TEHERÁN, Irán (AP) — Irán boicoteará la edición de este año de la Feria del Libro de Frankfurt en protesta por el discurso que dará el novelista británico nacido en India, Salman Rushdie.
El ministerio de cultura iraní calificó la decisión de los organizadores de la feria de invitar a Rushdie como una acción “anticultural”, reportó el jueves la televisión estatal de Irán. El ministerio señaló que el país no asistirá a la feria en protesta e instó a que otros países islámicos hagan lo mismo.
Cientos de editoriales iraníes suelen ir a la feria que este año se celebrará del 14 al 18 de octubre.
“Los versos satánicos” de Rushdie han estado prohibidos en Irán desde 1998 y muchos musulmanes los consideran blasfemos. Desde 1989 el ayatolá Ruhollah Jomeini había declarado una fetua, o edicto, en el que clamaba la muerte de Rushdie.
Irán también ha ofrecido más de 3 millones de dólares en recompensa a cualquiera que mate a Rushdie.
Irán llama al boicot de la Feria del Libro de Fráncfort por la presencia de Salman Rushdie
JOSÉ-PABLO JOFRÉ ABC_CULTURA / CORRESPONSAL EN BERLÍN Día 06/10/2015
En el año más político del certamen, con el debate de la libertad de expresión de fondo, el Gobierno de Teherán ha pedido a otros países musulmanes que no participen
Con la presencia del escritor británico de origen indio
Salman Rushdieen la rueda de prensa inaugural, la
Feria del Libro de Fráncfort presenta su versión más política. Así lo confirman las amenazas de boicot al encuentro más importante del mundo editorial llegadas hoy desde Teherán: «Hemos escrito una carta de protesta
llamando a otros países musulmanes a seguir el ejemplo» ha comentado el viceministro de Cultura iraní Abbas Salehi. La presencia de
Rushdie –condenado a muerte por una fatwa por «Los versos satánicos»– en la 67ª Frankfurter Buchmesse ha hecho que las autoridades iraníes llamen a los organizadores a «cambiar de opinión»;
Irán considera «seriamente no participar», ha dicho Salehi a través de la agencia oficial Isna. Este año, el país invitado es
Indonesia –que desembarca con una delegación de 70 escritores–, que sin ser un Estado islámico, es la nación con más musulmanes del mundo.
La Buchmesse abre sus puertas el miércoles de la semana próxima con cerca de 7.200 expositores registrados, algunos de ellos en zonas de conflicto como Siria o Ucrania. Gran parte de los 4.000 eventos organizados hasta el día de cierre el domingo 18 están relacionados concrisis políticas, sociales, humanitarias o religiosas.
Voluntad política del certamen
Según su director Jürgen Boos que acompañará a Rushdie en la rueda del martes, «vivimos una fuerte politización de la feria y en esta edición en los temas políticos estarán más presentes», ha dicho Boos esperando que la feria del libro más grande del mundo en su versión 2015 sea «la más política en muchos años». Según Boos, la crisis de los refugiados o el atentado en París contra la satírica Charlie Hebdo han reavivado el debate sobre la libertad de prensa: «En la ceremonia inaugural ya estará muy presente el tema de la libertad de expresión» ha dicho Boos indicando que la entrada es gratis para los refugiados y que ya se han inscrito grupos de sirios y eritreos».
Kermani, premio de los libreros alemanes
Uno de los momentos importantes de la Feria será la entrega el 18 de octubre del
Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, que este año ha recaído en el
escritor alemán de origen iraní Navid Kermani. Kermani, que ha escrito novelas y reportajes además de ensayos sobre el mundo musulmán y sobre arte religioso cristiano, suele ser indicado como un ejemplo del diálogo del islam con la tradición alemana. El encuentro comercial trae también
bestsellers como a la chilena Isabel Allende, el danés Jussi Adler-Olsen o el británico Ken Follett.
Salman Rushdie: “El fanatismo ya es un ejército”
El escritor angloindio, invitado estrella del Hay Festival de Xalapa, reflexiona sobre el fenómeno del Estado Islámico, recuerda a los autores latinoamericanos y habla de su próxima obra
PABLO DE LLANO Xalapa 5 OCT 2014
En la tradición oriental de los cuentos de fantasía anda ahora
Salman Rushdie (Bombay, 1947). El autor angloindio vivió los noventa yendo de un escondite a otro entre guardaespaldas por la sentencia de muerte que emitió en su contra el ayatolá Jomeini por su libro
Los versos satánicos. En los 2000 esa presión decayó hasta dejarle llevar una vida normalizada. Esas dos décadas las relata en su último libro, la autobiografía
Joseph Anton(Penguin Random House). El pasado sábado, en el Hay Festival de la ciudad mexicana de Xalapa, Rushdie reflexionó sobre la fuerza de la novela como género, repasó a los clásicos latinoamericanos del siglo XX, reconoció la influencia de las letras contemporáneas de este continente y dejó caer que la obra en la que trabaja tiene que ver con un regreso a la tradición de relatos orientales.
Eso en el mundo de la ficción. Del mundo real lo que le preocupa es la irrupción del Estado Islámico. Sentado en una salita del área de reuniones de negocios de su hotel, Rushdie disecciona en 15 minutos —con prórroga de dos— el significado dentro del islam de esta organización que ha hecho del asesinato atroz de rehenes occidentales su sello militar.
Respuesta. Fue un espanto, pero no me sorprendió. Este fenómeno de grupúsculos de la comunidad islámica británica radicalizándose viene de hace tiempo. Ahora simplemente ha alcanzado otro nivel. El nivel de lo atroz.
P. ¿Por qué tantos jóvenes occidentales se van a hacer la yihad?
R. Esta no es una respuesta de una sola frase. Existe una rabia enorme. En parte porque estamos viviendo tiempos de dificultades sociales y económicas, y hay mucha gente sin trabajo ni perspectivas de tenerlo. Eso se combina con lo que oyen en las mezquitas, que les permite echarle a otros toda la culpa de lo que sucede. Estas dos cosas unidas pueden llevar a algunos a los extremos. Es una lástima, porque para la mayoría de la gente de los distintos grupos étnicos las cosas han ido mejorando desde los ochenta. Pero al mismo tiempo ha habido una
radicalización progresiva de algunos grupos. Creo que uno de los problemas ha sido la llegada sin filtro de clérigos radicales a Inglaterra, financiados por Arabia Saudí e Irán, que vienen a hablarle a los chicos en un lenguaje realmente belicoso.
R. Para mí es un acto que muestra un alejamiento absoluto de cualquier cosa que pueda ser llamada civilización. Obviamente, lo hacen para buscar un efecto
shock y para tener titulares. Esta gente está demostrando un manejo sobresaliente de los medios. Usan las
redes sociales como herramienta de reclutamiento, y usan estas imágenes porque saben que es la manera de obtener una atención global para crear un miedo brutal. Y les funciona. A menudo, en combates con el ejército iraquí, los soldados iraquíes estaban tan espantados que han salido por piernas.
P. ¿Por qué las decapitaciones?
P. ¿Qué es el Estado Islámico en la evolución del fundamentalismo?
R. Lo nuevo es el poder organizativo.
Al Qaeda, en su mayor auge, era un número de gente relativamente pequeño, no podían andar a la vista, vivían en pisos francos o en cuevas. Ahora tienes un ejército muy organizado y bien armado, con grandes recursos financieros, en parte del mercado negro del petróleo y en parte porque debe de estar llegándoles dinero de algún lado. Podemos especular con un país u otro pero en realidad no sabemos de dónde viene. Lo que sí sabemos es que tienen mucho dinero y están altamente organizados. Eso es lo nuevo: que el fanatismo ya es un ejército.
P. ¿Hay alternativa contra ellos que no sea militar?
R. No. Es decir, no puedes combatirlo solo con músculo. Es necesario un gobierno multiétnico en Irak que se gane la confianza de las distintas comunidades. Y algo muy interesante ahora es que hay países suníes que se están sumando a la batalla contra el Estado Islámico. Si se logra mostrar que ellos no son los representantes de los suníes en la región, esto podría ser el embrión de una solución no militar. Pero tienes que controlarlos militarmente porque eso es lo que son, un ejército. Un ejército de invasión.
P. ¿En los países islámicos asoma alguna vía alterna al integrismo o a las dictaduras seculares?
R. No entiendo qué es una dictadura secular. ¿Te refieres a
Mubarak, o El Asad? Bueno, pueden serlo. Pero el hecho lamentable es que estos países no han tenido la oportunidad real de intentar desarrollar las instituciones de la sociedad civil. Y eso es lo que pedía la gente al inicio de la llamada Primavera Árabe. Querían que se terminasen los Mubarak y
los Asad, no que se instaurasen estados islámicos.
P. ¿El resultado fue contraproducente?
R. Lo que sucede es que estos movimientos fueron secuestrados. No es tan diferente a lo que pasó con la revolución iraní, que fue un movimiento masivo genuino contra el sha, un movimiento que incluía a todos los sectores, desde el Partido Comunista al movimiento feminista pasando por los sindicatos, los socialistas o los religiosos. Y lo que sucedió es que Jomeini engulló la revolución. Pero no puedes culpar de ello a la revolución. Del mismo modo que creo que estos muchachos le
dieron voz a una voluntad muy extendida a lo largo y ancho de este mundo, porque todo el mundo quiere lo mismo. Quieren paz, quieren libertades, quieren poder salir por ahí con chicas, quieren poder salir por ahí con chicos. Quieren poder decir lo que piensan sin ir a la cárcel. Son deseos universales. Por desgracia, lo que ocurre es que en Egipto no sucedió eso. Pero creo que eso sigue siendo, en general, la voluntad subyacente. Ahora bien: ¿cuándo llegará esto? No tengo ni la más remota idea.
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