos fines, pues no existía la figura del Vicepresidente.
Consideramos que la ley firmada en La Habana no fue válidamente promulgada, pues quien ha debido suscribirla ha debido ser el Vicepresidente, dada la notoria ausencia del Presidente. Suscribirla fuera del territorio la afecta de nulidad absoluta y todos los actos que en ejecución de ella puedan realizarse serán también nulos. Así, el endeudamiento que adquiera la República en virtud de esta ley puede ser desconocido a futuro, afectando a quienes funjan de prestamistas. Y es allí donde se pone en peligro la legalidad de estos endeudamientos sin haber tenido ninguna necesidad de hacerlo. Igual de grave es haberla publicado en Gaceta como si hubiera sido suscrita en Miraflores, lo cual constituye una falsedad evidente y confesada por el propio Presidente.
Ya salieron los juristas del horror a tratar de darle justificación constitucional a lo que no lo tiene, en lugar de aconsejar que se anule la promulgación inconstitucionalmente realizada, por autocorrección de los actos de la propia administración y se proceda a promulgarla de nuevo con la firma del Vicepresidente y su nueva publicación en Gaceta. Prefieren vender lo infalible de su jefe y complicar este asunto al máximo, habiendo una solución sencilla.
gblyde@gmail.com
Se está descalificando y menospreciando a los electores del diputado agredido
Los debates parlamentarios siempre han tenido sus peculiaridades. No es casual que Isaac Newton quien en 1688 fue electo diputado al Parlamento inglés, intervino una sola vez durante su cargo y fue para pedir que abrieran una ventana. Pero más allá de la peculiar manera de debatir, digamos que esa suerte de mundo aparte, lo que hoy ocurre en la Asamblea Nacional es sencillamente asombroso. No se trata de un evento puntual, sino de una actitud permanente que raya en la pérdida de toda institucionalidad.
A no dudarlo, la ahora nutrida presencia de la oposición en la Asamblea, forzó a los factores oficiales a tomar medidas. El corazón de la estrategia ha quedado claro con el pasar de los meses. Simplemente era bajar el nivel a la actividad política en el Parlamento. Digamos que es algo así como tratar de reducirla como hicieron con la Alcaldía Metropolitana. Sin embargo, los diputados de oposición están aprovechando su tribuna pública y estamos viendo intervenciones que incomodan a la bancada oficial. Es precisamente en ese punto cuándo brota la impotencia, que los parlamentarios oficialistas optan por la vieja fórmula de ir al hombre y no al balón. Para muestra un botón, el tratamiento inadecuado que dio el Presidente de la Asamblea en su más reciente intervención a "María Machado". Es inadecuado no sólo por la altura y ecuanimidad que debe caracterizar a quien preside un poder público, sino por el simple hecho de tratarse de una dama. El discurso de la diputada Varela en el mismo round es de estupor y pena ajena. Recurrir al botox y a las patas de gallo es la muestra más palmaria de que no se cuentan con argumentos de peso intelectual para contradecir al adversario. Y nada esto viene al cuento porque "María Machado" requiera defensores, es evidente que se defiende sola y muy bien. Lo traemos a colación porque ella, Julio Borges, o Eduardo Gómez, no están allí representándose a sí mismos, sino representando nada menos que al 52% de los electores, es decir a más de medio país. Entonces cuando se recurre al improperio y el debate se reduce a su mínima expresión, aparte del bochornoso espectáculo, se está descalificando y menospreciando a los electores del diputado agredido y sospecho que esos electores tendrán mucho que decir en diciembre del año que viene.
jraffalli@rdhoo.com
Nada refleja mejor esta actitud que la forma de abordar la crisis eléctrica. El tal Rodríguez Araque -esa especie de diente roto de la revolución- hace un remix del genocidio laboral que encabezó en Pdvsa y lo transforma, mediante la drama eléctrico, en el aniquilamiento de la calidad de vida de todos los venezolanos, particularmente de quienes viven en el interior.
Esa mezcla explosiva de incapacidad e insolencia ha llevado al capitoste de la electricidad a decir que no sólo ha habido un repunte del consumo, sino que los venezolanos somos unos inconscientes despilfarradores. Es decir, según su apreciación, el problema no es que ellos no hayan sabido administrar la energía eléctrica, sino que lo ha hecho demasiado bien. Su prepotencia simplemente no les permite aceptar que no tienen la menor idea de lo que hacen y mucho menos de cómo resolver la crisis. Es esta petulante ignorancia la que jamás permitirá que el servicio eléctrico se normalice mientras la improvisación reine.
El que no quiera creerlo que repase las medidas que han tomado recientemente: ante la magnitud de la crisis, la primera decisión que se tomó fue ¡nombrar a un hermano del presidente como viceministro de asuntos eléctricos! Es en serio, no es cuento. Así como si el linaje -disculpen el atrevimiento de usar esta palabra- tuviera el poder para desfacer el entuerto, como si el tal Argenis tuviera larga experiencia en el sector.
Otra medida que anunció el ministro fue la de delegar en los consejos comunales "la captación de nuevos clientes -y- llevar la facturación" ¡Habráse visto semejante despropósito, tamaña ridiculez! Como si la compañía eléctrica de todo el país fuera una bodega, como si para esa tarea no hiciera falta un enjambre de profesionales especializados en diferentes áreas del saber con una milimétrica coordinación. ¿Sé imaginan el despelote con las facturas y la gritadera de los "consejeros" tratando de organizarse? Pareciera que desean que quienes todavía pagamos nos veamos impedidos de volverlo a hacer, y así acabar de una vez por todas con ese flagelo del capitalismo como lo es la luz.
Una tercera medida que anunció es mucho más perversa: los consejos comunales también "vigilarán el consumo innecesario de energía". Esto no es más que otra forma de replicar los CDR cubanos, es decir, de implementar el espionaje vecinal, la desconfianza en la sociedad y la subordinación perversa de unos a otros. Es otra forma de seguir en el camino de sembrar el odio social y el enfrentamiento entre iguales, que en definitiva es lo único que vienen forjando con esmero.
Para solucionar el problema eléctrico es preciso dejar de sembrar el odio, así como poner de lado la soberbia y la ignorancia. Eso implica aceptar que las autoridades no saben lo que hacen y que necesitan de verdaderos expertos en el área. Implica también, aceptar que no pueden traer soluciones desde el oprobio cubano porque allá simplemente no tienen idea de lo que es el siglo XXI, y mucho menos de lo que es un sistema eléctrico eficiente y moderno. Conlleva, además, aceptar que esos expertos se consiguen abundantemente en el país. El problema es que para ellos vale más el carnet del PSUV que un doctorado en MIT. Así que el toñeco de la familia real y el comandante Fausto pueden estar tranquilos, tienen chamba pa'rato.
Como diría el poeta Rubén Blades "...unos culpan al consumismo y otros acusan al imperialismo por este apagón y la confusión de nuestra propia -civilización-. Quinientos años de cotorreo, se fue la luz. Y sigue el saqueo".
mcarrillop@gmail.com
@carrillomarcos
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