Ante la noticia de que la Asamblea Nacional autorizó la estadía ilimitada en Cuba del moderno Prometeo de Sabaneta; seguramente nuestros hermanos cubanos, a gusto con el mar de la felicidad, pensarán que somos un pueblo sin memoria y malagradecido.
Cuando digo un pueblo sin memoria, me refiero a que los venezolanos olvidan el numeroso contingente de cooperantes cubanos, civiles y militares, presentes en las distintas áreas de la administración pública venezolana. Pasando de cumplir funciones de asesoría a ocupar cargos claves en ministerios y muchos organismos, incluyendo altas posiciones en el sector militar. Como el Ministerio de Electricidad, Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa), Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), Servicio Autónomo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), Banco Central de Venezuela y en Fuerte Tiuna, la plaza militar más importante del país.
Cuando digo un pueblo malagradecido, me refiero a la ingratitud de los venezolanos por la cubanización del Ejército nacional que comenzó con el lema "Patria, socialismo o muerte", con el fin de unificar las fuerzas armadas de ambos países, así como estructurar y fortalecer las milicias bolivarianas.
Cuando digo un pueblo sin memoria, me refiero a que los venezolanos olvidan el acuerdo bilateral con La Habana que permite a personal policial y de seguridad estatal cubano realizar en Venezuela tareas de espionaje y policiales.
Cuando digo un pueblo malagradecido, me refiero a la ingratitud de los venezolanos por el control del Departamento de Seguridad de Cuba (G2) de los servicios de inteligencia, de identificación e inmigración, y los registros públicos y notarías; vigilando con ello al ciudadano, su identidad, documentos personales y propiedades.
Cuando digo un pueblo sin memoria, me refiero a que los venezolanos olvidan que los correos electrónicos de miles de venezolanos en su país y en Miami son leídos por especialistas de la inteligencia cubana, que tienen acceso a las direcciones, claves secretas y hasta los números de Protocolo de Internet (IP) de las computadoras, con ocasión a la asesoría desinteresada del comandante cubano Ramiro Valdés.
Cuando digo un pueblo malagradecido, me refiero a la ingratitud de los venezolanos que no reconocen que desde hace años existen comunidades enteras de campesinos cubanos que fueron trasplantados desde Cuba directamente a granjas experimentales socialistas en los estados Barinas, Portuguesa y Aragua, construidas en propiedades privadas que fueron expropiadas.
Debemos aclarar, no es que seamos un pueblo sin memoria y malagradecido, más aún, es que no sabemos cómo agradecerles tanto a Fidel y Raúl Castro que antes pagaban de su bolsillo, o en el mejor de los casos lo hacía la URSS, las invasiones y entrenamientos para la guerra de guerrillas en nuestro país, y ahora lo hace nuestro gobierno.
En verdad, los venezolanos creíamos que costear la construcción de miles de casas así como la conexión de Cuba a Internet de alta velocidad mediante un cable de fibra óptica de 1.600 kilómetros que permite burlar las restricciones económicas de EEUU, era una buena manera de recompensar los desinteresados 30.000 médicos y 5.000 entrenadores deportivos cubanos que trabajan en nuestras zonas empobrecidas.
En fin, hermanos cubanos le hemos enviado al moderno Prometeo de Sabaneta por tiempo indefinido no porque seamos un pueblo sin memoria y malagradecido, ni siquiera porque seamos vengativos. Lo hemos hecho como pago por lo favores recibidos.
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Razón del nombre del blog
sábado, 18 de junio de 2011
Un pueblo sin memoria y malagradecido
Un pueblo sin memoria y malagradecido
JUAN CARLOS APITZ | EL UNIVERSAL
sábado 18 de junio de 2011 05:11 PM
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