¿De quién es la culpa? HEINZ R. SONNTAG heinzsonntag@cantv.net
Viajé a Mérida para cumplir con un compromiso académico en la ULA. Algunos colegas y amigos habían organizado un conversatorio sobre la actual (y la no tan actual) coyuntura política del país y me invitaron a abrirlo con una intervención sobre "Totalitarismo y Democracia". Hablé desde las perspectivas que son las mías, por mi formación y muchos años de investigación y reflexión: la sociológica y la histórica. Ellas me obligaron a extenderme más allá de lo político y hacer referencia a las consecuencias sociales y culturales que las ideas que inspiran al actual régimen y las medidas que ha puesto en práctica han generado. Una de esas consecuencias es el aumento de la violencia, tanto la cotidiana como la que reina ya desde hace unos cuantos años, en realidad desde la toma de posesión de quien ahora se titula comandante-presidente.
En la discusión posterior, uno de los asistentes me exigió la respuesta a su pregunta: "¿Le consta a usted que Hugo Chávez ha matado personalmente a alguien?"; argumentaba de este modo que no se podía echar la culpa a su proyecto y el régimen que ha montado. Superada mi perplejidad sobre lo ingenuo de su pregunta y de sus argumentos, le contesté que, hasta donde yo sabía, ninguno de los líderes de los totalitarismos del siglo XX había personalmente ejecutado a nadie, ni Hitler, ni Mussolini, ni Franco, ni Stalin, ni Mao Zedong ni Pol Pot en Camboya; que los numerosos regímenes por ellos encabezados fueron los ejecutores de los genocidios y que estos habían sido partes integrales de las funciones de las instituciones inspiradas y creadas con base en sus respectivos proyectos.
Durante mi viaje de retorno, este pequeño episodio ocupó mis pensamientos alrededor de la pregunta que titula esta columna. ¿Quién tiene la culpa del clima de violencia que reina en nuestra sociedad? ¿No estoy personalizando esa responsabilidad demasiado? Las respuestas a estas preguntas no son fáciles, sobre todo cuando pensamos en la violencia del día-a-día, la que cuesta la vida a más de 50 seres humanos cada fin de semana sólo en la capital. Los otros tipos de violencia la represión de las protestas de universitarios, obreros, enfermeros, médicos y hasta de los damnificados de las lluvias recientes; la terrible situación carcelaria; los ataques ad-personam y a instituciones como Globovisión, El Nacional y otras por grupos políticos organizados, o el cierre de RCTV y las 34 emisoras de radio, etc. sí tienen que ver con los mensajes que prácticamente a diario emiten el CP y sus colaboradores, contentivos de agresiones contra aquellos que no compartimos sus ideas, cuando no son ordenados directamente "desde arriba" como aquella frase: "¡Échenles gas del bueno a los estudiantes!". La violencia cotidiana ha sido fomentada, sin duda, por frases como: "Ser rico es malo".
En otras palabras, el régimen ha contribuido al estado de anomia, esto es: la pérdida creciente, a lo largo de los 12 años de su duración, de la aceptación de valores sociales compartidos. Esta anomia resulta cada vez más en mayor violencia.
Hay quienes sostienen que denunciar y atacar a Chávez Frías es contraproducente, dado el incomprensiblemente alto grado de aceptación de la que goza todavía. No comparto esta posición. El presidencialismo implica que el que manda lo hace como jefe del Estado y como jefe del Poder Ejecutivo. Como tales, tendría la responsabilidad de preservar la Constitución contra todas las violaciones que ha sufrido y de gobernar para el bien de todos los venezolanos (a quienes tendría que respetar, para empezar). ¡Hay quien es culpable!
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