La voluntad popular fue clara: ¿ahora qué sigue?; por
Margarita López Maya
Por Margarita López Maya | 18 de julio,
2017
Los resultados de la consulta popular promovida por la
sociedad venezolana y convocada por la Asamblea Nacional el pasado domingo 16
de julio marcan un hito en el arduo camino de resistencia al régimen
autoritario que devino del chavismo. Por segunda vez en la actual crisis se ha
expresado claramente la voluntad popular. En diciembre de 2015, en las
parlamentarias, con la contundente victoria opositora, esa voluntad exigió un
cambio político, yo diría que negociado, entre el Ejecutivo —heredero del
legado de Chávez— y el Legislativo —controlado a partir de entonces por los
partidos opositores del proyecto político chavista—. Este julio de 2017 la
voluntad popular, ante la sordera gubernamental, fue más severa: más de siete
millones y medio de ciudadanos, corriendo con los riesgos que implica salir a
ejercer sus derechos políticos en un contexto de creciente represión y anomia,
lo hicieron para exigir al gobierno nacional desistir de su convocatoria a una
Asamblea Constituyente. Demandó así mismo que la Asamblea Nacional (AN) y la
FFAA, dos instituciones clave del Estado,cumplan con sus obligaciones. Es
decir, redoblen sus esfuerzos para que la nación, la sociedad y el Estado,
vuelvan al cauce constitucional.
Muchos ya han señalado el gran poder simbólico que ha
significado ese evento del 16J. La rapidez con que logró organizarse, la
escasez de recursos, la solidaridad de partidos, movimientos y agrupaciones de
la sociedad civil, la superación de obstáculos colocados por instituciones
pervertidas, la disposición de cientos de venezolanos dispersos por el mundo
para organizarse con la AN y lograr que cientos de miles de compatriotas
pudieran ejercer también sus derechos políticos, resulta, por decir los menos,
asombroso. Un genuino ejercicio de democracia directa ejercida por una nación
que, con las penurias sufridas, se ha metamorfoseado en una sociedad
globalizada del siglo XXI. Sí, estamos en todas partes, pero seguimos con
Venezuela en el corazón. Cinco y hasta siete horas de cola hicieron algunos
para ejercer su derecho. El mensaje de firmeza, de convicción, parece
irreversible. Los venezolanos no van a resignarse a un régimen sin derechos ni
libertades; no van a aceptar que los desalojen de la comunidad democrática
internacional a la que pertenecen.
Más allá de lo simbólico hubo también el domingo 16J un
vigoroso baño de legitimidad para los actores sociales y políticos que vienen
luchando por abrir el cauce de una salida pacífica y democrática para el país.
La masiva participación popular debe entenderse también como un respaldo claro
a la razón que asiste a las fuerzas de la sociedad que llevan más de cien días
luchando en calles y en diversos otros espacios públicos. Esas fuerzas que han
desarrollado dentro y fuera del país todo tipo de iniciativas con el fin de
hacer visible al mundo el repudio de la nación a la deriva autoritaria,
nepótica, corrupta y represiva del gobierno de Maduro. La ciudadanía el 16J
reconoció ese esfuerzo y pide que se siga abriendo el camino, que estarán allí
apoyándolos y harán lo necesario para asistirlos, siempre dentro del cauce
pacífico y democrático.
En lo que sigue voy a tocar dos puntos de esa ratificación
de legitimidad. Me voy a referir primero, a la consulta como un mecanismo de
democracia directa. En el evento del 16J se pudo constatar, irónicamente, un
legado del chavismo en su primera etapa, antes de ser lo que ahora es: que la
participación ciudadana individual y directa es un principio que no sólo se
asentó en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sino en lo
profundo de la concepción de democracia que anida en la sociedad. Y con esta
idea como guía, en un segundo punto desarrollo unas ideas sobre cómo seguir
desde aquí, cuyo objeto es servir a la discusión colectiva que debe hacerse
permanente. Estamos ante un juego muy complicado de ajedrez, pero considero que
la participación ciudadana se ha erguido como pieza clave, como la reina en el
tablero que se juega. Necesita, por supuesto de las otras piezas, pero es clave
para el jaque mate.
El 16J fue un ejercicio de democracia directa
En teoría democrática, una cosa es la democracia
representativa, otra la directa o participativa. Ambas son concepciones de la
democracia, pero se alimentan de corrientes filosóficas distintas.
La democracia representativa es considerada hoy por
occidente, y por buena parte de la comunidad internacional, como el sistema
democrático por excelencia. En ella la soberanía popular reside en el pueblo,
un pueblo plural y diverso, que delega su soberanía a través del voto, a sus
representantes. El pueblo gobierna, decide, a través de sus representantes,
usualmente organizados en partidos políticos. Es el sistema propio de la
modernidad, fue discutido en la fundación de las dos democracias paradigmáticas
de occidente: la estadounidense y la francesa. En ambas se llegó a un consenso
mayoritario sobre la imposibilidad de una democracia directa, y la
inconveniencia de la misma, en las complejas sociedades en desarrollo. Sin
embargo, quedó en el aire esa valoración de la democracia directa, como la
“verdadera” democracia.
La democracia directa, se nutre del ideal griego. En ella,
la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente sin mediaciones,
sin partidos políticos y sin representantes. La soberanía es indivisible y se
expresa en asambleas, plebiscitos, referendos, y otros mecanismos donde la
mayoría expresa directamente la voluntad general de la nación. En democracia
directa no hay partidos ni representantes, ni se reconocen derechos de
minorías.
Los siglos de evolución de estas dos concepciones de
democracia han mostrado sus virtudes y flaquezas. La democracia representativa
ha producido una importante igualdad ante la ley y estabilidad sociopolítica.
Pero, tiende a que la política sea un asunto de profesionales o elites y, en
este sentido, se aleja de las mayorías, se oligarquiza, privilegiando intereses
de minorías pudientes. En ella se mantienen importantes desigualdades
económicas y sociales de los ciudadanos.
Los regímenes de democracia directa, por el contrario,
tienden a desconocer la pluralidad de intereses y aspiraciones que anidan en la
sociedad. Los mecanismos plebiscitarios o las asambleas tienden a fortalecer
las posiciones de las mayorías, contribuyendo a la igualdad social. Sin
embargo, su desprecio hacia las minorías los hace propensos a tiranías,
intolerancia, autoritarismo y, eventualmente, son sostén de regímenes
totalitarios. Los ejemplos del nacionalsocialismo alemán, el fascismo italiano
y el estalinismo soviético, vacunaron en el siglo XX a las naciones
occidentales contra este tipo de regímenes.
Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX se fue
haciendo evidente, que el principio participativo y los mecanismos de
democracia directa, temidos por la democracia representativa, son fundamentales
para la salud y buen desenvolvimiento de la democracia. En América Latina,
particularmente, el principio participativo ha sido muy popular en el
pensamiento de la Iglesia Católica, considerándolo un instrumento al servicio
de la inclusión y empoderamiento de los pobres, de la liberación del pueblo.
Esta disquisición viene a propósito de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, que, en un esfuerzo por mejorar la calidad
democrática del sistema político construido a partir de 1958, combinó las dos
formas de democracia. La nuestra es un régimen de democracia representativa con
una amplia gama de mecanismos de democracia directa. El chavismo en el primer
gobierno de Chávez, socializó fuertemente el valor de la participación popular
creando mecanismos para tomar decisiones, que apelan directamente a la
soberanía popular sin intermediarios partidistas, como lo son las asambleas, y
referendos. Nuestra Constitución los considera idóneos para producir el cambio
social y político y, sobre todo, para asegurar el empoderamiento de la
ciudadanía.
Así, aunque Tibisay Lucena declare que la consulta popular
este 16J carece de valor “legal”, lo cierto es que el mecanismo directo de la
consulta o plebiscito, o referendo, de acuerdo a nuestra Constitución, es legal
y, sobre todo, es de incuestionable legitimidad. Porque como mecanismo de
democracia directa, está en el corazón de la concepción del régimen
participativo y protagónico. Maduro, Lucena y compañía han confesado, al
restarle importancia, su divorcio con el legado original de Chávez y han
enterrado definitivamente el proyecto popular que alguna vez tuvieron.
Esta consulta popular ha buscado, en mi criterio, resolver
de acuerdo a nuestra Constitución y leyes el impasse que
autoridades del poder público —me refiero a la Presidencia, el Tribunal Supremo
y el Consejo Nacional Electoral— mantienen con el Legislativo y la Fiscalía
General de la Nación. En la consulta del 16J la voluntad general de la nación
se expresó sin intermediarios y de manera diáfana. Esa voz de la soberanía
popular rechaza la Constituyente propugnada por la Presidencia y los poderes a
él sometidos y exige a la Asamblea Nacional y a la FFAA cumplir con el Estado
de derecho e ir a un Gobierno de Unidad Nacional como recurso de salida a una
transición democrática. La voz soberana es el sostén del orden político, y no
puede estabilizarse ningún gobierno sin ella. La fuerza bruta, personificada en
los cuerpos de seguridad del Estado y los paramilitares que atemorizan y
reprimen al pueblo, sólo prolongan la crisis y agonía del gobierno de Maduro,
pero no pueden estabilizarlo.
¿Qué sigue?
El juego político que se desarrolla ante nuestros ojos es
muy complejo. Si bien la voluntad general se ha expresado con claridad, en el
tablero existen diversas piezas que ahora deberán moverse a partir de esta
jugada. Por el momento, las posibilidades de una resolución pacífica y
democrática se han fortalecido.
En primer término, el Ejecutivo Nacional recibe el mandato
de retirar su llamado a Constituyente en los términos en que lo ha hecho. Si
desea continuarla debe ajustarse al requisito constitucional de consultar
previamente al depositario de la soberanía popular: al pueblo.
En segundo término, los actores políticos, que hacen vida en
la Asamblea Nacional, los partidos de la MUD, los diversos actores de la
sociedad civil, e incluso sectores de la disidencia chavista, que en cierto
modo están representados en la institución de la Fiscalía y en algunos
diputados que se han alejado del bloque chavista, quedan de alguna manera
legitimados para continuar abriendo el camino institucional para una vuelta al
Estado de derecho. En lo inmediato, debe leerse el resultado como un fuerte
espaldarazo para que desde la Asamblea Nacional se continúen los procesos de
remoción de autoridades de los otros poderes públicos, que fueron designados en
los últimos dos años sin ajustarse a la Constitución y las leyes,y se nombren,
ajustado a derecho las autoridades que los reemplacen. Que se continúen las
labores propias de la casa de la soberanía popular. En mi criterio, también es
un respaldo a la labor que con gran valentía ha venido adelantando la Fiscalía
y un mandato para que continúe. La Asamblea Nacional recibe el encargo de
promover los pasos conducentes a unas elecciones y buscar un gobierno de unidad
nacional. A la FFAA se le exige ponerse a derecho, cumplir sus funciones.
¿Obedecerá el gobierno y los poderes que controla? ¿Se
ajustará a las leyes la FFAA? ¿Cómo llegar a unas elecciones sabiendo ahora con
toda la evidencia del caso, que el chavismo va a perder estrepitosamente?
Los costos políticos de desobedecer el mandato popular para
los actores atrincherados en el poder se van a hacer cada vez más altos. Ya en
la comunidad internacional, el gobierno de Maduro es un actor incómodo,
aislado, criticado. Las presiones continúan para que deje de reprimir a civiles
desarmados, garantice los derechos humanos de la población y para que convoque
a elecciones. Los gobiernos vecinos, así como las instituciones interamericanas
e internacionales, cada vez les es más difícil mirar hacia otro lado sobre lo
que pasa en Venezuela. La diáspora venezolana acarrea todo tipo de problemas a
los vecinos, que ven colapsar servicios públicos y escasear empleos en sus
fronteras. Esas piezas del tablero, después de la consulta, se moverán
fortaleciendo a la reina, la voz popular.
Pero, otros actores, otras piezas, se mueven en otra
dirección. En la comunidad internacional están los aliados del chavismo, los
gobiernos de China, Rusia y Cuba, con intereses importantes en la sobrevivencia
de Maduro o del chavismo a futuro. Tienen mucho dinero invertido aquí, negocios
que están en riesgo, deudas que no han sido cobradas, expectativas de
influencia geopolítica. En las semanas recientes se han reseñado “conversaciones
exploratorias” de estos actores entre sí y con el gobierno. Se trata, en este
caso de piezas del ajedrez, que podrían moverse no tanto para que se respete el
Estado de Derecho, sino más bien para favorecer una salida negociada, que les
asegure la permanencia de sus negocios e intereses en nuestro país. Sobre esto
es importante que la ciudadanía tome conciencia de que habrá que hacer
concesiones para llegar a la transición democrática. Y que los actores que se
sientan a la mesa para representar nuestras aspiraciones deben estar preparados
y alertas sobre qué puede concederse y qué no.
La FFAA, otra pieza importante de este ajedrez, sigue
respaldando el régimen. Circulan rumores de tensiones, fragmentaciones y
conflictos, hay algunos oficiales detenidos, pero en lo concreto, siguen los
militares sin reaccionar, sin entender que debe cambiar su comportamiento. Esta
institución,aunque desprestigiada, sigue detentando las armas, siguen muchos
oficiales con intereses materiales, muchos provenientes de hechos ilícitos, con
privilegios, que no van a deponer sin pelear. Por ello, es necesario buscar una
salida negociada. También aquí la ciudadanía debe tomar conciencia que, en un
proceso de negociación, habrá que quizás ofrecer concesiones onerosas, exilios
dorados o impunidad de ciertos delitos, a cambio de que podamos abrirnos a
elecciones y a una paz duradera.
En resumen, las posibilidades de llegar al
umbral de una transición democrática han mejorado en las semanas recientes.
Pero aún no está garantizada. En este juego de un gobierno degradado y
corrupto, pero aún controlando poder, dinero y armas, la ciudadanía y las
instituciones que respaldan la paz y la democracia deben permanecer más alertas
que nunca y más unidas. Pero eso no basta, esta es una lucha de una Goliat, una
fuerza bruta, contra un David, una vuelta a la civilidad. Es la habilidad, la
inteligencia, apelando a mecanismos de democracia directa cuando se requiera,
lo que, junto a la paciencia, permitirá seguir avanzando y ver una luz al final
del túnelGenaro Mosquera Castellanos | julio 19, 2017 | Web del Frente Patriotico
La consulta al pueblo venezolano llevada a cabo este mes de
julio de 2017, estuvo enmarcada en una exitosa y masiva participación popular
contra un modelo de gobierno y su pretensión de permanecer en el poder a como
dé lugar intentando valerse de una elección de segundo grado,
interesada, usando una estructura electoral artificial y fraudulenta, para
tratar de imponer una Constituyente Comunal, pretendiendo dar formalidad “
legal” a un gobierno comunistas apoyada en la también acción
fraudulenta del Consejo Nacional Electoral (CNE). Es claro que el único fin,
más allá de las posturas mediáticas del oficialismo es la de eliminar
obstáculos institucionales barriendo a la Asamblea Nacional legítimamente
electa, la Fiscalía General, y finalmente imponer una estructura de modelo
comunista con similitudes cubanas, para finalmente, continuar sometiendo al
pueblo venezolano y mantener su estructura mafiosa y depredadora a consta del
hambre y de la libertad del venezolano.
La reacción y resultado de la consulta al pueblo ha sido
absolutamente original, poderosa, eficiente y masiva lo cual ha provocado la
desestabilización del gobierno, y muy especialmente ha desarrollado y
continuado acciones de calle para impedir que el régimen imponga una
Constituyente ilegal y fraudulenta. La manifestación popular, de protesta
generalizada, obviamente a un costo lamentable de vidas, conjuntamente con la
asistencia masiva a los centros soberanos de votación a lo largo y ancho del
país ha sido determinante e incluso se hizo ostensible en los barrios que
finalmente sin miedo bajaron para manifestar su oposición al
gobierno. Se ha confirmando el resultado esperado, confirmando lo reflejado en
las encuestas, donde ocho de cada diez venezolanos desean un cambio inmediato
del gobierno, a una transición que conduzca a elecciones generales, que
se restablezca el hilo constitucional y de paso alerta con sus respuesta a las
fuerzas armadas a ponerse del lado del pueblo y actuar sin dilación en contra
de las violación sistemática de la constitución.
El resultado de la consulta fue espectacular, más que
una consulta, fue una fiesta democrática en las cuales se expresó la opinión
del soberano cuya participación totalizó 7,6. Millones de votantes. El
resultado logrado sin coacción, ni plan república, incluso salvando sin
miedo la amenaza de los paramilitares, brazo armado del gobierno.
Se difundió lamentablemente la apreciación inducida que se
esperaba mayor participación a votar, en realidad, fue una percepción
interesada sin ningún soporte, se habló de10 millones de votantes lo cual creo
falsas expectativas; pues bien, lo cierto del caso, es que la población se
manifestó masivamente, y podemos estadísticamente construir una apreciación
sobre este particular sentado en las encuestas de varias organizaciones donde
renteramente han dicho que una mayoría determinante están contra el
régimen, en efecto, deduciendo un buen porcentaje de abstención, estimado en un
30% se obtuvo la cifra de 7,6 millones de votantes que comparada con
la estimación de la minoría oficialista, la cual no llega a dos millones
de afectos al régimen y que están representados por activistas, hordas
militantes enchufados y aquellos sometidos a las dádivas acostumbradas. Esa
conclusión nos lleva a poner de manifiesto una vez más la crucial pregunta,
¿dónde están los 19 millones de votantes que el CNE y el gobierno pregonan en
las cifras oficiales? En otras palabras, la conclusión es obvia, la
población votante no debería ser superior a los 11 millones de electores
válidamente registrados. La respuesta a dicha interrogante, es tremenda, sobran
más de 6 millones de votantes en el registro electoral lo cual permite
ratificar una vez mas, que el registro no sirve, que está hipertrofiado y ha
sido manipulado por el CNE en acciones fraudulentas.
Ahora bien, CUIDADO, todos sabemos de la vocación
antidemocrática y fraudulenta del régimen, por ello, no me cabe la menor duda,
que tomaran una vez mas como valida la cantidad de 19 millones de votantes y
sin rubor de ningún tipo el 30 de julio afirmaran y los cuatro vientos que LA
CONSTITUYENTE COMUNAL FUE APROBADA CON 11 millones de votos contra los pírricos
7.6 de una consulta irregular administrada por sus propios creadores.
El argumento valido de parte de la oposición es
ratificar que el registro electoral esta aumentado artificialmente en mas de 6
millones de votantes que no existen. Por favor den crédito a los profesionales
que han trabajo en este hecho durante ya demasiado tiempo, Esa es la historia,
vamos a refrescar la memoria.
Reconstruyamos los hechos, por muchos años, se ha denunciado
de manera documentada las irregularidades del sistema electoral
venezolano. Siete trabajos de investigación científica confirman con
pruebas irrefutables que el gobierno incurrió en fraude en el Referéndum
Revocatorio Presidencial del 2004. El informe analítico derivado de varios
estudios concluye que, de los 9.789.637 votos emitidos en el 2004,
aproximadamente 2.550.000 fueron “irregulares”, y que se estimaron los
verdaderos resultados electorales en un 56.4% de votos SI contra un 43.6% de
votos NO, lo que contradice los resultados oficiales que voltearon las cifras
con gran despliegue de propaganda del sector oficial y la opinión conciliatoria
de muchos voceros de la oposición los cuales negaron que el gobierno
hubiese manipulado los resultados electorales en 2004.
En el año 2006 en un estudio sobre el Sistema Electoral
publicado en: www.frentepatriotico.com decíamos
que algunos de los primeros elementos que surgieron en aquel entonces pusieron
en duda el crecimiento acelerado del Registro Electoral. Estas inconsistencias
fueron analizadas a profundidad llegando el análisis de datos a nivel de
municipios. Se estudió el crecimiento demográfico, la mortalidad, natalidad y
otras variables demográficas asociadas, tales como: los registros del sistema
de identidad nacional, el seguro social, registros efectivos de nacimientos y
fallecidos y nacionalización de extranjeros. Ello puso en evidencias la baja calidad
del registro electoral y ciertamente su impacto fue negativo para las
elecciones y en consecuencia se clamó masivamente por una revisión de dicho
Registro Electoral, lo cual obviamente fue desatendido por el órgano electoral,
incluyendo algunos sectores de la oposición.
Las elecciones del 26 de septiembre del 2010 revelaron
que las cifras de inscritos en el Registro Electoral fue sospechosamente alta,
Al sacar esta relación para el país encontramos que el 93% de la población
mayor o igual a 18 años estaba inscrita en el RE y a nivel de Estados se
observó que en todos ellos se inscribió más del 80% de su población, algo fuera
de los parámetros estadísticos conocidos Por tanto, se oficializó la
cifra de 18,7 millones de votantes y el estudio concluyó que sobraban entre
3 y 5 millones de votantes convenientemente distribuidos en más
de 3.000 nuevos centros de votación.
Para las elecciones presidenciales del año 2012 el
CNE informó oficialmente que según del Censo de Población
organizado por el gobierno en el año 2011 la tasa de crecimiento
interanual se ubicó en un 1,9 % y se concluyó que Venezuela tenía en
aquellos entonces 27.150.095 habitantes. Al estimar la población
con métodos demográficos se observó un crecimiento hipertrofiado del
Registro ya que en una década el registro electoral pasó de 11,7
millones de electores a 19,1 millones para el año 2012. Todas estas
observaciones las contrarrestó de forma continua el gobierno mediante una
campaña publicitaria donde reiteradamente afirman, aún hoy día y sin
rubor, que el sistema electrónico de votar es en sí mismo confiable y el “mejor
del mundo.
Un análisis de los resultados electorales del año 2012, con
cifras oficiales del CNE permitió identificar aquellos centros en todo el país
donde el oficialismo “ganó” con más del 95% de los votos, y con abstención casi
nula. Los resultados del análisis concluyeron que ello ocurrió en los
denominados Centros Claves Estos centros agruparon un total de 5.504 mesas de
votación y representaron el 39% de un total de 14.034 Centros de
votación. Estos Centros Claves (CC) representaron nada menos que 3.048.182
votantes, es decir, 16,6% de la población electoral, suficiente para voltear
los resultados electorales, de un registro de 18.312.906 votantes
potenciales.
Durante la elección presidencial del año
2013 adelantada por la desaparición de quien dirigía al país bajo la
circunstancia de un modelo autocrático de poder y anclado en un ambiente de
autoritarismo-militarismo no dudó de manipular los resultados para
preservar el poder por el poder, en otros términos, se llegó a un nuevo fraude
electoral apoyado en el ventajismo gubernamental protegido por personeros
oficialistas del CNE y de las instituciones públicas en
general.- Entonces, el candidato opositor nunca pudo ganar bajo las
condiciones adversas que se impusieron, especialmente por parte del CNE.
Las elecciones parlamentarias del año 2015 se desarrollaron
en un ambiente nacional de rechazo popular a las políticas del gobierno.
Todos los indicadores sociales y económicos señalaron el camino de ruptura de
la polarización como consecuencia del formidable rechazo popular a las
políticas erradas del gobierno; es decir, “el rechazo
popular ganó las elecciones parlamentarias” y ello, muy a pesar del
sistema electoral dirigido por el gobierno e instrumentado a través de Consejo
Nacional Electoral; pero esta vez, la avalancha de votos pudo más que el
ventajismo oficial y sus actuaciones operativas, las
cuales fueron afortunadamente abortadas mediante el control adecuado en los
centros de votación. Existe, por tanto, un
triunfo inobjetable, donde queda claramente expuesta la necesidad de
estimular un cambio importante en el Sistema Electoral, como
elemento prioritario para la reconstrucción democrática del país.
Los resultados favorables en las elecciones
parlamentarias, determinaron un cambio institucional donde la Asamblea Nacional
tiene la histórica responsabilidad de transformar el Sistema Electoral y
remover a su integrantes en todo el pais, obviamente no lo ha hecho, y muy
especialmente no se ha revisado el Registro Electoral, el
cual debe ser examinado cuidadosamente por entes competentes con asesoramiento
internacional, de modo de sincerar no solo el registro, sino
incluso los datos demográficos del país, los cuales no son
confiables y, finalmente, elaborar un nuevo registro perfectamente armonizado
con el registro de cedulación, gerenciado por organismos
integrados por los entes de la sociedad civil, deslastrándose
de la gestión cubana y validando la real nacionalidad de los venezolanos
genuinos.
En la Asamblea Nacional, los partidos grandes y pequeños,
descartaron el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente,
a pesar de contar al inicio de las sesiones con las dos terceras partes. Y se
dejaba a un lado tal propuesta, porque eso significaba acabar con todos los
poderes constituidosque por cierto es lo que pretende el
gobierno. Surgió una alternativa, la del Referendo
Revocatorio Presidencial (RR), que se comienzó a gestionar a fines de
marzo. Muchos no daban crédito a esta vía porque sería manejado por un CNE que
de nuevo se volvía a ver como agente de fraude-trampa. Otros, sin embargo,
refutaban esta posición alegando que un organismo que había
permitido el triunfo 10 a 1 el 06D-15 en favor de la oposicion, no
se atrevería a montar un resultado tramposo. En junio y agosto
mantuvimos que no habría RR: Sin embargo, en el ambiente político opositor se
seguían manejando fórmulas que se consideraban más expeditas: forzar la
renuncia del presidente o proceder a su destitución por
parte de la AN si no demuestra que es nacido en Venezuela. Y de no ser así,
enjuiciarlo por abandono del cargo.
Pero sólo será el 21Sep-16 cuando se valida el 1% para que
proceda el RR. El CNE reconoce como válidas cerca de 400 mil firmas y declara
cumplido el requisito. En esta misma oportunidad se fija entre el 26 y 28
Oct-16 para recoger el 20% que activaría el RR. Pero el 10Oct-16 el
CNE suspende este acto, acatando decisiones de los tribunales basadas en
denuncias de fraude presentadas por el PSUV. Como respuesta a esta
acción, que el partido MUD califica como desconocimiento del derecho al voto,
se convoca una marcha que se entiende como continuación de la realizada el 1°
de Septiembre bajo el lema Toma de Caracas, que había exigido la
inmediata validación del 1%. Esta segunda convocatoria se hace bajo el
lema de Toma de Venezuela. Y si en la pasada gigantesca
concentración no hubo la voluntad y decisión necesaria y se desmantela la
acción cuando la MUD levanta la bandera de la salida
constitucional-legal-pacífico-electoral y está en contra de todo lo que pueda
significar fuerza-presión-violencia.
Pero puede más la percepción popular; la calle se
calienta a todos los niveles y adquiere una máxima e
incontrolada expresión. Esta toma de la calle va mucho más allá de cualquier
calculo o convocatoria de la MUD e incluso rebasa a algunos líderes de vieja
data, donde la gente joven se incorpora masivamente actuando espontáneamente y
movida básicamente por la desesperación, el hambre, el desempleo y la perdida
de futuro donde esta planteada una violencia creciente y muy difícil de detener
frente a las acciones genocidas del regimen que ya acumula demasiados caidos en
las protestas, miles de heridos y centenares de personas detenidas y sometidas
a enjuiciamiento militar.
El régimen atraviesa por la más difícil y penosa situación.
El cuadro económico y social va mucho más allá de lo lamentable y
penoso. Y se sabe que en el corto y mediano plazo no hay posibilidades de
mejoramiento. De allí que esté asegurada la continuación del desastre que
tenemos a la vista y que conlleva una carga inmensa de miserias que
se vuelven destrucción y muerte. Frente a los resultados de la consulta ha
llegado el momento de dilucidar, “Democracia vs Comunismo” despalzar al
gobierno y elegir un gobierno transitorios para ir luego a unas elecciones
generales. Por todo ello, se hace necesario avanzar hacia una visión unitaria
integraldonde se tomen acciones contundentes de rechazo a las acciones
del gobierno, y el diseño de una estratega capaz de definir con claridad un
nuevo escenario de cambio, de canalizar la rebelión civil y una conducción
inteligente mediante un liderazgo autentico que permita una solución a la
crisis nacional y el establecimiento de un nuevo gobierno de transición.
Es perentoria y necesaria construir una base
organizacional a través de un liderazgo renovado
plural cuyas sugerencias puedan servir de soporte a las
herramientas de cambio y puedan crear un círculo concéntrico en
expansión nacional y regional que canalice las fuerzas en plena
rebelión y logre la sinergia con elementos pragmáticos de cambio y evitar por
todos los medios que el régimen imponga la Constituyente
Comunal o para decirlo claramente, comunista al mejor
estilo cubano.
Existen Innumerables organizaciones democráticas y a
veces ignoradas por la oposición formal, agrupadas bajo diferentes
formas e integradas por preclaros venezolanos, capacitados políticamente,
intelectuales de gran valía, experimentados, dignos y de impecable trayectoria
social, tienen perfectamente claro las implicaciones de los objetivos y
resultantes de las politices del régimen y han venido señalando los
caminos a transitar hacia la búsqueda de un gobierno de transición y han puesto
a disposición, ampliamente documentados, los instrumentos necesarios para la
reconstrucción del país sustentados en impecables trabajos y programas que
cubren desde cualquier perspectiva soluciones a las dinámicas económicas
y sociales, en consecuencia es hora de convocarlos y no continuar ignorándolos.
Tenemos el deber patriótico y constitucional de restaurar
el Estado de Derecho en el país por la vía que sea
necesaria, a entender el clamor y la necesidad nacional dentro del
valor insustituible de la democracia, la dignidad y la voluntad popular para
preservar la calidad de vida, los derechos humanos, la ética, la decencia, el
pluralismo, y diseñar una estrategia política inteligente y plural, darle forma
nacional y regional a una fuerza unitaria verdadera que
fortalezca el sistema democrático y favorezca el cambio y el mejoramiento de la
sociedad y pueda decirle a las fuerzas constituidas, acá estamos, listos, con
programas y metas de reconstrucción y de cambio.
La transición es absolutamente necesaria para desplazar de
una vez por toda a un gobierno que ha negado a responder a los intereses y
necesidades colectivas de la Nación Venezolana, por lo que resulta
impostergable afrontar con resolución la renovación total,
apalancado por organizaciones que representen al pueblo, a sus
instituciones, y que un frente militar democrático, también deseoso de cambios,
se identifique con ellas a objeto de sumarse a la tarea de ordenar el caos bajo
nuevos enfoques de reconstrucción nacional
En un proceso de transición conducente a la reconstrucción
del país en todos sus órdenes y dentro de un espíritu democrático, la llave
maestra está representada por la elección de sus ciudadanos a los
poderes públicos. El Consejo Nacional Electoral ha conducido la
gestión electoral a favor del gobierno, por tanto, es necesario con prioridad y
en plazos perentorios ir a una reforma estructural del sistema
electoral dentro de parámetros democráticos y constitucionales
adecuados, para lo cual es necesario definir la orientación adecuada para
lograr el objetivo de disponer de un órgano de poder electoral confiable y
eficiente
*Profesor Titular, UCV
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