Boris Izaguirre: "Ser famoso es una disciplina"
"Las historias de amor terminan cuando empieza la pareja. El amor se hace invisible en un momento dado", señala el escritor radicado en España.
"Las historias de amor terminan cuando empieza la pareja. El amor se hace invisible en un momento dado", señala el escritor radicado en España.
El narrador caraqueño vino a Venezuela a presentar su última novela: "Dos monstruos juntos" GABRIELA PULIDO
DANIEL FERMÍN EL UNIVERSAL
viernes 25 de noviembre de 2011 12:00 AM
Boris Izaguirre está en Caracas. El escritor radicado en España, que será uno de los cuatro venezolanos presentes en la Feria del libro de Guadalajara, vino a presentar su nueva novela: Dos monstruos juntos. Ahí, mientras revela la intríngulis de la vida en pareja de sus protagonistas (Alfredo y Patricia), retrata el fin de una época en la que todo parecía fácil. -Su nueva novela, más que del amor, habla acerca de la pareja. ¿Todo matrimonio está condenado a vivir como dos monstruos juntos? - Es una gran verdad. Enamorarse es, de por sí, una cosa extraordinaria. Pero siempre nos quedamos en esa parte. Todas las historias de amor terminan cuando empieza la pareja. Puede ser un éxito o un fracaso, o una desilusión. Y era un reto fantástico escribirlo en la novela. Explicar qué le pasa a una pareja cuando se hace pareja, cuando tiene que sobrevivirse a sí misma. Y en ese sentido es más nutritivo hablar sobre la pareja que sobre el amor. Porque el amor se convierte invisible en un momento dado. -La corrupción y la impunidad también son temas presentes en el libro... -Sí. Yo creo que una de las cosas que hemos descubierto con esto, que en Europa se llama "la crisis", es que mientras hubo dinero todo parecía ir correctamente. En el momento en que se tranca la maquinaria, empezamos a aflorar grandes escándalos de corrupción, no sólo administrativa y política, sino también empresarial, financiera, la estafa de Madoff, que corrompen. Eso ha sido un gran desconcierto para la sociedad del primer mundo. Pensábamos que estas cosas pasaban en el tercer mundo. Y lo interesante de Dos monstruos juntos es que Patricia y Alfredo son muy europeos y se meten en esto. Para Latinoamérica es común, convives con la corrupción como si llueve o deja de llover, pero para los europeos es un shock. Esas son dos cosas por las que se mueve la novela. -Dos monstruos juntos tiene una escritura ágil, casi periodística. Como que se le salió lo cronista al hacerla... -Yo terminé publicando una columna semanal en El País para poder terminar la novela. Ese criterio, ese estilo de lenguaje, permite en la novela ofrecer una visión quirúrgica. El corte del bisturí no mancha, es muy limpio. Esa novela es así. No es un hachazo. Es un corte preciso sobre un momento determinado de nuestras vidas. Y sólo el estilo periodístico podía permitirme tenerlo. -Usted no asistió a la universidad. ¿Ser famoso también es una profesión? -Puede serlo. Sobre todo es una disciplina, yo diría. Para con la gente que te observa, que te pide un autógrafo. Yo encuentro de muy mala educación no conceder ese deseo. Pero básicamente creo que tú no puedes escoger ser famoso, la fama es la que decide que lo seas. -Y ya hasta aparece por ahí en sus propias novelas... -Aquí yo creo que era simpático porque pensé que si es una novela que tiene tanto de cronista, y yo he sido cronista muchas veces en mi vida, por qué no estar en la fiesta más importante que narra la novela. -¿Ser una figura del espectáculo no le quita valor a su faceta literaria? -La verdad es que no lo sé. Sí pienso que hay muchas maneras de tener una carrera literaria. Yo he podido tener una un poquito más ortodoxa, pero resultó que esto pareció muy fascinante, estaba en el camino y no iba a sortearlo porque siempre me iba a perseguir. Un escritor español, que fue muy amigo, me dijo: 'tienes toda tu vida para escribir una novela, pero sólo tienes una oportunidad para ser una estrella'. -Algunos dicen que su literatura también es gay... -Azul Petróleo es una novela en la que los protagonistas son dos hermanos homosexuales que se buscan uno al otro. Pero Dos monstruos juntos es una pareja heterosexual. No creo que ningún escritor esté contento con que digan que escribe literatura gay. Ya lo dijeron los Pet Shop Boys: 'Teníamos que ir a buscar nuestros discos en la zona gay de las tiendas, que suele estar muy lejos de la puerta donde todo el mundo quiere que estén sus piezas'. -Intelectual, socialité, hombre de medios, columnista, novelista. Cualquiera diría que su modelo de escritor podría ser Capote -O de personalidad. Para mí fue muy duro cuando murió Truman Capote. Recuerdo el septiembre del 1984 con gran desolación. Como también fue para mí durísimo cuando se murió Andy Warhol, porque pensé que no los conocí. Me habría encantado conocerlos. -Ya dijo que, al final, toda persona tiene su precio. ¿Cuál sería el suyo? -Eso se lo enseñan a Alfredo en Dos monstruos juntos. En un determinado momento dice: 'Todo el mundo tiene un precio y un día alguien te lo muestra'. Es verdad y pasa. A mí todavía no me ha pasado, afortunadamente. Así que no sabría decirle cual es el mío, pero no creo que sea muy escandaloso. -¿Qué semejanza encuentra entre la Caracas de hoy y la de antes de su ida? -Que sigue siendo una ciudad muy desafinada por lo efímero y la frivolidad. Es una de las grandes capitales frívolas del mundo. Y es increíble como nada de eso ha cambiado. Yo soy mucho producto de eso. Y eso no ha variado. Fíjate en la sesión de fotos: el gran éxito fueron mis medias y los anteojos. Eso sólo pasa en Caracas. dfermin@eluniversal.com
DANIEL FERMÍN EL UNIVERSAL
viernes 25 de noviembre de 2011 12:00 AM
Boris Izaguirre está en Caracas. El escritor radicado en España, que será uno de los cuatro venezolanos presentes en la Feria del libro de Guadalajara, vino a presentar su nueva novela: Dos monstruos juntos. Ahí, mientras revela la intríngulis de la vida en pareja de sus protagonistas (Alfredo y Patricia), retrata el fin de una época en la que todo parecía fácil. -Su nueva novela, más que del amor, habla acerca de la pareja. ¿Todo matrimonio está condenado a vivir como dos monstruos juntos? - Es una gran verdad. Enamorarse es, de por sí, una cosa extraordinaria. Pero siempre nos quedamos en esa parte. Todas las historias de amor terminan cuando empieza la pareja. Puede ser un éxito o un fracaso, o una desilusión. Y era un reto fantástico escribirlo en la novela. Explicar qué le pasa a una pareja cuando se hace pareja, cuando tiene que sobrevivirse a sí misma. Y en ese sentido es más nutritivo hablar sobre la pareja que sobre el amor. Porque el amor se convierte invisible en un momento dado. -La corrupción y la impunidad también son temas presentes en el libro... -Sí. Yo creo que una de las cosas que hemos descubierto con esto, que en Europa se llama "la crisis", es que mientras hubo dinero todo parecía ir correctamente. En el momento en que se tranca la maquinaria, empezamos a aflorar grandes escándalos de corrupción, no sólo administrativa y política, sino también empresarial, financiera, la estafa de Madoff, que corrompen. Eso ha sido un gran desconcierto para la sociedad del primer mundo. Pensábamos que estas cosas pasaban en el tercer mundo. Y lo interesante de Dos monstruos juntos es que Patricia y Alfredo son muy europeos y se meten en esto. Para Latinoamérica es común, convives con la corrupción como si llueve o deja de llover, pero para los europeos es un shock. Esas son dos cosas por las que se mueve la novela. -Dos monstruos juntos tiene una escritura ágil, casi periodística. Como que se le salió lo cronista al hacerla... -Yo terminé publicando una columna semanal en El País para poder terminar la novela. Ese criterio, ese estilo de lenguaje, permite en la novela ofrecer una visión quirúrgica. El corte del bisturí no mancha, es muy limpio. Esa novela es así. No es un hachazo. Es un corte preciso sobre un momento determinado de nuestras vidas. Y sólo el estilo periodístico podía permitirme tenerlo. -Usted no asistió a la universidad. ¿Ser famoso también es una profesión? -Puede serlo. Sobre todo es una disciplina, yo diría. Para con la gente que te observa, que te pide un autógrafo. Yo encuentro de muy mala educación no conceder ese deseo. Pero básicamente creo que tú no puedes escoger ser famoso, la fama es la que decide que lo seas. -Y ya hasta aparece por ahí en sus propias novelas... -Aquí yo creo que era simpático porque pensé que si es una novela que tiene tanto de cronista, y yo he sido cronista muchas veces en mi vida, por qué no estar en la fiesta más importante que narra la novela. -¿Ser una figura del espectáculo no le quita valor a su faceta literaria? -La verdad es que no lo sé. Sí pienso que hay muchas maneras de tener una carrera literaria. Yo he podido tener una un poquito más ortodoxa, pero resultó que esto pareció muy fascinante, estaba en el camino y no iba a sortearlo porque siempre me iba a perseguir. Un escritor español, que fue muy amigo, me dijo: 'tienes toda tu vida para escribir una novela, pero sólo tienes una oportunidad para ser una estrella'. -Algunos dicen que su literatura también es gay... -Azul Petróleo es una novela en la que los protagonistas son dos hermanos homosexuales que se buscan uno al otro. Pero Dos monstruos juntos es una pareja heterosexual. No creo que ningún escritor esté contento con que digan que escribe literatura gay. Ya lo dijeron los Pet Shop Boys: 'Teníamos que ir a buscar nuestros discos en la zona gay de las tiendas, que suele estar muy lejos de la puerta donde todo el mundo quiere que estén sus piezas'. -Intelectual, socialité, hombre de medios, columnista, novelista. Cualquiera diría que su modelo de escritor podría ser Capote -O de personalidad. Para mí fue muy duro cuando murió Truman Capote. Recuerdo el septiembre del 1984 con gran desolación. Como también fue para mí durísimo cuando se murió Andy Warhol, porque pensé que no los conocí. Me habría encantado conocerlos. -Ya dijo que, al final, toda persona tiene su precio. ¿Cuál sería el suyo? -Eso se lo enseñan a Alfredo en Dos monstruos juntos. En un determinado momento dice: 'Todo el mundo tiene un precio y un día alguien te lo muestra'. Es verdad y pasa. A mí todavía no me ha pasado, afortunadamente. Así que no sabría decirle cual es el mío, pero no creo que sea muy escandaloso. -¿Qué semejanza encuentra entre la Caracas de hoy y la de antes de su ida? -Que sigue siendo una ciudad muy desafinada por lo efímero y la frivolidad. Es una de las grandes capitales frívolas del mundo. Y es increíble como nada de eso ha cambiado. Yo soy mucho producto de eso. Y eso no ha variado. Fíjate en la sesión de fotos: el gran éxito fueron mis medias y los anteojos. Eso sólo pasa en Caracas. dfermin@eluniversal.com
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