La muestra "A través de mis ojos" se exhibe en Trasnocho Cultural
Lo primero que llama la atención en la exposición A través de mis ojos -del fotógrafo español Óscar Fernández Orengo- es el formato de las imágenes. La larga orientación apaisada de las fotos le ofrece al espectador un marco distinta que va más allá de las tradicionales proporciones rectangulares del cuadro fotográfico y retoma una práctica que, si bien no es nueva, acusa un severo abandono.
La propuesta del ibérico cautiva a primera vista por su forma, pero es el fondo el que termina de enganchar el anzuelo en el ojo en esta muestra de 43 imágenes que se aloja hasta el 3 de julio en el foyer del Trasnocho Cultural en el Centro Comercial Paseo Las Mercedes.
Fernández Orengo decide retratar a representantes de la cinematografía iberoamericana de una manera tan especial que resulta casi un ejercicio de voyeur. Los directores se presentan en impecables copias de formato medio siempre en blanco y negro.
Lo que fue una aproximación experimental de Fernández Orengo a sus sujetos se tradujo en un variado trabajo de recomposición visual que obliga tanto al fotógrafo como a quien admira el producto final a reencontrarse con la lectura de lo panorámico en el mundo visual.
El fotógrafo juega con sus sujetos y los ubica en la comodidad del hogar, una tienda de discos, la calle, cafés, azoteas y hasta sembradíos, por ejemplo, hasta obtener instantáneas que hablan más de la persona que del cineasta, y que sin embargo logran poner una pieza más en el rompecabezas de la comprensión de la obra fílmica de cada uno de los creadores retratados.
Bien sea acompañados de sus objetos más cercanos o despojados por completo de contexto, los personajes protagonistas de A través de mis ojos se conectan con una inusual dinámica de la imagen fija de ellos mismos.
Es así que figuras de la talla de Carlos Saura, Claudia Llosa, Eliseo Subiela e Isabel Coixet intercambian lugares y abandonan la impunidad que les otorga estar detrás de la cámara de cine para ponerse en los vulnerables zapatos del retratado.
Las barreras parecieran derrumbarse ante la mirada de Fernández Orengo y por ejemplo, Bigas Luna aparece en un lúdico diálogo con su perro caniche. Similar suerte pareciera correr Roger Gual, que aparece acompañado de su hijo. Y lo mismo ocurre con Isaki Lacuesta, capturado en pleno mientras hace un dibujo en el aire. Los directores de Fernández Orengo son personas; severas, sonrientes, intimidantes y sencillas, pasajeramente frente a la lente.
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