Estatuilla original de la Virgen de Fátima, en la capilla de las apariciones de la Cova da Iria, santuario de Fátima, Portugal.
Los tres pastorcitos de Fátima: Lucía dos Santos (izquierda de la fotografía), y sus primos, Francisco Marto (centro) y Jacinta Marto (derecha)
La Virgen de Fátima — formalmente Nuestra
Señora del Rosario de Fátima — es una advocación con que se venera en
el catolicismo a la Virgen María. En la misma línea
que otras apariciones marianas, tuvo su origen en
los testimonios de tres pastores, llamados Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco
Marto, quienes afirmaron haber presenciado varias apariciones marianas
en Fátima, en Portugal,
entre el 13 de mayo y el 13
de octubre de 1917. A
partir de entonces, esta advocación mariana extendió su fama más allá de sus
límites locales.
Se atribuyeron a los supuestos mensajes de la aparición
componentes proféticos y escatológicos, en particular con
respecto a una posible nueva guerra mundial —sus seguidores han interpretado
que el inicio de la Segunda Guerra Mundial fue su
confirmación—, a la conversión de la Rusia soviética, y al intento de asesinato de Juan
Pablo II.
Su principal lugar de culto es el santuario de Fátima, ubicado en la
ciudad del mismo nombre en el municipio de Ourém. Considerado uno de los centros de peregrinación cristiana
más importantes del mundo, el santuario de Fátima edificado en el lugar
recibió 7,3 millones de peregrinos en el año 2011
Primer período: apariciones del ángel (1916)
En Valinhos, el monumento de una
aparición del Ángel de Portugal (o Ángel de la Paz) a los tres pastorcitos.
Según el testimonio de sus protagonistas, el año 1916, tres
niños pastores, Lucía dos Santos, de diez años, y sus
primos, Jacinta y Francisco
Marto, de seis y nueve años respectivamente habían experimentado, en
tres ocasiones distintas durante la primavera y el verano de 1916 una presencia
angélica mientras pastoreaban sus ovejas, dos veces en la cueva Loca
do Cabeço, en Valinhos, y otra en el Pozo
del Arneiro, en casa de Lucía, en Aljustrel. Este Ángel
de Portugal, o Ángel de la Paz, tal como ellos lo llamaron, les había
enseñado a rezar para pedir la conversión de los pecadores, les había
aconsejado cómo practicar del sacrificio cotidiano y la adoración a Dios a
través de la eucaristía. En su narración, los niños lo
consideraron como una preparación para las visitas de la Virgen María que
iban a tener lugar posteriormente, entre el 13 de
mayo y el 13
de octubre de 1917.
Segundo período: apariciones de la Virgen María (1917)
De mayo a septiembre
El domingo 13 de mayo de 1917, los tres niños fueron a
pastorear sus ovejas como de costumbre, a un lugar conocido como Cova
da Iria, cerca de su pueblo natal de Fátima en Portugal.
Lucía describió haber visto, sobre una encina, a
una mujer «más brillante que el sol», vestida de blanco, con un manto con
bordes dorados y con un rosario en las manos, que les
pidió que retornaran el mismo día y a la misma hora durante cinco meses
consecutivos, encomendándoles el rezo del rosario. Francisco declaró no
escuchar ni hablar con la Señora, sino solo verla. Asombrados, corrieron
de regreso a su pueblo y lo anunciaron a todos, encontrándose con la
previsible incredulidad de sus vecinos —incluyendo los padres de Lucía—. En
cambio, los padres de Jacinta y Francisco les creyeron.
Los niños anunciaron más apariciones, el día trece de los
meses de junio y julio. Tras la segunda aparición, en junio, declararon que se
les había anunciado la muerte de Jacinta y Francisco. A causa de la
mortífera epidemia de gripe conocida como «gripe
española» que asoló Europa y América, Francisco y Jacinta Marto
cayeron enfermos en diciembre de 1918. Francisco no se recuperó y murió el 4 de
abril de 1919. Jacinta mejoró algo su salud, pero al poco tiempo sufrió
una pleuritis purulenta y fue internada en el
hospital de Vila Nova de Ourém en el verano de
1919. Trasladada a Lisboa, murió el 20 de febrero de 1920.
En los mensajes que los niños transmitían, la Virgen
exhortaba al arrepentimiento, a la conversión y a la práctica de la oración y
la penitencia como camino de reparación por los pecados de la Humanidad.
Paulatinamente, los niños experimentaron una transformación profunda, basada en
la práctica de la oración y de ejercicios de piedad. Como forma de
disciplinarse, los niños comenzaron a llevar cordones apretados alrededor de la
cintura y a realizar distintas obras de penitencia o mortificación.
Algunos de los mensajes transmitidos por los niños
presagiaban guerras y calamidades en el mundo. Según el relato de Lucía, el 13
de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima les fue confiado a los niños el
llamado «secreto de Fátima», dado a conocer
por la Santa Sede durante el pontificado
de Juan Pablo II. Después del relato de
la tercera aparición que incluyó la revelación del «secreto de Fátima», los
niños fueron secuestrados por mandato del alcalde de Vila Nova de Ourém y
sometidos a castigos físicos con el objetivo de que revelaran el contenido de
ese mensaje.
En posteriores retornos los niños fueron seguidos por
miles de personas que se concentraban en el lugar. Entre las recomendaciones,
según los testimonios de los niños, la Virgen hizo hincapié en la importancia
del rezo del Santo Rosario para la
conversión de los pecadores y del mundo entero. La Virgen María también habría
pedido la construcción de una capilla en el lugar, capilla que fue el germen
del actual santuario de Fátima.
13 de octubre de 1917
Según los escritos de Lucía, la última aparición de la
Virgen a los tres pastorcitos tuvo lugar el 13 de octubre de 1917, día en que
se produjo el llamado «milagro del sol», presenciado por 70 000 personas,
entre ellos algunos periodistas y personalidades públicas de la época. El
periodista Avelino de Almeida, del diario O
Século, repetía en su relato: "yo lo he visto... yo lo he
visto".
Avelino de Almeida,
periodista portugués ateo, uno de los más importantes de su tiempo, que
escribía para O Século relató el suceso así:
La hora antigua es la que vale para esta muchedumbre, que
era, según cálculos desapasionados de personas cultas y completamente extrañas
a influencias místicas, de treinta a cuarenta mil personas... La manifestación
milagrosa, la señal visible está a punto de producirse, afirman muchos
peregrinos... Y uno asiste a un espectáculo único e increíble para aquellos que
no lo han presenciado. Desde lo alto de la carretera, donde se amontonan los
carros y donde se hallan centenares de personas que no han tenido aliento para
adentrarse en el barro, se ve a la inmensa multitud volverse hacia el sol, que
está limpio de nubes, en pleno mediodía. El astro se asemeja a un disco de
plata pálida y se le puede contemplar cara a cara sin ninguna molestia. Parece
un eclipse. Pero he ahí que se eleva un colosal clamor y oímos que los
espectadores más próximos a nosotros exclaman: "¡Milagro! ¡Milagro!
¡Maravilla!"
Ante admirados ojos de este pueblo, cuya actitud nos
traslada a los tiempos bíblicos y que, presa de espanto, descubierta la cabeza,
mira hacia el cielo azul, el sol ha temblado, ha realizado unos movimientos
bruscos nunca vistos, fuera de todas las leyes cósmicas; el sol "ha
danzado", según la expresión típica de los campesinos... Subido sobre el
estribo del coche de Torres Novas, un anciano cuya estatura y fisonomía suave,
y a la vez enérgica, recuerdas las de Paul Déroulède, reza, vuelto hacia el sol
y con grandes voces, el credo, desde el principio hasta el fin.
Inmediatamente las gentes se preguntan unos a otros si han
visto alguna cosa y qué es lo que han visto. La mayor parte confiesan que lo
que han visto es el movimiento o la danza del sol; otros afirman haber visto el
rostro sonriente de la Virgen, o juran que el sol ha dado una vuelta sobre sí
mismo, como si fuese una rueda de fuegos artificio que ha descendido hasta
quemar la tierra con sus rayos... Alguien dice, en fin, que ha visto cómo
cambiaba sucesivamente de color...
Avelino de Almeida
Sobre el milagro del sol de Fátima, el investigador Joe Nickell señala: "No es
de extrañar, los milagros del sol han sido descritos en otras apariciones
marianas - en Lubbock, Texas, en 1989; la hermana Cabrini Shrine cerca de
Denver, Colorado, en 1992; Conyers, Georgia, en la primera mitad de la década
de 1990". Nickell también sugiere que los efectos de "baile del
sol" descritos por los testigos de Fátima pueden deberse a efectos ópticos
resultantes de la distorsión temporal de la retina causada por mirar fijamente
una luz tan intensa.
El profesor Auguste Meessen del Instituto de Física de
la Universidad Católica de Lovaina ha
declarado que los "milagros del sol" no puede ser tomados en serio y
que las observaciones descritas fueron efectos ópticos causados tras mirar
fijamente al sol demasiado tiempo. Meessen sostiene que las imágenes que se
generan en la retina tras mirar al sol por breves períodos de tiempo son la
causa más probable de los efectos observados. También afirma Meessen que los
cambios de color reportados por los testigos fueron causados muy probablemente
por la saturación de las células fotosensibles de la retina.11 Meessen
indica que los "milagros del sol" han sido descritos en muchos
lugares donde peregrinos religiosos habían sido alentados a mirar fijamente al
sol. A ese respecto, cita las apariciones en Heroldsbach, Alemania (1949) como
un ejemplo, donde observaciones similares a las de Fátima fueron presenciadas
por más de 10.000 personas.12 Mientras
Meessen sugiere posibles explicaciones psicológicas o neurológicas de las
apariciones.
Meessen señala: "Es imposible ofrecer ninguna
evidencia directa a favor o en contra del origen sobrenatural de las
apariciones".
Las hipótesis de
efectos ópticos encuentran oposición ya que no hay evidencia de que la gente en
Fátima, incluso aquellos que esperaban un milagro, estuvieran mirando el sol
antes de que Lucia hablara para que lo vieran. Tampoco se reportaron personas
moviendo la cabeza para engañar su visión. Las personas se centraban en la
encina que era donde los niños decían que la visión aparecía. Esto guarda
coherencia en el contexto del suceso ya que algunos observadores informaron de
otros fenómenos en visitas anteriores; describían niebla luminosa y lluvia de
pétalos blancos en los alrededores y por encima de ese árbol. Por
otra parte estos relatos contradicen también la hipótesis
"psicológica", los espectadores no describieron tensión al acecho de
algo aterrador, sino una espera para ver algo bello como en veces anteriores.
Un factor en contra de la teoría de "presión social" es que personas
a varias millas de distancia, sin influencia social o psicológica, ya que no
esperaban nada, también vieron al sol danzar.
Por su parte Steuart Campbell, escribiendo
en el Journal of Meteorology en 1989, postulaba que las nubes
de polvo estratosférico cambiaron la apariencia solar el 13 de octubre,
haciendo que fuera fácil de mirar y causando que pareciera de color amarillo,
azul y violeta e incluso que pareciera que giraba. De acuerdo con este
hipótesis se han descrito efectos similares en China en 1983.
Además del "milagro del sol", los videntes de
Fátima indicaron que la aparición profetizó una gran señal en el cielo
nocturno, que precedería a una segunda gran guerra. El 25 de enero de 1938 las
luces brillantes de una aurora
boreal aparecieron en todo el hemisferio
norte, incluso en lugares tan al sur como el norte de África,
las Bermudas y California.
Fue el suceso más sorprendente de auroras boreales desde 1709, la gente en
París y otras partes creyó que era un gran incendio y llamaron a los bomberos.
Lucía, la única vidente con vida para entonces, indicó que este era el signo
predicho19 y
así lo informó a su superiora y al obispo por carta al día siguiente. Se le ha
intentado vincular con que un mes más tarde, Hitler se
apoderó de Austria y ocho meses después invadió Checoslovaquia.
Aunque esos acontecimientos no precipitaron la guerra que comenzaría un año y
medio después.
Tercer período: cronología posterior
Los hechos que tuvieron lugar en Fátima luego de 1917
pueden resumirse en la cronología siguiente:
- 28
de abril de 1919, se inicia la construcción de la Capilla de las
apariciones.
- 13
de octubre de 1921, se permite por primera vez celebrar la Santa Misa.
- 13
de octubre de 1930, el obispo de Leiria declara
dignas de fe las apariciones y autoriza el culto de Nuestra Señora de
Fátima.
- 13
de mayo de 1931, primera consagración de Portugal al Inmaculado Corazón de
María, hecha por el Episcopado portugués, siguiendo el mensaje de Fátima.
- 31
de octubre de 1942, el Papa Pío
XII, hablando en portugués por la radio, consagra el mundo al
Inmaculado Corazón de María, haciendo mención velada de Rusia, según
pedido por Nuestra Señora.
- 13
de mayo de 1946, la estatua de Nuestra Señora de Fátima ubicada en la
capilla es coronada por el cardenal Marsella, legado pontificio. La corona
fue ofrecida por las mujeres portuguesas en agradecimiento por haber
librado a Portugal de la Segunda Guerra Mundial.
- 13
de mayo de 1967, el Papa Pablo VI viaja
a Fátima en el cincuentenario de la primera aparición para pedir la paz
del mundo y la unidad de la Iglesia.
- 12
y 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viaja a Fátima como peregrino para
agradecer el haber sobrevivido al atentado sufrido exactamente un año
antes en la plaza de San Pedro y
consagra la Iglesia, los hombres y los pueblos, al Inmaculado Corazón de
María, haciendo veladamente mención de Rusia.
- 25
de marzo de 1984, el Papa Juan Pablo II consagra una vez más, el mundo al
Inmaculado Corazón de María, en unión con todos los obispos del mundo que
previamente habían sido notificados para que se uniesen con Su
Santidad en esta consagración, en la plaza de San Pedro, delante
de la Imagen de la Virgen. Más tarde Lucía asegura que esta
consagración satisface la petición hecha por la Virgen.
Los días 12 y 13 de mayo de 1991, el Papa Juan Pablo II
vuelve a Fátima por segunda vez como peregrino, en el décimo aniversario de su
atentado.
El 13 de mayo de 2000, Juan
Pablo II, en su tercera visita a Fátima y ante una multitud de
peregrinos, beatifica a Francisco y Jacinta y revela la tercera parte del
secreto de Fátima. El Papa insiste en la importancia de los mensajes y en la
santidad de los niños. Los presenta como ejemplo de oración, amor y penitencia.
Año jubilar de Fátima: el Papa Francisco concede indulgencia
plenaria
El santuario explica los requisitos para obtenerla
(ZENIT – Roma).- El santuario de Fátima anunció la
concesión de una indulgencia plenaria por mandato del papa Francisco, durante
este año jubilar que inició el 27 de noviembre de 2016 y concluirá el 26
de noviembre de 2017.
Durante este Año Jubilar, la indulgencia será concedida:
A los fieles que visiten en peregrinación el Santuario de
Fátima y participen devotamente de alguna celebración o oración en honor de la
Virgen María, recen la oración del Padre Nuestro, reciten el Símbolo de la Fe
(Credo) e invoquen a Nuestra Señora de Fátima;
A los fieles que visiten devotamente una imagen de la
Virgen de Fátima expuesta a la veneración en iglesias, capillas o lugares
adecuados en los días del aniversario de las Apariciones (día 13 de cada mes,
de mayo a octubre de 2017), participen en celebraciones o oraciones en honor de
la Virgen María, recen la oración del Padre Nuestro, reciten el Símbolo de la
Fe (credo) e invoquen a Nuestra Señora de Fátima;
– a los fieles que por razón de edad, enfermedad o graves
motivos no puedan moverse, estén arrepentidos de sus pecados y tengan la firme
intención de poner en práctica, tan pronto como sea posible, las tres
condiciones indicadas ante una pequeña imagen de la Virgen de Fátima; Y en los
días de las Apariciones, se unan espiritualmente a las celebraciones jubilares,
ofreciendo con confianza a Dios misericordioso, por medio de María, sus
oraciones, sufrimientos y dificultades.
Para obtener la indulgencia plenaria, los fieles
sinceramente arrepentidos y animados por la caridad deben cumplir las
siguientes condiciones: confesión sacramental, comunión eucarística y oraciones
por las intenciones del Papa.
San Juan Pablo II y la Virgen de Fátima: Una historia que
unió el cielo y la tierra
Juan Pablo II y la Virgen de Fátima / Foto: L'Osservatore
Romano
REDACCIÓN CENTRAL, 11 May. 17 / 10:52 am (ACI).- Era el 13 de mayo de 1981,
San Juan Pablo II en
el papamóvil recorría la Plaza de San Pedro saludando y bendiciendo a los
fieles; de pronto el turco Alí Agca sacó un arma y disparó contra el Papa
peregrino que cayó gravemente herido.
Este atentado no acabó con su vida porque una “mano materna”
intervino.
Mientras San Juan Pablo II se recuperaba en el hospital
pidió toda la documentación sobre la Virgen de Fátima. Más adelante, el
Pontífice empezó a trabajar para cumplir el segundo secreto de la Virgen, en el
que la Madre de Dios pedía que se consagrase Rusia a su Inmaculado Corazón.
Una imagen de Nuestra Señora de Fátima le fue llevada al
Papa en Castel Gandolfo y el santo pidió que se construyera en Polonia una
pequeña iglesia en
la frontera con la Unión Soviética, donde fue colocada la imagen mirando hacia
Rusia.
Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, Juan
Pablo II viajó por primera vez a Fátima para "agradecer a la Virgen su
intervención para la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi
salud".
Un año más tarde, Juan Pablo II formalizó su devoción y
agradecimiento a la Virgen donando al Santuario de Fátima la bala que le
extrajeron, la misma que está engarzada en la aureola de la corona de la imagen
mariana que preside el santuario.
El 8 de diciembre de 1983 San Juan Pablo II envió una carta
a los obispos del mundo, incluyendo ortodoxos, expresándoles sus intenciones de
consagrar Rusia al Corazón de María y les añadió la oración especial para que
ellos hicieran lo mismo en sus diócesis.
Días después, el Papa visitó en la cárcel a Alí Agca, quien
le habló de Fátima: "¿Por qué no murió? Yo sé que apunté el arma como
debía y sé que la bala era devastadora y mortal. ¿Por qué entonces no murió?
¿Por qué todos hablan de Fátima?"
El 25 de marzo de 1984, Fiesta de la Anunciación, el
Pontífice consagró todos los hombres y pueblos, incluida Rusia, a María
Santísima y en unión espiritual con los obispos del mundo. Luego Sor Lucía, la
tercera vidente, confirmó que esta consagración “ha sido hecha tal como Nuestra
Señora había pedido”.
En el 2000 San Juan Pablo II viajó a Fátima y el 13 de mayo
beatificó a los otros dos videntes de la Virgen, Francisco y Jacinta Marto.
Luego se anunció la publicación de la “tercera parte” del secreto de Fátima que
se efectuó el 26 de junio de ese año.
El entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de
la Fe, Cardenal
Joseph Ratzinger, hizo un comentario teológico a este secreto revelado en
el que se veía a un Obispo vestido de blanco y que es muerto ante una cruz.
“¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del
13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del ‘secreto’,
reconocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la
muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: ‘...fue
una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró
en el umbral de la muerte’ (13 de mayo de 1994)”, destacó el Cardenal.
“Que una ‘mano materna’ haya desviado la bala mortal muestra
sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son
poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más
fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones”, enfatizó.
Esta fue la explicación del Cardenal Ratzinger sobre el
tercer secreto de Fátima
EDACCION CENTRAL, 09 May. 17 / 07:09 pm (ACI).- Como respuesta a las
malinterpretaciones del “tercer secreto” de Fátima que algunos asocian a un
“caos apocalíptico”, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger,
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y luego Papa Benedicto XVI,
explicó el sentido del texto y cómo puede servir para comprender y vivir mejor
el Evangelio.
La tercera
parte del secreto de Fátima fue revelado el 13 de julio de 1917 a los
tres pastorcitos en Cova da Iria y transcrito por Sor Lucía el 3 de enero de
1944. Fue hecho público por el Secretario de Estado, Cardenal Angelo Sodano,
el 13 de mayo del 2000.
Los mensajes transmitidos por la Virgen María exhortan al
arrepentimiento, conversión, oración y penitencia como medios de reparación por
los pecados.
Según el Cardenal, el llamado a la penitencia es una
exhortación a comprender los signos de los tiempos y a la conversión. La
penitencia, además, es la respuesta a un momento histórico determinado que se
caracteriza por grandes dificultades.
En el secreto hay un elemento que se refiere a un “ángel con
la espada de fuego”. Para el Cardenal este elemento no es fantasía: se refiere
a las armas de fuego, que el hombre mismo ha inventado.
Otro elemento de la visión es la fuerza que se opone a la
destrucción: el esplendor de la Virgen, que proviene de la penitencia. Esto
quiere decir, que la penitencia y la oración tienen el poder de cambiar las
predicciones hacia el bien.
El mejor ejemplo, afirma, es que el Papa Juan Pablo II sobrevivió
al atentado del 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, pese a que en el
secreto predecía su muerte.
Acerca de los tres elementos que aparecen en el secreto (una
montaña escarpada, una gran ciudad medio en ruinas, y una gran cruz de troncos
rústicos), Ratzinger señala que la montaña es el costoso camino que el hombre
debe atravesar y la ciudad en ruinas representa las desgracias que el propio
hombre ocasionó con las guerras.
Sobre la montaña está la cruz, el objetivo final, donde la
destrucción se transforma en salvación. Por ello, estos símbolos tienen un
sentido de
esperanza.
El Obispo de blanco (el Papa), tendrá que subir por esa
montaña y atravesar la ciudad en ruinas. El Papa precede a los demás, cuyo
camino también pasa en medio de los cadáveres. Benedicto indica que la travesía
del Papa simboliza el camino de la Iglesia en medio de
la violencia, las destrucciones y las persecuciones.
"En la visión podemos reconocer el siglo pasado como
siglo de los mártires, como siglo de los sufrimientos y de las persecuciones
contra la Iglesia, como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras
locales que han llenado toda su segunda mitad y han hecho experimentar nuevas
formas de crueldad. En el 'espejo' de esta visión vemos pasar a los testigos de
la fe de
decenios".
Esta parte del secreto concluye con una señal de esperanza:
Que ningún sufrimiento es en vano. Porque la sangre de los mártires purifica y
renueva. De ahí se levantará una Iglesia triunfante. También, la sangre
derramada sobre la cruz representa la vivencia actual del sufrimiento de Cristo
y la promesa de salvación.
El Tercer Secreto de Fátima
Este es el Tercer Secreto de Fátima escrito por Sor
Lucía:
“Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por
medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la
Santísima Madre vuestra y mía. Después de las dos partes que ya he expuesto,
hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un
Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas
que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el
esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él;
el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz:
¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: «
algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él» a
un Obispo vestido de Blanco « hemos tenido el presentimiento de que fuera el
Santo Padre». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas
subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos
toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de
llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con
paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los
cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado
de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que
le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo
murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y
diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones.
Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una
jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y
regaban con ella las almas que se acercaban a Dios”.
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