Lidiar con el encierro
La sensación de no poder disfrutar con libertad de la vida
social y los espacios públicos puede producir frustración y ansiedad. El
psiquiatra Robert Lespinasse explica cómo manejarlo
By MAGALY RODRÍGUEZ | MRODRIGUEZ@EL-NACIONAL.COM |
@MAGARODS
12 DE MARZO DE 2017 12:01 AM
¿Cómo fue que se encogió tanto nuestro radio de acción? ¿Por
qué lo pensamos tanto para salir a la calle? El psiquiatra Robert Lespinasse
describe que esta conducta deriva en buena medida de la inseguridad. “Vivimos
en una especie de toque de queda: salimos tensos y a partir de ciertas horas
procuramos regresar lo más pronto posible, o no salir si no es necesario.
Sabemos que incluso desplazándonos en transporte público o privado corremos
riesgos”.
Al afán de autoprotección también se suma el reordenamiento
de prioridades ante una situación económica difícil, pues otras necesidades más
apremiantes como la alimentación o la salud se imponen. “La reducción del poder
adquisitivo sin duda limita las posibilidades de recreación no solo para salir
de vacaciones, sino también para decidir qué hacer en los momentos cotidianos
de ocio. La gente está tan ocupada en resolver tantas cosas, que los recortes
en el disfrute van afectando y coartando su calidad de vida”, indica el
experto.
También influye la concentración de personas por tiempo
prolongado en el hogar, así como la integración de nuevos miembros con la
conformación de nuevos núcleos familiares bajo el mismo techo. Tanta cercanía
puede generar fricción. “Se han hecho experimentos en los cuales se ha
congregado a un grupo de personas en un barco por un lapso determinado y, a
pesar de tener cubiertas sus necesidades de alimentación y resguardo, a partir
de cierto periodo se registran roces. Eso pasa cuando hay mucha gente en un
espacio limitado”, explica Lespinasse. ¿Cuáles son las señales de que la
reclusión está haciendo mella en la estabilidad emocional? “Mucha reactividad,
susceptibilidad, tensión, ansiedad, angustia. Si eso se convierte en una
situación permanente que además está trayendo otras consecuencias, es
aconsejable buscar ayuda”.
¿Qué hacer? Lo primero que el psiquiatra recomienda es
tratar de optimizar la convivencia familiar. “En un momento como este, con
tantas necesidades que toca cubrir o compensar, la soledad es más dañina en el
sentido de que genera más inseguridad. Sentir ese apoyo es muy importante”.
Para ello sugiere tratar de convertir esa situación de concentración en una
ocasión de distracción que se elige compartir, más que algo impuesto. “Uno
puede organizar con sus propios familiares una reunión pequeña, con los aportes
que cada cual tenga a su alcance dar, y tratar de transformar esa circunstancia
en un rato ameno, que refuerce su vínculo como algo valioso”.
Otra de sus sugerencias es buscar oportunidades para
airearse en un entorno seguro. Una opción es practicar alguna actividad física
para drenar la tensión acumulada, así como indagar sobre actividades, paseos o
eventos con un costo mínimo que permitan respirar otros aires y que funcionen
como válvulas de escape para aliviar la presión de la rutina. Aprender a
reconocer las propias necesidades de esparcimiento y buscar la manera de
satisfacerlas, aún con mínimos recursos, terminará siendo más saludable que
negarlas de plano y luego acusar las consecuencias del desgaste.
¿y los niños?
El psiquiatra Robert Lespinasse señala que los niños y
adolescentes son quizás quienes padecen más las consecuencias del encierro. “Si
bien es importante protegerlos, también es necesario brindarles con regularidad
la oportunidad de entretenerse en un espacio abierto donde puedan correr, jugar
o practicar algún deporte para canalizar toda su energía”.
El Nacional
¿CUÁNDO SALIMOS DE ESTO?
Agustín Blanco Muñoz | marzo 19, 2017/ Web del
Frente Patriotico
Profesor ¿cuándo salimos de esto? Una pregunta junto a
una gran apatía. Porque el grueso de la oposición se hartó de esta
politiquería. No quiere seguir siendo objeto de burlas. Es un colectivo
refugiado hoy en la lucha ante la escasez e inflación y por la simple
sobrevivencia.
Nuestra respuesta hasta hoy ha sido esta: ¡Esto está
empezando! Estamos ante un proceso inédito. Un movimiento que se apoya y
fundamenta hasta en la unidad de patriotas y realistas. En el
“socialismo” y en el capitalismo. Esta es una revolución made in USA que
todavía hoy, ante la falta de oposición orgánica y efectiva, le arma su bloque
de contrarios.
Y en cuanto el imperio amenaza con la
injerencia-intervención OEA-USA, la revolución logra más unidad, más
patrio-nacionalismo para fortalecer su proceso.
Este gobierno construye sus complementos. Ante la
“guerra económica” saca a relucir los CLAP o centros que hacen del
hambre un juego político. ¡Hazte socialista y no morirás de hambre! El Carnet
de la Patria marca la distinción en términos de polarización entre
quién está con la patria y sus adversarios.
¿Y qué hacer ante este desafío? El asunto lo abordamos
el 05/02/17 en La Razón: ante el ejército de hambrientos convertidos por
el Partido CLAP en fichas electorales, era necesaria una política llamada a
enfrentar este infame patrioterismo.
Indispensable interferir los mecanismos del control social
por medio del hambre que se convertiría en voto. Pero si todos sacamos el
consabido Carnet de la Patria no serán sólo los millones de
hambrientos al servicio de la revolución, sino la totalidad de esta
agrupación exigiendo el cumplimiento de los derechos constitucionales. ¿Cómo
respondería el régimen?
Un pre-candidato de supuesta oposición ha llamado a
recibir las cajas CLAP, pero para nada alude a una nueva política. Sólo
atiende al lineamiento populista de aprovechar el reparto actual que se
multiplicará en el próximo que será de la oposición que él encarna.
¿Se podrá salir de este gobierno sin oposición, y con
simples mercaderes dedicados a profundizar las tan viejas como gastadas y
groseras prácticas populistas?
A esta hora esa oposición dice adversar la dictadura pero
confirman o legitiman democráticamente sus partidos ante el CNE.
Sancho, si esto sigue el camino de la cómplice
convalidación este colectivo-pueblo se hundirá cada vez más!
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