Lectura Tangente

Notitarde 18-06-2011 |
Rostros del reverso

Chávez en La Habana

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Hasta ayer el chavismo gritaba ¡Chávez no se va!, ahora orgulloso proclama ¡Chávez se quedará en La Habana hasta que le dé la gana!, la teoría revolucionaria queda reducida al culto a una personalidad, el socialismo chavista se condensa en la adoración a un teniente coronel. Los diputados se ponen de pie para corear un slogan de "Chávez adelante". Hace treinta años los adecos afirmaban que querían a Carlos Andrés "tal y como es", así respondían a las acusaciones de corrupción del caso del Sierra Nevada. Los diputados chavistas continúan una triste tradición del peor socialismo, les basta con invocar su nombre, levantar el brazo con el puño apretado e imaginar entonces que participan en una revolución radical. A Chávez lo adoran como un sátrapa que colocan por encima del bien y del mal. ¿Son sinceros nuestros diputados chavistas? ¿Aristóbulo en su interior no creerá que está haciendo un triste papel? Mientras más vehementes se muestran estos diputados menos convincentes parecen, incluso una Iris Varela.

A la oposición le inquieta que Chávez no haya vuelto, exige que se presente inmediatamente en Caracas porque está violando la Constitución, algo que no ha cesado de hacer durante doce años y que seguirá haciendo hasta el último día. Lo lógico habría sido pedir que se quedara para siempre en La Habana, pero chavistas y antichavistas no pueden vivir sin Chávez.

En medio de ese lamentable debate matan a 21 personas en la cárcel del Rodeo, o quizá 37. Asesinan a tres detenidos en un retén del Cicpc, millones de venezolanos se quedan sin electricidad.

En la Asamblea los diputados oficialistas agraden verbalmente a los de la oposición, se burlan de forma hiriente de María Corina Machado. Hace pocos meses el presidente Chávez invitaba al país a un debate de ideas, en realidad prefiere el intercambio de insultos. En su fantasía Chávez imagina dirigir una verdadera revolución con un bagaje ideológico, con líderes como Lenin o Robespierre de altura intelectual, pero no pasa de servir él mismo de escudo a las mafias que trafican con las cabillas de Sidor, la gasolina en la frontera, el cemento de las plantas nacionalizadas, las mafias que llevan gasolina a las islas vecinas, los que afilan los dientes para agarrarse un buen pedazo de las obras del plan de vivienda. No hay control alguno, las oportunidades se pierden de vista para enriquecerse de la noche a la mañana. No hay forma de controlar la corrupción, porque la centralización absoluta desemboca en la máxima corrupción, desde Miraflores no hay manera de supervisar el gasto de millones y millones de dólares.

Chávez desesperado nombra a su primo para supervisar a Alí Rodríguez, a quien lo considera -con razón- fracasado en su labor al frente de Corpoelec. No desconfía de la honestidad de Rodríguez sino de su capacidad, ha descubierto un poco tarde que no basta con ser rojo rojito para dirigir Corpoelec.

En el pasado Edelca y el Metro de Caracas fueron ejemplo de eficiencia y honradez, eran las empresas estatales más exitosas de Venezuela, junto con Pdvsa. Después de desbaratar la gerencia del Metro, destituir a ejecutivos brillantes, Chávez lleva cinco años tratando que los trenes no choquen bajo tierra, funcionen las escaleras mecánicas y los ascensores. A su vez está pagando un precio terrible por haber desmantelado Edelca y llenado a Corpoelec de chavistas incondicionales y militares. Ocurre además algo terrible, los técnicos capaces de Corpoelec, no quieren tomar decisiones, temen, con razón, que los llamen saboteadores, por eso se demoran los planes… y por eso el próximo año, en medio de las elecciones, sufriremos apagones hasta en la propia Caracas.

Los diputados chavistas aplaudirán, gritarán, jurarán fidelidad eterna a Chávez, pero viviremos a oscuras y a los electores chavistas les pasarán factura. Miraflores despreció la meritocracia, nombró en cargos técnicos a incondicionales políticos, supuso que a fuerza de voluntad construiría viviendas, plantas de generación eléctrica. Se equivocó y su error no lo subsanará de la noche a la mañana, además no tiene gerentes, necesita volver a los tiempos de la meritocracia, abandonar su discurso político. No lo hará, seguiremos en el mismo rumbo hacia el infierno.

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