Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 7 de enero de 2014

La sociedad venezolana actual, se encuentra atrapada entre las posturas de las élites de uno y otro bando las cuales en muchas cosas se contraponen pero coinciden en una central. Para ambas el fundamento de toda la vida humana personal y social es la economía, la propiedad, el capital y su manejo. De cómo se estructure y se gestione este fundamento dependerá eso que el pueblo valora y que para ambas orientaciones no habrá de ser sino el resultado que algún día nunca precisado se obtendrá.

Zapatazo martes 07 de enero de 2014

Pueblo y economía

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Durante quince años, nuestros revolucionarios, desde el poder por todos los medios, le han dicho al pueblo lo que sería el socialismo. Sin embargo, las respuestas que ese mismo pueblo da cuando se le pregunta por lo que para él significa el término de socialismo, son reveladoras: solidaridad, ayuda mutua, justicia para todos, que todos podamos vivir bien, convivencia fraterna, seguridad… Todas en plena coherencia con el mundo-de-vida relacional que constituye su identidad profunda, la idiosincrasia del ser-de-convivencia en el que consiste su humanidad. Esos valores son el fundamento sobre el cual desea construir su futuro, la vida de cada cual y su manera de vivir juntos. No aparecen para nada términos como: capital, propiedad, economía…

La sociedad venezolana actual, se encuentra atrapada entre las posturas de las élites de uno y otro bando las cuales en muchas cosas se contraponen pero coinciden en una central. Para ambas el fundamento de toda la vida humana personal y social es la economía, la propiedad, el capital y su manejo. De cómo se estructure y se gestione este fundamento dependerá eso que el pueblo valora y que para ambas orientaciones no habrá de ser sino el resultado que algún día nunca precisado se obtendrá. Lo que se toma como fundamento es lo que se valora sobre y por encima de todo lo demás. Fundamento es valor supremo. Así, pues, entre pueblo y élites es evidente la contradicción de valores. Estas los tienen invertidos.

Para la tendencia revolucionaria, la clave de todo está en la economía y en el régimen de propiedad por aquello de que “el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual”. Ya lo dijo Marx. Dentro de esta lógica, la vida de los hombres en una sociedad se debe regir por la unión estricta de toda la “producción de la vida material” con el poder absolutamente centralizado único capaz de ordenarla racionalmente. La historia nos ha demostrado que en ninguno de los muchos experimentos socialistas de este tipo producidos en el mundo, se han obtenido los bienes que el pueblo venezolano valora como fundamentales.Para la tendencia contraria, la economía funciona y puede producir bienestar sólo si la propiedad y producción de los bienes materiales se deja a la decisión de las personas individuales que compiten entre sí libremente. El poder político ha de actuar sólo como regulador para asegurar esa libertad y su buen funcionamiento. Los valores que el pueblo venezolano aprecia se darán por añadidura. También aquí siglos de historia humana han demostrado que en semejante régimen económico se han producido los peores males para la gran mayoría de la gente y nunca los bienes prometidos y anunciados. 

Hay que reconocer que hoy algunas élites están conscientes de que una y otra postura tiene que abandonar las rigideces de las convicciones. En el campo revolucionario todos los experimentos de cambio interno han acabado integrándose de hecho, aunque quizás no de discurso, en la postura contraria. Los que en esta última se han producido han logrado en algunos países el llamado estado del bienestar en cuyo seno la mayoría de la gente, no todos, han podido tener por lo menos en parte, una vida mejor, pero en momentos de crisis la dureza de la economía se vuelve a imponer.

Ni la una ni la otra son del pueblo sino de élites “ilustradas”. No existe una tercera.
¿Surgirá una postura que ponga como fundamento real, y no sólo de palabra, los valores del pueblo y que sobre ellos construya lo demás incluyendo economía y propiedad? No una tercera vía, sino otra vía. “Inventen”, pidió ya Paulo VI a los dirigentes de la sociedad. 


Jesús y la función social de las familias

Jesús pudo superar la indolencia que suele nacer en familias biológicas cerradas...

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RAFAEL LUCIANI |  EL UNIVERSAL
sábado 4 de enero de 2014  12:00 AM
La familia fue para Jesús el espacio inicial en el que creció y donde aprendió las tradiciones judías. Él siguió la espiritualidad de los pobres de Yahveh (Lc 1,46-55) y rompió con tres criterios que definían a una familia del siglo I: el honor y elstatus -sociorreligioso y cultural-, y la noción de paterfamilias en torno a la cual se definía toda la identidad familiar. En ese contexto, ¿era viable un modelo de familia que no se sostuviera sobre estos principios y no se definiera por los vínculos biológicos? ¿Podía pasar a ser la familia un modelo de inclusión social?

En Nazaret encontramos un vuelco radical en la visión de familia que tenía Jesús. Ahí dice que «a un profeta lo desprecian en su propia tierra, entre sus parientes y en su casa» (Mc 6,4). De hecho, su familia biológica lo llama «loco» (Mc 3,21). Un día, cuando su madre y sus hermanos lo van a buscar, los deja desconcertados al mandarles a decir: «mi madre y mis hermanos no son ustedes, sino los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc 8,19-21). 

¿Rechazó Jesús el sentido de la familia o la desvalorizó como núcleo fundamental de la sociedad? No, pero sí la centró. Recordaba, ante todo, que su identidad no provenía del dinero o el poder, y que su misión era cumplir una función social, la de incluir a otros más allá del parentesco biológico. Lo esencial no era el status, el honor o la posición económica, como tampoco la figura del padre o la madre, sino la relación que sus miembros tenían que construir entre sí, y con otras personas, para conformar una familia mayor que la biológica, una que viviese de la solidaridad fraterna.

¿Cómo logró Jesús incluir a otros si nunca reivindicó su honor al ser despreciado y no quiso formar una familia biológica? Asumió la vocación de un profeta itinerante entregado incondicionalmente al servicio de los pobres, las víctimas y los enfermos, y los trató como hermanos. No tuvo casa fija y anduvo en continuo desplazamiento (Lc 8,1ss). Hacía recorridos cortos alojándose en casas donde lo recibían y, a veces, con el tiempo, se hacían amigos, como ocurrió con Marta y María (Lc 10,38ss), aunque otras veces, como pasó con un fariseo (Lc 7,36ss), nunca llegó a ser su amigo.

Jesús dormía donde le agarraba la noche, en una barca agotado por la jornada (Mt 8,25ss), o en el campo, sin techo y a la intemperie (Mt 8,20), corriendo el peligro de encontrar bandoleros y saqueadores. Su estilo de vida itinerante reflejaba su servicio incondicional al Reino y su deseo de crear una gran familia «para todos». De ahí su resistencia a los poderosos y el desarraigo ante los códigos de honor y status sociales y religiosos que impedían esto. Viviendo así, con plena libertad y en solidaridad con los que más sufrían, Jesús pudo superar la indolencia que suele nacer en familias biológicas cerradas, cuando solo viven para sí y sus propios intereses.

Doctor en Teología

rlteologiahoy@gmail.com

@rafluciani

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