El agente que sacude el espionaje mundial
Reconstrucción del periplo por medio planeta de Edward Joseph Snowden, el filtrador que arriesgó todo para revelar los secretos de la "máquina de vigilancia" estadounidense
La historia de Edward Joseph Snowden es la de un joven analista de inteligencia que decidió arriesgarlo todo para denunciar los abusos del espionaje masivo cometidos por los servicios secretos de su país. La de un ex empleado de la CIA que se asomó a las prácticas irregulares de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y decidió que el mundo debía conocerlas. La de un friki de la informática, amante de la cultura japonesa, que dejó atrás a su novia y una cómoda vida en Hawai para emprender un viaje peligroso e incierto.
Snowden ha desatado una tormenta mundial al exponer la fragilidad de la privacidad de las comunicaciones en la era digital, dejando al descubierto a los gigantes de Internet -Google, Facebook, Microsoft-, enfureciendo al presidente Obama y al premier británico Cameron, generando una crisis diplomática entre Ecuador y Estados Unidos y poniendo en guardia a los más potentes servicios secretos del mundo. Todo, con cuatro computadores portátiles, una memoria USB y un cubo de Rubik.
Esta es la reconstrucción de la huida del hombre más buscado durante las últimas tres semanas.
De Hawai a Hong Kong. El periplo arranca en Hawai, en mayo, el día en que comunica a su superior en la compañía Booz Allen Hamilton, una de las más potentes organizaciones privadas de espionaje del mundo -muchas de ellas trabajan subcontratadas para los servicios de inteligencia nacionales de los países-, que se tiene que ir durante dos semanas para tratar sus problemas de epilepsia.
A su novia, Lindsay, con la que lleva cuatro años, le dice que tiene que ausentarse por unas semanas. Lindsay, que practica acrobacia, tampoco tiene porqué extrañarse. Su chico trabaja en el sector de inteligencia.
El lunes 20 de mayo, Snowden toma un vuelo que cambiará su vida para siempre. Atrás deja su casa de Waipahu, West Oahu, Hawai. Hace cuatro meses que ha entrado en contacto con la periodista independiente estadounidense Laura Poitras. Hace menos de un mes que ha empezado a escribirse, mediante comunicaciones encriptadas, con el bloguero norteamericano del diario británico The Guardian Glenn Greenwald.
El avión en el que se embarca Snowden se dirige a Hong Kong.
"Hace bien eligiendo este destino", cuenta por teléfono desde Hong Kong Heriberto Araújo, experto en cuestiones de ciberespionaje. "Es un territorio controlado por China, que no es país amigo de Estados Unidos, pero en el que las leyes funcionan y de donde no iba a ser fácil sacarle".
Snowden aterriza en la ex colonia británica con 1 maleta negra y 4 computadoras portátiles. Se aloja en un hotel de 250 euros la noche. Durante 2 semanas, según contará The Guardian , apenas sale de la habitación y pide que le suban la comida allí. Se atrinchera. Coloca almohadas en la rendija de la puerta de la habitación para evitar escuchas. Mayo llega a su fin y se cita por fin con el bloguero Glenn Greenwald.
Greenwald queda sorprendido. Esperaba encontrarse a un veterano espía. No a un joven de 29 años de edad.
Bomba informativa. El viernes 7 de junio, los dos diarios con los que ha entrado en contacto presentándose bajo el seudónimo de Verax, el estadounidense The Washington Post y el británico The Guardian , sueltan la bomba informativa: Estados Unidos ejerce un espionaje masivo, recolectando información a través de Google, Facebook, Apple y Skype. La NSA tiene acceso, mediante el programa Prisma, a los correos electrónicos, búsquedas de Internet, archivos enviados y conversaciones online de cualquier ciudadano no estadounidense fuera de las fronteras de Estados Unidos. El programa genera aproximadamente 2.000 informes al mes. Cerca de 77.000 expedientes se han nutrido de información personal de ciudadanos conectados a la red.
Todo ello gracias a una ley aprobada por el ex presidente George Bush Jr. y refrendada por Barack Obama.
Según saltan las primeras noticias, el presidente de Estados Unidos decide comparecer para justificar esas prácticas. Se escuda en la lucha contra el terrorismo internacional. Pero la bomba informativa genera repercusiones en todo el mundo.
El domingo 9 de junio, la imagen de Snowden, grabada en video por la documentalista Laura Poitras, inunda las pantallas informativas de medio planeta. The Guardian cuelga en su web la entrevista que le hace Greenwald en la habitación del hotel de Hong Kong.
"En buena conciencia", declara Snowden en la entrevista, "no puedo permitir que el gobierno de Estados Unidos destruya la intimidad, la libertad de Internet y las libertades fundamentales de las personas con esta máquina de vigilancia que está construyendo en secreto".
Obama está asfixiado. Snowden le ha puesto frente a la peor crisis de su presidencia.
En Londres, David Cameron se niega a confirmar o desmentir que el GCHQ, centro neurálgico de la inteligencia británica, haya utilizado el programa Prisma.
El lunes 10 de junio, cerca del mediodía, Snowden abandona la habitación del hotel.
El Gobierno de Estados Unidos anuncia que lo perseguirá, mientras 25.000 personas firman en Internet una petición a Obama para que lo perdone.
La reacción europea no tarda.
Tres días más tarde, Vivianne Redding, vicepresidente de la Comisión Europea, declara: "Los Estados no tienen un derecho ilimitado de vigilancia secreta".
Pocos días después entra en juego Wikileaks. La plataforma de filtraciones del australiano Julian Assange se muestra dispuesta a ayudar a Snowden.
Para ello, decide enviar a Hong Kong a Sarah Harrison, la persona que desde hace más de dos años está permanentemente al lado de Assange, mujer que ha ejercido labores de organización, periodismo de investigación y comunicación en la plataforma.
El ángel de la guarda de Assange se dispone a viajar a Hong Kong para convertirse en ángel de la guarda de Snowden.
Harrison asiste a la reunión que el ex analista de la NSA mantiene en Hong Kong con un equipo de abogados. Valoran la situación. Snowden pide a todos los asistentes que guarden sus celulares en la nevera para evitar escuchas, según relatara The New York Times .
El jueves 20 de junio, desde Islandia, un colaborador de Wikileaks asegura que tiene un avión preparado para llevar al analista estadounidense a Islandia: tan solo queda la obtención del permiso del Gobierno.
El Departamento de Estado de Estados Unidos solicita a Hong Kong la extradición de Snowden, que el viernes 21 de junio acaba de cumplir 30 años de edad. Dos días más tarde, el domingo 23, llega a manos del presidente de Ecuador, Rafael Correa, una carta de Snowden.
No es una misiva larga. "Es improbable que reciba un juicio justo, y corro el riesgo de cadena perpetua y muerte", señala.
Por eso, dice, pide asilo en ese país.
Zona de tránsito. Ese mismo día, el vuelo 213 de la compañía rusa Aeroflot aterriza en la terminal E del aeropuerto de Sheremiétevo, Moscú. Se supone que en él ha viajado el analista estadounidense acompañado por Sarah Harrison. La prensa espera en el aeropuerto. Se ven autos con placas diplomáticas.
Pero Snowden no aparece. No hay rastro de él.
Julian Assange declara desde Londres que Snowden está en lugar seguro. Algunas informaciones apuntan a que tiene reserva para viajar, rumbo a La Habana, al día siguiente, en el vuelo 150 de Aeroflot. Falsa alarma. El lunes, el asiento 17A del vuelo 150, en el que supuestamente iba a viajar, va vacío.
El martes 25, Vladimir Putin asegura que Snowden se encuentra en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú, pero se niega a conceder su extradición.
Snowden se beneficia de los milagros del mundo moderno.
No está técnicamente en Rusia porque no cruza formalmente la frontera y no le sellan el pasaporte -que, por lo demás, Washington ya ha anulado-, lo que significa que la policía local no puede detenerle.
En la zona internacional de Sheremiétevo unos dicen que se aloja en el hotel Vozdushny Express (Expreso Aéreo), mientras otros aseguran que, al ver los precios (60 euros por 4 horas), se dio media vuelta y se fue. El presidente venezolano Nicolás Maduro se muestra dispuesto a recibirle.
El viernes 28 Snowden parece atrapado en un callejón si salida. Su pasaporte invalidado le impide entrar en territorio ruso. Ecuador dice que su país no puede otorgarle asilo si no se encuentra físicamente en territorio ecuatoriano -en la embajada, por ejemplo-. Obama ha declarado que no va a movilizar aviones para detener a un hacker, en un intento de no perturbar sus relaciones con China y Rusia; al tiempo que Evo Morales es requisado en aeropuertos internacionales, sospechoso de movilizar a Snowden.
Mientras medio mundo se pregunta dónde está Snowden, su padre Lonnie concede una entrevista a la cadena NBC en la que asegura que su hijo estaría dispuesto a regresar a Estados Unidos si le garantizan su libertad antes del juicio.
Snowden está acusado de robo y apropiación de documentos del Gobierno. Muchas voces en Estados Unidos se levantan contra lo que consideran una traición. L o que parece claro es que es un tipo con una larga experiencia en el campo de la inteligencia militar, que sabe lo que hace y a qué se expone.
Snowden ha desatado una tormenta mundial al exponer la fragilidad de la privacidad de las comunicaciones en la era digital, dejando al descubierto a los gigantes de Internet -Google, Facebook, Microsoft-, enfureciendo al presidente Obama y al premier británico Cameron, generando una crisis diplomática entre Ecuador y Estados Unidos y poniendo en guardia a los más potentes servicios secretos del mundo. Todo, con cuatro computadores portátiles, una memoria USB y un cubo de Rubik.
Esta es la reconstrucción de la huida del hombre más buscado durante las últimas tres semanas.
De Hawai a Hong Kong. El periplo arranca en Hawai, en mayo, el día en que comunica a su superior en la compañía Booz Allen Hamilton, una de las más potentes organizaciones privadas de espionaje del mundo -muchas de ellas trabajan subcontratadas para los servicios de inteligencia nacionales de los países-, que se tiene que ir durante dos semanas para tratar sus problemas de epilepsia.
A su novia, Lindsay, con la que lleva cuatro años, le dice que tiene que ausentarse por unas semanas. Lindsay, que practica acrobacia, tampoco tiene porqué extrañarse. Su chico trabaja en el sector de inteligencia.
El lunes 20 de mayo, Snowden toma un vuelo que cambiará su vida para siempre. Atrás deja su casa de Waipahu, West Oahu, Hawai. Hace cuatro meses que ha entrado en contacto con la periodista independiente estadounidense Laura Poitras. Hace menos de un mes que ha empezado a escribirse, mediante comunicaciones encriptadas, con el bloguero norteamericano del diario británico The Guardian Glenn Greenwald.
El avión en el que se embarca Snowden se dirige a Hong Kong.
"Hace bien eligiendo este destino", cuenta por teléfono desde Hong Kong Heriberto Araújo, experto en cuestiones de ciberespionaje. "Es un territorio controlado por China, que no es país amigo de Estados Unidos, pero en el que las leyes funcionan y de donde no iba a ser fácil sacarle".
Snowden aterriza en la ex colonia británica con 1 maleta negra y 4 computadoras portátiles. Se aloja en un hotel de 250 euros la noche. Durante 2 semanas, según contará The Guardian , apenas sale de la habitación y pide que le suban la comida allí. Se atrinchera. Coloca almohadas en la rendija de la puerta de la habitación para evitar escuchas. Mayo llega a su fin y se cita por fin con el bloguero Glenn Greenwald.
Greenwald queda sorprendido. Esperaba encontrarse a un veterano espía. No a un joven de 29 años de edad.
Bomba informativa. El viernes 7 de junio, los dos diarios con los que ha entrado en contacto presentándose bajo el seudónimo de Verax, el estadounidense The Washington Post y el británico The Guardian , sueltan la bomba informativa: Estados Unidos ejerce un espionaje masivo, recolectando información a través de Google, Facebook, Apple y Skype. La NSA tiene acceso, mediante el programa Prisma, a los correos electrónicos, búsquedas de Internet, archivos enviados y conversaciones online de cualquier ciudadano no estadounidense fuera de las fronteras de Estados Unidos. El programa genera aproximadamente 2.000 informes al mes. Cerca de 77.000 expedientes se han nutrido de información personal de ciudadanos conectados a la red.
Todo ello gracias a una ley aprobada por el ex presidente George Bush Jr. y refrendada por Barack Obama.
Según saltan las primeras noticias, el presidente de Estados Unidos decide comparecer para justificar esas prácticas. Se escuda en la lucha contra el terrorismo internacional. Pero la bomba informativa genera repercusiones en todo el mundo.
El domingo 9 de junio, la imagen de Snowden, grabada en video por la documentalista Laura Poitras, inunda las pantallas informativas de medio planeta. The Guardian cuelga en su web la entrevista que le hace Greenwald en la habitación del hotel de Hong Kong.
"En buena conciencia", declara Snowden en la entrevista, "no puedo permitir que el gobierno de Estados Unidos destruya la intimidad, la libertad de Internet y las libertades fundamentales de las personas con esta máquina de vigilancia que está construyendo en secreto".
Obama está asfixiado. Snowden le ha puesto frente a la peor crisis de su presidencia.
En Londres, David Cameron se niega a confirmar o desmentir que el GCHQ, centro neurálgico de la inteligencia británica, haya utilizado el programa Prisma.
El lunes 10 de junio, cerca del mediodía, Snowden abandona la habitación del hotel.
El Gobierno de Estados Unidos anuncia que lo perseguirá, mientras 25.000 personas firman en Internet una petición a Obama para que lo perdone.
La reacción europea no tarda.
Tres días más tarde, Vivianne Redding, vicepresidente de la Comisión Europea, declara: "Los Estados no tienen un derecho ilimitado de vigilancia secreta".
Pocos días después entra en juego Wikileaks. La plataforma de filtraciones del australiano Julian Assange se muestra dispuesta a ayudar a Snowden.
Para ello, decide enviar a Hong Kong a Sarah Harrison, la persona que desde hace más de dos años está permanentemente al lado de Assange, mujer que ha ejercido labores de organización, periodismo de investigación y comunicación en la plataforma.
El ángel de la guarda de Assange se dispone a viajar a Hong Kong para convertirse en ángel de la guarda de Snowden.
Harrison asiste a la reunión que el ex analista de la NSA mantiene en Hong Kong con un equipo de abogados. Valoran la situación. Snowden pide a todos los asistentes que guarden sus celulares en la nevera para evitar escuchas, según relatara The New York Times .
El jueves 20 de junio, desde Islandia, un colaborador de Wikileaks asegura que tiene un avión preparado para llevar al analista estadounidense a Islandia: tan solo queda la obtención del permiso del Gobierno.
El Departamento de Estado de Estados Unidos solicita a Hong Kong la extradición de Snowden, que el viernes 21 de junio acaba de cumplir 30 años de edad. Dos días más tarde, el domingo 23, llega a manos del presidente de Ecuador, Rafael Correa, una carta de Snowden.
No es una misiva larga. "Es improbable que reciba un juicio justo, y corro el riesgo de cadena perpetua y muerte", señala.
Por eso, dice, pide asilo en ese país.
Zona de tránsito. Ese mismo día, el vuelo 213 de la compañía rusa Aeroflot aterriza en la terminal E del aeropuerto de Sheremiétevo, Moscú. Se supone que en él ha viajado el analista estadounidense acompañado por Sarah Harrison. La prensa espera en el aeropuerto. Se ven autos con placas diplomáticas.
Pero Snowden no aparece. No hay rastro de él.
Julian Assange declara desde Londres que Snowden está en lugar seguro. Algunas informaciones apuntan a que tiene reserva para viajar, rumbo a La Habana, al día siguiente, en el vuelo 150 de Aeroflot. Falsa alarma. El lunes, el asiento 17A del vuelo 150, en el que supuestamente iba a viajar, va vacío.
El martes 25, Vladimir Putin asegura que Snowden se encuentra en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú, pero se niega a conceder su extradición.
Snowden se beneficia de los milagros del mundo moderno.
No está técnicamente en Rusia porque no cruza formalmente la frontera y no le sellan el pasaporte -que, por lo demás, Washington ya ha anulado-, lo que significa que la policía local no puede detenerle.
En la zona internacional de Sheremiétevo unos dicen que se aloja en el hotel Vozdushny Express (Expreso Aéreo), mientras otros aseguran que, al ver los precios (60 euros por 4 horas), se dio media vuelta y se fue. El presidente venezolano Nicolás Maduro se muestra dispuesto a recibirle.
El viernes 28 Snowden parece atrapado en un callejón si salida. Su pasaporte invalidado le impide entrar en territorio ruso. Ecuador dice que su país no puede otorgarle asilo si no se encuentra físicamente en territorio ecuatoriano -en la embajada, por ejemplo-. Obama ha declarado que no va a movilizar aviones para detener a un hacker, en un intento de no perturbar sus relaciones con China y Rusia; al tiempo que Evo Morales es requisado en aeropuertos internacionales, sospechoso de movilizar a Snowden.
Mientras medio mundo se pregunta dónde está Snowden, su padre Lonnie concede una entrevista a la cadena NBC en la que asegura que su hijo estaría dispuesto a regresar a Estados Unidos si le garantizan su libertad antes del juicio.
Snowden está acusado de robo y apropiación de documentos del Gobierno. Muchas voces en Estados Unidos se levantan contra lo que consideran una traición. L o que parece claro es que es un tipo con una larga experiencia en el campo de la inteligencia militar, que sabe lo que hace y a qué se expone.
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