By JOLGUER RODRÍGUEZ COSTA | JOLGUERR@GMAIL.COM
05 DE MARZO DE 2017
—¿Es Venezuela un poema o una oda?
—Una tragedia de Esquilo. Prometeo diciendo: “De
nuevo gritas y suspiras; ¿qué harás, pues, cuando sepas los sufrimientos que te
restan?”.
—¿Y el periodismo venezolano?
—Una agonía de palabras.
—¿Un título para el país?
—Sin justicia todos pierden.
—¿El prólogo?
—La injusticia, la ambición y la ignorancia iniciaron
el infierno.
—¿Un pasaje acorde con la situación?
—La ventaja de quien no tiene dignidad es que nunca
la pierde.
—¿Cómo sobrevive un poeta en este país?
—La poesía es un alimento que nadie puede
“bachaquear”.
—¿Lo que más estimula la musa?
—La sabiduría. Ese es el erotismo básico que las hace
cantar.
—¿Un poema para la dictadura?
—“Poderoso caballero”, la letrilla satírica de
Francisco de Quevedo.
—¿Para la MUD?
—Hojas de Hierba, de Walt Whitman, para
aprender democracia y sentir la poesía.
—¿Su musa predilecta?
—Mi esposa, y después de ella me desvivo por la
palabra y su resonancia.
—¿Qué la cercena?
—¿A mi mujer? Yo. ¿A la palabra? La indolente ignorancia.
—¿Le inspiran las cadenas presidenciales?
—Jamás he presenciado una.
—¿El poeta de la revolución?
—Los poetas son de la poesía.
—¿De la oposición?
—Los poetas son de la poesía.
—¿Un presidente amigo de los bardos?
—Los presidentes tienen prohibida la amistad.
—¿El sistema más aliado de un poeta: capitalismo o
socialismo?
—La gramática del amor.
—¿La poesía en comunismo?
—Como debe ser: un sufrimiento.
—¿Vive en un país de cuento?
—El cuento de que obtuvo libertad. Ni siquiera ha obtenido
mucho amor de sus hijos. El que roba, secuestra, estafa, asesina, ensucia,
deteriora y corrompe no ama al país. Porque nadie quiere apostarle a un país en
esas condiciones.
—¿El cuento que ya nadie cree?
—Que habrá felicidad a espaldas de los derechos humanos.
—¿El cuento chino?
—Que China no es un imperio tan voraz como todos.
—¿Ha llorado por el país?
—He llorado por la crueldad que ejercen unos
seres contra otros.
—¿Es un ensayo el socialismo del siglo XXI?
—Es un ensayo propagandístico.
—¿La poesía ideológica?
—Toda ideología es una bacteria.
—¿Su referencia?
—Mi mamá me dio permiso para vivir.
—¿Imagina una ley resorte para la poesía?
—La poesía tiene su propia ley como las matemáticas:
es atemporal y le pertenece al lenguaje.
—¿Se autocensura un bardo?
—No puede porque la necesidad expresiva de su naturaleza lo
rebasa.
—¿Y usted como periodista?
—Lo dije en un poema: “Me siento como un jardín donde han
enterrado a un viejo”. Solo soy periodista cuando me ofrecen un espacio. Pero
nunca he permitido que me censuren. Ni siquiera de mí mismo acepto la censura.
—¿Y en el BCV?
—Ahí nunca me han censurado. Hice una revista
cultural donde todos cabían. En el banco saben cómo pienso y muy pocos se han
molestado por eso. Nunca voy a pedir perdón por ser un disidente
consuetudinario.
—¿Se exiliaría?
—De tener medios, viajaría. Hoy en día soy un
exiliado dentro del país: busco ejidos donde no haya basura, calles orinadas,
delincuentes cazando, choferes y motorizados enloquecidos.
—¿El colmo de un poeta?
—Enamorarse del poder político o del poder económico.
Emborracharse y cantar el Himno Nacional. Vainas así.
—¿Alguna relación entre el poder y la poesía?
—No me jodas.
—¿Poetas al poder?
—Quienes se han disfrazado de poetas para eso puede que
abracen la consigna.
—¿Un consejo a los estudiantes de comunicación social
para que luego no se decepcionen?
—Leer mucho y creer poco. Es mejor saber que creer.
—¿Lógico?
—La mentira se vuelve espejismo de la verdad si no la
desarmas.
—¿Tecnológico?
—La multiplicación y rapidez del mensaje no lo
fortalece. La verdad comprobada debe participar en ese proceso.
—¿Qué queda del periodismo independiente?
—Siempre se depende de un sueldo, de una obsesión, de
un sueño. Lo peor de todo es depender porque se tiene miedo.
—Como escritor, ¿es independiente?
—Tanto, que me olvidan los editores y los lectores.
—¿Una nostalgia periodística?
—Las tardes con Oscar Guaramato, Miguel Otero Silva,
Cuto Lamache, Juan Manuel Polo y aquel montón de recién salidos de las escuelas
de comunicación.
—¿Son las redes aliadas de los medios?
—Sus ojos y sus voces están en todas partes, aunque en
algunos casos necesitan argumentos y peso intelectual. La inteligencia, si no
se transforma en sabiduría es completamente inútil.
—¿Qué tiene de revolucionario?
—Sentir que hace falta el ingrediente moral en todo lo que
se hace en estos tiempos es altamente revolucionario.
—¿Qué ha ganado el periodismo desde 1999?
—Incredulidad.
—¿Qué ha perdido?
—La memoria.
—A falta de entrevistados…
—Buena es la fuente de la realidad. Es la única que
no está cerrada.
—¿El periodista oficialista más imparcial?
—Nadie que esté en una o en la otra orilla es
imparcial.
—¿El periodista que dice más hablando menos?
—Aquel que se aleja de los clichés y de las fórmulas
interesadas.
—¿El cuento más cuento?
—La patria es de todos.
—¿Quién es la estrella: la noticia o el periodista?
—Siempre termina siendo estrella el producto que se quiere
vender.
—¿Sigue viendo CNN?
—Uso la televisión para ver películas y
documentales. Me gusta más leer los diarios por Internet.
—¿Surgirá en el país una suerte de sociedad de poetas
muertos?
—Solo parecemos muertos porque somos muy viejos. La poesía
ya surgió, pero constantemente requiere que aparezcan sus lectores.
—¿Su próxima pauta o “ponzoña”?
—Un poemario y una novela. Me alegré en demasía cuando
escribí sus finales. Como cuando llega el viernes.
—¿Ya es esto una dictadura?
—Solo tengo la certeza de que ninguna
institución está actuando apegada ala Constitución ni a los treinta
artículos de los derechos humanos. La ilegalidad predomina.
—¿Plomo de imprenta tumba gobierno?
—Un gobierno se tumba a sí mismo con su mala actuación. La
mayoría ya no lee ni los avisos de los autobuses.
—¿Visualiza un final épico?
—Nuestro país está hecho de puros comienzos inconclusos.
Pero es indudable que cantaremos sobre el dolor del parto que la historia
depare. Jamás le cantaré a los héroes o a los villanos. Solo hablaré del dolor
que surja de sus actos.
—¿El epílogo?
—Cómo hacer para que la pobreza no sea una costumbre.
—¿La hora de cierre de todo esto?
—Nada se cierra si no existe una conciencia colectiva
respecto a la calidad de vida, a la calidad de la democracia y a la obtención
de una justicia verdadera.
—¿Qué pasaría en Venezuela si la poesía influyese en la
musa de sus dirigentes?
—Alejandro Magno tenía La Ilíada bajo
su almohada, ¿no? Aunque la mejor ganancia sería escucharlos hablar con
lucidez. La antilengua del discurso político es más pavosa que la letra de un
himno.
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