Poco a poco la búsqueda de justicia va permeando las bases de la realidad y va enfrentando a los votantes venezolanos con situaciones que muy pocos querían ver. Muestra también por donde se acerca el fin del régimen, por donde se le deshacen sus ofertas de felicidad ciudadana.
Curiosamente, la crisis reventó por tres frentes y no precisamente gracias a los políticos. Corregir la violencia y la inhumanidad que se comete contra cientos de familias de víctimas venezolanas que claman por ser escuchadas, trajo al centro del debate en el país, los errores y las irresponsabilidades del actual Gobierno.
La tristeza, la confusión y el dolor de los familiares de presos, secuestrados o asesinados, destrozó la ofensiva chavista de ofrecer viviendas a todo el mundo. Aún con casas sin terminar ni empezar, la oferta funcionó publicitariamente por un par de semanas y se esperaba que pudiera trabajar todo el 2011 a favor de la candidatura del presidente Chávez.
En vez de eso, las primeras páginas de los periódicos, los blogs y el twitter no salen de un solo tema: la muerte.
Muerte en las cárceles, muerte en las calles de Barinas y de Puerto Ordaz. Secuestros y desapariciones forzadas. No se puede atribuir tampoco la ofensiva a un plan político. Los principales líderes de la oposición siguen empeñados en un juego floral sobre la candidatura de 2012 para enfrentar a Chávez. Es la razón para que con honrosas excepciones, no acompañen a los dolientes de estos días.
Las tres situaciones han tomado temperatura súbitamente a los ojos del común, pero venían cocinándose sin que nadie quisiera meterles la mano.
No demos excusas. Es hasta ayer cuando varios diputados de la oposición se han decidido a tomar una de las puntas del triángulo, la defensa de 178 secuestrados y/o asesinados, en Barinas.
En otra punta, el de la explosión de la violencia en las cárceles, aún las mujeres de las familias: las madres, hermanas y esposas de los presos trabajan prácticamente solas en el sentido político. Solamente están las ONG del tema carcelario para servir de canal con las autoridades que ahora han decidido formar una comisión para resolver el punto, es decir, el Ministerio Penitenciario. No se imaginan lo pomposos e inútiles que se ven, creando un ministerio para que haga el trabajo sucio al ministerio de Justicia, es decir, al ministro Tareck El Aissami, contando como un capital con toda la tradición de ineficiencia, de flojera y de irresponsabilidad que caracteriza a las comisiones venezolanas.
La tercera punta es la del sicariato implacable que sufre Bolívar casi desde que empezó este Gobierno. Pero el Presidente solo salta, cuando asesinan a un sindicalista públicamente. No con el centenar de muertes de dirigentes laborales que ha dejado que se produjeran en los últimos años. He sido testigo de la inestabilidad que se vive en las empresas que antes fueron una taza de oro en tranquilidad y deseo de trabajar, en éxito y prosperidad. Estaba por entrevistar en un centro comercial de Puerto Ordaz a uno de los trabajadores de las empresas, un típico self made man exitoso, que se hizo en Edelca, hace ya un par de años, cuando me sorprendió ver encima de una mesa un cartel que decía. "No se permiten periodistas". Me sorprendió y pregunté por qué, si tendríamos que irnos para otro sitio. Me contó que lo que pasaba es que cuando los sindicalistas daban ruedas de prensa en los centros comerciales de la ciudad, a veces irrumpían asesinos con ametralladoras, a matar a los declarantes y por supuesto, había un desastre. No eran bienvenidas por eso las ruedas de prensa.
Las tres situaciones revientan en la cara a un Gobierno que se precia de ser defensor de los derechos de los pobres, de único consuelo de los desvalidos, de ser el oriente de la revolución socialista en América Latina. Pero nada de eso es verdad: detrás de los discursos obsecuentes con el Presidente, se encuentra el retardo de las investigaciones en Barinas, así como se hizo con la ola de asesinatos que hubo en Portuguesa hace unos años, de la cual se culpó también a los cuerpos policiales
Es notorio el papelazo de la parlamentaria oficialista Iris Varela, que investiga los muertos de Guárico cuando el gobernador se llama Manuitt y está separado de la revolución, pero que se ocupa solo del cutis de María Corina Machado y no del dolor de los denunciantes, cuando se trata de muertos que salen en el estado natal del Presidente de la República.
De las víctimas de la ineficiencia , la irresponsabilidad y la inhumanidad de la revolución no se habla, no se investiga, se voltea para otro lado. Bien, ése es el principio del fin para un socialista. Esos casos están tan podridos como el tumor del Presidente y reventarán a la revolución inevitablemente.
(*) Periodista; editora jefe de la corresponsalía de Notitarde en Caracas.
E-mail: nuevatoledo@gmail.com
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