Edith Stein, llamada Santa Teresa Benedicta de la Cruz O.C.D. (Breslavia,Alemania —hoy Polonia— 12 de octubre de 1891 - Auschwitz, 9 de agosto de 1942), filósofa, mística, religiosa carmelita, mártir y santa alemana de origen judío. Es copatrona de Europa.
Edith Stein nació en la ciudad alemana de Breslavia (hoy Wrocław, Polonia e históricamente, en alemán, Breslau) en el seno de una familia judía, el día del Yom Kipur de 1891. Era la última de un total de once hijos. Su progenitor era mayorista en la venta de maderas, negocio del que a su muerte, se ocuparía su viuda. En 1916 ingresa a la Universidad de Gotinga, donde estudió "Germanistik und Geschichte" (Germanística e Historia). Atraída por la fenomenología trascendental, se convirtió en discípula del célebre filósofo Edmund Husserl. En Friburgo, en 1917, aprueban 'Summa Cum Laude' su tesis doctoral "Sobre el problema de la Empatía", tema que le sugirió Max Scheler, lo que inició sus obras filosóficas. Posterior a su tesis, vienen los escritos "Causalidad Sentiente" e "Individuo y Comunidad", en donde busca justificar filosóficamente la nueva psicología naciente. La última obra correspondiente a su primer período es "Una investigación sobre el estado", culmen de su proyecto para elaborar una antropología fenomenológica que vaya del hombre singular a la persona como comunidad.
Dentro de esta primera etapa en su pensamiento filosófico, vale también la pena resaltar su obra "Introducción a la Filosofía". Si bien no pertenece propiamente al ciclo de obras anterior y es de difícil catalogación, es una obra sumamente original. En ella se descubren los principales problemas de la filosofía de la naturaleza: el movimiento, las nociones de tiempo y espacio o qué es un objeto material y físico. En diálogo con Immanuel Kant y con Husserl, y demostrando profundos conocimientos de las ciencias duras de su época (física, biología, filosofía de la ciencia) Edith Stein establece una diferencia fundamental entre los problemas de la naturaleza y los problemas de la subjetividad. A partir de la segunda parte (encargada de estudiar la subjetividad), formulará una antropología propiamente dicha y resaltará las características del hombre como la libertad, la conciencia, y la capacidad reflexiva. En esta obra hablará de las estructuras de la personalidad y empleará el escrito como preámbulo a una obra de su etapa posterior: "La estructura de la persona humana", que es un curso que ella impartió en el Instituto de Pedagogía Científica en Münster, Westfalia (1932/33).
En Gotinga, se acerca por primera vez al catolicismo y al estallar la Primera Guerra Mundial, en 1915, conmovida por los desastres de la guerra, Edith siguió un curso de auxiliar de enfermería y trabajó en un hospital austríaco.
El hospital donde servía fue cerrado en 1916 y Edith reanudó sus estudios filosóficos con Husserl y obtiene el doctorado en laUniversidad de Friburgo (Alemania).
Varios de los filósofos discípulos de Husserl se convierten al catolicismo. En 1921, de visita en la casa de Hedwig Conrad-Martius, una discípula de Husserl, en Bergzabern, Edith visita la biblioteca y lee la autobiografía de Santa Teresa de Ávila. Según la propia Edith (que lo confesaría después), esta obra fue determinante para su conversión definitiva al catolicismo. En enero de 1922, Edith fuebautizada y el 2 de febrero del mismo año, recibió la confirmación.
A partir de su conversión al catolicismo inicia una nueva etapa en su pensamiento filosófico. Se dedicará al intenso estudio de las obras de santo Tomás de Aquino y del beato Duns Escoto. Sin negar su primera etapa como fenomenóloga estrictamente husserliana, y tomando como base filosófica sus primeras obras filosóficas de antropología, escribirá "Potenz und Akt" una primera obra de metafísica y ontología en la que dialogará con el pensamiento de Hedwig Conrad-Martius. Esta obra es un estudio profundo acerca de los primeros principios metafísicos del ser: el acto y la potencia y de qué manera se desvelan éstos en el ser humano.
Posteriormente escribirá "Ser Finito y Ser eterno" (Endliches und Ewiges Sein), su obra magna, en la que desarrollará toda una metafísica inspirada en la filosofía de Santo Tomás y la fenomenología de Husserl, resultando así, una de las últimas tomistas más originales de la historia de la filosofía.
En 1933, después de dar cursos y conferencias sobre el tema de la mujer y la pedagogía, ingresa al Convento de las Carmelitas Descalzas de Colonia, donde toma el hábito de dicha orden, con el nombre de Sor Teresa Benedicta de La Cruz. El 12 de abril de 1933, Edith Stein escribe una carta al papa Pío XI en la que señala los peligros que se ciernen con la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores de Adolf Hitler en marzo de ese año. Además, señala con claridad su convicción de que el silencio «no logrará comprar la paz con el actual gobierno alemán», es decir, con el régimen nazi.
Como hija del pueblo judío que -por la gracia de Dios durante los últimos once años también ha sido hija de la Iglesia católica me atrevo a hablarle al Padre de la Cristiandad sobre lo que oprime a millones de alemanes. Desde hace semanas vemos que suceden en Alemania hechos que constituyen una burla a todo sentido de justicia y humanidad, por no hablar del amor al prójimo. Durante años, los líderes del nacionalsocialismo han estado predicando el odio a los judíos. Ahora que tomaron el poder gubernamental en sus manos y armaron a sus partidarios –entre los cuales hay elementos probadamente criminales–, esta semilla de odio ha germinado. [...]
Todos nosotros, que somos fieles hijos de la Iglesia y observamos las condiciones imperantes en Alemania con los ojos abiertos, tememos lo peor para el prestigio de la Iglesia si el silencio se prolonga por más tiempo. Estamos convencidos de que, a la larga, este silencio no logrará comprar la paz con el actual gobierno alemán. Por ahora, la lucha contra el catolicismo se hará en forma silenciosa y menos brutal que contra los judíos, pero no menos sistemática. No pasará mucho tiempo hasta que ningún católico pueda ocupar un cargo en Alemania, a menos que se ponga incondicionalmente al servicio del nuevo rumbo de los acontecimientos.1
Edith Stein
El 31 de diciembre de 1938 es enviada al Carmelo de Echt (Holanda). Las carmelitas de Colonia piensan que, siendo Holanda neutral y país de refugiados políticos, Edith podría vivir allí segura. Pero el 9 de junio de 1939, Edith Stein escribe su testamento lo que, según Eduardo de la Hera, podría interpretarse como un presentimiento de su muerte.2 El 1 de julio de ese año, su hermana Rosa —también convertida al catolicismo— llega al mismo carmelo de Echt y profesa como terciaria carmelita. No había conseguido antes alojamiento en otro convento en Austria, y acompañaría luego a Edith en la muerte.
Como hija del pueblo judío que -por la gracia de Dios durante los últimos once años también ha sido hija de la Iglesia católica me atrevo a hablarle al Padre de la Cristiandad sobre lo que oprime a millones de alemanes. Desde hace semanas vemos que suceden en Alemania hechos que constituyen una burla a todo sentido de justicia y humanidad, por no hablar del amor al prójimo. Durante años, los líderes del nacionalsocialismo han estado predicando el odio a los judíos. Ahora que tomaron el poder gubernamental en sus manos y armaron a sus partidarios –entre los cuales hay elementos probadamente criminales–, esta semilla de odio ha germinado. [...]
Todos nosotros, que somos fieles hijos de la Iglesia y observamos las condiciones imperantes en Alemania con los ojos abiertos, tememos lo peor para el prestigio de la Iglesia si el silencio se prolonga por más tiempo. Estamos convencidos de que, a la larga, este silencio no logrará comprar la paz con el actual gobierno alemán. Por ahora, la lucha contra el catolicismo se hará en forma silenciosa y menos brutal que contra los judíos, pero no menos sistemática. No pasará mucho tiempo hasta que ningún católico pueda ocupar un cargo en Alemania, a menos que se ponga incondicionalmente al servicio del nuevo rumbo de los acontecimientos.1
Todos nosotros, que somos fieles hijos de la Iglesia y observamos las condiciones imperantes en Alemania con los ojos abiertos, tememos lo peor para el prestigio de la Iglesia si el silencio se prolonga por más tiempo. Estamos convencidos de que, a la larga, este silencio no logrará comprar la paz con el actual gobierno alemán. Por ahora, la lucha contra el catolicismo se hará en forma silenciosa y menos brutal que contra los judíos, pero no menos sistemática. No pasará mucho tiempo hasta que ningún católico pueda ocupar un cargo en Alemania, a menos que se ponga incondicionalmente al servicio del nuevo rumbo de los acontecimientos.1
Edith Stein
El 31 de diciembre de 1938 es enviada al Carmelo de Echt (Holanda). Las carmelitas de Colonia piensan que, siendo Holanda neutral y país de refugiados políticos, Edith podría vivir allí segura. Pero el 9 de junio de 1939, Edith Stein escribe su testamento lo que, según Eduardo de la Hera, podría interpretarse como un presentimiento de su muerte.2 El 1 de julio de ese año, su hermana Rosa —también convertida al catolicismo— llega al mismo carmelo de Echt y profesa como terciaria carmelita. No había conseguido antes alojamiento en otro convento en Austria, y acompañaría luego a Edith en la muerte.
Detención y muerte
El 10 de mayo de 1940, las tropas de Hitler ocupan Holanda, y el 14 del mismo mes capitulan los Países Bajos y Bélgica. Es entonces cuando se estudia la posibilidad de trasladar a Edith Stein y su hermana Rosa a otro carmelo, el de Le Pâquier, en Suiza. Pero Edith escribe:
Una scientia crucis (ciencia de la cruz) solo se puede adquirir si se llega a experimentar a fondo la cruz.3
Edith Stein
El 13 de enero de 1941, los obispos holandeses publican una carta pastoral en la que se muestran contrarios a que los católicos pertenezcan al partido nazi. El 1 de septiembre sale una orden del nacionalsocialismo por la que todos los judíos en territorio alemán o bajo su dominio deben llevar una estrella amarilla. Edith se aboca a escribir, y en el mes de noviembre redacta una de sus obras más famosas, Ciencia de la cruz.
Bien está el venerar al Crucificado en imágenes y fabricar crucifijos [...] pero mejor que las imágenes de madera y piedra se conviertan en imágenes vivas.4
Edith Stein
En abril de 1942, Edith y Rosa son «fichadas» por la Gestapo. Como represalia de los nazis, debida a la misión pastoral de los obispos holandeses que luchan en contra de la deportación de judíos, Edith Stein es arrestada el día 2 de agosto de 1942 por la Gestapo junto a su hermana Rosa y llevada con otros religiosos y religiosas al campo de concentración de Amersfoort, y dos días más tarde al de Westerbork (Holanda). Posteriormente es enviada al campo de exterminio nazi de Auschwitz. La llevaron a la barraca 36, siendo marcada con el Nº 44.074 de deportación. Murió como judía y mártir de la fe católica a los 51 años de edad, víctima del tóxicoZyklon B (ácido cianhídrico), emanado en vez de agua de una instalación de duchas.[cita requerida] Su cuerpo sin vida fue calcinado con leña en agosto de 1942. Las cenizas o huesos de la Hna. Edith se arrojaron en el campo adyacente.
Mujer de singular inteligencia y cultura, ha dejado numerosos escritos de elevada doctrina y de honda espiritualidad.
Una scientia crucis (ciencia de la cruz) solo se puede adquirir si se llega a experimentar a fondo la cruz.3
Edith Stein
Bien está el venerar al Crucificado en imágenes y fabricar crucifijos [...] pero mejor que las imágenes de madera y piedra se conviertan en imágenes vivas.4
Edith Stein
Beatificación y canonización
En 1962 se inició su proceso de beatificación. Teresa Benedicta de la Cruz, considerada por el catolicismo mujer hija de Israel, Mártir por la fe en Cristo y Víctima del exterminio judío, fue beatificada por Juan Pablo II en Colonia, el 1 de mayo de 1987. Su fiesta se celebra en el Carmelo Teresiano y en la Iglesia Católica el 9 de agosto.
El Papa Juan Pablo II canonizó a la judía, filósofa, monja, mártir y beata, Teresa Benedicta de la Cruz de la Orden del Carmelo Descalzo, el 11 de octubre de 1998 en la Basílica de San Pedro en Roma. Fue también este Papa quien la declaró co-patrona de Europa el 12 de julio de 1999, en el marco de la apertura del Sínodo de Europa.
Edith Stein y la psicología - Teoría e investigación
Obra organizada por Miguel Mahfoud y Marina Massimi, Prefacio de Ángela Ales Bello
Por Juvenal Savian Filho
SãO PAULO, 14 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - Si hay algo que entusiasma a los filósofos es la articulación entre la teoría y la praxis, en una mutua fecundación en la que el trabajo del pensamiento ilumina la acción y la acción a su vez, nutre y pone a prueba el pensamiento. En El problema de la empatía, Edith Stein esclarece que el análisis fenomenológico tiene que investigar aquello que es presupuesto en las explicaciones genético-psicológicas, o sea, el fenómeno libre de todos los elementos contingentes que lo determinarán en su devenir histórico. Concibe que la psicología tiene que ofrecer su abordaje específico para los fenómenos investigados por la fenomenología, al mismo tiempo en que ésta no puede ingerir en la esfera de competencia de la psicología. Tensión, por lo tanto, sin antagonismo, haciendo vibrar los acordes propios de cada abordaje, en la composición de una misma melodía.
Un ejemplo vivo de este procedimiento concebido por Edith Stein es el trabajo realizado por investigadores brasileños que consiguieron la proeza de articular diferentes instituciones de investigación en un ámbito mucho más allá del mero debate intelectual. Este grupo de investigadores no es pequeño y fue formado en torno a los profesores Miguel Mahfoud del Departamento de Psicología de la Universidad Federal de Minas Gerais y Marina Massimi del Departamento de Psicología de la Universidad de San Pablo de Ribeirão Preto. En relación directa con Ángela Ales Bello y Jacinta Turollo García, Miguel y Marina abrieron los oídos de sus departamentos para las ideas fenomenológicas y procedieron a una síntesis práctica en la que la fenomenología, la investigación y la clínica se entrelazan e dan origen a una forma concreta y nueva de vincular teoría y praxis.
Este reseñador ya conocía el trabajo de los profesores Gilberto Safra y Andrés Antunez, ambos del Instituto de Psicología de la Universidad de San Pablo y Tommy Akira Goto, de la Universidad Federal de Uberlândia. Cuando amplié mi contacto y vi que la paleta de trabajos tenía muchos más colores, fue puro encanto.
El libro Edith Stein y la psicología – Teoría y investigación, organizado por Miguel Mahfoud e Marina Massimi, es la expresión cabal de un trabajo steiniano. Los propios organizadores, en la introducción, asumen que el método fenomenológico permite aprehender los fenómenos psicológicos en su especificidad, siguen a Edith exactamente en lo que tiene que ver con el hecho de que la fenomenología ofrece conceptos operacionales para la aprehensión del fenómeno humano unitario. Como recuerda Angela Ales Bello en su prefacio instigador, “la estructura del libro haría que Edith Stein se quedara llena de alegría: ella habría visto realizado su proyecto por parte de quien trabaja en el ámbito de la psicología. Idealmente, el libro pertenece a ella”.
En efecto, la estructura del libro sigue un movimiento steiniano: tiene tres partes, siendo que la primera establece fenomenológicamente los fundamentos de la psicología; la segunda trata de la formación de la persona; la tercera analiza casos comprendidos a la luz del método fenomenológico. La primera parte es de una riqueza teórica inestimable. Parte de una presentación del nacimiento de la psicología científica en su relación con la concepción de psicología de Husserl, pasa por la concepción de la psicología como ciencia de la subjetividad y llega a las apropiaciones steinianas del pensamiento aristotélico-tomista. La segunda parte es un híbrido de teoría y práctica, concentrándose en la formación de la persona humana y analizando el modo como algunas experiencias de Edith Stein poseen homologías con experiencias de otros autores, como Buber, Wojtyla e Giussani; en este sentido, esta parte articula la primera y la tercera. La tercera, a su vez, explora casos ligados a la experiencia religiosa, educativa, a la práctica de la elaboración personal de la tradición e incluso de la metodología de la entrevista como acceso a las vivencias. Las experiencias analizadas en la tercera parte remiten a la primera, a la fundamentación teórica, cerrando un ciclo virtuoso.
En el contexto académico no es común que filósofos trabajen en conjunto con psicólogos, ni que psicólogos estudien filosofía. Lamentablemente, se fue el tiempo en el que se intentaban síntesis entre pensamientos filosóficos y prácticas clínicas. Gente como Lacan lector de Hegel es algo casi inexistente en estos tiempos de hegemonía del positivismo científico. En Alemania, Axel Honneth ha hablado de Winnicott, pero no con la tensión metodológica concebida por Stein. En Brasil, está el trabajo de Zeljko Loparic, que lee la psicoanálisis con lentes heideggerianas. El trabajo del grupo que se formó en torno de Miguel Mahfoud y Marina Massimi, poniendo en movimiento el pensamiento de Edith Stein, es por lo tanto, de fuerte significación para el contexto actual. Concretiza un ideal de investigación, sea en la academia sea en la clínica, que merece ser fortalecido y divulgado.
(Traducción de Sergio Madera)
Un ejemplo vivo de este procedimiento concebido por Edith Stein es el trabajo realizado por investigadores brasileños que consiguieron la proeza de articular diferentes instituciones de investigación en un ámbito mucho más allá del mero debate intelectual. Este grupo de investigadores no es pequeño y fue formado en torno a los profesores Miguel Mahfoud del Departamento de Psicología de la Universidad Federal de Minas Gerais y Marina Massimi del Departamento de Psicología de la Universidad de San Pablo de Ribeirão Preto. En relación directa con Ángela Ales Bello y Jacinta Turollo García, Miguel y Marina abrieron los oídos de sus departamentos para las ideas fenomenológicas y procedieron a una síntesis práctica en la que la fenomenología, la investigación y la clínica se entrelazan e dan origen a una forma concreta y nueva de vincular teoría y praxis.
Este reseñador ya conocía el trabajo de los profesores Gilberto Safra y Andrés Antunez, ambos del Instituto de Psicología de la Universidad de San Pablo y Tommy Akira Goto, de la Universidad Federal de Uberlândia. Cuando amplié mi contacto y vi que la paleta de trabajos tenía muchos más colores, fue puro encanto.
El libro Edith Stein y la psicología – Teoría y investigación, organizado por Miguel Mahfoud e Marina Massimi, es la expresión cabal de un trabajo steiniano. Los propios organizadores, en la introducción, asumen que el método fenomenológico permite aprehender los fenómenos psicológicos en su especificidad, siguen a Edith exactamente en lo que tiene que ver con el hecho de que la fenomenología ofrece conceptos operacionales para la aprehensión del fenómeno humano unitario. Como recuerda Angela Ales Bello en su prefacio instigador, “la estructura del libro haría que Edith Stein se quedara llena de alegría: ella habría visto realizado su proyecto por parte de quien trabaja en el ámbito de la psicología. Idealmente, el libro pertenece a ella”.
En efecto, la estructura del libro sigue un movimiento steiniano: tiene tres partes, siendo que la primera establece fenomenológicamente los fundamentos de la psicología; la segunda trata de la formación de la persona; la tercera analiza casos comprendidos a la luz del método fenomenológico. La primera parte es de una riqueza teórica inestimable. Parte de una presentación del nacimiento de la psicología científica en su relación con la concepción de psicología de Husserl, pasa por la concepción de la psicología como ciencia de la subjetividad y llega a las apropiaciones steinianas del pensamiento aristotélico-tomista. La segunda parte es un híbrido de teoría y práctica, concentrándose en la formación de la persona humana y analizando el modo como algunas experiencias de Edith Stein poseen homologías con experiencias de otros autores, como Buber, Wojtyla e Giussani; en este sentido, esta parte articula la primera y la tercera. La tercera, a su vez, explora casos ligados a la experiencia religiosa, educativa, a la práctica de la elaboración personal de la tradición e incluso de la metodología de la entrevista como acceso a las vivencias. Las experiencias analizadas en la tercera parte remiten a la primera, a la fundamentación teórica, cerrando un ciclo virtuoso.
En el contexto académico no es común que filósofos trabajen en conjunto con psicólogos, ni que psicólogos estudien filosofía. Lamentablemente, se fue el tiempo en el que se intentaban síntesis entre pensamientos filosóficos y prácticas clínicas. Gente como Lacan lector de Hegel es algo casi inexistente en estos tiempos de hegemonía del positivismo científico. En Alemania, Axel Honneth ha hablado de Winnicott, pero no con la tensión metodológica concebida por Stein. En Brasil, está el trabajo de Zeljko Loparic, que lee la psicoanálisis con lentes heideggerianas. El trabajo del grupo que se formó en torno de Miguel Mahfoud y Marina Massimi, poniendo en movimiento el pensamiento de Edith Stein, es por lo tanto, de fuerte significación para el contexto actual. Concretiza un ideal de investigación, sea en la academia sea en la clínica, que merece ser fortalecido y divulgado.
(Traducción de Sergio Madera)
No hay comentarios:
Publicar un comentario