Esta actitud de Pedro Carreño contra la Fiscal General Luisa Ortega Diaz responde a los mas fidedignos metodos utilizados por el Estalinismo o stalinismo que es un término utilizado para referirse a la teoría y práctica asociada al gobierno de Iósif Stalin en la Unión Soviética.
El término ha sido utilizado por opositores políticos y pensadores críticos con la figura de Stalin (ligados en gran medida, aunque no necesariamente, al trotskismo), en referencia a un tipo de gobierno o régimen de características totalitarias, que buscaba degradar a los opositores a sus ideas y acciones totalitarias, muchas veces declarandolas "dementes" o "enfermos mentales" por ir en contra de lo que para los del Regimen era un dogma de una ideologia casi religiosa.
Simpatizantes de Stalin se llaman a sí mismos antirrevisionistas y defienden sus políticas como la real aplicación del marxismo-leninismo, dadas las circunstancias históricas de la Unión Soviética de los años 30-40.
LA LOCA LUISA Y EL CUERDO CARREÑO
Pedro Pablo Peñaloza | junio 22, 2017 | Web
del Frente Patriotico
El diputado Pedro Carreño solicita al Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ) una junta médica para evaluar a la fiscal Luisa Ortega Díaz.
Deberían asignarle la misma que examinó el cadáver del espía peruano Vladimiro
Montesinos. Aunque Carreño insiste en poner en entredicho su salud mental, el
de Ortega Díaz es el penúltimo llamado de un sector del chavismo a la
racionalidad. Puede que a estas alturas parezca un sinsentido plantear una
salida institucional en un país sin instituciones, pero apelando al discurso y
al marco legal diseñado por el chavismo, la jefa del Ministerio Público ofrece
al presidente Nicolás Maduro la oportunidad de iniciar una negociación sensata
y abortar esa locura llamada Asamblea Constituyente. Mejor sentarse en el diván
que sobre una bayoneta.
Aunque siempre gana en el TSJ, en realidad el régimen
chavista perdió el juicio. En la calle la represión es demencial. Apelando a la
violencia, quieren que Los Verdes pasen a Maduro. Ni un perro se salva de la
jauría roja. El ministro de Interior, Néstor Reverol, anuncia que en un
conjunto residencial detuvo a “23 terroristas”. La vecindad de ISIS. El
defensor del pueblo, Tarek William Saab, se niega a cumplir con sus funciones y
ahora quiere asumir las de la Fiscalía. La Sala Constitucional que “corrigió”
unas sentencias por las observaciones de Ortega Díaz, ahora la amenaza con
cárcel por falta de “legitimidad”. El diputado Darío Vivas grita –como es
normal- que la Fiscal es “vocera del terrorismo”. El titular de Comunicación,
Ernesto Villegas, le pide al papa Francisco que se ocupe de los niños que la
revolución prometió rescatar y atender. Y el conductor de La Hojilla, Mario
Silva, cierra un encuentro de psicólogos chavistas afirmando que “la guerra
psicológica es más peligrosa que la guerra económica”. Pero todos esos
trastornos serán resueltos por la Constituyente. Bárbula de escape.
Para el régimen chavista, las instituciones democráticas son
una camisa de fuerza. Con la Constituyente piensa desatarse, eliminando a la
Asamblea Nacional, removiendo a Ortega Díaz y “aniquilando” a la oposición, tal
como lo anunció el ex fiscal Isaías Rodríguez, aquel que ve más allá de lo
evidente. El general en jefe, Vladimir Padrino López, pide que se incluya el
carácter “antiimperialista” y “antioligárquico” de la Fuerza Armada en la
futura Constitución que se imprimirá con el dinero de los bonos de Goldman
Sachs. La revolución energética que desplegaría el majestuoso Gasoducto del
Sur, tiene a su gente haciendo siete horas de cola por una bombonita de gas. Otro
delirio. Todas las semanas el Ejecutivo anuncia una nueva devaluación del
bolívar fuerte y lo celebra como un rotundo éxito. El país se desploma.
Tratando de frenar este disparate, la Fiscal lanza un salvavidas para evitar el
hundimiento definitivo de Venezuela, pero el Gobierno lo rechaza. Maduro y sus
colaboradores han decidido fingir demencia. O, peor aún, quizás no estén
fingiendo.
Por su parte Nicolas Maduro pide a opositores desarmar a "jóvenes que tienen matando en la calle"
2001.com.ve | EFE
El presidente de la República, Nicolás Maduro,
pidió hoy a los líderes opositores desarmar a los jóvenes que, aseguró, están
cometiendo asesinatos y actos vandálicos en medio de la oleada de protestas que
inició hace 81 días y que ha dejado 75 muertos.
"Yo le hago un llamado a los jefes políticos de la
derecha venezolana a que desmovilicen y desarmen al grupo de jóvenes que tienen
quemando y matando en la calle, basta ya de violencia
actos demostrativos de su insania mental", dijo Maduro
durante un acto de Gobierno en Caracas que fue transmitido en
cadena obligatoria de radio y televisión.
El mandatario indicó que ha pedido ayuda al papa Francisco para
atender esta situación porque, aseguró, "no solo tienen jóvenes, tienen
niños también en los grupos de enmascarados, en los grupos violentos".
"Yo sigo haciendo un llamado a la paz, al trabajo, al
estudio, no podemos permitir que sigan lanzando jóvenes a la violencia de
calle. ¿Tiene futuro un joven que se presta para ir a quemar, a atacar, a
lanzar morteros? ¿Tiene futuro un joven que se incorpora a la violencia?",
se preguntó.
El jefe de Estado venezolano aprobó hoy recursos para la
financiación de un programa gubernamental llamado "Chamba Juvenil"
que busca garantizar el primer empleo a los recién graduados y jóvenes en
general.
En este sentido, autorizó la incorporación de 40.000 jóvenes
a los cuerpos de seguridad del Estado y explicó que 20.000 de ellos integrarán
la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la otra mitad se
sumará a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Las declaraciones de Maduro surgen un día después de una
protesta antigubernamental que se tornó violenta en Caracas y que derivó en el
presunto uso de armas de fuego por parte de agentes de la fuerza pública, según
las autoridades.
2017-06-20
Movimiento Vinotinto denunció despidos del Estado
"por pensar diferente"
Durante la reunión se informó que el estado con
mayor despido de personal es Carabobo
Por EL NACIONAL WEB
21 DE JUNIO DE 2017
La asociación civil sin fines de lucro, Movimiento
Vinotinto, informó este miércoles que se han reportado despidos de organismos
del Estado "por pensar diferente".
En una rueda de prensa, dirigentes de la asociación
aseveraron que: “el derecho al trabajo y la libertad de expresión lo tienen
todas las personas. Estamos haciendo un monitoreo a nivel nacional, para que
cada persona que se sienta afectado por este gobierno por no respetarse
los derechos civiles y políticos y se le haya vulnerado el derecho al trabajo
se comunique con nosotros”.
Durante la reunión se informó que el estado con
mayor despido de personal es Carabobo. Por su parte, Caracas, Táchira y
Bolívar le siguen en la lista.
La Gran Purga (en ruso:
Большая чистка), aunque más comúnmente conocida en la Rusia actual
como Gran terror (Большой террор, Bolshói terror o Bol'šój
terror) o más específicamente como ежовщина (yezhóvshchina o ježóvščina,
"fenómeno o era de Yezhov")
fue el nombre dado a la serie de campañas de represión y persecución políticas
llevadas a cabo en la Unión Soviética en el final de la década
de 1930. Cientos de miles de miembros del Partido Comunista Soviético,
socialistas, anarquistas y opositores fueron perseguidos o vigilados por la
policía; además, se llevaron a cabo juicios públicos, se enviaron a cientos de
miles a campos de concentración gulags y otros
fueron ejecutados.
La campaña de represión desatada en la Unión Soviética
fue crucial para consolidar en el poder a Iósif
Stalin. Si bien los soviéticos justificaron posteriormente esta cruenta
medida, argumentando que se limpió el camino de elementos «saboteadores» o
disidentes para la futura guerra con la Alemania
Nazi, una gran cantidad de las víctimas eran miembros del Partido Comunista
y líderes de las Fuerzas Armadas. Otros sectores de la sociedad que
sufrieron la persecución fueron los profesionales, los kuláks (campesinos
burgueses) y las minorías, que fueron vistas como una potencial «quinta
columna». La gran mayoría de estas detenciones fueron llevadas a cabo por
el Comisariado del Pueblo para asuntos internos, también conocido como el NKVD.
Antes de la Gran Purga, el término «purga»
era utilizado para expresar la expulsión masiva de miembros del Partido Comunista de la Unión
Soviética (PCUS), la purga más grande de este tipo había ocurrido
en 1933 con
400.000 personas expulsadas. Entre 1936 y 1956 al término
se le añadió no solo la expulsión sino el arresto, el cautiverio, la
deportación y en algunos casos la ejecución.
La Gran Purga se inició por la intención de la mayoría
de los miembros del Politburó de
eliminar toda posible fuente de oposición a la transición del socialismo al
comunismo. De esta manera, se aseguraban que todos los miembros del partido
seguirían las órdenes emanadas del centro. También eliminaron a posibles grupos
subversivos como los kuláks, miembros de otros partidos, oficiales de la
época zarista y finlandeses.
Procesos de Moscú
Entre 1936 y 1938 se llevaron a cabo tres juicios en Moscú donde fueron
juzgados ex-miembros del Partido Comunista, que fueron acusados de conspirar
con las naciones occidentales para asesinar a Stalin y a otros líderes
soviéticos, así como para desintegrar la Unión Soviética y restaurar el capitalismo en
Rusia. Andréi Vyshinski ejerció de fiscal del estado
en los tres juicios.
En el primer juicio, llevado a cabo en agosto de 1936,
fueron acusados 16 presuntos miembros del llamado «Centro Terrorista
Trotsky-Zinóviev», cuyos supuestos líderes eran Grigori Zinóviev y Lev
Kámenev, dos prominentes miembros del Partido. Estos fueron acusados de
planear el asesinato de Serguéi Kírov, así como el de Stalin. Después de
pasar 10 meses en los calabozos de la policía secreta, donde se realizaron
simulacros de juicio, finalmente fueron juzgados públicamente, donde estos
«confesaron». Todos fueron sentenciados a muerte y ejecutados.
En enero de 1937, se llevó a cabo
el segundo juicio en Moscú, donde fueron
juzgados diecisiete miembros del Partido, de menor rango que los del juicio
anterior, entre los juzgados se encontraban Karl Rádek, Yuri
Piatakov y Grigori Sokólnikov. Trece fueron
sentenciados a muerte y fueron fusilados, mientras que el resto fueron enviados
al Gulag,
donde no sobrevivieron mucho tiempo.
En el tercer juicio, llevado a cabo en marzo de
1938, fueron juzgadas 21 personas, acusadas de pertenecer a un supuesto bloque
de «derechistas y trotskistas» supuestamente liderado por Nikolái Bujarin, antigua cabeza del Comintern,
el ex-primer ministro Alekséi Rýkov, Christian Rakovski, Nikolái Krestinski y Génrij
Yagoda, irónicamente Yagoda estuvo a cargo de las detenciones al inicio de
la Gran Purga. Todos fueron encontrados culpables y fueron ejecutados.
(Véase Juicio de los Veintiuno).
También se desarrolló un juicio militar secreto en
junio de 1937, donde varios generales del Ejército
Rojo, como Mijaíl Tujachevsky, fueron sentenciados y
ejecutados.
Si bien todos los acusados confesaron sus supuestos
«crímenes», tras la disolución de la URSS en 1991 fue
reconocido que los métodos utilizados para obtener esas «confesiones»
consistían en golpear a los acusados diariamente, no dejarlos dormir y
mantenerlos de pie y sin comida durante días y amenazarlos con arrestar y
ejecutar a sus familias. De esta manera se provocaba el colapso nervioso del
acusado, que finalmente cedía. Por ejemplo, se sabe que el hijo adolescente de
Lev Kámenev fue arrestado y acusado de terrorismo con
el objetivo de presionarlo a confesar. En otros casos, a militantes endurecidos
en la persecución zarista (y poco impresionables con la tortura) se les
convenció de aceptar la humillante confesión pública insistiendo que este paso
era necesario para que la URSS subsistiera y que la nueva situación les
obligaba a aceptar la dictadura de Stalin como "un mal necesario"
al cual deberían someterse por el bien del comunismo; estos acusados, no
obstante, también eran ejecutados invariablemente después de su confesión
pública.
Por su parte, Zinóviev y Kámenev demandaron una
garantía de parte del Politburó, de que si «confesaban», su vida y la de sus
familiares sería respetada. En una reunión con Stalin, Kliment Voroshílov y Yezhov,
estas garantías les fueron dadas. Sin embargo, Stalin rompió su promesa, ya que
no solo mandó ejecutar a los acusados, sino que varios familiares de los mismos
también fueron fusilados. Nikolái Bujarin también «confesó» solicitando
garantías, esta vez solo para su familia. Si bien ningún familiar suyo fue
ejecutado, su esposa Anna Lárina fue enviada a un
campo de trabajo, aunque sobrevivió y escribió las memorias de ella y de su
esposo.
En mayo de 1937, se estableció
en Estados Unidos la Comisión de
Investigación de los cargos hechos contra León
Trotsky en los Juicios de Moscú, también conocida como la
«Comisión Dewey», presidida por John Dewey,
cuyo objetivo era el de limpiar el nombre de Trotsky. Aunque dicha comisión
jamás fue imparcial, llevó detalles a la luz pública que demostraban que
algunos cargos de los Juicios de Moscú no podían ser verdaderos. Por
ejemplo, Georgi Piatakov había testificado que en
diciembre de 1935 había viajado a Oslo para «recibir
instrucciones terroristas» de Trotsky. La Comisión Dewey demostró que ese
viaje nunca tuvo lugar. Otro acusado, Iván
Smirnov, «confesó» haber participado en el asesinato de Serguéi Kírov, pero luego se demostró que en esa
fecha el propio Smirnov llevaba un año en prisión e incomunicado.
La Comisión Dewey publicó sus hallazgos en un libro de
422 páginas titulado Inocente. Sus conclusiones declaraban
inocentes a todos los condenados en los Juicios de Moscú. En su sumario, la
Comisión escribió: «Sin evidencia extrínseca, la Comisión encuentra:
- Que
la conducta de los Juicios de Moscú fue de tal manera que cualquier
persona sin prejuicios queda convencida que no se intentó conocer la
verdad.
- Que
mientras que las confesiones deben tomarse con la más seria consideración,
la confesiones contienen imposibilidades que convencen a la Comisión de su
falsedad, sin importar los medios bajo las que se obtuvieron.
- Que
Trotsky nunca instruyó a ninguno de los acusados en los Juicios de Moscú
para entablar acuerdos con potencias extranjeras en perjuicio de la Unión
Soviética [y] que Trotsky nunca recomendó, planeó, o intentó la
restauración del capitalismo en dicho país».
La Comisión concluye: «Encontramos que los Juicios
de Moscú fueron montajes». No obstante, el embajador de EE. UU. en Moscú
J.E. Davies afirmó que los juicios eran completamente legales y los cargos eran
reales.
Durante la Gran Purga, fueron ejecutados casi todos
los bolcheviques que
habían tenido un función importante en la Revolución de octubre o en el
gobierno de Lenin.
De los seis miembros del Politburó original, solo Stalin sobrevivió, cuatro
fueron ejecutados y Trotsky fue asesinado en su exilio en México en 1940. De los seis
miembros del Politburó de Lenin, cuatro fueron ejecutados, Mijaíl
Tomsky se suicidó, mientras que Stalin, Mólotov y Mijaíl
Kalinin continuaron viviendo. De los 1.966 delegados del XVII Congreso
del Partido Comunista celebrado en 1934, 1.108 fueron arrestados y
casi todos murieron ejecutados o en prisión, tras sufrir dentro el trato brutal
habitual.
Purga en el Komintern[editar]
Otro grupo que fue objeto prioritario de la represión
estalinista fue el constituido por los numerosos dirigentes y simples miembros
de partidos comunistas extranjeros refugiados en la URSS, así como los cuadros
del Komintern (la
Internacional comunista). Dirigentes como el húngaro Béla Kun (famoso
por las atrocidades que cometió en Crimea durante la Guerra
Civil rusa), el yugoslavo Milan
Gorkić o el alemán Heinz Neumann fueron
ejecutados sin juicio en compañía de miles de camaradas anónimos, la mayoría de
los cuales desaparecieron sin dejar rastro. Stalin llegó al extremo de convocar
en Moscú, con cualquier pretexto, a militantes que residían en el extranjero,
con el objeto de arrestarlos a su regreso y, acto seguido, ejecutarlos. Esta
táctica fue utilizada igualmente para purgar a los miembros del NKVD que
pertenecían a su sección exterior (los servicios de espionaje), y que,
lógicamente, prestaban servicio (tanto con cobertura legal de tipo diplomático
o periodístico como aquellos llamados ilegales) en los países donde
desarrollaban su actividad de espionaje. Por lo que, en aquellos tiempos,
normalmente una orden de regreso a la patria era la antesala de la muerte. Los
que, desobedeciendo las órdenes recibidas, decidieron resistirse a acudir
voluntariamente al matadero fueron perseguidos con saña por escuadrones
especiales de asesinos del NKVD especialmente encargados de ejecutar en el
extranjero a estos desertores, misión que normalmente culminaban con éxito,
siendo ayudados en estas acciones por los aparatos locales del Partido
Comunista del país donde se había refugiado el traidor perseguido.
La reconstrucción
Ya la llamada revolución del socialismo del siglo XXI es tiempo viejo
Venezuela está sufriendo dolores de parto. Está naciendo un nuevo momento en la historia de nuestro país. Como decía Gramsci, “el tiempo viejo no termina de morir y el tiempo nuevo no termina de nacer”.
Ya la llamada revolución del socialismo del siglo XXI es tiempo viejo. El saldo de su gestión no puede ser más lamentable. Ha sido una prolongada siembra de odio que costará mucho trabajo superar.
Hoy tenemos menos democracia que ayer. Hoy tenemos niveles de confrontación, de división y de polarización difíciles de superar.
Hoy tenemos que enfrentar una catástrofe económica frente a la cual se requiere un inmenso esfuerzo colectivo. Hoy tenemos un cuadro de pobreza alarmante y creciente. Cada día que pasa nos estamos empobreciendo. Nunca había habido en Venezuela tanta pobreza y nunca los pobres habían sido tan pobres.
También podríamos evaluar la gestión del socialismo del siglo XXI desde el punto de vista del clima ético de la nación.
Nunca había habido tanta corrupción y nunca la corrupción había alcanzado niveles tan escandalosos.
Lo que interesa ahora es preparar la transición y preparar la reconstrucción del país. El padre Luis Ugalde acaba de escribir un excelente artículo sobre el tema de la transición. En este mismo espacio hemos dedicado varios artículos a comentar la experiencia de transiciones exitosas que se han dado en otros países. Hemos comentado los ejemplos de Chile, de África del Sur, de España, de Polonia y de otros países del área de influencia de la antigua Unión Soviética.
En esos países terminó prevaleciendo la inteligencia y la prudencia política y lograron éxito en todos los términos. Ahora son más democráticos, cuentan con economías más prósperas y han recuperado de la pobreza a millones de seres humanos.
El país necesita un gran esfuerzo de unidad. Se requiere un gobierno de transición, de emergencia y de unidad nacional.
Hay que lograr grandes acuerdos que nos permitan avanzar por el camino de la reconstrucción y de la reconciliación nacional.
El gobierno de transición tiene que contar con un amplio respaldo nacional para que pueda tomar las medidas urgentes que deben asumirse sin pérdida de tiempo.
Las tres grandes tareas que tenemos por delante, además de lograr el cambio de gobierno con el menor costo posible y con sujeción a los principios constitucionales y democráticos, son: rescatar la democracia y la plena vigencia del Estado de derecho, recuperar la economía y promover la producción nacional de bienes y servicios y atender la crisis social de hambre, desabastecimiento y de carencias de toda índole que afecta a la mayoría de la población.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE
Leer más en:
http://www.ifedec.com/category/articulos/eduardo-fernandez/
http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/la-reconstruccion/
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