Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 3 de octubre de 2014

Todo lo que está sucediendo, y si leemos la entrada de Tito Maciá sobre el asesinato de Robert Serra, obedece a los cambios planetarios y la nueva conciencia

REVELACION ASTROLOGICA 

sábado, 2 de enero de 2010

Los cambios planetarios y la nueva conciencia

Hola amigos, les coloco aquí un articulo muy interesante escrito por el Sr. Hector Pérez Solano, espero lo disfruten tanto como lo hice yo.

Los cambios planetarios y la nueva conciencia
Héctor Pérez-Solano
Los avances tecnológicos de que dispone actualmente la investigación del espacio exterior han permitido lograr en pocos años nuevos descubrimientos penetrando el cosmos a distancias y detalles nunca vistos.
Los nuevos planetas descubiertos a principios del siglo 21 han venido a revolucionar tanto la astrología como nuestra visión del universo y del lugar que ocupamos en él. El esquema de los siete planetas de la antigüedad más los tres “planetas exteriores” (Urano, Neptuno y Plutón) ha sido rebasado. Ahora sabemos que más allá de ellos se extiende un vasto reino de cuerpos celestes de tipo planeta, como recién los definió la Unión Astronómica Internacional UAI, y que se estiman en por lo menos 70 000, localizados dentro del Cinturón de Kuiper. Estos objetos, también llamados transneptunianos (más allá de Neptuno), son conocidos como KBOs (Kuiper Belt Objects), incluyen a Plutón como cabeza de grupo según la nueva clasificación de “planetas enanos”. Planeta enano es aquel que orbita alrededor del Sol, tiene una forma esférica, no es un satélite (como la Luna) y, lo que lo diferencia de los planetas (mayores), invade la órbita de un planeta o de otro cuerpo celeste. Esto no sucede con los planetas desde Mercurio hasta Neptuno, mientras que la órbita de Plutón sí invade la de Neptuno, por lo cual a este último ya no se le considera planeta “clásico” o mayor, sino planeta enano, lo cual no deja de ser una ironía en tiempos en que la energía plutoniana constituye lo que tal vez sea la mayor fuerza transformadora que podría esperarse de este planeta desde su descubrimiento.


Estamos presenciando cambios históricos en el ámbito de la realidad cósmica a la que inexorablemente pertenecemos, a la vez que comprobamos una vez más que existe una correspondencia entre “el cielo” y los sucesos cotidianos de nuestra vida. Los nuevos planetas, igual que los “reclasificados”, representan nuevas energías o cambios de las ya existentes en momentos críticos en que el despertar de una nueva conciencia universal está propiciando un camino para la evolución de la humanidad; “como es arriba es abajo”.
La astrología occidental es tal vez el único sistema astrológico que acepta a los nuevos planetas y descubrimientos astronómicos dentro de su visión cósmica, como ha sucedido desde el descubrimiento de Urano. No falta la corriente conservadora que se queda con el concepto de sólo diez planetas o que se ancla en el esquema medieval de siete. Ya sea por moda, convicción o esnobismo, el caso es que al ignorar las nuevas condiciones astronómicas están negando el principio de correspondencia y el fenómeno de sincronicidad jungiana. La premisa de la astrología occidental es que cuando un nuevo planeta o cuerpo celeste significativo (como los asteroides) es descubierto y bautizado, se convierte psicológica y psíquicamente en un arquetipo aplicable a toda la humanidad, sincronizándose e identificándose con las energías que se mueven dentro del ser humano. Esto hace también la diferencia entre astronomía y astrología, es decir, entre el frío y materialista estudio del cosmos y el significado cosmológico que desde nuestros ancestros han tenido para la humanidad los planetas, las estrellas y el cielo.
Los nuevos planetas descubiertos, la reclasificación del asteroide Ceres a nivel de planeta (aunque sea enano), la ubicación de Plutón como líder de los planetas transneptunianos ahora llamados plutones o plutónicos que encabezan la larga lista de cuerpos celestes (KBO) vienen a dar, más que un significado simbólico, un verdadero sentido a los fenómenos sociales, políticos, bélicos, etc. que se ven por todos lados, citando en particular al planeta Eris, que representa, en su lado negativo, las fuertes luchas, la profunda discordia y el caos por el que atraviesa actualmente la humanidad.
Lo que queda claro por lo pronto es que el viejo esquema de 10 planetas vigente hasta fines del siglo XX (ya no digamos el de sólo siete) ha sido totalmente rebasado por los nuevos descubrimientos. Las novedades astronómicas no sólo se refieren a los planetas, sino incluso a las constelaciones como la de Ofiuco, que ha venido a convertirse en un parteaguas al ser considerada oficialmente por la astronomía internacional como el “Signo 13” del zodiaco.
Es evidente que los albores del siglo XXI nos están indicando que hay algo más que simples cambios; se trata de una verdadera revolución transformadora que ya no permite aferrarse a viejos moldes culturales, esquemas de pensamiento obsoletos o sistemas de gobierno antisociales, pues el resultado sería atorarse a la mitad del camino mientras otros continúan evolucionando. Hay que quemar puentes y no volver la mirada hacia atrás.
URANO, NEPTUNO Y LOS ASTEROIDES
Durante 5000 años los astrólogos trabajaron sólo con siete planetas que eran conocidos como planetas transpersonales o interiores. Los descubrimientos de Urano, Neptuno y Plutón, así como de los asteroides Ceres, Palas Atenea, Juno, Vesta y más recientemente Quirón, cambiaron el contexto de la astrología introduciendo el concepto de “planetas transpersonales”.
El descubrimiento de Urano en 1781 coincidió con una época de cambios intensos como la creación de Estados Unidos (país que a su vez ha provocado fuertes cambios en el destino del mundo desde entonces), los movimientos sociales en Rusia y Francia y la revolución industrial, que tiene que ver con el tema de la tecnología tan estrechamente ligado a ese planeta. El descubrimiento de Neptuno en 1846 se relacionó con el nacimiento de una generación que se empieza a interesar por los temas espirituales, el surgimiento del misticismo y la creación del movimiento teosófico de Madam Blavatsky. No hay que olvidar que entre la aparición de ambos planetas se descubrieron también los cuatro asteroides femeninos antes mencionados (1801-1807) que se refieren a la manifestación del lado femenino (en hombres y mujeres) como parte del proceso de cambios uranianos y como una etapa de preparación para la entrada de Neptuno; coincidiendo con las demandas de poder, reconocimiento, justicia e igualdad de la sociedad de aquel entonces. Quirón, al que se le asigna el tema de la salud y la dificultad de curarse a sí mismo, fue descubierto en 1977, cuando surgieron las primeras técnicas de medicina alternativa y sanación holística.
Como se verá también en el caso de Plutón, el descubrimiento de cada nuevo cuerpo celeste, ha sido como un indicador de que la humanidad está preparada en ese momento para activar e integrar el principio arquetípico inherente a la mitología de ese planeta o asteroide. ¡Como es arriba es abajo!
PLUTÓN Y SU DESCUBRIMIENTO
Plutón merece una reflexión aparte. La trayectoria que ha seguido desde el inicio de su investigación, su descubrimiento y ahora su pretendida degradación, da mucho que pensar acerca de la fuerza que adquirirán en los próximos tiempos los tránsitos de este planeta sobre la carta astral de cualquier persona o país.
Nada más paradójico que cuando este poderoso planeta se está manifestando con tanta intensidad, llamándonos la atención sobre la imperiosa necesidad de quemar puentes, deshacernos del equipaje innecesario y vencer los apegos para poder transformarnos de una vez por todas, un puñado de astrónomos decide quitarle su estatus de planeta sólo porque no tiene una órbita alrededor del Sol propia y única, como si Plutón no pudiera meterse hasta la cocina en cualquier lugar y en cualquier momento. Al igual que sus antecesores, cuando se le descubrió se dieron hechos relacionados con su ámbito de influencia astrológica: el nacimiento de la psicología con Sigmund Freud (recordemos que el planeta tiene que ver con el lado oscuro de la mente: el subconsciente), el surgimiento del nazismo, la segunda guerra mundial, la creación de la bomba atómica, la actividad de las masas, etc. Hay más características asociadas con sucesos y personajes de la historia mundial. La posición de Plutón el día de su descubrimiento a casi 18 grados de Cáncer es muy prominente en las cartas astrales de líderes poderosos, con grandes riquezas o con poderes extraordinarios. Así vemos que esa posición de Plutón aspecta el Sol de Richard Nixon, el Júpiter de Mussolini, el Nodo Norte de Hitler, el Marte de Harry S. Truman y, entre los hombre ricos, el Júpiter de Andrew Carnegie, el Venus de Aristóteles Onasis y el de J. P. Morgan, así como el Nodo Norte de Marilyn Monroe (señalando aquí el poderoso lado kármico de Plutón), por mencionar unos cuantos casos. Nostradamus tenía a Marte y Saturno en conjunción con la citada posición de Plutón en ese día, y por si fuera poco, su Luna en Escorpio.
La creación de la bomba atómica está relacionada también con la posición de Plutón el día de su descubrimiento, así como el lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, cuando Saturno estaba transitando a 18 grados de Cáncer en conjunción a la posición de Plutón el día de su descubrimiento, y por si fuera poco, Urano estaba en esa misma posición. Todo esto presenta las cosas como un código mediante el cual la astrología nos muestra la íntima relación de la vida terrenal, tanto de personas como de naciones, con las configuraciones planetarias en general, y la influencia de Plutón en particular, gracias al fenómeno de sincronicidad. Una vez más: Como es arriba es abajo.
Con estos pocos ejemplos se puede concluir que el Plutón astrológico es un arquetipo que va más allá de su condición astronómica meramente material.
UN POCO DE HISTORIA
La investigación de Plutón se inició en 1905 con Percival Lowell, quien al morir dejó recursos suficientes para continuar el estudio del que entonces se llamaba planeta X. Plutón finalmente fue descubierto por Clyde Tombaugh en 1930, iniciándose desde entonces la polémica sobre si era o no un planeta, dada su lejanía, tamaño y composición física (roca y hielo). Tombaugh era un muchacho de bajos recursos que trabajó con improvisaciones y un telescopio casero, para después convertirse en astrónomo cuando descubrió al planeta X, como Lowell lo llamaba originalmente, el 18 de febrero de 1930. El nombre de Plutón fue dado por una niña de 11 años, Venecia Burney, quien a través de su abuelo lo sugirió al observatorio Lowell, donde le dieron oficialmente el nombre de Plutón al planeta X el 11 de mayo de 1930. Esta niña, a su corta edad, sabía del trabajo de Lowell y tenía amplios conocimientos de mitología, y cuando reflexionaba en el lado oscuro y lóbrego del infierno se le ocurrió el nombre para el recién descubierto planeta.
Cuando en 1979 se descubre su satélite Caronte y se reducen las dimensiones que se habían estimado originalmente para Plutón, se plantea de nuevo su reclasificación como cuerpo menor en lugar de planeta. En 2005, cuando se descubre el objeto transneptuniano 2003 UB313 (bautizado provisionalmente como Xena y finalmente como Eris), vuelve a ponerse sobre la mesa la cuestión de la clasificación de Plutón. Finalmente y después de múltiples discusiones, que fue catalogado como un planeta durante 76 años, es destituido (aparentemente) y se le reclasifica dentro del grupo de planetas enanos o menores por la 26ª asamblea general de la Unión Astronómica Internacional el 24 de agosto de 2006 en Praga. Llama la atención que ese día Plutón se encontraba retrógrado a 24 grados de Sagitario y en aspecto armónico (trígono) con Mercurio (en Leo). Aparte de ser una coincidencia numérica, este aspecto indica una comunicación profunda, fluida y espectacular, como ciertamente ha sido la noticia de su degradación.
¿QUÉ NOS DICE SU CARTA ASTRAL “NATAL”?
Plutón fue localizado a 17 grados 46 minutos de Cáncer en el zodiaco tropical, con sólo 6 grados de diferencia respecto a lo previsto por Lowell. Se encontraba en oposición a Saturno y la Luna estaba en Escorpión. Saturno representa, entre otras cosas, el principio de la realidad material, y Escorpión es el signo de la investigación profunda, lo que describe adecuadamente la naturaleza de tal evento.
Coincidiendo con el carácter oculto y oscuro de Plutón, éste fue descubierto por un desconocido astrónomo autodidacta que no asistió a la escuela sino hasta después de su famoso descubrimiento. Plutón tiene que ver también con la muerte y los procesos lentos e imperceptibles, tal vez por ello su investigación fue financiada por un hombre cuyo trabajo inicial sólo pudo ser completado 25 años después de haber muerto.
La cuadratura entre Saturno y Urano hace referencia a los muchos años del trabajo involucrado en su descubrimiento. El punto medio entre el Sol y Saturno hace conjunción con Mercurio, lo cual simboliza las cuidadosas observaciones que se tuvieron que realizar durante tan largo período de tiempo. Así es como trabaja Plutón: lento pero imperceptible e implacable, manifestándose justo en el momento que tiene que hacerlo, ni antes ni después. Un dato más: Plutón se encontraba en el decanato de Escorpión, signo que rige, de manera similar a la posición que tenía Urano cuando fue descubierto, en el decanato de Acuario, signo del cual es regente.
Por lo tanto, es demasiada coincidencia que la “degradación” de Plutón se de en los momentos actuales de tensión mundial, terrorismo y reacciones de las masas, fanatismo, muerte, crimen organizado, violencia, manipulación, guerra psicológica, amenaza de guerra mundial etc., todo ello relacionado con las más explosivas y peligrosas características plutonianas y escorpiónicas.
Esta coincidencia no es nada más que un claro ejemplo de sincronicidad entre lo que sucede arriba y lo que sucede abajo. La influencia de Plutón es transpersonal y nos empuja mediante las agitaciones que él mismo provoca, a que sometamos el impulso de nuestro ego y nos enseña que hay un largo proceso de evolución que debemos seguir inexorablemente si en verdad queremos trascender.
Los profundos efectos astrológicos de Plutón no son alterados ni un ápice por las decisiones semánticas o técnicas acerca de su reclasificación. Para estos fines, el Plutón astronómico es meramente una instancia material del Plutón astrológico. Físicamente es un gran cuerpo objeto a millones de kilómetros de la Tierra con un nombre cuyo simbolismo y significado mitológico describe y descubre el lado oscuro de nuestro mundo interior y psicológico. Por ello no importa qué tan distante esté; no por eso deja de ser más o menos plutónico que nuestros impulsos biológicos, nuestras obsesiones o necesidad de ejercer el de poder.
Planeta “enano” o “clásico”, Plutón siempre ha estado ahí, ¡por lo menos desde 1930! Su tamaño, distancia y composición (hielo y roca principalmente) tampoco han significado otra cosa que parte de su simbolismo.
SEÑOR DEL BAJO MUNDO
Lejos de menoscabar su validez astrológica, a Plutón se le ha colocado en el lugar que le corresponde, al que realmente siempre ha pertenecido: el reino del bajo mundo de los no planetas, cuya mitología los une alrededor de los más oscuros símbolos y personajes de los infiernos, dominio de Hades, su equivalente romano. Plutón regresa a sus dominios para reinar a sus anchas con una corte de fieles seguidores: empezando por sus satélites: Caronte, el barquero que le lleva los muertos, Hidra (el monstruo) y Nix la noche oscura; luego están Ceres (asteroide elevado al mismo nivel de planeta enano), madre de Perséfone, quien fue raptada por Plutón y llegaron a un acuerdo para que su amada pasara la mitad del año acompañándolo, y ahora seguido de Eris, diosa del conflicto y la discordia, acompañada de su hija, el satélite Disnomia, que significa anarquía. ¿Es o no ésta un ejemplo claro de que Plutón se encuentra ahora como amo y señor en sus dominios? ¿Fue degradado o ascendido y puesto en su verdadero trono al mando de sus leales huestes? ¿Podemos entonces decir que su influencia astrológica no sólo se ha visto reforzada con esta decisión de la IAU, sino que esa nueva posición ha venido a ser como un ultimátum para que la humanidad se asome a su lado oscuro, se desprenda de lo que le estorba y finalmente se transforme para alcanzar la evolución?
Durante 76 años tuvimos la oportunidad de integrar el arquetipo de Plutón en nuestra psique, aprender sus lecciones y tomar el camino evolutivo, pero le tuvimos miedo. Lo peor es que, al suprimir o querer ocultar su irreprimible expresión planetaria natural, le hemos dado cada vez más fuerza, tanto en lo exterior como en nuestro interior. La pregunta es ahora: ¿Cuánto tiempo nos queda y qué tan difícil será manejar esta energía planetaria tan intensa en estos tiempo tan convulsionados?
PLUTÓN EN EL CENTRO GALÁCTICO
Para empezar a contestar esa pregunta tomemos también en cuenta otro factor muy importante: la conjunción de Plutón con el Centro Galáctico. Este lugar era considerado por los mayas como el Dios y Creador Supremo llamado Hunab Ku y constituía el puente para otras galaxias más allá de nuestro Sol, así como toda la conciencia de la que se nutre nuestra galaxia. Según los mayas, Hunab Ku es la “Matriz Madre” que constantemente da nacimiento a nuevas estrellas como lo hizo con nuestro Sol y el planeta tierra. Comenzando en diciembre de 2006 y siguiendo a lo largo de un año, Plutón transitará por el llamado Centro Galáctico, propiciando una profunda y quizá violenta transformación de la realidad global del mundo. Lo estamos viendo en los grandes fenómenos climáticos (incremento de la temperatura), fenómenos solares, terremotos, etc. Ésta es la primera vez que da tal conjunción desde 1758, año que se descubrió el cometa Halley y se dieron los grandes cambios en Europa durante la guerra de los 7 años, así como la expansión de Estados Unidos y la guerra francesa.
“Lo que percibimos fuera de nosotros también está dentro de nosotros”, dice Philip Sedwick, el padre de la astrología galáctica, y agrega: “El Centro Galáctico irradia una brillante intuición (insight) a todo aquel que esté conectado con él. Esta intuición o conciencia debe ponerse en acción. Esta información infrarroja revela cómo dejar de lado lo que nos estorba en el camino para aclarar el terreno por donde debemos dar el siguiente paso”.
De este modo se puede acceder a nueva información y cada vez nuestra percepción podrá ampliarse para ampliar nuestra conciencia. Podemos intuir entonces cómo Plutón en su tránsito por este importante Centro Galáctico, puede ayudarnos o destruirnos. Todo depende de cómo entendamos los cambios que hoy se están dando a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos. En este momento Plutón inclina a la gente a asumir un papel central en los asuntos de su vida y a desarrollar un gran sentido de su destino cósmico a pesar de las crisis de fe que hoy vive el mundo. Plutón nos pone la muestra al colocarse en el centro del drama cósmico, justamente el ponerse retrógrado a 26 grados de Sagitario como preámbulo a la 26ª asamblea general de la Unión Astronómica Internacional y a un grado de hacer conjunción exacta con el Centro Galáctico Hunab Ku.
ESPERANZA O ULTIMÁTUM
Lo mejor es empezar por conocer a Plutón y lo que puede hacer por nosotros, es decir, el lado positivo de asomarnos al lado oscuro de sus dominios como lo hicieron los héroes que para convertirse en tales, como en el caso de Hércules, tuvieron que bajar primero a los infiernos y adentrarse en el reino de los muertos para salvar lo amado y poner a prueba sus fuerzas. Para ello asomémonos al Plutón astrológico, el cual es diferente del Plutón astronómico. El astrológico, igual que los demás planetas, es por una parte un arquetipo que abarca todos los niveles de la realidad, tanto física como psíquica. Para Jung, un arquetipo puede expresarse tanto dentro de nuestro mundo interior como en el exterior simultáneamente gracias al fenómeno de sincronicidad.
Plutón es un símbolo mitológico que ilustra las profundas fuerzas transformadoras que existen en nuestras vidas y que se manifiestan cuando superamos algún obstáculo o determinada oposición seguida de una regeneración de nuestra vida, nuestras relaciones o nuestro carácter. Plutón es también un indicador que distingue una generación de otra dependiendo de su tránsito a través de los signos. El significado astrológico de Plutón reside en la casa donde se encuentre y en los aspectos que hace con los demás planetas y puntos de una carta astral. El proceso psicológico consiste en confrontar los obstáculos de la vida, luchar por superarlos y salir transformado de ello, regenerando el área de la vida señalada por la casa, el aspecto y el signo.
Plutón rige la energía intensa, dando significado a las áreas en que consciente o inconscientemente una persona busca ejercer su poder o su control. Respecto a nuestra responsabilidad kármica, también indica las áreas de la vida donde necesitamos lograr el más profundo grado de entendimiento y conciencia para poder evolucionar (Astrología Evolutiva). Los tránsitos de Plutón, especialmente al Sol y la Luna, tienen un impacto excepcionalmente potente y señalan los cambios masivos y de largo plazo que se requieren en nuestra vida. Dios o quien haya creado el universo lo hizo con un movimiento de los planetas alrededor de la eclíptica en estricta correspondencia con nuestras experiencias psicológicas y ambientales. Conociendo a Plutón mediante nuestra carta astral, tránsitos y retorno solares de cada año, entenderemos cuál es nuestro papel en la tierra y cómo jugarlo en armonía con el mundo y el cosmos. Sobre todo, no olvidemos que como es arriba es abajo.
Debemos abrir nuestros corazones y elevar el alma ante estas señales. Las nuevas condiciones planetarias representan el nuevo mundo que se extiende ante nosotros y dentro de nosotros. Estas energías están fluyendo astral, espiritual y simbólicamente hacia la Tierra para propiciar los cambios que ahora ocurren y que finalmente nos llevarán a un salto cuántico en nuestra conciencia. Depende de cada uno de nosotros cómo aprovechar lo que puede ser nuestra última oportunidad de evolucionar.

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