Vicente Ignacio Antonio Ramón de Emparan y Orbe (Azpeitia, 5 de enero de 1747 - El Puerto de Santa María, 3 de octubre de 1820
“Pues yo tampoco quiero mando”: el 19 de abril y la
legitimidad política; por Carlos García Soto
Por Material cedido a Prodavinci | 19 de
abril, 2016
El 19 de abril de 1810 es reconocido como el primer acto
formal del proceso de independencia de Venezuela, a través del cuestionamiento
que realizara el Cabildo de Caracas de la autoridad del Capitán General de
Venezuela, Vicente de Emparan.
Muy resumidamente, los sucesos son los siguientes.
El Cabildo de Caracas convoca el 19 de abril, Jueves Santo,
a una reunión extraordinaria para analizar las consecuencias para la Capitanía
General de Venezuela de la disolución de la Junta Suprema de España y la
abdicación del Rey Fernando VII. La intención original sería que Vicente de
Emparan dirigiera una Junta de Gobierno que se opusiera a la ocupación que
Napoleón Bonaparte había logrado sobre España, y que había provocado la
abdicación del Rey español Fernando VII y la asunción al trono de José I,
hermano de Bonaparte. Sin embargo, durante el día se fue constatando que las
posiciones de Emparan y sus funcionarios, de un lado, y las de los caraqueños,
del otro, eran irreconciliables.
El Cabildo de Caracas cuestiona la autoridad de Vicente de
Emparan y, en medio de la confusión, y luego de recibir diversas
recriminaciones, éste pregunta, desde la ventana del Ayuntamiento, a las
personas congregadas en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar de Caracas) si
querían que él siguiera mandando. Las personas allí congregadas, alentadas por
el sacerdote José Cortés de Madariaga, contestaron que no. Entonces vendrá la
célebre frase de Emparan: “Pues yo tampoco quiero mando”. Emparan renuncia y
viaja a España.
Los sucesos darán entonces lugar a la formación de la Junta
Suprema de Caracas, “Defensora de los derechos de Fernando VII”, a cuya cabeza
se colocarán los dos alcaldes del Cabildo Municipal. La Junta será replicada en
otras provincias de Venezuela. El 2 de marzo de 1811 se formaría el primer Congreso de Venezuela, que sustituyó las labores de
la Junta Suprema de Caracas, y que luego declararía la Independencia de
Venezuela el 5 de julio y dictaría el 21 de diciembre de ese año 1811 la
primera Constitución de Venezuela.
Parte fundamental de la jornada fue la firma de un Acta, en la que se reflejan los acontecimientos. El Acta,
si se quiere, refleja el carácter civil de los primeros movimientos
independentistas. De hecho, el Acta será firmada incluso por el propio Emparan.
El 19 de abril de 1810 es un caso emblemático de crisis de
legitimidad política. Ante determinadas circunstancias, se plantea el problema
—conceptual y vital— de hasta qué punto un determinado Gobierno mantiene su
legitimidad para ejercerlo. Los brasileños justo hoy se hacen ese
planteamiento.
La legitimidad política, en ese sentido, puede ser
considerada como el conjunto de condiciones que debe cumplir un Gobierno para
lograr el consenso mínimo entre los gobernados. Habitualmente, se hace la
distinción entre la legitimidad de origen y la legitimidad de ejercicio.
Un Gobierno podrá ser legítimo en su origen, por haber vencido unas
elecciones realizadas conforme a reglas democráticas. Pero, además, todo
Gobierno debe alcanzar y mantener la legitimidad de ejercicio, por
la cual respeta los principios y normas previstos en la Constitución, entendida
ésta como
un acuerdo político, en sus relaciones con los Poderes del Estado y con los
ciudadanos.
Y no sólo el Gobierno debe procurar mantener la legitimidad
de ejercicio. Los demás Poderes Públicos deben controlar su actuación,
exigiéndole así institucionalmente que mantenga su legitimidad.
Por el contrario, un Gobierno que constantemente viola los
principios y normas que garantizan la separación de poderes y el respeto de los
derechos de los ciudadanos, pierde su legitimidad. Y cuando el Gobierno cuenta
con el apoyo institucional de los otros Poderes Públicos, la situación para los
ciudadanos es realmente dramática.
En el caso venezolano, desde el oficialismo se ha insistido
en el carácter democrático del Gobierno, como derivación necesaria de su origen
en la elección popular. Sin embargo, las elecciones son una condición
necesaria, pero nunca suficiente. En realidad, como lo explicaron en su momento Anabella Abadi y Bárbara Lira,
“si bien las elecciones son una herramienta indispensable para la consolidación
de un sistema democrático, no son suficiente garantía”.
Y el 19 de abril de 1810 es una ocasión para
recordarlo y decirlo: el Poder sólo se legitima cuando actúa respetando los
otros Poderes. Y, sobre todo, respetando los derechos de los ciudadanos
DE EMPARAN A MADURO: YO TAMPOCO QUIERO MANDO Luis Manuel Aguana | abril 17, 2017 | WEB del FRENTE PATRIOTICO
¿Es posible pensar en un quiebre de las Fuerzas Armadas a
favor de la democracia? Este es un análisis que, querámoslo o no, debemos
abordar antes de pensar que de sea posible que una situación de violencia en
las calles pueda cambiar el curso de la historia en Venezuela, como ocurriera
el 11 de abril de 2002.
La marcha convocada por la oposición oficial para el 19 de
abril de 2017, tiene una diferencia muy importante con otras que se hayan
convocado en el pasado por la dirigencia de los partidos opositores: saldrá a
pesar de ellos. Los partidos podrán haberla convocado en un intento vano de
ponerse al frente de esa fuerza popular, pero de ninguna manera la gente los
seguirá como en otras oportunidades, al sentirse traicionada ya varias veces en
la misma calle en su aspiración de cambio radical de la situación del país.
Basta recordar el 1S-2016…
En consecuencia cualquier cosa que pase ese día no la
determinarán sus liderazgos. La gente pasó por encima de la dirigencia política
de la oposición oficial. Ya no acepta ser conducida por ellos porque perdieron
su legitimidad en la calle por más que algunos diputados hayan intentado valientemente
liderar esas marchas en los últimos días. Ya la protesta social rebasó a la
dirigencia. Y eso es sumamente preocupante a la luz de la fuerza incontenible
que saldrá a las calles el día 19 de abril.
De acuerdo al analista político Saúl Godoy (ver Saúl Godoy,
Caminando por un tejado de cristal http://noticiasvenezuela.org/2017/04/10/caminando-por-un-tejado-de-cristal-por-saul-godoy/),
“El pacto fundamental entre las FFAA y el pueblo está roto” y sin una derrota
militar del chavismo “jamás tendremos la oportunidad de salir victoriosos de
esta celada contra la democracia y las libertades”, pronunciándose por la
cooperación internacional en contra de la tiranía. Esto es, ganarle primero al
chavismo en la arena militar –o de la violencia-, para luego recomponer
civilmente al país. De acuerdo a este análisis, a los venezolanos no nos será
posible lograr eso sin la intervención militar extranjera en nuestro problema.
Pero, ¿será cierto eso? ¿Las Fuerzas Armadas llegaron a ese
punto de no retorno? ¿Ya Venezuela es un caso perdido, donde lo que resta es
que la población se mate entre sí para la recuperación de las libertades porque
quien posee la facultad de arbitrar como detentador de las armas de la
República, se pasó con todo y pertrechos a los enemigos de la libertad y la
democracia?
Godoy remata indicando “La gente, el pueblo, no puede durar
mucho más tiempo recibiendo el castigo de las fuerzas armadas del gobierno; no
hay un plan realista que tome en consideración la seguridad de los venezolanos,
estamos desarmados ante un enemigo armado y la consigna sigue siendo la de
martirizarnos, eso no es razonable.”
Y eso es correcto, no es razonable seguir dejándose matar en
las calles. En buena lógica ante la inexistencia de algún plan opositor que
contemple evitar poner a la gente como carne de cañón, sin protección y defensa
alguna, la dirigencia política debería pensar en un curso de acción diferente
del sacrificio. Pero como indicamos, ya ese control opositor de la masa en la
calle desapareció. La gente ha demostrado no importarle enfrentar a los grupos
armados y ha logrado en algunos casos neutralizarlos, linchando a los
motorizados de los círculos violentos que han salido a enfrentar las
manifestaciones. La mesa de la violencia está servida para el 19 de abril.
Pero la pregunta original necesita ser respondida: ¿Las
Fuerzas Armadas estarán del lado de la gente para evitar que los grupos
paramilitares masacren a la población que manifiesta pacíficamente? Hasta ahora
no ha sido así. No han intervenido para proteger a la población sino todo lo
contrario. En Lara los colectivos actuaron bajo la complicidad y la protección
del Comando Regional de la GNB, CORE 4 (ver imágenes y videos en http://notitotal.com/2017/04/12/momento-colectivos-salieron-del-comando-la-gn-barquisimeto-video/).
Y de eso precisamente se trata, si habrá un quiebre de las Fuerzas Armadas a
favor de la población indefensa y la recuperación de la democracia.
Porque al parecer la apuesta de la gente para el cambio se
basa en esa premisa. La del desbordamiento de la protesta que haga cambiar la
ecuación del poder a favor de la libertad. ¿Es eso posible? Veamos esto con más
detalle. Al ser este un tema militar, les transcribo una opinión técnica que
proviene de ese sector publicada recientemente (ver Edgar Blanco Carrero,
Empleo de la fuerza y transición política: hacia una Venezuela Republicana http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/04/empleo-de-la-fuerza-y-transicion.html)
y de donde extraemos este párrafo muy significativo:
“En relación con la Fuerza Armada Nacional (FAN) es
conveniente mencionar la importancia de su estructura y su conexión política
una vez que se produjo la fractura del monopolio de la fuerza al crear el
cuerpo de milicias y cuerpos armados paramilitares para la defensa del orden
político. La estructuración de la FAN en Regiones Estratégicas (REDI), Zonas
Operativas (ZODI), Áreas de Defensa (ADI) y otras de menor entidad bajo el
mando directo del Comando Estratégico Operacional a donde a su vez se
encuentran las milicias y los cuerpos armados paramilitares expresan varios
aspectos a tener en consideración: en primer lugar, la existencia de una doble
estructura de comando, una militar convencional y otra política dispuesta para
que en caso de fallar la militar funcione de manera efectiva. En segundo lugar,
la naturaleza de la estructura organizacional militar es fractal y
centralizada. La fractalidad viene dada porque la naturaleza del todo de la
organización político-militar se replica en todos los niveles de la estructura
militar, la centralidad viene dada por el hecho que puede ser dirigida de forma
militar y/o político desde el más alto nivel de decisión. ¿Qué significa ello?
En caso de invasión es altamente efectiva para mantener núcleos de resistencia
aunque esta no es la situación que pueda presentarse. Por el contrario si es
para responder a una crisis interna garantiza la reagrupación de fuerzas de una
manera eficaz. Si se tiene, por ejemplo, la ocurrencia de un escenario similar
al del 11ABR2002 la dirección política puede tener un control de los grupos
armados con la finalidad de actuar de forma eficaz en caso de necesidad. Si la
FAN no es capaz de actuar de forma eficaz en una circunstancia excepcional, la
milicia y los grupos armados paramilitares pueden actuar obedeciendo al comando
central político, por sustitución, y enlazar con los otros grupos armados que
operan en la frontera del país” (subrayado nuestro).
De arriba llegamos dos conclusiones importantes: a) que hay
dos “Fuerzas Armadas”, una militar y otra política (cosa que ya sabíamos pero
que de acuerdo a esto al parecer tienen el mismo peso específico) y que actúan
coordinadamente (como en el ejemplo del caso en Lara); y b) que de decidir la
Fuerza Armada militar a nuestro favor, que en principio sería lo que se espera
a favor de la democracia, actuaría la “fuerza armada política” para actuar
sobre la militar y sobre la población misma, enlazando con grupos irregulares
que actúan en la frontera. Esas Fuerzas Armadas militares obviamente no
solamente “cambiarían de bando”, pronunciándose en contra del régimen, sino que
entrarían en un abierto enfrentamiento armado con la otra fuerza de la cual se
desconoce su extensión y poder.
Como se verá, esta tesis sustenta en lo militar la opinión
del analista Saúl Godoy, de que la solas Fuerzas Armadas militares parecieran
no ser suficientes, en caso de un quiebre de ellos a favor de la democracia,
producto de una presión sostenida e incontenible de la gente en la calle. Sin
embargo, dadas las circunstancias actuales, el estado de desmantelamiento de
las Fuerzas Armadas a favor de los grupos paramilitares que realizó Hugo Chávez
después del 11 de abril de 2002, es solo del conocimiento de ellos, siendo este
un factor decisivo que a la hora de la verdad moverá el fiel de la balanza en
uno u otro sentido.
Visto así –y espero de verdad estar equivocado-, ante una
situación de crisis generalizada, los militares no se “voltearán”, ni mucho
menos se enfrentarán. Lamento el balde de agua fría pero creo que huirán hacia
delante buscando una solución de compromiso que preserve a ambas “fuerzas” –la
militar y la política-, negociando con Maduro su salida del poder por la crisis
que desate la violencia que genere el régimen el 19 de abril, pero sin cambiar
la estructura que ahora lo sostiene; y sin ese golpe de Estado “opositor” que
nos regrese la libertad que todos esperan, porque tienen mucho más que perder
que de ganar, si las cosas cambian (muchos de ellos deberían estar presos). Eso
tendría dos resultados: neutralizar la presión de la calle por la salida de
Maduro y llevar la “revolución” al siguiente nivel, pero de la mano de los
militares.
Mientras tanto a los partidos y a la comunidad internacional
se les daría la ofrenda de unas elecciones regionales que no resolverán el
problema del país pero que los mantendrá entretenidos lo que resta del 2017,
con la promesa de unas elecciones presidenciales, con la culminación del
período por parte del régimen, sin soltar a los presos políticos ni el poder.
Objetivo: llegar al 2019, ofreciendo un caramelo irresistible: la cabeza de
Maduro y las elecciones regionales que los partidos piden. Es de señalar que la
cabeza de Maduro no vale nada para el régimen castrocomunista de La Habana
desde el 10 de enero de 2017, siendo este el mejor momento para intercambiarla
por algo realmente valioso para el régimen en medio de esta crisis: tiempo.
De esta manera, Maduro le dirá al pueblo en la calle lo que
aspira el 19 de Abril de 2017: “Yo tampoco quiero mando”, como una vez dijo Don
Vicente Emparan el 19 de Abril de 1810, y todo el mundo se irá a su casa
contento creyendo que las cosas cambiaron, pero no lo hicieron, como en el
pasaje de Il Gatopardo: “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que
todo cambie”; porque el régimen castrocomunista cubano se habrá salido con la
suya, desmantelando la calle, al dejar sin efecto la presión por la salida de
Maduro, logrando atornillar al sistema comunista, que es al final lo que a toda
costa quieren preservar, no a Maduro en el poder. Cuando eso ocurra –o algo
parecido- y antes que todo el mundo entre en un estado de frustración
colectiva, los venezolanos tendremos que hablar seriamente de la convocatoria a
una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, si queremos realmente cambiar
las cosas en nuestro país…
1 comentario:
Maduro eres la mierda mas grande que ha pasado por nuestra historia, y nuestras FFAA la mas grande verguenza , apatridas tarifados , todos pagaran
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