El santo padre Francisco celebra hoy el 44 aniversario de su ordenación sacerdotal
Bergoglio, desde siempre un sacerdote con olor a oveja
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 13 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - Un día como hoy hace 44 años, el santo padre Francisco fue ordenado sacerdote, tres días antes de que cumpliera los 33. Algunos días antes escribió una oración especial que ha sido publicada en el diario Avvenire por la periodista Stefania Falasca, a la que Francisco entregó un copia manuscrita del texto:
Quiero creer en Dios Padre, que me ama como un hijo, y en Jesús, el Señor, que me infundió su Espíritu en mi vida para hacerme sonreír y llevarme así al Reino eterno de vida. Creo en la Iglesia.
Creo que en la historia, que fue traspasada por la mirada de amor de Dios y en el día de la primavera, 21 de septiembre, me salió al encuentro para invitarme a seguirle.
Creo en mi dolor, infecundo por el egoísmo, en el que me refugio.
Creo en la mezquindad de mi alma que buscar tragar sin dar…, sin dar.
Creo que los demás son buenos y que debo amarlos sin temor y sin traicionarlos nunca buscando una seguridad para mí.
Creo en la vida religiosa.
Creo que quiero amar mucho.
Creo en la muerte cotidiana, quemante, a la que huyo, pero que me sonríe invitándome a aceptarla.
Creo en la paciencia de Dios, acogedora, buena, como una noche de verano.
Creo que papá está en el cielo, junto al Señor.
Creo que el padre Duarte está también allí, intercediendo por mi sacerdocio.
Creo en María, mi Madre, que ama y nunca me dejará solo.
Y espero en la sorpresa de cada día en que se manifestará el amor, la fuerza, la traición y el pecado, que me acompañarán siempre hasta ese encuentro definitivo con ese rostro maravilloso que no sé cómo es, que le escapo continuamente, pero quiero conocer y amar. Amén.
Con ocasión de la celebración del aniversario de sacerdocio del papa, el padre Miguel Yañez, jesuita argentino que conoció de cerca a Bergoglio a finales de los años 70 cuenta en una entrevista en Radio Vaticana sus recuerdos de aquella época. El padre Yañez estudió en el colegio San José en San Miguel, Argentina, desde el año 1977 al 1977, cuando el entonces padre Bergoglio era provincial de los jesuitas y vivía allí. Ahora, Yanez es director del departamento de Teología moral de la Universidad Pontifica Gregoriana. En la entrevista cuenta que el padre Bergoglio "era muy cercano a nosotros, nos impulsaba verdaderamente a una vida espiritual seria y compartida en una comunidad de hermanos, de amigos, donde había también momentos para la diversión, pero impulsados a comunicar el Evangelio sobre todo a los más pobres y a hacernos cargo de ellos".
También comenta un recuerdo particular del ahora papa Francisco que ha conservado en el corazón "los muchos momentos en los que llevábamos, del encuentro con la gente, los problemas que no sabíamos como afrontar y encontrábamos en él a alguien con quien compartirlo. Nos apoyaba en este compromiso y nos daba los medios para hacer frente a todo esto". Comentando el nombramiento de Francisco como "Persona del año" por la revista Time, el padre Yanez afirma que ha conocido "un padre Bergoglio que huía de los medios de comunicación, de la notoriedad. Su ministerio era muy oculto y ahora, sin buscarlo, se encuentra de frente a un mundo que - creo - necesita una figura de este tipo, de un mensaje así de claro y así de radical que es el Evangelio".
Jorge Bergoglio nació en el barrio argentino de Flores en el Gran Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Tras estudiar como técnico químico eligió el sacerdocio y entró en la Compañía de Jesús. El 13 diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote.
Estudió filosofía y teología en ambas facultades del Colegio Máximo San José. Fue maestro de novicios y profesor universitario de teología, provincial de los Jesuitas en su país y presidente de la Conferencia episcopal Argentina del 2005 al 2011. Juan Pablo II lo creó cardenal en el 2001.
Ha sido consultor de la Pontificia Comisión de América Latina; miembro de las Congregaciones para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; del Clero; de los Institutos de Vida Consagrada, del Consejo postsinodal, y de la presidencia del Pontificio Consejo para la Familia.
(RED/RL)
Quiero creer en Dios Padre, que me ama como un hijo, y en Jesús, el Señor, que me infundió su Espíritu en mi vida para hacerme sonreír y llevarme así al Reino eterno de vida. Creo en la Iglesia.
Creo que en la historia, que fue traspasada por la mirada de amor de Dios y en el día de la primavera, 21 de septiembre, me salió al encuentro para invitarme a seguirle.
Creo en mi dolor, infecundo por el egoísmo, en el que me refugio.
Creo en la mezquindad de mi alma que buscar tragar sin dar…, sin dar.
Creo que los demás son buenos y que debo amarlos sin temor y sin traicionarlos nunca buscando una seguridad para mí.
Creo en la vida religiosa.
Creo que quiero amar mucho.
Creo en la muerte cotidiana, quemante, a la que huyo, pero que me sonríe invitándome a aceptarla.
Creo en la paciencia de Dios, acogedora, buena, como una noche de verano.
Creo que papá está en el cielo, junto al Señor.
Creo que el padre Duarte está también allí, intercediendo por mi sacerdocio.
Creo en María, mi Madre, que ama y nunca me dejará solo.
Y espero en la sorpresa de cada día en que se manifestará el amor, la fuerza, la traición y el pecado, que me acompañarán siempre hasta ese encuentro definitivo con ese rostro maravilloso que no sé cómo es, que le escapo continuamente, pero quiero conocer y amar. Amén.
Con ocasión de la celebración del aniversario de sacerdocio del papa, el padre Miguel Yañez, jesuita argentino que conoció de cerca a Bergoglio a finales de los años 70 cuenta en una entrevista en Radio Vaticana sus recuerdos de aquella época. El padre Yañez estudió en el colegio San José en San Miguel, Argentina, desde el año 1977 al 1977, cuando el entonces padre Bergoglio era provincial de los jesuitas y vivía allí. Ahora, Yanez es director del departamento de Teología moral de la Universidad Pontifica Gregoriana. En la entrevista cuenta que el padre Bergoglio "era muy cercano a nosotros, nos impulsaba verdaderamente a una vida espiritual seria y compartida en una comunidad de hermanos, de amigos, donde había también momentos para la diversión, pero impulsados a comunicar el Evangelio sobre todo a los más pobres y a hacernos cargo de ellos".
También comenta un recuerdo particular del ahora papa Francisco que ha conservado en el corazón "los muchos momentos en los que llevábamos, del encuentro con la gente, los problemas que no sabíamos como afrontar y encontrábamos en él a alguien con quien compartirlo. Nos apoyaba en este compromiso y nos daba los medios para hacer frente a todo esto". Comentando el nombramiento de Francisco como "Persona del año" por la revista Time, el padre Yanez afirma que ha conocido "un padre Bergoglio que huía de los medios de comunicación, de la notoriedad. Su ministerio era muy oculto y ahora, sin buscarlo, se encuentra de frente a un mundo que - creo - necesita una figura de este tipo, de un mensaje así de claro y así de radical que es el Evangelio".
Jorge Bergoglio nació en el barrio argentino de Flores en el Gran Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Tras estudiar como técnico químico eligió el sacerdocio y entró en la Compañía de Jesús. El 13 diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote.
Estudió filosofía y teología en ambas facultades del Colegio Máximo San José. Fue maestro de novicios y profesor universitario de teología, provincial de los Jesuitas en su país y presidente de la Conferencia episcopal Argentina del 2005 al 2011. Juan Pablo II lo creó cardenal en el 2001.
Ha sido consultor de la Pontificia Comisión de América Latina; miembro de las Congregaciones para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; del Clero; de los Institutos de Vida Consagrada, del Consejo postsinodal, y de la presidencia del Pontificio Consejo para la Familia.
(RED/RL)
Monseñor Parolín: debemos demostrar que la paz es posible, no una utopía
El nuevo secretario de Estado recibe al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 13 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - El nuevo secretario de Estado, monseñor Pietro Parolín, se ha reunido esta mañana con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. Durante su discurso ha querido renovar el deseo de cooperar en la búsqueda de la paz y el respeto a la dignidad de cada ser humano "en una época en la que en muchas partes del mundo se enfrentan a múltiples formas de violencia y a la persistencia de las desigualdades sociales".
Asimismo, monseñor Parolín ha retomado las palabras que el santo padre pronunció el 22 de marzo en su primera audiencia con el cuerpo diplomático: "esto es precisamente lo que preocupa a la Santa Sede: el bien de todo hombre en esta tierra". A lo que el secretario de Estado ha añadido que "no podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento que afecta dramáticamente a los seres humanos".
También ha querido destacar que "nosotros debemos demostrar que la paz es posible, no es una utopía", subrayando que "la paz es un bien concreto que viene de Dios y que nosotros podemos ayudar a construirla gracias a nuestro compromiso personal y solidario". Para ello, ha explicado, "es necesario trabajar juntos en la construcción de una verdadera cultura de la paz, respondiendo con valentía a los desafíos que ponen en peligro una coexistencia auténtica entre las personas y los pueblos". Por lo tanto, monseñor Parolín ha precisado que la felicidad es "una de las aspiraciones más profundas del hombre". Y se ha preguntado si la misión de los diplomáticos no es precisamente trabajar para hacer el mundo más feliz a través de relaciones cada vez más fraternas.
"Como ha explicado varias veces el papa Francisco - ha afirmado monseñor Parolín - cada ser humano es creado para la alegría". Y ésta se encuentra también en los progresos "hacia la paz y hacia la concordia entre los pueblos. Es la alegría del encuentro y del compartir, del diálogo y de la reconciliación", ha indicado.
Por otro lado, ha hablado de la humanidad, para "que sea una verdadera familia, una humanidad donde el diálogo esté por encima de la guerra al regular las controversias, una humanidad donde la fuerza de los poderosos apoye la debilidad de los más pequeños, una humanidad donde la fuerza de los débiles remedie a la debilidad de los fuertes".
Ha proseguido afirmando que "sabemos cuánto los hombres y las mujeres de hoy en día necesitan encontrar en su camino personas profundamente humanas y fraternas que les den esperanza para el futuro". Al respecto ha recordado que el papa Francisco quiere que los cristianos sean estas personas profundamente humanas y fraternas y quiere que la Iglesia anuncie, testimonie y lleve la alegría.
Para concluir el discurso al cuerpo diplomático, monseñor Parolín ha indicado que el papa Francisco "quiere una Iglesia con las puertas abiertas, símbolo de luz, de amistad, de alegría, de libertad y confianza". Quiere - ha proseguido - "una Iglesia menos preocupada por reforzar sus fronteras, y más por crear el encuentro y comunicar la alegría del Evangelio".
Al acercarse las Navidad, el secretario ha deseado a los embajadores paz y alegría para que sus pueblos "puedan avanzar hacia un futuro mejor".
Asimismo, monseñor Parolín ha retomado las palabras que el santo padre pronunció el 22 de marzo en su primera audiencia con el cuerpo diplomático: "esto es precisamente lo que preocupa a la Santa Sede: el bien de todo hombre en esta tierra". A lo que el secretario de Estado ha añadido que "no podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento que afecta dramáticamente a los seres humanos".
También ha querido destacar que "nosotros debemos demostrar que la paz es posible, no es una utopía", subrayando que "la paz es un bien concreto que viene de Dios y que nosotros podemos ayudar a construirla gracias a nuestro compromiso personal y solidario". Para ello, ha explicado, "es necesario trabajar juntos en la construcción de una verdadera cultura de la paz, respondiendo con valentía a los desafíos que ponen en peligro una coexistencia auténtica entre las personas y los pueblos". Por lo tanto, monseñor Parolín ha precisado que la felicidad es "una de las aspiraciones más profundas del hombre". Y se ha preguntado si la misión de los diplomáticos no es precisamente trabajar para hacer el mundo más feliz a través de relaciones cada vez más fraternas.
"Como ha explicado varias veces el papa Francisco - ha afirmado monseñor Parolín - cada ser humano es creado para la alegría". Y ésta se encuentra también en los progresos "hacia la paz y hacia la concordia entre los pueblos. Es la alegría del encuentro y del compartir, del diálogo y de la reconciliación", ha indicado.
Por otro lado, ha hablado de la humanidad, para "que sea una verdadera familia, una humanidad donde el diálogo esté por encima de la guerra al regular las controversias, una humanidad donde la fuerza de los poderosos apoye la debilidad de los más pequeños, una humanidad donde la fuerza de los débiles remedie a la debilidad de los fuertes".
Ha proseguido afirmando que "sabemos cuánto los hombres y las mujeres de hoy en día necesitan encontrar en su camino personas profundamente humanas y fraternas que les den esperanza para el futuro". Al respecto ha recordado que el papa Francisco quiere que los cristianos sean estas personas profundamente humanas y fraternas y quiere que la Iglesia anuncie, testimonie y lleve la alegría.
Para concluir el discurso al cuerpo diplomático, monseñor Parolín ha indicado que el papa Francisco "quiere una Iglesia con las puertas abiertas, símbolo de luz, de amistad, de alegría, de libertad y confianza". Quiere - ha proseguido - "una Iglesia menos preocupada por reforzar sus fronteras, y más por crear el encuentro y comunicar la alegría del Evangelio".
Al acercarse las Navidad, el secretario ha deseado a los embajadores paz y alegría para que sus pueblos "puedan avanzar hacia un futuro mejor".
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