DOMINGO, 25 DE OCTUBRE DE 2015
La Luna exaltada canaliza el poder de Escorpio
Tomado del blog "Termómetro Zodiacal" de Pedro González Silva
Desde el pasado 23 de octubre, el Sol activó la poderosa energía de Escorpio, el signo de las profundidades psíquicas, asociado a la muerte como proceso de transmutación y regeneración.
Pocos días después, este martes 27 de octubre, a las 07:36 de la mañana, hora de Venezuela (12:06 GMT), se produce la Luna Llena, en donde la energía de Tauro, activada por nuestro satélite, se conecta con la de Escorpio, dos signos fijos marcados por la fuerza del deseo, el poder de la intención que mueve montañas y que se manifiesta en todo lo que hoy existe en nuestro plano físico.
El deseo se concreta en Escorpio desde la manifestación de las intensas emociones que acompañan a esta signo de agua, mientras que en Tauro, esta misma energía toma un sentido más práctico y lleva a hechos tangibles a través de una poderosa voluntad, tal y como es la característica de este signo de tierra.
La alquimia de ambos signos a través del plenilunio (Sol en Escorpio frente a la Luna exaltada en Tauro) es muy potente, porque en principio, para que un deseo o una meta tengan posibilidad de fructificar, debe haber emoción y pasión, pero luego, debe manifestarse el sentido práctico para llevar a la realidad física ese sentimiento.
Tauro se asocia a la palabra “Querer”, que significa tener la intención dirigida hacia una meta; y Escorpio se relaciona con la palabra “Callar”, porque en el silencio, sin perturbaciones, el poder de la intención es mucho más poderoso; el silencio es el vehículo donde la intención va a su mayor velocidad y con su mayor fuerza. La Luna en Tauro da una estabilidad emocional que ayuda a canalizar y dirigir las intensas pasiones escorpianas.
Este martes 27 a primera hora de la mañana es excelente momento para meditar, para que se manifieste ese silencio interno donde nuestra intención podrá tener mayor efectividad.
La meditación bajo la energía escorpiana tiene que ser desde el corazón, centrándonos en lo que más intensamente amemos y deseemos, pero no desde la carencia o la súplica; no se trata aquí de pedir nada; en la meditación la mente está libre. Simplemente se trata enfocarnos en lo que amamos y dejar que nos inunde y nos envuelva la plenitud de ese amor, que sea motivante, entusiasmante, y que luego de la meditación, quedemos con ganas de hacer algo tangible, productivo, positivo, por eso que amamos.
La poderosa voluntad de Tauro nos guía de manera unidireccional y firme, hacia aquello que queremos, y nos recuerda la célebre frase “querer es poder”; es tiempo de dejarnos influir por esta potente energía que nos lleve indeteniblemente hacia el objetivo que queremos, empujados a la vez por el motor emocional de la energía escorpiana.
En tiempo de Escorpio el aprendizaje (muchas veces intenso, pues este signo se mueve en polaridades extremas) tiene que ver con soltar los apegos, aceptar los cambios luego de un período de “crisis”.
Plutón, el planeta regente de Escorpio, es el que destruye y nos deja el terreno limpio para que luego podamos construir lo nuevo. Debemos enfrentar la “muerte” de una situación, lo que conlleva a una profunda transformación, para luego renacer.
Escorpio es el signo de la evolución, por eso se le asocia a tres animales: la serpiente, que es el estado menos evolucionado y de bajas pasiones; el escorpión o alacrán, que representa un grado un tanto más elevado de evolución, y finalmente el águila, que es cuando finalmente alzamos el vuelo y nos remontamos a las alturas de la espiritualidad, y desarrollamos una poderosa visión interna que nos permite ver la verdad a través de las apariencias.
Escorpio representa la fuerza del deseo; es un ciclo donde aprendemos que nada es imposible si de verdad lo deseamos con intensidad, y también nos enseña a callar, porque cuando de verdad deseamos algo hay que callarlo para resguardar energías que nos permitan tener una mente poderosa para visualizar y concretar lo que de verdad queremos.
Pero el deseo tiene que estar conectado con nuestra verdad esencial, no debe ser un capricho sino que forme parte de las energías que traemos a este mundo y que están plasmadas en nuestro mapa astrológico; esos son los auténticos y genuinos deseos, y no aquellos que son producto de programaciones postizas que muchas veces nos impone la sociedad.
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