Fallas en el chavismo y la MUD mantienen el juego trancado
Los últimos comicios ratificaron que el PSUV ya no gana como antes.
Capriles y Maduro estrecharon manos en una reunión del Consejo Federal de Gobierno
PEDRO PABLO PEÑALOZA | EL UNIVERSAL
viernes 13 de diciembre de 2013
"Si no fuera por estos medios de comunicación que están en manos de la oligarquía y que atacan tanto, y mienten y manipulan, y los errores nuestros que los exageran casi siempre, el apoyo al Gobierno, a la revolución y a la gestión que yo dirijo, rozaría, estoy seguro, estaría en mucho más de 80%".
Esas palabras fueron pronunciadas por el difunto presidente Hugo Chávez el 1 de marzo de 2009. Un par de semanas antes había alcanzado su anhelado objetivo: la aprobación popular de la enmienda constitucional que abría las puertas a la reelección indefinida.
En aquel referendo, 6.310.482 (54,85%) venezolanos le apoyaron, al tiempo que 5.193.839 (45,14%) rechazaron su propuesta. Aunque contundente, el triunfo dejó al comandante un sabor amargo. "No hay 5 millones de ricachones en Venezuela", espetó Chávez en su análisis de los resultados.
Desde 2009, mucho voto ha corrido bajo el puente. Además, la "hegemonía comunicacional" ha avanzado a paso de vencedores. Y, sin embargo, la diferencia entre ambos bloques se ha estrechado hasta prácticamente igualarse, como ocurrió el pasado 14 de abril
En palabras del presidente Nicolás Maduro: " Hay una mitad mayoritaria y hay una mitad que es minoría". No obstante, vistos los números, ninguna de las dos mitades puede imponerse sobre la otra por un amplio margen.
La pluralidad
"Pareciera que el poder de persuasión de las armas tradicionales se ha agotado", observa la profesora Margarita López Maya. La investigadora apunta que mientras la falta de carisma y el autoritarismo militarista de Maduro pueden hacer mella en la base chavista, la oposición no saca ventaja por la ausencia de un liderazgo confiable y su escaso contacto con los sectores más pobres.
"En esta campaña el Gobierno viola la ley, insulta, persigue y restringe las libertades, pero no hay una reacción contundente que se exprese en votos. La gente está conectándose con el chavismo a través de los afectos, las emociones y valores arcaicos", sostiene.
López Maya recomienda estudiar el caso venezolano y contrastarlo con experiencias internaciones como las de los dictadores Juan Francisco Velasco Alvarado en Perú y Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana.
"Revisando teorías totalitarias, vemos que la ideología se hace tan central en una identidad política que no tiene relación con la realidad. Como en el estalinismo, la realidad era una cosa pero la gente creía en lo que decía la ideología. La gente no conecta sus problemas cotidianos con la identidad política", comenta.
La académica considera que en la Mesa de la Unidad tiene que haber "una movida de mata", que permita a la alianza "representar la diversidad". A su juicio, el liderazgo opositor es el reflejo de una "clase media alta y blanca" que no encarna la pluralidad del país.
El profesor Ángel Álvarez destaca que Venezuela no es el único país del mundo que está polarizado. Empero, sí tiene una particularidad: "carecemos de instituciones para manejar esa polarización".
Tras los comicios municipales, enfatiza Álvarez, "llegamos a un nivel de crecimiento casi cero para ambas fuerzas", con el chavismo fortalecido en las ciudades pequeñas y la zona rural, y la oposición apuntalada en el medio urbano.
¿Cómo romper ese equilibrio? El politólogo asoma una opción: la posibilidad de que alguno de los dos bloques implosione. De mantenerse el actual panorama, Álvarez cree que solo hay dos salidas posibles: "un conflicto abierto o un acuerdo para crear instituciones que generen gobernabilidad".
El investigador resalta que, en buena medida, el chavismo se ve beneficiado por la estructura económica del Estado. "Quien tenga los recursos del sector petrolero en sus manos, tiene un enorme poder de chantaje", subraya, dado que muchas regiones no cuentan con empresas prósperas y dependen del gasto público.
Chávez se quejaba en 2009 de la "canalla mediática". Hoy la situación es diferente y, según Álvarez, esto es clave para entender el nuevo escenario político. "El Gobierno tiene una gran capacidad para monopolizar el aparato comunicacional y aislar a su sector de cualquier otra versión de la realidad".
Esas palabras fueron pronunciadas por el difunto presidente Hugo Chávez el 1 de marzo de 2009. Un par de semanas antes había alcanzado su anhelado objetivo: la aprobación popular de la enmienda constitucional que abría las puertas a la reelección indefinida.
En aquel referendo, 6.310.482 (54,85%) venezolanos le apoyaron, al tiempo que 5.193.839 (45,14%) rechazaron su propuesta. Aunque contundente, el triunfo dejó al comandante un sabor amargo. "No hay 5 millones de ricachones en Venezuela", espetó Chávez en su análisis de los resultados.
Desde 2009, mucho voto ha corrido bajo el puente. Además, la "hegemonía comunicacional" ha avanzado a paso de vencedores. Y, sin embargo, la diferencia entre ambos bloques se ha estrechado hasta prácticamente igualarse, como ocurrió el pasado 14 de abril
En palabras del presidente Nicolás Maduro: " Hay una mitad mayoritaria y hay una mitad que es minoría". No obstante, vistos los números, ninguna de las dos mitades puede imponerse sobre la otra por un amplio margen.
La pluralidad
"Pareciera que el poder de persuasión de las armas tradicionales se ha agotado", observa la profesora Margarita López Maya. La investigadora apunta que mientras la falta de carisma y el autoritarismo militarista de Maduro pueden hacer mella en la base chavista, la oposición no saca ventaja por la ausencia de un liderazgo confiable y su escaso contacto con los sectores más pobres.
"En esta campaña el Gobierno viola la ley, insulta, persigue y restringe las libertades, pero no hay una reacción contundente que se exprese en votos. La gente está conectándose con el chavismo a través de los afectos, las emociones y valores arcaicos", sostiene.
López Maya recomienda estudiar el caso venezolano y contrastarlo con experiencias internaciones como las de los dictadores Juan Francisco Velasco Alvarado en Perú y Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana.
"Revisando teorías totalitarias, vemos que la ideología se hace tan central en una identidad política que no tiene relación con la realidad. Como en el estalinismo, la realidad era una cosa pero la gente creía en lo que decía la ideología. La gente no conecta sus problemas cotidianos con la identidad política", comenta.
La académica considera que en la Mesa de la Unidad tiene que haber "una movida de mata", que permita a la alianza "representar la diversidad". A su juicio, el liderazgo opositor es el reflejo de una "clase media alta y blanca" que no encarna la pluralidad del país.
El profesor Ángel Álvarez destaca que Venezuela no es el único país del mundo que está polarizado. Empero, sí tiene una particularidad: "carecemos de instituciones para manejar esa polarización".
Tras los comicios municipales, enfatiza Álvarez, "llegamos a un nivel de crecimiento casi cero para ambas fuerzas", con el chavismo fortalecido en las ciudades pequeñas y la zona rural, y la oposición apuntalada en el medio urbano.
¿Cómo romper ese equilibrio? El politólogo asoma una opción: la posibilidad de que alguno de los dos bloques implosione. De mantenerse el actual panorama, Álvarez cree que solo hay dos salidas posibles: "un conflicto abierto o un acuerdo para crear instituciones que generen gobernabilidad".
El investigador resalta que, en buena medida, el chavismo se ve beneficiado por la estructura económica del Estado. "Quien tenga los recursos del sector petrolero en sus manos, tiene un enorme poder de chantaje", subraya, dado que muchas regiones no cuentan con empresas prósperas y dependen del gasto público.
Chávez se quejaba en 2009 de la "canalla mediática". Hoy la situación es diferente y, según Álvarez, esto es clave para entender el nuevo escenario político. "El Gobierno tiene una gran capacidad para monopolizar el aparato comunicacional y aislar a su sector de cualquier otra versión de la realidad".
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