Texto tomado del blog “Vision Contemplativa” del P. Beda
Hornung osb.
domingo, 2 de abril de 2017
Marta dijo a Jesús: Si hubieras estado aquí, Señor, mi
hermano no habría muerto (Juan 11,21). Así leemos en el evangelio. Y
¿quién no quisiera decir hoy lo mismo cuando vemos lo que está pasando en
Venezuela? ¿Por qué tanto sufrimiento y tantas muertes? ¿Por qué este país tan
rico se desmorona y se hunde? ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no actúa?
Pero, ¿qué es lo que busca la gente? ¿Seguir como antes?
¿Que todo regrese al estado de bonanza que conocíamos? Eso no es la idea. Dios
nos tiene preparado algo mejor. Pero, para dárnoslo, nos invita a dejar atrás
lo acostumbrado. La vida nos despoja de lo efímero, para darnos lo mejor que
nos tiene preparado.
En cristiano: Le contesta Jesús: ¿No te dije que si
crees, verás la gloria de Dios? (Juan 11,40). Tendremos acceso a la
vida verdadera cuando aceptemos la muerte de lo anticuado, de lo que ya no
sirve. No es fácil desprenderse de lo acostumbrado, de lo que nos parece dar
seguridad. Tenemos que lanzarnos a lo desconocido, a las manos de Dios. Él es
el Dios de las sorpresas, de lo inesperado, de lo maravilloso. Veremos su
gloria. Pero antes, hay que morir, la podredumbre tiene que salir. Sólo
entonces caerá lo que nos tiene amarrados y amordazados. Confiemos en Él.
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