El año secreto de Fabricio 0
El año secreto de Fabricio
Gen Carlos Peñaloza
El 21 de enero de 1958 la JP, manejada tras bastidores por Guillermo García Ponce, llama a huelga general. Pese al paro el gobierno continuó en funciones y parecía haber capeado el temporal. El 22 en la noche Pérez Jiménez decidió huir, pese a controlar importantes unidades militares y haber arrestado al líder castrense Hugo Trejo. Hablando en criollo, el general arrugó. Ningún panegirista puede ensalzar la figura heroica del rechoncho militar que enunció la inmortal frase: “vámonos que el pescuezo no retoña”. PJ no era un guerrero sino un obeso militar corrupto que ya había amasado suficiente botín para un retiro dorado.
Después del veloz escape de “tarugo” era de suponer que el poder caería como mango maduro en manos de la JP, es decir, de García Ponce. La huída nocturna impidió que el PCV activara su plan y al amanecer el esperado gran alzamiento cívico militar controlado por los rojos no se produjo. El equivalente venezolano del asalto al Palacio de Invierno ruso no se llevó a cabo. El pacto de Nueva York le había ganado la partida al pacto de Moscú. Meses después el Pacto de Punto Fijo tomó el lugar de la revolución de octubre de los soviéticos. El 23 de enero de 1958 la insurrección comunista fue abortada.
Ese día se designaron varias Juntas de Gobierno hasta que finalmente una fue aceptada. Sorpresivamente en ellas no figuraba Fabricio, ni ningún miembro de la Junta Patriótica. Porque? Simplemente porque la JP no tenía peso especifico y Fabricio no era su presidente. Había sido diseñada como fachada para ocultar la conspiración dirigida desde Moscú, sin que los representantes de los partidos democráticos lo supieran. Estos políticos inexpertos cayeron por inocentes; pero García Ponce se equivocó al asumir que no se darían cuenta de su jugada. Ese exceso de confianza impidió que la URSS desarrollara en 1958 su plan de expansión en nuestro país. Al amanecer del 23 de enero Betancourt, Caldera y Jóvito se le metieron por los palos desde Nueva York. García quedó desconcertado como novia vestida y alborotada. Fabricio que esa noche era un simple mensajero terminó leyendo la proclama de García en la radio. Muy pocos tempraneros oyeron la proclama radial del desconocido fablistán. Al amanecer la revolución murió nonata. Los sueños de García Ponce de convertirse en el Lenin hispanoamericano se frustraron. Su mensajero se esfumó.
Para despecho del imperio soviético, la revolución comunista venezolana tendría que esperar. La noticia causó desazón en la Sierra Maestra. Fidel tendría que modificar su plan. García Ponce ya no sería el hombre de Fidel en Caracas. Poca gente sabía que para ese momento el desaparecido Fabricio se había convertido en la pieza clave de Fidel. El año secreto de Fabricio estaba a punto de comenzar. García quedo fuera de carrera pero el apoyo encubierto venezolano iba a ser el arma secreta de la revolución cubana como estaba previsto. En menos de un año esa acción clandestina jugó un papel decisivo en el triunfo de los barbudos de la Sierra Maestra. En los siguientes líneas expresaré algunas ideas que leí en un libro publicado en Cuba hace diez años. Ese libro le da un vuelco al mito de Fabricio. Hasta ahora nadie ha comentado en público esta obra. El título del libro, el nombre de su autor y su temática lo dejare “por ahora” en suspenso para un próximo artículo. Esa publicación fue aprobada por el propio Fidel Castro.
En los años 50 se inicia la guerra fría y nos invitan al baile. Luego del golpe del sargento Batista en 1952 se inicio una represión contra los opositores, incluyendo los comunistas cubanos. El fallido asalto al Cuartel Moncada en 1953 aumentó la represión. Ese mismo año muere Stalin y la geopolítica soviética de su heredero Khrushchev se volcó hacia el mundo subdesarrollado. A partir de ese momento Latinoamérica se convirtió en un teatro de operaciones de la guerra fría. En la región, dos blancos saltaban a la vista para los rusos: Venezuela por el petróleo y Cuba por su cercanía a los Estados Unidos. En ambos países existían dictaduras y movimientos de resistencia con participación activa de líderes izquierdistas radicales. Los blancos eran promisores para el Kremlin.
En el frente venezolano en 1957 la URSS financiaba la resistencia del PCV contra Pérez Jiménez. Ellos sabían que García Ponce lideraba el movimiento. También estaban al tanto que Douglas Bravo estaba reclutando jóvenes militares, Luis Miquilena preparaba fuerzas de choque entre los obreros y el PCV era una fuerza importante en las universidades. Además los soviéticos conocían los detalles del plan de contrainteligencia de la Junta Patriótica con cual, sin saberlo, los partidos democráticos encubrían el movimiento. El desenlace parecía inminente.
En el frente cubano, luego del funesto desembarque del Granma, la guerrilla de la Sierra Maestra se había estabilizado pero aun era muy débil y no podía bajar al llano a enfrentar las fuerzas de Batista. La sierra Maestra era un enclave reducido. Un pequeño foco que no crecía. El 26 de Julio era solo uno entre varios movimientos contra Batista que disputaban el liderazgo de la lucha. Esto preocupaba a Fidel ya que otras fuerzas de resistencia anti batista en el llano, al mando de líderes democráticos importantes como José Antonio Echeverría y Frank País estaban ganando influencia. Estos grupos decidieron aliarse en la lucha común bajo la sombrilla del movimiento 26 de julio, pero sin reconocer a Fidel el carácter de único. A comienzos de 1957 Fidel necesitaba desesperadamente ayuda para imponerse a sus rivales por el mando. Este problema se resuelve solo cuando Echeverría muere en el asalto al palacio de gobierno y País es asesinado en Santiago de Cuba en julio de ese año. Esas muertes mejoraron la posición de liderazgo de Castro, pero aun se mantenía sitiado en la Sierra Maestra sin poder alejarse del Pico Turquino. A finales de 1957 Fidel logró establecer un enlace de radio HF proporcionado por la KGB a los comunistas cubanos exiliados en Venezuela. Fidel tenía un equipo similar y por esa vía se enteró que pronto habrían noticias de ese país y que probablemente vendría una ayuda importante en caso de ser derrocado Pérez Jiménez.
En 1957 luego del desembarco de la expedición del Granma algunos comunistas cubanos se exiliaron en Venezuela. Allí llegaron cumpliendo órdenes del PC de su país, uno de los más grandes de Hispanoamérica. Este grupo incluía un miembro de la nomenclatura y un alto líder sindical cuyos nombres revelaré más adelante en otro artículo. La URSS tenía informes que se preparaba un movimiento para derrocar al tirano venezolano y movía sus piezas desde Cuba para aprovechar la situación. Las caídas de Pérez y Batista serían un gran triunfo para las aspiraciones soviéticas. La Seguridad Nacional en su fijación contra los venezolanos enemigos del régimen, descuidó la vigilancia de los comunistas cubanos en el país quienes eran desconocidos para la policía. En 1957 la célula comunista cubana en Caracas se puso en contacto con Fabricio Ojeda quien secretamente era miembro de una célula del PCV mientras se hacía pasar públicamente como ficha de URD. En esos contactos se planificaban las acciones a ejecutar para apoyar a la Sierra Maestra luego de la caída de Pérez Jiménez.
Para sorpresa de los cubanos el fracaso del plan de García Ponce no fue tan grave para sus planes. EL VA Wolfang Larrazábal de motu propio o en coordinación con el resto de la Junta de Gobierno decidió enviar un apoyo importante a la Sierra Maestra, consolidando el liderato de Fidel entre la resistencia cubana y equipando sus guerrillas con el material necesario para enfrentar al ejército cubano en el llano. Hasta ese momento Fidel no se había declarado comunista y había recibido apoyo limitado de particulares como el ex presidente Carlos Prío Socarras y Huber Matos quien con dinero de su familia compro y donó armas antes de unirse a la revolución. Otros aportes vinieron de gobiernos democráticos que simpatizaban con la idea de derrocar a Batista. Entre estos estuvieron José Figueres el presidente de Costa Rica. Estos apoyos no llegaron a sumar 5% el apoyo enviado por Larrazábal. Wolfang Larrazábal ni ningún miembro de la Junta de Gobierno se responsabilizaron por el envío de grandes cargamentos de armas a Cuba luego de entregar el gobierno. Una de las pocas cosas que se conocen es que el CN Carlos Tayhaldart coordinó varios viajes clandestinos a la Sierra Maestra en 1958 para hacer entregas pequeñas de material recibido de los norteamericanos como parte de un contrato de “Préstamo y Arriendo”. Estos envíos que menciona Tayhaldart son apenas una fracción del total que según el libro a que me referí anteriormente había ofrecido Larrazábal al representante de Fidel que vino a verlo cuando fue nombrado presidente. Esa reunión se hizo en forma sigilosa en la casa de René Estévez, un publicista venezolano fallecido quien era muy amigo del presidente y se encargaba de promover su imagen. René Esteves fue esposo de Isa Dobles quien a su vez era amiga de Fidel.
Fabricio Ojeda fue el encargado de llevar al emisario de Fidel a presencia de Wolfang Larrazábal. El almirante fue breve prometiendo a Fidel todo el apoyo necesario. Luego le indico en forma sibilina que sería la última vez que lo vería. Antes de despedirse le indicó que al día siguiente debería presentarse en la oficina de su hermano el VA Carlos Larrazábal en la Comandancia de la Marina. En esa época se comentaba en los pasillos que Carlos Larrazabal era comunista. Una vez en el comando de la Armada fue conducido junto con Fabricio Ojeda a la Sala de Operaciones y allí el propio Comandante General le hizo una presentación acerca del primer cargamento que estaba listo para ser embarcado y el lugar de destino. El enviado de Fidel no podía creer cuando Carlos Larrazábal le informo que tenían listas 200 toneladas de armamento y que había un barco preparado para zarpar hacia un puerto en el oriente de Cuba. El visitante informo al marino que ese puerto no estaba en manos de la guerrilla y que ellos no tenían la logística necesaria para recibir ese cargamento. Recomendó que se enviara por avión en forma fraccionada y manifestó que ellos solo tenían un avión con capacidad para transportar 5 toneladas. El almirante le dijo que no había problema, que Venezuela compraría un avión mas grande y lo pondría a su disposición. También le dijo que le hubiera gustado ir a pelear al lado de Fidel en la Sierra Maestra, pero que su hermano le había negado el permiso. Para finalizar le informó que si requerían mas material que lo notificaran y que de ahora en adelante hiciera todas sus solitudes y coordinaciones a través de Fabricio Ojeda. Luego se dirigió a Fabricio y le informo que se pusiera en contacto con el teniente coronel Hugo Trejo, el subjefe del Estado Mayor Conjunto quien ya tenía instrucciones para brindar ese apoyo. Al irse el enviado plenipotenciario de Fidel, Fabricio activó una estación de radio HF para comunicarse con la Sierra Maestra. El indicativo de llamada era “Indio Azul”. Diariamente había comunicación constante entre “Indio Azul” y Fidel.
Toda la anterior información sobre la relación de Fabricio con Fidel aparece en el libro que haré conocer en un futuro articulo. Un aspecto no cubierto allí ocurre por idea de Fabricio. Asesorado por René Estévez Ojeda ofreció a Fidel hacer una campaña pública bajo el supuesto de recolectar fondos para la Sierra Maestra. En realidad la operación encubierta tenía por objetivo promover la imagen de Fidel. Esta campaña fue un gran éxito al punto que antes de llegar al poder Fidel era más popular en Venezuela que en Cuba. El encargado de controlar los fondos recogidos provenientes de las donaciones de “Un bolívar para la Sierra” fue Ali Rodríguez Araque quien gracias a esa tarea se gano el remoquete de “El habilitado”. Fue después de aprender a hacer bombas que se cambio el nombre de guerra por el de “Fausto”.
En 1958 luego de recibir el almirante Larrazábal la jefatura de la Junta de Gobierno, el mayor Gilmond Báez era subjefe del servicio de armamento del Ministerio de la Defensa. Gilmond recibió órdenes de Trejo de mantener el secreto de la operación de envío de armas a Cuba y entregar el material sin informar a su jefe directo. Pocos meses después Hugo Trejo fue sacado del país y nombrado embajador en Costa Rica. Fabricio desaparece durante buena parte de 1958 porque estaba ocupado coordinando en secreto los envíos a Cuba. Pese a sus múltiples ocupaciones y gracias a ser el “Jefe de la Junta Patriótica” le fue fácil ser elegido diputado al nuevo congreso. Existen informes de gente que asegura haberlo visto en la Sierra Maestra donde viajó en uno de las entregas de armamento para entrevistarse con Fidel. Fidel aprecio mucho la ayuda de Fabricio al punto que cuando visito Caracas en 1958 en el mitin del Silencio Fabricio estaba sonriente en la tarima de oradores al lado del líder cubano. En resumen esta es la apasionante historia del año secreto de Fabricio. Su increíble saga no termina allí. El resto de su odisea lo cubriré en un próximo articulo y en un capitulo en mi futuro libro.
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Un lider por accidente 0
Un líder por accidente
Para evitar celos por el control de la Junta Patriótica y evitar revelar las verdaderas intenciones del partido comunista, se decidió que la jefatura fuese rotatoria. Cada mes la dirigiría un partido diferente. Los dirigentes fueron personajes poco conocidos, salvo Guillermo García Ponce. Otros fueron Silvestre Ortiz Bucaram (AD), Enrique Aristiguieta Gramcko (Copei) y Amílcar Gómez (URD). Nótese que en esta lista no figura Fabricio Ojeda.
Para no ser capturados por la Seguridad Nacional, la organización era casi virtual y difusa. A lo largo del tiempo algunos miembros fueron cambiados. La idea de la junta no era liderizar el movimiento anti dictatorial sino facilitar su crecimiento y organización. Además serviría de fachada para encubrir las maquinaciones soviéticas, aunque esto último solo lo sabían algunos comunistas. No era una organización de combate. Las fuerzas de choque era los militares jóvenes, los estudiantes y los sindicatos. De allí saldrían las acciones de calle y operaciones armadas que eventualmente producirían los líderes del movimiento. La Junta Patriótica no encabezaba el movimiento, sino que lo alentaba y coordinaba a los diferentes grupos partidistas.
Los cuidadosos planes de García Ponce se vinieron abajo cuando ocurrieron dos eventos imprevisibles. El primero fue el desastroso alzamiento del 1º de enero del 58. El segundo fue la decisión de Pérez Jiménez de huir. Ese gran escape nocturno no estaba en los planes. Tomó a García Ponce fuera de base, sin darle tiempo para reaccionar.
Uno de los primeros en enterarse de la fuga de Pérez fue Fabricio Ojeda, infiltrado en Miraflores como corresponsal de El Nacional. Gracias a los buenos oficios de Miguel Otero Silva, miembro “retirado” del PCV, este periodista sin experiencia y camuflado como miembro de URD fue encargado de la fuente de noticias más importantes del país. Fabricio informó de inmediato a García Ponce, quien con presteza redactó una proclama anunciando la huida y llamando al pueblo a volcarse a las calles para tomar el poder. De acuerdo a sus planes esa proclama debía ser leída por el Presidente “de turno” en la Junta Patriótica, quien era Amílcar Gómez, de URD. Amílcar era un locutor que tenía un programa diario a las 5 a.m. en Radio Continente. Durante el mes en que estuvo encargado de la presidencia tuvo problemas de salud y no le fue posible asistir a algunas reuniones. Su suplente fue el joven Fabricio.
García Ponce entregó el manifiesto a Fabricio y éste lo llevó a Amílcar, quien alegó que no podía leerlo porque se sentía mal y le pidió a Fabricio que lo leyera él. Así Fabricio dio la noticia y saltó a Historia. En la breve lectura de una proclama que él no escribió, diciendo ser el presidente de una Junta Patriótica que nadie conocía, su nombre quedó grabado en el imaginario venezolano.
A Fabricio aún le quedaban cosas por hacer en su corta vida. Lo que hizo en 1958 para ayudar a Fidel Castro a partir de la fría madrugada del 23 de enero nadie lo sabe. Esta sensacional revelación la narraré en un próximo artículo que por su extensión se publicará en la revista “Z”.
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