Fotograma de la película
La invasión de los ladrones de cuerpos / Fotograma de
la película
Por NARCISA GARCÍA
El Nacional 07 DE ABRIL DE 2017
Durante la presidencia de Harry Truman el presidente del
Comité sobre Actividades Antiamericanas del Congreso, J. Parnell Thomas,
anunció que se investigaría la presencia comunista en la industria del cine
norteamericano. Durante la Segunda Guerra, mientras los Estados Unidos se
aliaron con la Unión Soviética en contra de Hitler, la producción
cinematográfica norteamericana apenas representó esta breve reunión en un
puñado de películas, luego de las cuales (y con el fin del conflicto) se ubicó
a los soviéticos de nuevo como enemigos en el imaginario cinematográfico. En
1947 la Fox comienza la producción de películas anticomunistas de modo que Hollywood
estuviese alineada con lo que se hacía en Washington. En vísperas de la Guerra
de Corea el senador Joseph McCarthy denuncia la existencia de 205 comunistas
infiltrados en el Departamento de Estado. Muchos artistas delataron a otros
durante este periodo llamado “la caza de brujas”, entre ellos cineastas como
Elia Kazan, director de Un tranvía llamado deseo. Las producciones
anticomunistas empiezan a desplazarse del género dramático hacia el de la
ciencia ficción, en el que por sus características se podían realizar
rápidamente parábolas ideológicas. Gracias a la defenestración del senador
McCarthy en 1954 y luego a la intervención de Nikita Kruschev en el Congreso
del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1956, en la que hace públicos
los crímenes del estalinismo, a finales de la década se derrumban las listas
negras en Hollywood.
Muchos consideran La invasión de los ladrones de
cuerpos (Don Siegel, 1956) una película “serie B”. Este tipo de cine
cuenta con muy bajos presupuestos y no se publicita al ser distribuido, por lo
que el término empezó a usarse de manera peyorativa. Este tipo de cine también
se asocia de inmediato con géneros como el western, la ciencia
ficción y el terror. El director Siegel (Harry el sucio, 1971) aún no
era el famoso colaborador de Clint Eastwood. Se había formado como montador
trabajando en la Warner Brothers y La invasión fue su onceava
cinta luego de varios trabajos de cine
B.
Podrá haber contado con poco presupuesto y haber sido
exhibida de relleno en funciones dobles, sin embargo La invasión de los
ladrones de cuerpos es hoy un clásico del cine de ciencia ficción. Una
invasión extraterrestre da origen a unas vainas que guardan copias exactas de
seres humanos. La intención, se dará cuenta el doctor Miles Bennell (Kevin
McCarthy), es reemplazar poco a poco a todos los habitantes del pueblo,
mientras duermen, por réplicas sin voluntad ni emociones que surgen de las
vainas. Tras haber conversado con varios de los vecinos la sospecha de que sus
familiares, amigos o colegas parecen comportarse de un modo muy extraño, como
si no fuesen ellos mismos, Miles irá descubriendo que la conducta se
expande a otros pueblos y que puede que solo quede huir.
El escritor y crítico de cine Guillermo Cabrera
Infante (en Cine o sardina, Alfaguara) comenta que La
invasión no tiene otra manera de verse sino como una película
antitotalitaria, aunque algunos quieran verla solo como antimacartista o
anticomunista. El horror viene de estar rodeado por un mundo de seres que
parecen los inocentes de siempre pero que en realidad sabemos hostiles y
procuradores de la extinción. Se trata, según Cabrera Infante, del “encuentro
de la ciencia ficción con el cine de horror político, donde Orwell conoce al
Dr. Pretorius”. Y es que el otro atemorizante, parece decir la
cinta, no viene de afuera, de las vainas que gestan un doble alienígena, sino
de adentro. Lección que retomarían más adelante otras películas del género
como Alien, el octavo pasajero (1979). Lo extraño vive en
nosotros. Somos lo otro. La deshumanización que implica todo sistema
totalitario está representada en esta película y collevaría a que muchos otros
cineastas expresasen estos conflictos del siglo veinte de forma casi
filosófica, abstrayendo los conceptos mediante el género
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