Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

jueves, 9 de octubre de 2014

Sínodo de la familia, 3º día. Ser antorchas que transmiten el fuego de la fe

Sínodo de la familia, 3º día. Ser antorchas que transmiten el fuego de la fe
Siguen las exposiciones de temas diversos. Desde los matrimonios mixtos en África, al fuerte aumento de los hijos nacidos afuera del matrimonio en América Latina
Por H. Sergio Mora
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El tercer día del sínodo de los obispos sobre la familia, asamblea que dura dos semanas y que ha sido convocada por el papa Francisco, se abrió este miércoles con el canto de la 'hora tercera'.
El sínodo tiene diariamente dos sesiones llamadas 'congregaciones', aunque esta mañana el Santo Padre no ha asistido a la quinta congregación, porque realizó la catequesis en la audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro.
Por la tarde, en cambio, el Santo Padre participó a la sexta congregación, sobre "las situaciones pastorales difíciles", con una introducción del cardenal brasileño Raymundo Damasceno Assis, y el testimonio de los cónyuges Stephen y Sandra Conway, responsables familiares de África.
 La congregación de la mañana inició con la reflexión del arzobispo escocés de Grasgow, Philip Tartaglia, que recordó el referendum que se realizó el mes pasado en su país, en donde las posiciones del sí y del no, dividieron y polarizaron fuertemente al electorado, que en un 85 por ciento fue a votar, eligiendo por poco más de la mitad, quedarse unidos a Gran Bretaña. Después del mismo se planteó si era posible reconstituir la unidad del país. Partiendo desde esta idea, y de la carta en la que san Pablo enseña: “El amor es siempre paciente y amable...” transportó la problemática a los litigios familiares que terminan en separación o divorcio. E indicó la necesidad de que la Iglesia sepa mediar y reconstruir. Y concluyó con un “no podemos fallar en esto”.
Hoy fueron 78 intervenciones, indicó el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, en conferencia de prensa en la cual participaron el rector de la Univesidad Católica de Buenos Aires, Mons. Víctor Fernández, y el obispo africano Ignatius Kaigama. Además del portavoz en español, padre Manuel Dorantes, y el de idioma inglés, padre Thomas Rosica.
El portavoz del Vaticano indicó que hoy África estuvo muy presente, con la intervención de una copia mixta de Costa de Marfil: la mujer cristiana y el marido musulmán. De este modo se entendió la variedad y complejidad de situaciones existentes en África, pues en otros países esto no es posible, de lo contrario la mujer tiene que volverse musulmana. Y de las diversas pastorales que esto significa, con las modulaciones destinadas a los problemas pastorales específicos.
“Se habló -añadió el padre Lombardi- de la luz que la Iglesia lleva al mundo en términos no de faro fijo, sino de antorcha que acompaña al pueblo en camino, paso por paso”. Se recordó también que la crisis de la familia va unida a la crisis de la fe, y que la fe no es adherirse solamente a los contenidos, sino sobre todo una adhesión personal a Cristo.
También se registraron, indicó el director de la Oficina de prensa, que muchas intervenciones subrayaron la confianza en la gracia de Dios, más que nuestras debilidades; así como de la importancia de la oración en la vida familiar. Además hubo intervenciones muy lindas sobre el perdón y reconciliación en familia. Asimismo, intervenciones muy lindas sobre el amor de Jesús, y se recordó a la samaritana, y de ese modo evangélico que convierte el corazón.
Otro de los temas fue la fidelidad a la doctrina del magisterio de la Iglesia y la misericordia y los problemas concretos de tantas personas. “Esto ha sido modulado en diversas intervenciones”, añadió Lombardi, así “cómo proponer la doctrina hoy”.
En las intervenciones se recordó que el Vaticano II ha conciliado la cuestión entre la verdad con la libertad religiosa, en analogía con lo que el sínodo tiene que hacer en la pastoral familiar.
Ha sido indicado también que la misionaridad de las familias va apoyada y la importancia del anuncio que llevan las familias, los movimientos y la invitación del papa en Río de Janeiro a los jóvenes, delante de una cultura de lo provisional.
Se señaló en las intervenciones, indicó el padre Lombardi, lo positivo de la familia como lugar de acogida, en particular de los ancianos y enfermos.
Por su parte, el portavoz en español, padre Dorantes, recordó que en las alocuciones en esta lengua, se isubrayó el hecho de que muchas parejas llegan al matrimonio sin haber realizado la comunión o confirmación.
En la evaluación del estado de la familia uno de los padres sinodales habló de diversas amenazas existentes, como la brecha que crea la pobreza, produciendo casos de separaciones para sustentar a las familias. La pobreza, la falta de estudio, y de trabajo, que producen las migraciones.
Otro de los grandes retos que fue planteado, comentó el portavoz en español, es la soledad, de los ancianos y niños. También la dificultad de los jóvenes de tomarse un compromiso, o el de las comunidades indígenas en la que existe un período de prueba de tres años antes del matrimonio, después de lo que, con frecuencia, la mujer es devuelta a su hogar. Y precisó que otro de los padres sinodales, indicó que en su país el 70 por ciento de los niños nacen fuera del matrimonio y por lo tanto sufren la falta de una familia, con todos los problemas que esto implica.


El matrimonio cristiano no se puede volver light
El rector de la UCA precisa que en el Sínodo se entiende también el realismo comprensivo que debe acompañar el sufrimiento de los otros, sin forzar respuestas
Por H. Sergio Mora
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El rector de la Universidad Cátólica Argentina (UCA) Mons. Víctor Fernandez, ha participado hoy en la conferencia sobre el Sínodo que se realizó en la sala de prensa de la Santa Sede.
Los temas fueron varios, y tomando pié en una anterior explicación dada por Mons. Fernandez, que había hablado sobre la relación entre verdad y libertad religiosa, expresada por el Concilio Vaticano II, ZENIT preguntó sobre la relación entre doctrina y la pastoral sobre la familia.
El rector de la UCA explicó que sobre el tema de la libertad religiosa, “antes del Concilio se decía que era necesario defender la verdad” y si a quien practicaba otra religión o creencia le gustaba o no lo que decía la Iglesia “es su problema, porque nosotros defendemos la verdad”.
Sin embargo, indicó el monseñor argentino, “el Concilio ha caminado con mucha valentía un poco más adelante. Ha dicho que está la verdad, pero es necesario respetar la libertad religiosa. Quien según su conciencia sigue otra religión debe hacerlo así, porque él está convencido”. Reiteró que “eso para algunos era imposible, no se podía nunca decir. Sin embargo el Concilio Vaticano II ha encontrado un camino nuevo”, dijo.
Y en el aula sinodal “ese obispo -prosiguió Mons. Fernandez- ha narrado este ejemplo precisamente para hablar de lo que se ha preguntado antes: ¿podría este Sínodo, o el Sínodo del año que viene, encontrar una nueva síntesis para hablar de estos problemas de las situaciones particulares, como de los vueltos a casar, o de otras situaciones?”
Delante de esta pregunta, el rector de la UCA reiteró que “nadie quiere quitar la indisolubilidad matrimonial, no es posible. Nadie quiere debilitar el vínculo, todos queremos que los esposos sean fieles hasta la muerte. Para nosotros es un bellísimo ideal. Y la sociedad necesita mucho este mensaje porque si no terminaremos por destruirnos a nosotros mismos y entre nosotros. Esto está muy claro. Y digamos que la mayor parte de los padres sinodales insisten en esto: no debilitar la fuerza y la belleza de esta propuesta cristiana que no se debe convertir en 'light'”.
O sea que sin debilitar nada, “otros obispos insisten sobre el realismo comprensivo que debe acompañar el sufrimiento de los otros, aún si tenemos que mancharnos un poco, porque el maestro Jesús era cercano a todos, no se alejaba de ninguno”.
“También en situaciones como la poligamia, que nosotros no podemos aceptar nunca --prosiguió el arzobispo-- porque hablamos de la dignidad de la mujer. Y las mujeres aquí presentes pueden entender. Un hombre que tiene muchas mujeres, ellas no saben qué derechos tienen... Sobre esto nosotros no queremos ir hacia atrás, porque queremos defender la dignidad de la mujer. Pero entendemos las situaciones particulares donde uno se convierte y después tienes que decidir una sola mujer, y ¿las otras tienen que irse y morir de hambre? También en este punto donde es clarísima la doctrina y no se puede cambiar nunca, hay una situación particular donde uno se interroga ¿qué hacemos? Hay un sufrimiento, un problema, es necesario pensarlo.
Y recordó que en sus palabras de apertura del sínodo de la familia, “el Papa pidió precisamente que “se hable con claridad no es necesario esconder nada, sin tener miedo que el cardenal Müller 'les venga encima...' Hablar con claridad porque si no, no llegamos nunca a lo que el Señor nos pide. Pero también escuchar con mucha humildad, porque todos tienen algo que enseñarnos”.
Y precisó que la idea es esta: “Hablar con mucha claridad porque si yo estoy convencido que el Señor me muestra algo a través de mi experiencia, yo no debo esconder esto a mis hermanos. Es por esto que no se discute, se dice lo que uno cree pero no se discute. Y al final continuamos todos amigos”.
Respondiendo a otra pregunta en 'cuanto amigo del papa Bergoglio', Mons. Fernandez precisó que “Yo al Papa aún le digo de 'usted', no 'vos' o 'tú'. Decir que somos amigos es demasiado, sí he trabajado con él en distintas ocasiones y nos hemos entendido bien, nada más que eso”.

“En el CELAM -indicó el rector de la UCA- me produjo mucha admiración el modo de trabajar del entonces cardenal Bergoglio. Él estaba preocupado porque quería que hubiera un ambiente de mucha participación en Aparecida. Muchos decían que la anterior conferencia de Santo Domingo ya había unas líneas que bajaban desde arriba y había que seguir y no se podía hablar demasiado. Entonces, se reclamaba una especie de renacimiento de la Iglesia en Latinoamericana en su libertad de trabajo, de producción, etc”.
Añadió que por eso “el entonces cardenal Bergolgio no quería que se partiera de un texto previo, sino que todos hablaran con absoluta libertad en las comisiones. Y que poco a poco se fueran encontrando los consensos. Él decía: 'si no hay tiempo de redactar un documento no ser hará, pero tenemos que trabajar así'. Entonces, en estos grupos y comisiones se discutir con mucha libertad y fueron surgiendo textos de cada una de las comisiones”.
El arzobispo reconoció que “después hubo muy poquito tiempo para hacer el documento de Aparecida, por eso es un documento muy heterogéneo. Literariamente hay que disculparle en muchos defectos a ese documento. Pero su grandeza es que es el resultado de un debate real, de discusiones reales donde se recogieron los consensos que se fueron logrando poco a poco”.
“Si usted me pregunta qué luz nos aporta eso para entender cómo actúa el Papa ahora”, indicó el rector universitario, “es posible que él no esté demasiado preocupado si este Sínodo no produce nada extraordinario o que todo el mundo aplauda, porque él siempre piensa que el tiempo es superior al espacio. Que las cosas se van gestando lentamente, que lo que interesa es iniciar procesos más que querer forzar decisiones. Y esos procesos producirán frutos en el momento adecuado”. 


Sínodo: la voz de los esposos
Ya han intervenido en las Congregaciones algunos matrimonios de los que participan en el Sí­nodo y han hablado de intimidad sexual, evangelización en pareja y acogida de hijos
Por Salvatore Cernuzio
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de octubre de 2014 (Zenit.org) - En el Sínodo de los Obispos sobre la familia que se está celebrando en el Vaticano, desde este lunes y hasta el día 19, ya ha habido espacio para escuchar a los matrimonios que han sido invitados para dar su testimonio sobre la vida familiar.
La primera pareja intervino la tarde del lunes. Se trata de Ron y Mavis Pirola, cónyuges australianos, que narraron el recorrido de sus 55 de matrimonio: del primer flechazo, a las llamadas y las notas, hasta las satisfacciones y las fatigas de convertirse en padres.
En particular, los dos esposos centraron la atención sobre la "intimidad sexual", punto de apoyo --indicaron-- de la vida de pareja entendida en sentido cristiano. "Poco a poco nos hemos dado cuenta de que la única característica que distingue nuestra relación sacramental respecto a cualquier otra buena relación centrada en Cristo es la intimidad sexual, y que el matrimonio es un sacramento que encuentra su máxima expresión en una relación sexual", explicaron.
"Nosotros --añadieron-- creemos que hasta cuando las parejas casadas no lleguen a respetar la unión sexual como parte esencial de su espiritualidad será extremadamente difícil apreciar la belleza de las enseñanzas como las de la encíclica Humanae vitae".
Según los cónyuges --que junto a otras parejas y sacerdotes han participado en movimiento de espiritualidad laical como Equipes Notre Dame y Worldwide Marriage Encounter-- "necesitamos nuevos modos y nuevos lenguajes fácilmente reconocibles para tocar los corazones de las personas".
En tal sentido la "Iglesia doméstica" tiene mucho que ofrecer a la Iglesia universal por las modalidades de evangelización, y que siempre se debate entre la "tensión de apoyar la verdad" y la necesidad de expresar "compasión y misericordia".
Pusieron como ejemplo el caso de unos amigos suyos, padres de un chico homosexual. Ellos --contaron-- "estaban organizando la reunión de Navidad en familia cuando su hijo dijo que quería llevar también a su compañero. Ellos creían plenamente en la enseñanza de la Iglesia y eran conscientes de que a sus nietos les hubiera gustado ver acoger al hijo y a su pareja en la familia. Su respuesta se puede resumir en tres palabras: 'Es nuestro hijo'".
Según el matrimonio, este es el "modelo de evangelización" que las parroquias deberían aprender de las iglesias domésticas que son las familias. Otro caso, añadieron, es el de una amiga divorciada que dice "que a veces no se siente plenamente acogida en su parroquia. Aún así, va a misa regularmente y sin lamentarse con sus hijos".
"Para el resto de la parroquia ella debería ser un modelo de valentía y compromiso frente a la adversidad", observaron Ron y Mavis, subrayando que precisamente de personas como ella "aprendemos a reconocer que todos llevamos heridas internas en nuestra vida". Ser consciente de las propias heridas internas, de hecho, "ayuda enormemente a reducir la tendencia a juzgar a los otros, una actitud que representa un poderoso obstáculo para la evangelización".
El martes por la mañana fue el turno de George y Cynthia Campos, pareja de la archidiócesis de Manila, en Filipinas. Ambos están muy comprometidos en "Parejas para Cristo", una asociación laica reconocida por el Pontificio Consejo para los Laicos --de la que George es presidente--  que tiene como fin renovar y reforzar la vida y los valores de la familia cristiana. El movimiento está presente en todas las provincia y diócesis de Filipinas y se ha exportado a 163 países.
Padres de cuatro hijos, casados desde hace 27 años, los Campos han pasado la mitad de la vida, dijeron, "siendo una catequesis viviente de nuestra visión de vivir como 'familia en el Espíritu Santo para renovar la faz de la tierra'".
Se conocieron en el convento de las Rosas Hermanas, una congregación contemplativa donde Cynthia vivía una experiencia de noviciado y George era monaguillo. A un cierto punto, los dos esposos dejaron los respectivos trabajos para "servir" al Señor "juntos como una pareja". Se convirtieron en "discípulos misioneros a tiempo completo", comprometidos con formaciones didácticas y encuentros semanales de oración con otras parejas en distintos países de Filipinas pero también del mundo, entre los que están Vietnam, Tailandia y Australia. Los hijos ahora siguen su ejemplo ocupándose de las actividades de los niños, los jóvenes y los solteros de "Parejas para Cristo".
Los Campos hablaron de los dos eventos dramáticos que han marcado su matrimonio, superados gracias a una profunda fe en Dios. En primer lugar el embarazo de riesgo de Cynthia: "En el cuarto embarazo me diagnosticaron diabetes gestacional y preeclampsia. Nos dijeron que mi vida corría peligro si continuaba con el embarazo y el niño tenía muchas probabilidades de nacer con alguna anomalía. Nos aconsejaron elegir entre la interrupción del embarazo o el riesgo. Ha sido verdaderamente una prueba de fe y de abandono. Hemos decidido tener el niño y respetar la voluntad del Señor. Por gracia de Dios, hemos sobrevivido las dos y mi hija Christen nació sana y llena de vida".
Más difícil para los cónyuges fue afrontar el cáncer de pecho diagnosticado a la mujer en 1998. Según los médicos, el tumor le daba máximo de 3 a 6 meses de vida. En vez de renunciar a su servicio, Cynthia continuó con mayor pasión, "apoyada por las oraciones de mi familia y de nuestra comunidad CFC". "Mi oración --dijo-- era 'Señor simplemente con un toque de tus dedos se podría cambiar mi enfermedad. Debes solo quererlo'. Dios escuchó nuestras oraciones y por ahora estoy en pie tras curarme con una sencilla intervención y una dosis de antibióticos".
Texto completo de la audiencia general del miércoles 8 de octubre
El Santo Padre habla de las distintas confesiones y tradiciones de la Iglesia y cómo estas diferencias no pueden detenernos en el caminar juntos hacia la unidad deseada por Jesús
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de octubre de 2014 (Zenit.org) - "Queridos hermanos y hermanas: en las últimas catequesis, hemos intentado alumbrar la naturaleza y la belleza de la Iglesia, y nos hemos preguntado que implica para cada uno de nosotros formar parte de este pueblo. Pueblo de Dios que es la Iglesia. No debemos olvidar que hay muchos hermanos que comparten con nosotros la fe en Cristo, pero que pertenecen a otras confesiones o a otras tradiciones diferentes de la nuestra. Muchos se han resignado con esta división, también dentro de nuestra Iglesia católica se han resignado, que a lo largo de la historia ha sido a menudo causa de conflictos y de sufrimientos, también de guerras, esto es una vergüenza.
También hoy las relaciones no están siempre marcadas por el respeto y la cordialidad... Pero, me pregunto ¿cómo nosotros nos ponemos frente a todo esto? ¿Estamos también nosotros resignados, o somos incluso indiferentes a esta división? ¿O creemos firmemente que se pueda y se deba caminar hacia la reconciliación y la plena comunión? La plena comunión, es decir, poder participar todos juntos del cuerpo y la sangre de Cristo.
Las divisiones entre los cristianos, mientras hieren a la Iglesia, hieren a Cristo. Y nosotros divididos hacemos una herida a Cristo. De hecho, la Iglesia es el cuerpo del que Cristo es la cabeza. Sabemos bien cuanto estaba en el corazón de Jesús que sus discípulos permanecieran unidos en su amor. Basta pensar en sus palabras que aparecen en el capítulo diecisiete del Evangelio de Juan, la oración dirigida al Padre en la inminencia de su Pasión: "Padre santo, cuídalos en tu nombre, los que me has dado, para que sean una sola cosa, como nosotros".
Esta unidad estaba ya amenazada mientras Jesús estaba aún entre los suyos: en el Evangelio, de hecho, se recuerda que los apóstoles discutían entre ellos quién era el más grande, el más importante. El Señor, sin embargo, ha insistido mucho en la unidad en el nombre del Padre, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro testimonio serán más creíbles cuanto más seamos capaces de vivir en común y querernos.
Es lo que sus apóstoles, con la gracia del Espíritu Santo, después comprendieron profundamente y se tomaron en serio, tanto que san Pablo llegará a implorar a la comunidad de Corintio con estas palabras: "Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir".
Durante su camino en la historia, la Iglesia es tentada por el maligno, que trata de separarla, y lamentablemente ha estado marcado por separaciones graves y dolorosas. Son divisiones que a veces han durado mucho tiempo, hasta hoy, por lo que resulta difícil reconstruir todas las motivaciones y sobre todo encontrar las posibles soluciones.
Las razones que han llevado a las fracturas y a las separaciones pueden ser las más diversas: desde las divergencias sobre principios dogmáticos y morales y sobre concepciones teológicas y pastorales diferentes, hasta motivos políticos y de conveniencia, hasta los debates por antipatías y ambiciones personales... Lo cierto es que de una forma u otra, detrás de estas laceraciones está siempre la soberbia y el egoísmo, que son causa de todo desacuerdo y que nos hacen intolerantes, incapaces de escuchar y aceptar a quien tiene una visión o una posición diferente de la nuestra.
Ahora, frente a todo esto, ¿hay algo que cada uno de nosotros, como miembros de la santa madre Iglesia, podemos y debemos hacer? Ciertamente no debe faltar la oración, en continuidad y en comunión con la de Jesús. La oración por la unidad de los cristianos. Y junto con la oración, el Señor nos pide una apertura renovada: nos pide no cerrarnos al diálogo y al encuentro, sino acoger todo lo válido y positivo que se nos ofrece también quien piensa distinto a nosotros o se pone en posiciones diferentes. Nos pide no fijar la mirada sobre lo que nos divide, sino más bien en lo que nos une, tratando conocer mejor y amar a Jesús y compartir la riqueza de su amor. Y esto comporta concretamente la adhesión a la verdad, junto con la capacidad de perdonarse, de sentirse parte de la misma familia cristina, considerarse el uno don para el otro y hacer juntos muchas cosas buenas, muchas obras de caridad.
Es un dolor pero hay divisiones, hay cristianos divididos, estamos divididos entre nosotros. Y todos tenemos algo en común. Todos creemos en Jesucristo el Señor, todos creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y tercero, todos caminos juntos, estamos en camino. Ayudémonos el uno al otro.
'Pero tú piensas así, y él piensas así'. Pero en todas las comunidades hay buenos teólogos: que ellos discutan, que ellos busquen la verdad teológica, porque es un deber. Pero nosotros caminamos juntos, rezando el uno por el otro y haciendo obras de caridad. Y así hacemos la comunión en camino. Esto se llama ecumenismo espiritual, caminar el camino de la vida todos juntos en nuestra fe en Jesucristo el Señor.
Se dice que no se debe hablar de cosas personales pero no resisto la tentación. Estamos hablando de comunión, comunión entre nosotros. Y hoy estoy muy agradecido al Señor porque hace 70 años que he hecho la Primera Comunión. Hacer la primera comunión, todos nosotros, debemos saber que significa entrar en comunión con los otros, en comunión con los hermanos de nuestra Iglesia, pero también en comunión con todos los que pertenecen a comunidades diversas pero que creen en Jesús. Damos gracias a Dios todos por nuestro bautismo, damos gracias a Dios todos por nuestra comunión, para que esta comunión termine por ser de todos juntos.
Queridos amigos, ¡vamos adelante ahora hacia la plena unidad! ¡La historia nos ha separado, pero estamos en camino hacia la reconciliación y la comunión! Y esto es verdad, esto debemos defenderlo. Todos estamos en camino hacia la comunión. Y cuando la meta nos puede parecer demasiado distante, casi inalcanzable y nos sentimos atrapados por la desesperación, nos aliente la idea de que Dios no puede cerrar los oídos a la voz del propio Hijo Jesús y no conceder su y nuestra oración, para que todos los cristianos sean realmente una sola cosa. Gracias".

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