“Nada, nada, nada… y aún en el monte nada”. Así leemos en el gráfico de la
Subida del Monte Carmelo que Juan de la Cruz- GRAN PEDAGOGO- usaba como
medio visual para explicar su doctrina sobre el camino que lleva a la igualdad de amor con Dios, a la unión con el Infinito, con el Amado.
A Juan se le conoce por tantas cosas. Y uno de sus sellos distintivos es,
precisamente, el de la NADA y la NEGACIÓN. Tanto es así que su doctrina ha sido
tantas veces malinterpretada. Hay quien le tiene miedo porque hablar de la NADA
parece ser sinónimo de ascesis, mortificación, renuncia al placer, al gozo de la vida…
Pero el sinónimo más cercano a la NADA sanjuanista nada tiene que ver con
ninguno de esos términos. La palabra que mejor expresa su NADA es el TODO. La
nada es condición, es camino, es decisión por la plenitud, es opción por la libertad más absoluta, por el placer más auténtico, por la felicidad que no acaba nunca.
Pero caminar, gozar, ser libre, ser feliz, todas estas metas presentes en el corazón
de todo ser humano, requiere de un serio aprendizaje y entrenamiento, de una
preparación, de una disposición más interior que exterior. Conformarse con placeres pasajeros, querer atrapar la felicidad como si de un objeto se tratase, no son más que impedimentos para alcanzar el TODO, el Absoluto, la Plenitud.
Juan de la Cruz, maestro de las Nadas, porque conocedor profundo de la
psicología del alma, sabe que lo infinito no puede poseerse, no puede encerrarse en un frasquito… Quien quiere atraparlo cae en el reduccionismo y se frena en el camino hacia el infinito. NADA es NADA. NADA es absoluto, nada es TODO. Paradoja o contradicción. Pero sabiduría sencilla y simple, verdad evidente a los sentidos naturales.
Quien se llena la boca de sabores no tiene el gusto preparado para gustar; quien se llena el oído de ruidos, no capta la melodía más bella del silencio; quien se abruma de olores y perfumes, no distingue ni percibe el aroma suave de la brisa; quien busca solo satisfacer el tacto, no tiene las manos libres para dejarse acariciar por el aterciopelado plumaje de una Presencia que se escribe con mayúsculas.
Por eso la NADA es el Todo. Es preparación y disposición. Es una opción
fundamental en la vida. Si quieres dar la mano al AMIGO y abrazarle, tienes que soltar todo lo que en ellas llevas; si quieres gozar el Infinito, has de dejar de entretenerte en los finitos… Nadie puede servir a dos señores… porque donde está tu tesoro, allí también está tu corazón.
La NADA es radicalidad, no admite caminos intermedios. No importa como sea
la cadena que te tiene atado y te impide volar. Mientras no la rompas no podrás
emprender el vuelo. Es igual si se trata de una gruesa cadena, o de un hilo fino, o
dorado. Para volar hay que romperlo: eso es la NADA.
La Nada de Juan es camino que pasa por muchas etapas, por muchas noches. La nada es subir, la nada es entrar en la oscuridad, la nada es abrirse al conocimiento de sí, la nada es el modo natural de ser, la nada es la pobreza de espíritu, la nada es vestirse de esperanza, la nada es aprender y saber amar, la nada es el modo para no impedir al todo, la nada es el olvido. Y la Nada, aún siendo nada, lo es Todo.
Francisco Javier Sancho Fermín, ocd
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