Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 30 de octubre de 2015

En estos días pasan en Caracas la mejor película que he visto este año. Una realización magistral que muestra lo cruel, lo tremendamente desolador, la desesperanza y con esto que cada quien se refugie en los litorales éticos de su realismo, pesimismo y hasta optimismo. Se trata de la fenomenal Leviatán (Andrey Zvyagintsev), una producción rusa de 2014 que compitió por el Oscar a la mejor película extranjera y que Cannes premió como mejor guión en su edición de ese año.

Leviatán


En estos días pasan en Caracas la mejor película que he visto este año. Una realización magistral que muestra lo cruel, lo tremendamente desolador, la desesperanza y con esto que cada quien se refugie en los litorales éticos de su realismo, pesimismo y hasta optimismo. Se trata de la fenomenal Leviatán (Andrey Zvyagintsev), una producción rusa de 2014 que compitió por el Oscar a la mejor película extranjera y que Cannes premió como mejor guión en su edición de ese año. 
Es la actualizada historia de Job en el revuelto y pastoso mar ballenero de Barents, entre Noruega y Rusia, con un mecánico al que un alcalde corrupto lo destruye junto a su familia al arrebatarle una propiedad de la que se ha encaprichado. Como Job, Kolya es fundamentalmente bueno y a los buenos el mal los cerca para probarlos y tal vez aniquilarlos. Y allí está el terrible examen que deberá encarar. Job es el mejor de los hijos de Yahvé pero este Dios o está aburrido, o es vengativo o parece confirmar lo que le enrostra Harold Bloom de que está habitualmente de mal humor porque hasta lo aconseja el Maligno. En consecuencia a Job, al pobre y cumplidor de Job, al consecuente y extraordinario de Job, le es obligado demostrar hasta dónde llega su lealtad y amor por el Supremo porque será castigado sin tregua ni compasión. Dios exige que lo amen. Su soledad es infinita y hay que insistirle con un I love you.
Kolya no resiste la prueba del alcalde y se extingue ante ella. Alcoholizado, derrumbado y al borde del abismo de sí mismo, protagoniza una de las más memorables escenas que haya registrado el cine en sus últimos tiempos: su conversación con el pope del pueblo. Marginado e irascible le reclama dónde ha estado Dios y el sacerdote le contesta: “No sé el tuyo porque el mío permanece a mi lado”. Con lo que se dividen las aguas para que construyamos nuestra idea de Dios que podrá ser misericordioso, afable o destructor. Mientras Kolya el bondadoso sufre, el alcalde goza de una vida feliz con sus bienes mal habidos. He allí el gran dilema que llega a nuestros días: ¿Por qué sufren los justos y hay impunidad para los corruptos? ¿Qué justicia hay en esta operación desigual?
Ese monumento de escritor nacido en Manhattan de ascendencia alemana que fue Henry Miller tiene una frase con la que embistió a los moralistas de Noruega que intentaron prohibir su obra en nombre del bien: “¿Cómo hemos de precavernos frente al mal si no lo conocemos?”. Y más allá de conocerlo, debemos asumir el desafío para no sucumbir ante él sino vencerlo y derrotarlo. Esa pregunta nos la hacemos a diario entre nosotros enfrentados como estamos a un poder putrefacto, bilioso y depravado.
@kkrispin

Escena de la película Leviatán, candidata al Oscar

‘Leviatán’ levanta iras en Rusia

El ministro de Cultura arremete contra la película candidata al Oscar que retrata la impotencia ante los abusos y la corrupción

 Moscú 20 ENE 2015
La película Leviatánnominada al Oscar al mejor filme extranjero, provoca en Rusia enconadas polémicas que –más allá de la obra artística concreta– reflejan el marco político e ideológico en el que se inserta hoy la actividad creativa, entre la libertad de expresión y el conservadurismo autoritario.
La cinta del director Andréi Zviagíntsev, un siberiano de 50 años, ganó el premio al mejor guión en el Festival de Cannes y un Globo, además de ser galardonada como la mejor película extranjera en Londres. Pero, para el ministro de Cultura de Rusia, Vladímir Medinski, Leviatán refleja un ambiente de “desesperación” y “falta de sentido” y explota los tópicos occidentales antirrusos con la finalidad de obtener premios en Occidente. En Leviatán no hay “ni un solo héroe positivo” y sus personajes no son “verdaderos rusos”, dijo el alto funcionario al periódico Izvestia. Y agregó que “las películas que insultan a las autoridades en el poder no deben ser financiadas con el dinero de los contribuyentes”.
Un 30 % del presupuesto de Leviatánha sido financiado por el Estado, según puntualizó el propio Zviagíntsev, que ha negado haber recibido dinero norteamericano, como insinúan sus detractores.Leviatán, manifestó el director al diario RBK, es un intento de relatar “mis observaciones, inquietudes y experiencias” y “ningún ministro aquí puede inmiscuirse en mi relación con el mundo y con la gente que me rodea”. El estreno de Leviatán en Rusia, previsto en otoño, fue postergado hasta febrero, cuando la película aparecerá en cartelera, expurgada de las palabrotas que salpicaban el lenguaje de los actores y que están prohibidas en los espectáculos en virtud de la legislación que entró en vigor el año pasado.
Las películas que insultan a las autoridades no deben ser financiadas con dinero público", dijo Medinski
Mientras, una versión completa pirata de Leviatán que circula por Internet goza de gran popularidad actualmente entre los rusos. La cinta está ambientada en un impresionante paisaje del Norte, en la localidad de Teriberka, en la costa del mar de Barents, y narra la historia de Nikolái y otros personajes, impotentes ante los destructivos planes inmobiliarios de un alcalde corrupto que cuenta con el apoyo y la comprensión de los jerarcas de la Iglesia ortodoxa local. El drama es percibido por parte de los rusos no solo como crítica social, sino como una profunda evocación de situaciones personales de indefensión frente al poder de quienes representa Estado. Zviagíntsev alega que se trata de una historia universal que podría ocurrir en otras partes del mundo, pero en Rusia, donde las cadenas de televisión estatales han reforzado el antagonismo entre lo “ruso” y “lo occidental”, muchos ven la cinta de forma literal, entre ellos, la alcaldesa del pueblo donde fue rodada, dolida por la forma descarnada en que el director lo ha reflejado.
El Estado intenta de nuevo crear una ideología estatal sobre la cultura", afirma el artista Konstantín Bogomólov
Un grupo de activistas ortodoxos se ha dirigido al ministro de Cultura Medinski para que la cinta sea prohibida y en la ciudad Samara, en el Volga, diputados, sacerdotes, cosacos e intelectuales locales han pedido a la responsable de cultura provincial que despida a Valeri Grishkó, el director del teatro dramático local, que es también el actor que representa el papel de prelado en la cinta. Según los 16 firmantes, Grishkó ha participado en la “refinada difamación de las autoridades rusas y la Iglesia ortodoxa”. Para el jefe del Partido Comunista Ruso, Guennadi Ziugánov, Leviatán es una cinta “antinacional” y para el politólogo Serguéi Márkov, del partido gubernamental Rusia Unida, Zviagíntsev debería pedir perdón por interpretar de forma excesivamente negativa la realidad rusa. Zviagíntsev, ha dicho Márkov, “descuartiza a los rusos y de esta forma se convierte en la base ideológica del genocidio del pueblo ruso”. “En lugar de Zviagíntsev retiraría esta cinta de la cartelera, iría a la Plaza Roja, me pondría de rodillas y pediría perdón”, ha señalado.
Leviatán se convirtió la semana pasada en el centro de uno de los debates en el marco del Foro Gaidar, una popular cita anual de la élite rusa. Los ponentes y el público discrepaban sobre si el Estado ruso debía limitarse a ser el gestor de un marco cultural plural abierto a todas las estéticas o si debía dar directrices de política cultural. Esta última opción encontraba gran apoyo en el público, aunque según el director teatral Konstantín Bogomólov “el Estado intenta de nuevo crear una ideología estatal sobre la cultura y presiona sobre ésta” y “hoy es el principal peligro para la cultura rusa”

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