Silencio atronador
Estos días que hemos vivido después del último reencuentro del diálogo han sido desconcertantes y para desanimar a cualquier opositor que hubiese puesto algo de sus expectativas en él. Se anunciaron una serie de medidas que no restituían el ejercicio mínimo de la democracia, el ineludible derecho al voto para empezar; tampoco asomaban soluciones coherentes y eficaces a la crisis económica que desangra al país. Pero, al menos, tocaba puntos importantes, como ofrecer la liberación de los presos políticos y algunos otros que parecían querer iniciar la reinstitucionalización muy lenta y escalonadamente de la constitucionalidad prostituida. No cumplió en absoluto su parte el gobierno que, por el contrario, continuó sus tropelías dictatoriales y el hundimiento de la economía en la crisis, ahora con un paralelo triplicado y lo poco que queda de industrias y comercios a punto de fenecer por infarto inflacionario. Las puertas del infierno.
No sería justo decir que la MUD o sus voceros no han señalado la engañifa. Pero la sensación predominante es que han aceptado estar atados a esa Mesa por razones poco visibles, tanto que Maduro se permite hacer chistes malos, si son chistes, al respecto: no voy a dejarlos parar…Esa atadura que podría convertirse en perversa y fatal, tan pronto como el próximo 6, tiene su asidero mayor en los mediadores y entre ellos, Estados Unidos y el Santo Padre que vive en Roma, los demás seguramente son acompañamientos prescindibles, no muy santos. Estos poderes, de Dios y el César, aparentan no haberse enterado de ese desacato a lo convenido en la negociación. Shannon aparece y desaparece misteriosamente. Y Francisco habla de paz y amor como los hippies de antaño. Bueno si esto es así vamos a tener que sincerarnos con esos poderes y pedirles cuentas y, si fuese necesario, tomar nuestro propio camino que al fin y al cabo es el que más cuenta, el de los que padecemos en carne propia el aplastamiento y tenemos que defender la comarca para sobrevivir. No queremos solo paz, necesitamos cambio, porque sin éste no hay solución a la crisis que nos está matando. Ahora, reciente, nos da difteria, aparecen narcos cada vez más encumbrados y a nuestras fuerzas armadas se les atribuyen masacres casi cotidianas. ¿Cuánta podredumbre y cuánto sufrimiento se necesita para turbar la paz?
Pero también hay que decir que no parecen tampoco muy halagüeñas las alternativas de los que ya han renunciado definitivamente al diálogo, a mi entender demasiado impensadamente, y que no son tantos como parecen. Sí la calle pero ya sabemos que es un término muy complicado, polisémico y de difícil manejo. Y no habrá que inventar soluciones demasiado barrocas, se oyen algunas verdaderamente truculentas e infantiles, porque de casualidad las normales resultan verosímiles. Y además hay que tener siempre presente que la unidad reclama su imprescindible presencia en esta batalla.
Las encuestas parecen mostrar una oposición tendencialmente resignada y marcando alguna distancia con la política, al fin y al cabo hay tantos y tan acuciantes problemas personales. La navidad a la vuelta de la esquina ayuda a la satrapía y a sus cínicos y cursis llamados a olvidar la tragedia nacional. De manera que es ardua la tarea que se impone. Pero a mí me parece que algo ganaríamos si le diésemos un lugar a eso que en jergas ya viejas se llamaba “espontaneismo”, no necesariamente tener una estrategia mesiánica única, dejar que la rabia y la rebeldía busquen sus naturales salidas. Marchar, por ejemplo, a paso redoblado hacia Miraflores a enfrentarnos con los colectivos armados y los ejércitos bolivarianos, es emblema de esos espejismos sin destino. Venezuela es un volcán, somos abrumadora mayoría, la crisis es cada día más honda, dejemos que millones de gargantas griten, que muchos armen las respuestas propias a sus heridas. Con diálogo o sin él. Probablemente a la dirigencia solo le toque indicar los puntos de convergencia, el lugar de las citas decisivas e insuflar aliento a la justa rebeldía. Tienen razón los que señalan que este no es un problema sólo de la MUD sino de la nación entera. Bueno hay que buscar la manera de que ésta despierte y grite por doquier.
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