Elogio a la libertad
"Siempre la literatura ha sido una revelación de grandes problemas humanos o sociales" "El intelectual debe estar contra toda dictadura. Y esto es una forma de dictadura", asegura el escritor Guillermo Sucre.
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Publicó "La libertad, Sancho. De Montaigne a nuestro días" (N. Rocco)
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DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
domingo 7 de julio de 2013
Guillermo Sucre (Tumeremo, 1933) conoce de dictaduras: fue detenido dos veces en el régimen de Marcos Pérez Jiménez. El 23 de enero de 1958, cuando cayó el caudillo, el escritor venezolano estaba en una cárcel de Ciudad Bolívar junto con los periodistas José "Chepino" Gerbasi y Ramón J. Velázquez. Hoy, a sus 80 años, el autor lucha por la democracia a través de la palabra, de libros como La libertad, Sancho. De Montaigne a nuestros días, que publicó la Fundación Valle de San Francisco con la Cooperativa Editorial Lugar Común.
La nueva obra del ensayista es una recopilación de artículos de autores que en determinadas épocas sufrieron conflictos políticos y/o religiosos. El francés Ettienne de la Boetie, que escribió el Discurso sobre la servidumbre voluntaria("No es necesario pulverizar al coloso sino dejar de sostenerlo y lo veréis caer por su propio peso y romperse en pedazos"); el holandés Baruj Spinoza, que dijo, en su Tratado teológico político, que "el Estado más violento será aquel en que se niega a cada uno la libertad de decir y enseñar lo que se piensa"; el venezolano Mariano Picón Salas, que durante el período perejimenista analizó en un escrito la palabra "revolución"; o el alemán Isaiah Berlin, que en La decadencia de las ideas utópicas en Occidente advirtió: "la sujeción a una sola ideología, no importa qué tan razonable e imaginativa sea, roba a los hombres su libertad y su vitalidad". Todos seleccionados y comentados por el propio Sucre, que redactó el prólogo.
El volumen ensayístico, que reúne textos de ocho escritores, nació de los cursos que dictaba Sucre en el Certificado de Estudios Liberales de la fundación. El profesor compartía la obra de los autores que están en el libro con sus estudiantes. "Me daba cuenta que en esos escritores había una conciencia democrática inteligente. No esa democracia bobalicona sino una creadora y profunda (...) Es bueno que los jóvenes se relacionen con un pensamiento variado, aunque claro está que tampoco voy a poner un elogio a la dictadura o al caudillo", dijo el ganador del Premio Nacional de Literatura en 1976.
Guillermo Sucre cree que la Venezuela de hoy se acerca a esos regímenes totalitarios. Al terminar de leer resulta inevitable encontrar similitudes con la actualidad del país. Uno se pregunta si es que la historia se repite o si es que los seres humanos nunca cambian. Y La libertad, Sancho es una forma de marcar una postura. "Es como una protesta silenciosa pero bien organizada por intermedio de autores que tienen un valor filosófico importante (...) Aquí no hay una libertad total, es una libertad media (...) Picón Salas decía que hay que tener siempre cierto escepticismo y cierta esperanza".
Fue Michel De Montaigne el que escribió que de las artes liberales, había que comenzar por el arte que nos hace libres. La ficción, según Sucre, puede acercarnos a esa libertad. "Siempre la literatura han sido una revelación de grandes problemas humanos o sociales. Con el comienzo de las revoluciones, hay una literatura comprometida que convierte la revolución en una verdad absoluta que no puede ser criticada. Y la literatura es justamente lo contrario: una búsqueda de los diversos puntos de vista. Miguel de Cervantes, por ejemplo, es un elogio a la libertad. Dice que no se la debemos a nadie sino que es producto de nosotros mismos. El hombre por naturaleza es un ser libre".
El filósofo polaco Leszek Kolakowski, otro de los citados, dijo que el pensamiento utópico se vuelve maligno cuando está al servicio de la tiranía. Lo mismo ocurre con la escritura como instrumento del poder. "Creo que pierde su riqueza. El escritor rebaja su obra porque no tiene esa especie de neutralidad, de impersonalidad, que debe tener un autor para ver la realidad en todos sus aspectos", agregó Sucre, que advirtió que hay que tener cuidado de no irse al otro extremo ("se puede convertir en fanático. Todo extremismo, de derecha o izquierda, lleva a una dictadura").
El papel del escritor
La Libertad, Sancho tiene frases que deberían citar más de un político o pensador actual. Otro ejemplo para subrayar: Albert Camus, en su discurso de recepción del Premio Nobel, dijo que el escritor no debe estar al servicio de los que hacen la historia sino de los que la sufren, que la tarea de su generación, en la Europa postguerra, no era la de rehacer el mundo sino impedir que se deshaga. La labor del intelectual de hoy sigue siendo la misma de entonces: la de resistir o conservar. "Todo el que intenta cambiar al mundo llega al fracaso (...) Sin libertad no hay moral. El intelectual debe estar contra toda dictadura. Y esto es una forma de dictadura. Las últimas elecciones revelaron que es un país muy dividido. No hay transparencia. Un intelectual tiene que estar contra regímenes de fuerza en el que se ve mucho la influencia militar", dijo Guillermo Sucre, que previo a las elecciones del 7 de octubre de 2012 escribió un artículo titulado Democratura. Chávez, el camino de la dictadura.
Hubo un tiempo en el que el ensayista venezolano se había alejado de la actividad política. Fue con la llegada del llamado Socialismo del siglo XXI que volvió a manifestar su posición. "A partir del año 98 te confieso que sí actúo con cierta preocupación por el destino del país (...) La gente tiene que tener un interés en la política para que no la resuelvan unos pocos. No se necesita ser un activista, pero sí habría que tener una conciencia de lo que pasa (...) La libertad implica una responsabilidad. No puedo usarla para perjudicar a otro. La libertad es lo que hace posible el juicio, la moral y nos da un sentido de la vida más plena. Hay que luchar continuamente. Eso de creer que conquistamos la libertad y es para siempre no es cierto. Eterno es lo que intentan ser los regímenes totalitarios".
-¿Y si usted tendría hoy la edad que tuvo en la época de Marcos Pérez Jiménez como defendería la libertad?
-Haría lo mismo que antes. Hubiera estado en la universidad, en la protesta que hicieron. Pero también hay que usar la inteligencia y la habilidad. Hay que tener la mente clara, una cierta serenidad para no ser torpe ni ponerse histérico.
dfermin@eluniversal.com
La nueva obra del ensayista es una recopilación de artículos de autores que en determinadas épocas sufrieron conflictos políticos y/o religiosos. El francés Ettienne de la Boetie, que escribió el Discurso sobre la servidumbre voluntaria("No es necesario pulverizar al coloso sino dejar de sostenerlo y lo veréis caer por su propio peso y romperse en pedazos"); el holandés Baruj Spinoza, que dijo, en su Tratado teológico político, que "el Estado más violento será aquel en que se niega a cada uno la libertad de decir y enseñar lo que se piensa"; el venezolano Mariano Picón Salas, que durante el período perejimenista analizó en un escrito la palabra "revolución"; o el alemán Isaiah Berlin, que en La decadencia de las ideas utópicas en Occidente advirtió: "la sujeción a una sola ideología, no importa qué tan razonable e imaginativa sea, roba a los hombres su libertad y su vitalidad". Todos seleccionados y comentados por el propio Sucre, que redactó el prólogo.
El volumen ensayístico, que reúne textos de ocho escritores, nació de los cursos que dictaba Sucre en el Certificado de Estudios Liberales de la fundación. El profesor compartía la obra de los autores que están en el libro con sus estudiantes. "Me daba cuenta que en esos escritores había una conciencia democrática inteligente. No esa democracia bobalicona sino una creadora y profunda (...) Es bueno que los jóvenes se relacionen con un pensamiento variado, aunque claro está que tampoco voy a poner un elogio a la dictadura o al caudillo", dijo el ganador del Premio Nacional de Literatura en 1976.
Guillermo Sucre cree que la Venezuela de hoy se acerca a esos regímenes totalitarios. Al terminar de leer resulta inevitable encontrar similitudes con la actualidad del país. Uno se pregunta si es que la historia se repite o si es que los seres humanos nunca cambian. Y La libertad, Sancho es una forma de marcar una postura. "Es como una protesta silenciosa pero bien organizada por intermedio de autores que tienen un valor filosófico importante (...) Aquí no hay una libertad total, es una libertad media (...) Picón Salas decía que hay que tener siempre cierto escepticismo y cierta esperanza".
Fue Michel De Montaigne el que escribió que de las artes liberales, había que comenzar por el arte que nos hace libres. La ficción, según Sucre, puede acercarnos a esa libertad. "Siempre la literatura han sido una revelación de grandes problemas humanos o sociales. Con el comienzo de las revoluciones, hay una literatura comprometida que convierte la revolución en una verdad absoluta que no puede ser criticada. Y la literatura es justamente lo contrario: una búsqueda de los diversos puntos de vista. Miguel de Cervantes, por ejemplo, es un elogio a la libertad. Dice que no se la debemos a nadie sino que es producto de nosotros mismos. El hombre por naturaleza es un ser libre".
El filósofo polaco Leszek Kolakowski, otro de los citados, dijo que el pensamiento utópico se vuelve maligno cuando está al servicio de la tiranía. Lo mismo ocurre con la escritura como instrumento del poder. "Creo que pierde su riqueza. El escritor rebaja su obra porque no tiene esa especie de neutralidad, de impersonalidad, que debe tener un autor para ver la realidad en todos sus aspectos", agregó Sucre, que advirtió que hay que tener cuidado de no irse al otro extremo ("se puede convertir en fanático. Todo extremismo, de derecha o izquierda, lleva a una dictadura").
El papel del escritor
La Libertad, Sancho tiene frases que deberían citar más de un político o pensador actual. Otro ejemplo para subrayar: Albert Camus, en su discurso de recepción del Premio Nobel, dijo que el escritor no debe estar al servicio de los que hacen la historia sino de los que la sufren, que la tarea de su generación, en la Europa postguerra, no era la de rehacer el mundo sino impedir que se deshaga. La labor del intelectual de hoy sigue siendo la misma de entonces: la de resistir o conservar. "Todo el que intenta cambiar al mundo llega al fracaso (...) Sin libertad no hay moral. El intelectual debe estar contra toda dictadura. Y esto es una forma de dictadura. Las últimas elecciones revelaron que es un país muy dividido. No hay transparencia. Un intelectual tiene que estar contra regímenes de fuerza en el que se ve mucho la influencia militar", dijo Guillermo Sucre, que previo a las elecciones del 7 de octubre de 2012 escribió un artículo titulado Democratura. Chávez, el camino de la dictadura.
Hubo un tiempo en el que el ensayista venezolano se había alejado de la actividad política. Fue con la llegada del llamado Socialismo del siglo XXI que volvió a manifestar su posición. "A partir del año 98 te confieso que sí actúo con cierta preocupación por el destino del país (...) La gente tiene que tener un interés en la política para que no la resuelvan unos pocos. No se necesita ser un activista, pero sí habría que tener una conciencia de lo que pasa (...) La libertad implica una responsabilidad. No puedo usarla para perjudicar a otro. La libertad es lo que hace posible el juicio, la moral y nos da un sentido de la vida más plena. Hay que luchar continuamente. Eso de creer que conquistamos la libertad y es para siempre no es cierto. Eterno es lo que intentan ser los regímenes totalitarios".
-¿Y si usted tendría hoy la edad que tuvo en la época de Marcos Pérez Jiménez como defendería la libertad?
-Haría lo mismo que antes. Hubiera estado en la universidad, en la protesta que hicieron. Pero también hay que usar la inteligencia y la habilidad. Hay que tener la mente clara, una cierta serenidad para no ser torpe ni ponerse histérico.
dfermin@eluniversal.com
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