El carabobeño 19 junio 2011
La intención del ministro vaticano de Cultura, estrecho colaborador de Benedicto XVI, es la de invitar a los grandes artistas internacionales del momento a participar en el pabellón de la Santa Sede. Su propuesta para ellos, la de realizar una reflexión sobre los 11 primeros capítulos del Génesis.
En estas páginas bíblicas están contenidas las grandes cuestiones religiosas y humanas de todos los tiempos: la creación, el amor, el pecado, el mal o la violencia, entre otras.
Sin duda, la presencia de la Santa Sede en la Bienal de Venecia aportará a este acontecimiento cultural una mayor proyección internacional.
El fotógrafo Domi Mora, uno de los artistas invitados por el Vaticano, considera que no hay diferencia entre el arte y la religión, por lo cual considera una idea extraordinaria y muy oportuna en los momentos de crisis por los que pasa actualmente la humanidad, la presencia de la Iglesia en la Bienal.
-La creatividad es nuestro don más preciado como seres humanos y, para mí, tal y como decía el maestro Eckhart, no hay diferencia entre el arte y la religión, pues, a través de ambas vías de conocimiento, el hombre trabaja con la materia, espiritualizándola, comunicando mediante la belleza la bondad del universo divino.
- ¿Qué puede aportar la presencia en la Bienal a la Iglesia y qué tiene que decir la Iglesia en el mundo del arte?
- Creo que para la Iglesia significa la posibilidad de explorar nuevas vías de comunicación con el mundo mediante el lenguaje directo y universal del arte y poder llegar al corazón de más personas.
La Iglesia se presta así a escuchar y acoger, valientemente, a la libertad creadora y a los frutos de la inspiración para difundir aquellos valores en los que cree. El arte es la vía de la belleza y por lo tanto lo es también de la búsqueda de la verdad y del sentido.
Desde mi punto de vista tanto la religión como el artista no son más que instrumentos de la Providencia Divina, una especie de canales de transmisión que deberían conducirnos hacia lo trascendente.
El artista no es un tipo especial de hombre, tan sólo se entrega más que otros a su don, y es su vocación de servicio a los demás que debería impulsarle. Ahí veo yo la grandeza del artista. Sin duda, lo difícil y trabajoso es localizarlos en medio del laberinto de los circuitos del arte comercial.
- La propuesta de Ravasi es realizar una reflexión sobre los 11 primeros capítulos del Génesis, donde se contemplan las grandes cuestiones religiosas. ¿Cómo valora esta propuesta?
- Creo que los encargos son siempre difíciles. La inspiración verdadera es para mí un misterio. Es como el viento del que habla San Juan (3:6-8), lo oyes pero no sabes de donde viene ni a dónde va. En todo caso, como artista, creo que sólo se debería aceptar encargos desde la honestidad más profunda para con uno mismo y desde un interés sincero en ahondar en lo que se va a hacer. Se necesita mucho tiempo y mucho silencio para poder crear.
Por primera vez el Vaticano participa en la Bienal de Venecia
La Santa Sede participa por primera vez en la Bienal de Venecia, en su edición del 2011. El encargado de hacer realidad que el Vaticano esté presente en el mayor escaparate internacional del arte es el presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, el arzobispo Gianfranco Ravasi.La intención del ministro vaticano de Cultura, estrecho colaborador de Benedicto XVI, es la de invitar a los grandes artistas internacionales del momento a participar en el pabellón de la Santa Sede. Su propuesta para ellos, la de realizar una reflexión sobre los 11 primeros capítulos del Génesis.
En estas páginas bíblicas están contenidas las grandes cuestiones religiosas y humanas de todos los tiempos: la creación, el amor, el pecado, el mal o la violencia, entre otras.
Sin duda, la presencia de la Santa Sede en la Bienal de Venecia aportará a este acontecimiento cultural una mayor proyección internacional.
El fotógrafo Domi Mora, uno de los artistas invitados por el Vaticano, considera que no hay diferencia entre el arte y la religión, por lo cual considera una idea extraordinaria y muy oportuna en los momentos de crisis por los que pasa actualmente la humanidad, la presencia de la Iglesia en la Bienal.
-La creatividad es nuestro don más preciado como seres humanos y, para mí, tal y como decía el maestro Eckhart, no hay diferencia entre el arte y la religión, pues, a través de ambas vías de conocimiento, el hombre trabaja con la materia, espiritualizándola, comunicando mediante la belleza la bondad del universo divino.
- ¿Qué puede aportar la presencia en la Bienal a la Iglesia y qué tiene que decir la Iglesia en el mundo del arte?
- Creo que para la Iglesia significa la posibilidad de explorar nuevas vías de comunicación con el mundo mediante el lenguaje directo y universal del arte y poder llegar al corazón de más personas.
La Iglesia se presta así a escuchar y acoger, valientemente, a la libertad creadora y a los frutos de la inspiración para difundir aquellos valores en los que cree. El arte es la vía de la belleza y por lo tanto lo es también de la búsqueda de la verdad y del sentido.
Desde mi punto de vista tanto la religión como el artista no son más que instrumentos de la Providencia Divina, una especie de canales de transmisión que deberían conducirnos hacia lo trascendente.
El artista no es un tipo especial de hombre, tan sólo se entrega más que otros a su don, y es su vocación de servicio a los demás que debería impulsarle. Ahí veo yo la grandeza del artista. Sin duda, lo difícil y trabajoso es localizarlos en medio del laberinto de los circuitos del arte comercial.
- La propuesta de Ravasi es realizar una reflexión sobre los 11 primeros capítulos del Génesis, donde se contemplan las grandes cuestiones religiosas. ¿Cómo valora esta propuesta?
- Creo que los encargos son siempre difíciles. La inspiración verdadera es para mí un misterio. Es como el viento del que habla San Juan (3:6-8), lo oyes pero no sabes de donde viene ni a dónde va. En todo caso, como artista, creo que sólo se debería aceptar encargos desde la honestidad más profunda para con uno mismo y desde un interés sincero en ahondar en lo que se va a hacer. Se necesita mucho tiempo y mucho silencio para poder crear.
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