El Nacional 19 DE ABRIL DE 2017 12:36 AM
El primero, en 1810, fue un acto inicial de
liberación incompleta, para que los descalzos reunidos en
Jueves Santo frente a la Catedral de Caracas, obedecieran la señal
disidente de mandatarios criollos que desconocían al impuesto nuevo rey
bonapartista del imperio español representado por el Capitán
Emparan. Sólo el 5 de Julio del siguiente año, se concretó la firmada
Declaración de Independencia. Detalles de ambos sucesos se analizan y
polemizan hasta hoy.
Este segundo 19 de Abril ,al contrario, pudiera
iniciar de una vez el nuevo ciclo de liberación cierta, corte del nudo
gordiano, si junto a marchas y concentraciones como siempre
obstruidas criminalmente por la cúpula militarista del Fuerte
Tiuna y sus aliados palaciegos, tiene soporte de la masa disidente representada
en organizaciones, grupos antiguos y nuevos que desobedezcan al
ilegal desgobierno chavista.
Está claro. La solución de la tragedia venezolana no se
resolverá por vía electoral ni jurídica mientras exista la Sala
In-constitucional, creada como novedad inocente y decente por la
Constitución de 1999. Ese equipo de netos militantes oficialistas
incrustado en el Poder In-judicial hace fraude o bloquea cada intento electoral
que vigilado por veedores internacionales impecables permita
recuperar la esencia independista republicana. Ya lo hace al violar
leyes de sufragio y desacatar todos los derechos de la Asamblea
Nacional. Sin escrúpulos, manipulan ese laberinto pseudo legal de círculo
vicioso y viciado por delitos leguleyos como interrumpir la cadena de custodia
hecho por el propio CNE oficialista ecuatoriano hace días, cambios destinados a
sostener el estado actual de caos revolucionario que justifique el
represivo totalitarismo militarizado.
Esta certeza la explican al detalle auténticos juristas
expertos en Derecho Constitucional y determina la urgencia de
activar el rol de las cámaras de industrias y comercios, colegio profesionales,
sindicatos mineros a la cabeza, gremios educativos y de la salud pública
a todo nivel, militares institucionales, conjunto denominado pueblo soberano.
Se agotó el tiempo de proclamas, declaraciones, quejas
y reclamos. Es el radical de un indefinido paro nacional civilista,
comprometido, solidario con las juventudes anticastrenses y
anticastristas, que a la vanguardia de la difícil, valiente resistencia
callejera, desde el año 14 son los protagonistas por ahora más
sacrificados, víctimas en carne y hueso, de la barbarie castrochavista.
Hay pruebas mundiales y locales suficientes indicativas de que
ninguna marcha por gigantesca quesea implica triunfo si no se refrenda con
pacífica resistencia activa de la sociedad que la genera.
Sí. Los opinadores de oficio también fastidiamos mucho
al repetir la constancia de fracasos, delitos y soluciones. Pero no queda
otra cuando en casi veinte años, una oposición dispersa, en parte ciega, o
rígida, o cómplice, o muy equivocada, o por motivos personales incluidos
intereses lucrativos propios y de agencias encuestadoras de todo signo, insiste
en repetir conductas, acciones y omisiones contra la mayoritaria voluntad
ciudadana. Errores que sostienen a la mafia gobiernera, fundadora del
paramilitarismo genocida con su lagrimoso fuego lento culminado por
asesinatos a la vista en calles y ocultos en el infierno de
cuarteles con sus celdas, sótanos y desaparecidos.
La libertad como la caridad, empieza por casa.
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