VENEZUELA: EL PAÍS DE LOS ESCLAVOS
Juan Carlos Sosa Azpúrua | marzo 29, 2017 | Web
del Frente Patriotico
Viajamos el siglo XXI atrapados en una cápsula. Lo que
experimentamos no tiene vínculo sano con un mundo moderno y sorprendente.
Con instituciones sociales sólidas, el ser humano progresa a
estadios existenciales superiores. Se afecta lo más íntimo de su esencia,
mutando rasgos mentales y espirituales hacia modelos novedosos, enfocados en
preguntas y no en las respuestas. Stephen Hawking afirmó que el conocimiento
logrado, en los millones de años de nuestro planeta, no supera el 1% de los
misterios que se asoman. Para que el ejercicio imaginativo fluya, la fórmula
necesita una constante: Libertad; esencia del Hombre, mecha del alma encendida.
Afuera hay personas descubriendo curas a los males
“incurables”, diseñando viajes a Marte y ciudades verdes. Se elevan
expectativas y la Tierra se baña en lagos de esperanza. Pero en Venezuela,
hablar de esto es lucir extraterrestre, mínimo lunático.
¿Por qué son tan bajas nuestras expectativas?
Somos prisioneros en la máquina del tiempo. Quizás nos
metimos en un agujero gusano y llegamos al mundo superado. El país se erige
sobre mitos y leyendas. Nuestros pies caminan en la fantasía. No encaramos la
realidad de lo que somos. Usamos un disfraz. Ocultamos el miedo, no deseamos
confrontarlo. La Libertad es un trofeo del espíritu, el premio al esfuerzo y al
valor. Al no confrontar nuestros temores, somos miedosos, incapaces de
Libertad. Ser valiente no es fácil.
Conocerse es superar el autoengaño. Vernos a nosotros mismos
con rigurosidad, siendo críticos honestos. Al responsabilizarnos de nosotros
mismos, perdemos el ansia de escaparnos. No necesitamos a otro que nos regale
seguridad y convalide nuestra vida, reafirmando lo que valemos. Madurez es no
depender sino de sí mismo para confrontar los dilemas de la existencia.
La mitología griega simboliza el interior de los Hombres con
monstruos. Solo enfrentándoles puede vencérseles. Esa lucha, la victoria, es
Libertad. Nuestros dragones y culebras somos nosotros mismos. Esa incapacidad
que tenemos de confrontar la oscuridad. El miedo a ser libres.
Lo que sufrimos en Venezuela es el fruto podrido del árbol
despreciado. Personificamos la sociedad que no se tomó la molestia de pensarse
en serio y asumir la vida con rigurosidad crítica, confrontando demonios
internos.
Lo más significativo de estos tiempos recientes, es la
connotada incapacidad de asumir las riendas de nuestras vidas. Buscamos afuera lo
que está adentro. El caudillo es un mesías de almas perdidas. Ansían la
salvación, porque están condenadas. Una sociedad persiguiendo salvadores está
muerta, porque es esclava. Venezuela suelta el ancla en esa mar y nos ahogamos.
El miedo que no se confronta es cobardía. La valentía es ese
temor derrotado. ¿A qué le tememos los venezolanos?
Una comunidad madura protege su Libertad y la defiende con
la vida. Sin ella, nada vale la pena, todo es un cementerio. El “Poder” es un
espejismo, fantasmas nacidos de las sombras del miedo. El niño grita: El
emperador está desnudo. Lo hace, porque no teme. El resto prefiere verlo con
traje, joyas y corona. Esta ilusión, facilita el escape. No cargar el peso que
implica ser lo emperadores de nuestras vidas.
Este teatro. la trágica Venezuela, lo montamos nosotros.
Cada quien en su esfera optó por ser esclavo. Por eso los dirigentes no ofrecen
Libertad, pero sí aseguran perpetuar la esclavitud. Ser el nuevo caudillo, un
gran salvador. Venezuela busca “el líder” porque vivimos de la magia. Mitos y
leyendas de un alma cobarde, negada a crecer.
Estos años lamentables, son escuela. Se han impartido las
lecciones de lo que somos, del por qué llegamos a esto. Pero aquí, los alumnos
son flojos. Lanzan taquitos y hacen burlitas a sus compañeritos. Pocos
estudian. Los estudiantes de nuestra tragedia quieren respuestas rápidas, en
chuletas. Hacer las preguntas es demasiado esfuerzo.
El día que cada quien asuma su propio destino, sentirá
Libertad. Y ese día, Venezuela dejará de ser esclava.
@jcsosazpurua
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