Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

miércoles, 24 de mayo de 2017

El Times Square de New York vuelve apoyar a Venezuela. En el letrero luminoso colocaron las palabras “SOS Venezuela”.

Magistrados con 12 salarios mínimos tienen propiedades en EE UU
 20 de Mayo de 2017 7:55 pm
  
Mercedes de Freitas, coordinadora de Transparencia-Venezuela, se pregunta ¿Cómo un magistrado puede tener propiedades en Estados Unidos, si su sueldo equivale a 12 salarios mínimos de Venezuela?
Venezuela es el único país del mundo que tendría a vicepresidente, ministros y magistrados del Poder Judicial en la lista de sancionados por los departamentos de Estado y del Tesoro de Estados Unidos.
“El TSJ debe explicarle al país esta situación y la Contraloría General debe publicar las declaraciones de bienes y patrimonio de los miembros del Poder Judicial para despejar cualquier duda”, exige de Freitas.
La coordinadora de la ONG asegura que los magistrados están obligados a decir la verdad; no responder con eslóganes ideológicos de que los ataca el imperialismo, sino por qué manejan cuentas en dólares y por qué aprobaron sentencias contrarias al Estado de Derecho”, recalcó.
El jueves pasado el Departamento del Tesoro anunció que congelará los fondos del presidente del Tribunal Supremo de JusticiaMaikel Moreno, y los magistradosLuis Fernando Damiani, Arcadio Delgado, Gladys Gutiérrez, Juan José Mendoza, Calixto Ortega, Lourdes Suárez y Carmen Zuleta por “usurpar la autoridad” de la Asamblea Nacional.
Los últimos siete son miembros de la Sala Constitucional del TSJ, la instancia más importante del Poder Judicial, quienes no podrán traspasar los bienes que pudieran tener en la nación norteamericana ni pisar su territorio.
En el TSJ, al igual que el presidente y parlamentarios, no pueden ganar más de 12 salarios mínimos, según el artículo 8 de la Ley de Emolumentos; es decir, 487.000 bolívares mensuales si se toma como referencia el monto hasta abril de 40.638; y 780.000 bolívares a partir del 1 de mayo cuando subió a 65.000.
La internacionalista Giovanna de Michelle identificó dos impactos de las sanciones: “En lo nacional, significa un golpe más al gobierno porque se trata de personas que tienen un gran protagonismo en las decisiones del Estado. Queda en evidencia la poca certeza en la escogencia de los magistrados y se refleja la precariedad institucional que llevó a una instancia internacional a sancionar hechos irregulares, que ameritan una investigación”.
“El segundo impacto es internacional. Es muy fuerte y el Estado queda con la peor posición mundial. Es visto con cautela, con reservas, porque el gobierno perdió credibilidad, no genera confianza y es percibido como un gobierno incapaz, que no atiende las demandas de la sociedad. Que no tiene pudor a la hora de reprimir a la sociedad. No permite la disidencia, no garantiza la inclusión, como lo demuestra el ‘carnet de la patria’. En términos políticos, hay una desigualdad social, producto de una política que afinca las diferencias, en lugar de minimizarlas”, dijo De Michelle.
Aunque se desconoce dónde y cuáles son los bienes de los magistrados, explicó que Estados Unidos actúa bajo “motivaciones válidas, con sustento” de las irregularidades detectadas y conscientes de los efectos de las sanciones en el patrimonio: “Los mencionados deben tener capital, bienes e inmueble o visas para aplicarles las resoluciones. No podrán entrar a Estados Unidos a corto plazo, pero tampoco a otros países si piden cooperación para detectar bienes y ampliar las sanciones”. (Con información de El Nacional)
LEAN MUY DESPACIO PARA COMPRENDER Y REFLEXIONAR SOBRE EL CONTENIDO DE ESTE ESCRITO MIENTRAS LA JUSTICIA CALLA Y ESTA EN MANOS LO QUIENES LEIMOS ANTERIORMENTE

Carta de Luis Luengo, estudiante de Derecho LUZ, ante la muerte de Paul Moreno:             Quiero comenzar este mensaje diciendo que no soy una persona que suele publicar todo lo que siente y mucho menos en una red social, tampoco lo hago para llamar la atención ni mucho menos, sencillamente decidí escribir algo sobre mi experiencia el día de hoy y encontré que este es el mejor medio para comunicarlo.

Hoy, 19 de Mayo del año 2017, asistí a una marcha convocada por la Universidad del Zulia en honor al estudiante caído el día de ayer, Paul Moreno. Debo confesar que nunca lo conocí en persona ni tuve algún tipo de contacto con él, sin embargo, como todo miembro de la comunidad universitaria, su muerte me dolió como si de un amigo se tratara.

¿Por qué me dolió? Por la misma razón que a muchos nos hizo sentir un vacío en el estómago al momento de enterarnos: él era como yo. Era un estudiante, tenía una familia que lo esperaba en casa, iba a la universidad y se sentaba en un pupitre a escuchar a un profesor.

Quién sabe, a lo mejor tenía planes para reunirse en casa de un pana este fin de semana, a lo mejor le dijo a su madre que le guardara su almuerzo y esta le respondió: ‘’Paul, ten mucho cuidado por ahí, hijo’’. Una madre que miró la puerta de su casa esperando que su hijo pasara por ella una vez más, que recibió una noticia y deseó con todas sus fuerzas que fuese mentira, que supo que no volvería ver más a su hijo, que no lo abrazaría, no lo regañaría, no lo vería sonreír.

Admito que al salir de mi casa pensé un par de veces si asistir o no a la marcha, mi padre me dio un sermón de camino y esto sólo me hizo dudar más. Sólo podía pensar: ¿y si esta vez soy yo? ¿Si esta vez es mi mamá quien mira a la puerta esperando mi llegada?

Sentía la misma incertidumbre que nos invade a todos los venezolanos cada vez que salimos de nuestras casas, la duda de si esta será la última vez que le pediría la bendición a mis padres, que me despediría de mi hermano. Porque, ni Dios lo quiera, en la calle me maten para atracarme, un delincuente me confunda con otra persona y me asesine o un guardia piense que voy a protestar y me lleve detenido.

Lo que encontré en la Facultad de Medicina fue algo muy distinto al miedo. Había un tenso silencio, caras tristes y corazones rotos, un ambiente de personas que presencian el futuro de un joven ser arrebatado. Más allá de eso, había esperanza, había juventud, unión, fraternidad, no había una persona que no tuviera un hombro en el que llorar. Llegó a tal punto que recuerdo haber abrazado más de tres personas que no conocía por el simple hecho de consolarlas.

Quien me conoce sabe que no soy una persona muy sentimental y, sin embargo, este ha sido uno de los días en los que más he llorado. Tengo en mi mente grabado el momento en que todos se tomaron de las manos para hacer un camino al rectorado y gritaron ‘’Valiente, valiente, valiente’’ o ‘’Paul, hermano, tu muerte no fue en vano’’. ¿Cómo no recordarlo si fueron los momentos donde más llore?

Más allá de llorar por un compañero estudiante lloraba por un país destruido por un gobierno que me ha quitado los mejores años de mi vida, un gobierno que no me permitió preocuparme por las cosas más superficiales como los jóvenes de otros países lo hacen sino que me obligó a estar al tanto de qué tanto se me veía el celular, si lo tenía bien escondido al salir a la calle, de tener las llaves listas para que al llegar a la casa abrir la puerta lo más rápido posible. Me obligó a pasar noches de insomnio, días de luto y llanto por un compañero muerto como Paul cuando debería estar de fiesta y celebrando mi juventud.

Esta llamada Revolución nos ha robado años y experiencias que jamás tendremos la oportunidad de disfrutar de nuevo. Hoy decidí que estoy cansado de que lo haga, no quiero ver más familiares ni amigos irse del país, no quiero ver a mi mamá llorar o sentir impotencia por llegar a la casa con las manos casi vacías de un día de hacer compras, no quiero ver a mi papá matarse trabajando todo el día para que apenas le alcance para darnos de comer.

Quisiera que al leer esto decidieras que estás cansado igual que yo lo estoy y que saldrás a marchar o al menos a ayudar a aquellos que lo hacen, al menos llevándoles agua o unas galletas, compartiendo información, de cualquier manera que veas posible.

También quiero dirigirme a esas personas que dicen ‘’¿Qué se ha logrado con esto además de muertos?’’ o a aquellos que hacen comentarios para que dejen de trancar calles porque quieren volver a su llamada ‘’normalidad’’. Amigo, ¿de qué normalidad hablas? ¿Quieres volver a donde no consigues medicinas para tratar a tu abuela enferma? ¿O a donde no tienes qué comer? ¿Quieres volver a donde una madre tiene que decidir dejar de comer para alimentar a sus dos hijos? ¿O a esa normalidad donde las personas buscan en la basura algo de comer?

Me extendí más de lo que quería pero para finalizar quiero compartirles lo que me dijo mi papá mientras volvía a mi casa después de la misa de Paul. ‘’Nuestro miedo más grande es verte así, en una urna’’, un sentimiento que deben compartir todos los padres de las personas que salen día a día a protestar o marchar.

Papá, yo también tengo miedo de estar en una urna, yo también tengo miedo de ser otra cifra, otro estudiante muerto, otro caído, otro héroe, otro mártir. Pero igual que tengo miedo de eso, tengo miedo a salir de casa día a día sin saber si volveré, tengo miedo de que un día simplemente no tengamos que comer, tengo miedo de que al graduarme no tendré donde trabajar porque vivo en un país donde no se respeta la ley, tengo miedo de un futuro incierto, de que algún día salgas a trabajar y no vuelvas, tengo miedo de tener que despedirme de mi hermano en un aeropuerto algún día porque en el país no le brinda oportunidades. Pero si algo me has enseñado todos estos años es que debo enfrentar mis miedos, debo luchar por mis sueños y mis metas.

No soy un guerrero, no tengo armas, soy tan sólo un estudiante. De nuevo les recuerdo que mi intención no era llamarlos a marchar (aunque sí lo desee), tan sólo era desahogarme y este fue el mejor medio que encontré. Hoy me siento más venezolano que nunca, hoy me siento orgulloso de ser parte de LUZ. Gracias por leerme.

Paul, hermano, tu muerte no fue en vano.

Atentamente, Luis Luengo.

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