Se quintuplica precio al mayor de los productos importados
Las estadísticas del Banco Central de Venezuela registran que en los primeros siete meses de este año el precio al por mayor de los productos importados acumula un salto de 42,5%, que quintuplica el alza de 7,2% experimentada en el mismo lapso de 2012 y constituye el mayor incremento desde 2002. Entre 2006 y 2012 las importaciones representaron 51% del consumo final de los hogares.
Los consumidores sienten el impacto del desequilibrio que ha disparado al dólar en el mercado paralelo (Archivo)
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VÍCTOR SALMERÓN | EL UNIVERSAL
martes 5 de noviembre de 2013 12:00 AM
La incesante devaluación del bolívar en el mercado paralelo dispara el precio de los productos importados y golpea la capacidad de compra de las familias que observan como se multiplica el costo de una amplia gama de artículos como electrodomésticos, textiles, bebidas alcohólicas y repuestos para automóviles.
Las estadísticas del Banco Central de Venezuela registran que en los primeros siete meses de este año el precio al por mayor de los productos importados acumula un salto de 42,5% que más que quintuplica el alza de 7,2% experimentada en el mismo lapso de 2012 y constituye el mayor incremento desde 2002.
Los comerciantes transfieren este meteórico incremento en los precios al por mayor a los consumidores que mes a mes sufren un constante deterioro en el poder adquisitivo.
Si bien el Gobierno devaluó en febrero y deslizó el tipo de cambio oficial al que Cadivi asigna las divisas en 31,7% y el Sicad ha significado una depreciación de 51% respecto al Sitme, todo indica que el despegue en el precio de los productos importados obedece en mayor medida a la escalada del dólar en el mercado paralelo (la ley prohíbe divulgar su valor).
En un entorno donde las subastas del Sicad solo incluyen a sectores específicos que son convocados una semana antes y, por ende, excluyen a la mayoría de las áreas de la economía y Cadivi se concentra en la asignación de divisas para alimentos básicos y medicinas, el mercado paralelo se ha convertido en la guía para establecer los costos de reposición.
Este desequilibrio es grave en una economía que ha aumentado su dependencia en las importaciones.
En un análisis sobre este tema Miguel Ángel Santos, profesor del IESA, precisa que "entre 2006-2012, las importaciones representaron 51% del consumo final de hogares; mientras que en los 25 años anteriores a Chávez apenas representaban el 26%".
Agrega que "las transnacionales pasaron de producir en Venezuela para exportar y tener sus casas matrices allí, a largarse a Colombia, Panamá y Costa Rica y venderle desde allí a Venezuela".
Analistas coinciden en que un ambiente de negocios signado por control de precios, control de cambio y expropiaciones de empresas impacta negativamente a la inversión privada, tanto nacional como extranjera.
Brazo partido
El 26 de marzo el Presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció que se disponía a "torcerle el brazo completico al dólar paralelo" culpando de la disparada que ha tenido el billete verde en el mercado ilegal a "los especuladores", no obstante, todo indica que la política que implementa el directorio del Banco Central es clave al momento de explicar el hundimiento del bolívar.
El Gobierno tiene un gasto de tal magnitud que no puede cubrirlo del todo con el ingreso petrolero, la recaudación de impuestos o el endeudamiento, por lo tanto, el Banco Central imprime bolívares sin respaldo para eludir la necesidad de un ajuste durante los meses previos a las elecciones de alcaldes previstas para diciembre.
El Banco Central fabrica bolívares para comprarle bonos a Pdvsa y a un grupo de empresas públicas. Cuando estas empresas tienen el dinero en la caja lo gastan en proyectos como la Misión Vivienda y, una vez los billetes ingresan a la economía, forman parte del torrente que se dirige a la compra de dólares en el mercado negro, impulsando la demanda en momentos en que la oferta es muy limitada.
Las estadísticas oficiales registran que entre el 16 de agosto y el 18 de octubre de este año el Banco Central fabricó billetes por 59 mil millones de bolívares para que Pdvsa y otras empresas del Estado superaran problemas de caja y en total lo inyectado por esta vía ascendió a la astronómica cifra de 303 mil 674 millones de bolívares.
Es decir, en dos meses el financiamiento proveniente de la impresión de dinero por parte del Banco Central aumentó 24% y en doce meses 152%, mientras que la empresa que más recibe ayuda es Pdvsa que obtiene 91 de cada 100 bolívares que fabrica el BCV.
Las estadísticas del Banco Central de Venezuela registran que en los primeros siete meses de este año el precio al por mayor de los productos importados acumula un salto de 42,5% que más que quintuplica el alza de 7,2% experimentada en el mismo lapso de 2012 y constituye el mayor incremento desde 2002.
Los comerciantes transfieren este meteórico incremento en los precios al por mayor a los consumidores que mes a mes sufren un constante deterioro en el poder adquisitivo.
Si bien el Gobierno devaluó en febrero y deslizó el tipo de cambio oficial al que Cadivi asigna las divisas en 31,7% y el Sicad ha significado una depreciación de 51% respecto al Sitme, todo indica que el despegue en el precio de los productos importados obedece en mayor medida a la escalada del dólar en el mercado paralelo (la ley prohíbe divulgar su valor).
En un entorno donde las subastas del Sicad solo incluyen a sectores específicos que son convocados una semana antes y, por ende, excluyen a la mayoría de las áreas de la economía y Cadivi se concentra en la asignación de divisas para alimentos básicos y medicinas, el mercado paralelo se ha convertido en la guía para establecer los costos de reposición.
Este desequilibrio es grave en una economía que ha aumentado su dependencia en las importaciones.
En un análisis sobre este tema Miguel Ángel Santos, profesor del IESA, precisa que "entre 2006-2012, las importaciones representaron 51% del consumo final de hogares; mientras que en los 25 años anteriores a Chávez apenas representaban el 26%".
Agrega que "las transnacionales pasaron de producir en Venezuela para exportar y tener sus casas matrices allí, a largarse a Colombia, Panamá y Costa Rica y venderle desde allí a Venezuela".
Analistas coinciden en que un ambiente de negocios signado por control de precios, control de cambio y expropiaciones de empresas impacta negativamente a la inversión privada, tanto nacional como extranjera.
Brazo partido
El 26 de marzo el Presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció que se disponía a "torcerle el brazo completico al dólar paralelo" culpando de la disparada que ha tenido el billete verde en el mercado ilegal a "los especuladores", no obstante, todo indica que la política que implementa el directorio del Banco Central es clave al momento de explicar el hundimiento del bolívar.
El Gobierno tiene un gasto de tal magnitud que no puede cubrirlo del todo con el ingreso petrolero, la recaudación de impuestos o el endeudamiento, por lo tanto, el Banco Central imprime bolívares sin respaldo para eludir la necesidad de un ajuste durante los meses previos a las elecciones de alcaldes previstas para diciembre.
El Banco Central fabrica bolívares para comprarle bonos a Pdvsa y a un grupo de empresas públicas. Cuando estas empresas tienen el dinero en la caja lo gastan en proyectos como la Misión Vivienda y, una vez los billetes ingresan a la economía, forman parte del torrente que se dirige a la compra de dólares en el mercado negro, impulsando la demanda en momentos en que la oferta es muy limitada.
Las estadísticas oficiales registran que entre el 16 de agosto y el 18 de octubre de este año el Banco Central fabricó billetes por 59 mil millones de bolívares para que Pdvsa y otras empresas del Estado superaran problemas de caja y en total lo inyectado por esta vía ascendió a la astronómica cifra de 303 mil 674 millones de bolívares.
Es decir, en dos meses el financiamiento proveniente de la impresión de dinero por parte del Banco Central aumentó 24% y en doce meses 152%, mientras que la empresa que más recibe ayuda es Pdvsa que obtiene 91 de cada 100 bolívares que fabrica el BCV.
Sin una reforma del sistema cambiario aumentará la escasez
No está garantizado el flujo de divisas para reponer inventarios
Tras el incremento de la demanda se requieren dólares para garantizar que la oferta continúe EFE
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VÍCTOR SALMERÓN | EL UNIVERSAL
jueves 14 de noviembre de 2013
La "ofensiva económica" que obliga a tiendas de electrodomésticos y, próximamente, de alimentos, calzado, ferretería, juguetes, vehículos y textiles a disminuir los precios, derivará en mayor escasez salvo que el Gobierno sea capaz de reformar exitosamente el sistema de distribución de las divisas.
En medio de un desajuste donde la oferta de dólares por los canales oficiales se caracteriza por retrasos de hasta 180 días en Cadivi y un sistema complementario donde los montos se han reducido 69%, los comercios utilizan al tipo de cambio paralelo para calcular sus costos de reposición porque estiman que es allí donde tendrán que comprar los billetes verdes en caso de que falle el sistema legal.
Las autoridades han decidido acabar con esta práctica por la fuerza, pero hay consecuencias. Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, señala que "después de las fiscalizaciones que hemos visto si no hay un flujo continuo y suficiente de dólares a través del mercado oficial aumentará la escasez porque la reposición de inventarios no será la adecuada, por ejemplo, difícilmente alguien vuelva a traer mercancía con dólares del mercado paralelo".
Al tipo de cambio oficial de 6,30 bolívares por dólar en Cadivi y de 11 bolívares en el Sicad el Gobierno no tiene suficientes dólares para satisfacer la demanda, por lo tanto, tendrá que introducir reformas.
Asdrúbal Oliveros considera que "tienes que abrir un mercado libre para acabar con el dólar paralelo y permitir que el tipo de cambio fluctúe. Si creas un nuevo mercado pero insistes en colocar un precio artificialmente bajo a las divisas la oferta se quedará corta".
El principal obstáculo para dar este paso es que en un mercado libre el bolívar sufriría una profunda devaluación que hasta ahora el Gobierno no ha estado dispuesto a aceptar.
Si bien el tipo de cambio de equilibrio, un cálculo que mide dónde el bolívar dejaría de estar sobrevaluado respecto a las monedas de los principales socios comerciales del país, cerrará este año en torno a 14 bolívares por dólar, Asdrúbal Oliveros indica que "esto sería en una economía con un entorno macroeconómico sano, pero si tienes un desequilibrio monetario y fiscal obviamente el tipo de cambio de equilibrio es mucho mayor".
Ronald Balza, profesor de la Universidad Central de Venezuela, indica que en el enfoque que ha hecho de la situación el Gobierno ha perdido de vista las expectativas.
"El precio al que alguien adquirió un dólar para traer una mercancía ya no es lo relevante porque hay mucha incertidumbre. El mercado sabe que el país marcha hacia una devaluación el próximo año porque el tipo de cambio oficial de 6,30 bolívares es insostenible, las reservas internacionales han caído de manera importante mientras que la cantidad de dinero en circulación se dispara".
Agrega que "Nicolás Maduro puede decir que se vacíen los anaqueles pero no puede ordenar que se repongan, muy probablemente tendremos más escasez".
El incremento del desabastecimiento no sería algo nuevo en estas circunstancias. En abril de 2012 el Gobierno decidió rebajar el precio de 19 rubros de cuidado personal y alimentos y el resultado ha sido un aumento constante de la escasez.
Las estadísticas del Banco Central precisan que al cierre de octubre en 76,7 de cada 100 establecimientos comerciales de Caracas no había papel higiénico, mientras que en abril de 2012 el número de locales desabastecidos era de 28,8.
Otros casos relevantes son el agua mineral donde la escasez aumentó desde 6,7% hasta 19,6% y los pañales desechables para bebé desde 11,8% hasta 18,8%.
En medio de un desajuste donde la oferta de dólares por los canales oficiales se caracteriza por retrasos de hasta 180 días en Cadivi y un sistema complementario donde los montos se han reducido 69%, los comercios utilizan al tipo de cambio paralelo para calcular sus costos de reposición porque estiman que es allí donde tendrán que comprar los billetes verdes en caso de que falle el sistema legal.
Las autoridades han decidido acabar con esta práctica por la fuerza, pero hay consecuencias. Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, señala que "después de las fiscalizaciones que hemos visto si no hay un flujo continuo y suficiente de dólares a través del mercado oficial aumentará la escasez porque la reposición de inventarios no será la adecuada, por ejemplo, difícilmente alguien vuelva a traer mercancía con dólares del mercado paralelo".
Al tipo de cambio oficial de 6,30 bolívares por dólar en Cadivi y de 11 bolívares en el Sicad el Gobierno no tiene suficientes dólares para satisfacer la demanda, por lo tanto, tendrá que introducir reformas.
Asdrúbal Oliveros considera que "tienes que abrir un mercado libre para acabar con el dólar paralelo y permitir que el tipo de cambio fluctúe. Si creas un nuevo mercado pero insistes en colocar un precio artificialmente bajo a las divisas la oferta se quedará corta".
El principal obstáculo para dar este paso es que en un mercado libre el bolívar sufriría una profunda devaluación que hasta ahora el Gobierno no ha estado dispuesto a aceptar.
Si bien el tipo de cambio de equilibrio, un cálculo que mide dónde el bolívar dejaría de estar sobrevaluado respecto a las monedas de los principales socios comerciales del país, cerrará este año en torno a 14 bolívares por dólar, Asdrúbal Oliveros indica que "esto sería en una economía con un entorno macroeconómico sano, pero si tienes un desequilibrio monetario y fiscal obviamente el tipo de cambio de equilibrio es mucho mayor".
Ronald Balza, profesor de la Universidad Central de Venezuela, indica que en el enfoque que ha hecho de la situación el Gobierno ha perdido de vista las expectativas.
"El precio al que alguien adquirió un dólar para traer una mercancía ya no es lo relevante porque hay mucha incertidumbre. El mercado sabe que el país marcha hacia una devaluación el próximo año porque el tipo de cambio oficial de 6,30 bolívares es insostenible, las reservas internacionales han caído de manera importante mientras que la cantidad de dinero en circulación se dispara".
Agrega que "Nicolás Maduro puede decir que se vacíen los anaqueles pero no puede ordenar que se repongan, muy probablemente tendremos más escasez".
El incremento del desabastecimiento no sería algo nuevo en estas circunstancias. En abril de 2012 el Gobierno decidió rebajar el precio de 19 rubros de cuidado personal y alimentos y el resultado ha sido un aumento constante de la escasez.
Las estadísticas del Banco Central precisan que al cierre de octubre en 76,7 de cada 100 establecimientos comerciales de Caracas no había papel higiénico, mientras que en abril de 2012 el número de locales desabastecidos era de 28,8.
Otros casos relevantes son el agua mineral donde la escasez aumentó desde 6,7% hasta 19,6% y los pañales desechables para bebé desde 11,8% hasta 18,8%.
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