Presentan balance de la política cultural oficial
La UCAB invita a la presentación del libro Saldo en Rojo. Comunicaciones y cultura en la era bolivariana, evento que se realizará el próximo lunes 2 de diciembre en el Centro Javier, al lado del centro comercial San Ignacio.
A través de 20 ensayos, escritos por intelectuales y representantes del mundo cultural venezolano, se detallan las repercusiones de la política cultural que mantuvo Hugo Chávez durante su presidencia.
A las 11 de la mañana iniciará la actividad con las palabras Marcelino Bisbal, director del Postgrado en Comunicación Social y compilador del libro. Posteriormente, se realizará una lectura a cargo del director de Prodavinci, Ángel Alayón. El evento cerrará con la intervención del rector José Francisco Virtuoso cerrará con un discurso.
Los autores de esta obra son Elías Pino Iturrieta, Cristina Marcano, Boris Muñoz, Alfredo Meza, Marcelino Bisbal, Raisa Uribarrí, William Peña, Agrivalca Canelón, Mariaengracia Chirinos, Luisa Torrealba, Andrés Cañizález, Sebastián de la Nuez, María Eugenia Morales, Elizabeth Safar, Alonso Moleiro, Carlos Delgado Flores, Manuel Silva Ferrer, Gisela Kozak Rovero, Rafael Osio Cabrices, Antonio Pasquali y Rafael Quiñones.
Comunicación en rojo
El comunicador social y docente universitario bautiza mañana el libro Saldo en rojo. Las comunicaciones y la cultura en la era bolivariana, que reúne 20 ensayos de expertos sobre la estrategia comunicacional y cultural aplicada por el Gobierno desde 1999.
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"Una vez que armé todo el manuscrito, el sabor fue amargo y sigue siendo amargo", confiesa el académico VICENTE CORREALE
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ , MARCELINO BISBAL , INVESTIGADOR | EL UNIVERSAL
domingo 1 de diciembre de 2013 12:00 AM
Marcelino Bisbal bautiza mañana en Caracas el libro Saldo en rojo. Las comunicaciones y la cultura en la era bolivariana, en el que recoge 20 interesantísimos ensayos de plumas como las de Elías Pino Iturrieta, Cristina Marcano, Boris Muñoz, Alfredo Meza, Elizabeth Safar, Antonio Pasquali y el mismo, entre otros.
-¿De dónde surge el interés por hacer esta recopilación?
-De la necesidad de dar cuenta de lo que fue la política pública hacia el sector de las comunicaciones y la cultura en todo lo que fue el Gobierno de Hugo Chávez; es decir, desde enero de 1999 hasta el 5 de marzo de 2013, fecha de su fallecimiento. Ese Gobierno se caracterizó por tener conciencia del poder que significa el manejo de las comunicaciones y en ese sentido desarrolló durante 14 años un conjunto de medidas en el plano jurídico como en la creación de una plataforma de medios absolutamente gubernamentalizados -que no de servicio público- con la única idea de invisibilizar las críticas hacia el proceso político que se nos quiso imponer. Es importante destacar la relevancia de las comunicaciones y la cultura en el modelaje de las sociedades y su gente. Hugo Chávez tuvo clara comprensión de esa idea y así se puede y debe entender el saldo en rojo que se ofrece en el libro.
-Leyendo a Pino Iturrieta parece que nada es realmente "nuevo" en esta revolución que se vende como renovada y renovadora. ¿Qué debería tener una auténtica revolución, al menos en el campo de las comunicaciones?
-Al inicio del Gobierno de Chávez, incluso en su campaña electoral, se planteó la necesidad de una democratización de las comunicaciones y la creación de un verdadero servicio público de radio y televisión. Se habló también de los medios comunitarios y/o alternativos como el tercer sector de las comunicaciones. Planteamientos que hacían ver que se tenía conciencia de los necesarios cambios que había que hacer en el sector, frente al esfuerzo titánico que había y venía haciendo la educación. La realidad resultó todo lo contrario y lo que empezamos a ver fue toda una inyección -como dice Pasquali- de ideologización a través de los medios públicos que poco a poco se fueron partidizando y gubernamentalizando de manera escandalosa como nunca habíamos visto. En fin, que la revolución bolivariana no resultó renovada ni renovadora, fue y sigue siendo un proceso político autoritario, de nula cultura democrática y con evidentes rasgos fascistas.
-Cristina Marcano presenta a un Chávez cuya vida fue todo un reality show. ¿Hubiera cambiado en algo el no darle las cámaras para que dijera aquel "Por ahora..."?
-Si leemos detenidamente el libro veremos que lo que plantea Marcano se demuestra más adelante con los ensayos de María Eugenia Morales y de ahí el título de su ensayo: "The people Show. La historia televisada de un Presidente", y luego con el análisis comunicacional que hace el texto de la profesora Elizabeth Safar con el ensayo "El Aló, Presidente y las cadenas de radio y televisión. Espejo de la pasión autoritaria del presidente Chávez". Claro que Chávez fue un "gran" presentador de televisión y de los micrófonos radiales. Se parecía más a un predicador que un estadista. El ser presidente le venía grande, pero la televisión en especial y los medios en general logran hacer lo que hicieron. ¿Hubiese cambiado la historia en algo el no darle las cámaras... ? No lo sabremos, pero sí sabemos que Chávez, ante las cámaras de televisión, fue un eficiente propagandista con la única idea de reafirmarse y legitimarse en el poder.
-El trabajo de Boris Muñoz y Alfredo Meza deja una idea inquietante. ¿No se está subestimando a Nicolás Maduro tanto como se hizo con Hugo Chávez?
-Desde su discutible elección el 14 de abril, creo que se subestimó la figura de Maduro. Poco a poco hemos venido viendo a un hombre menos tolerante, agresivo, poco dado al diálogo y de un carácter irascible. Esto puede ser producto de la inestabilidad, quizás de las pugnas internas en el alto gobierno y en el partido PSUV, quizás... Lo que sí ha sido evidente es que Maduro está siguiendo el modelo heredado de Chávez. Es más, su relación con los medios y los periodistas, en estos casi ya ocho meses, demuestra, por todo el conjunto de acciones seguidas, que los medios y sus comunicadores, que el mundo de las comunicaciones en general, son su enemigo por trasparentar hacia dónde nos quiere llevar como sociedad y como país. Recordemos rápidamente: las llamadas de atención a El Universal; reunión en Miraflores con los dueños de los medios televisivos; llamado de atención y averiguación judicial al diario 2001, a El Universal y a Tal Cual; la creación del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria; el tema del papel para los medios impresos privados; seguimos con las cadenas... Visto esto, y todo el drama de la llamada "guerra económica" y la militarización del poder, no se puede subestimar a Maduro.
-En su ensayo muestra un escalofriante relato de cómo ha ido aumentando el poder del chavismo a medida que ocurre una toma y silenciamiento (domesticación) de medios. ¿Hacia dónde apuntan las estrategias del Gobierno?
-La estrategia fue evidente, como lo es ahora. El Gobierno de Chávez dejó preparado el terreno y ahora se trata de afianzarlo. La estrategia es silenciar las voces críticas, silenciar a la oposición democrática del país y silenciarnos a todos. Hoy es cada vez más evidente la idea de la "voz del amo". Lo planteo en mi ensayo cuando explico el sentido de la hegemonía comunicacional. Esta no puede ser entendida tan solo como número de medios de un sector frente al otro, debemos entenderla como todo un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la totalidad de la vida de los venezolanos.
-Llama la atención que no se menciona la simpatía que despertó Chávez entre los medios y cadenas de comunicación más poderosos del país. ¿No se jugó a la antipolítica?
-Si estamos en este pozo es porque la antipolítica a lo largo de los años 90 jugó a favor. La llama sociedad política de ese entonces lo hizo muy mal, pero también nosotros, la sociedad civil. Son culpas compartidas. Buscamos un mesías, un caudillo que nos resolviera nuestros entuertos y lo encontramos para la causa equivocada. ¡Todos nos equivocamos!
–¿Qué sabor le queda a usted como editor después de asimilar todos estos ensayos?
–Una vez que armé todo el manuscrito, el sabor fuer amargo y sigue siendo amargo. Por eso el testimonio de Antonio Pasquali es memorable en esta hora. Decía Antonio: "El chavista es el primer gobierno del país que comprende la importancia capital de las comunicaciones para modelar sociedades, y es una lástima que haya aplicado esa comprensión a la causa equivocada". Digo yo que desde ahí es que hay que entender el nuevo régimen comunicativo que poco a poco se fue haciendo realidad en términos de hegemonía comunicacional. Aquí el término hegemonía hace referencia en su sentido de supremacía de una comunidad política sobre otras y nada tiene que ver con la concepción gramsciana de la expresión. Aunque el Gobierno nos llegó a decir repetidas veces que su idea fue tomada del teórico marxista italiano, nada más alejado de la realidad. Para Gramsci, el término hegemonía tiene el sentido-orientación del predominio de lo moral, lo ético, lo ideológico y lo cultural en detrimento de la razón político instrumental.
–¿Qué expectativas tiene con este libro?
–Este lunes 2 de diciembre Saldo en rojo. Comunicaciones y cultura en la era bolivariana se podrá leer, ya que lo presentaremos en sociedad, y ojalá que no solo los periodistas, los académicos e investigadores lo lean, sino que lo lea también el país en general, opositores y chavistas, para que sepan qué ha significado y qué significa el control de las comunicaciones y la cultura y hacia dónde nos lleva ese control. Ojalá que su lectura fermente bien.
-¿De dónde surge el interés por hacer esta recopilación?
-De la necesidad de dar cuenta de lo que fue la política pública hacia el sector de las comunicaciones y la cultura en todo lo que fue el Gobierno de Hugo Chávez; es decir, desde enero de 1999 hasta el 5 de marzo de 2013, fecha de su fallecimiento. Ese Gobierno se caracterizó por tener conciencia del poder que significa el manejo de las comunicaciones y en ese sentido desarrolló durante 14 años un conjunto de medidas en el plano jurídico como en la creación de una plataforma de medios absolutamente gubernamentalizados -que no de servicio público- con la única idea de invisibilizar las críticas hacia el proceso político que se nos quiso imponer. Es importante destacar la relevancia de las comunicaciones y la cultura en el modelaje de las sociedades y su gente. Hugo Chávez tuvo clara comprensión de esa idea y así se puede y debe entender el saldo en rojo que se ofrece en el libro.
-Leyendo a Pino Iturrieta parece que nada es realmente "nuevo" en esta revolución que se vende como renovada y renovadora. ¿Qué debería tener una auténtica revolución, al menos en el campo de las comunicaciones?
-Al inicio del Gobierno de Chávez, incluso en su campaña electoral, se planteó la necesidad de una democratización de las comunicaciones y la creación de un verdadero servicio público de radio y televisión. Se habló también de los medios comunitarios y/o alternativos como el tercer sector de las comunicaciones. Planteamientos que hacían ver que se tenía conciencia de los necesarios cambios que había que hacer en el sector, frente al esfuerzo titánico que había y venía haciendo la educación. La realidad resultó todo lo contrario y lo que empezamos a ver fue toda una inyección -como dice Pasquali- de ideologización a través de los medios públicos que poco a poco se fueron partidizando y gubernamentalizando de manera escandalosa como nunca habíamos visto. En fin, que la revolución bolivariana no resultó renovada ni renovadora, fue y sigue siendo un proceso político autoritario, de nula cultura democrática y con evidentes rasgos fascistas.
-Cristina Marcano presenta a un Chávez cuya vida fue todo un reality show. ¿Hubiera cambiado en algo el no darle las cámaras para que dijera aquel "Por ahora..."?
-Si leemos detenidamente el libro veremos que lo que plantea Marcano se demuestra más adelante con los ensayos de María Eugenia Morales y de ahí el título de su ensayo: "The people Show. La historia televisada de un Presidente", y luego con el análisis comunicacional que hace el texto de la profesora Elizabeth Safar con el ensayo "El Aló, Presidente y las cadenas de radio y televisión. Espejo de la pasión autoritaria del presidente Chávez". Claro que Chávez fue un "gran" presentador de televisión y de los micrófonos radiales. Se parecía más a un predicador que un estadista. El ser presidente le venía grande, pero la televisión en especial y los medios en general logran hacer lo que hicieron. ¿Hubiese cambiado la historia en algo el no darle las cámaras... ? No lo sabremos, pero sí sabemos que Chávez, ante las cámaras de televisión, fue un eficiente propagandista con la única idea de reafirmarse y legitimarse en el poder.
-El trabajo de Boris Muñoz y Alfredo Meza deja una idea inquietante. ¿No se está subestimando a Nicolás Maduro tanto como se hizo con Hugo Chávez?
-Desde su discutible elección el 14 de abril, creo que se subestimó la figura de Maduro. Poco a poco hemos venido viendo a un hombre menos tolerante, agresivo, poco dado al diálogo y de un carácter irascible. Esto puede ser producto de la inestabilidad, quizás de las pugnas internas en el alto gobierno y en el partido PSUV, quizás... Lo que sí ha sido evidente es que Maduro está siguiendo el modelo heredado de Chávez. Es más, su relación con los medios y los periodistas, en estos casi ya ocho meses, demuestra, por todo el conjunto de acciones seguidas, que los medios y sus comunicadores, que el mundo de las comunicaciones en general, son su enemigo por trasparentar hacia dónde nos quiere llevar como sociedad y como país. Recordemos rápidamente: las llamadas de atención a El Universal; reunión en Miraflores con los dueños de los medios televisivos; llamado de atención y averiguación judicial al diario 2001, a El Universal y a Tal Cual; la creación del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria; el tema del papel para los medios impresos privados; seguimos con las cadenas... Visto esto, y todo el drama de la llamada "guerra económica" y la militarización del poder, no se puede subestimar a Maduro.
-En su ensayo muestra un escalofriante relato de cómo ha ido aumentando el poder del chavismo a medida que ocurre una toma y silenciamiento (domesticación) de medios. ¿Hacia dónde apuntan las estrategias del Gobierno?
-La estrategia fue evidente, como lo es ahora. El Gobierno de Chávez dejó preparado el terreno y ahora se trata de afianzarlo. La estrategia es silenciar las voces críticas, silenciar a la oposición democrática del país y silenciarnos a todos. Hoy es cada vez más evidente la idea de la "voz del amo". Lo planteo en mi ensayo cuando explico el sentido de la hegemonía comunicacional. Esta no puede ser entendida tan solo como número de medios de un sector frente al otro, debemos entenderla como todo un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la totalidad de la vida de los venezolanos.
-Llama la atención que no se menciona la simpatía que despertó Chávez entre los medios y cadenas de comunicación más poderosos del país. ¿No se jugó a la antipolítica?
-Si estamos en este pozo es porque la antipolítica a lo largo de los años 90 jugó a favor. La llama sociedad política de ese entonces lo hizo muy mal, pero también nosotros, la sociedad civil. Son culpas compartidas. Buscamos un mesías, un caudillo que nos resolviera nuestros entuertos y lo encontramos para la causa equivocada. ¡Todos nos equivocamos!
–¿Qué sabor le queda a usted como editor después de asimilar todos estos ensayos?
–Una vez que armé todo el manuscrito, el sabor fuer amargo y sigue siendo amargo. Por eso el testimonio de Antonio Pasquali es memorable en esta hora. Decía Antonio: "El chavista es el primer gobierno del país que comprende la importancia capital de las comunicaciones para modelar sociedades, y es una lástima que haya aplicado esa comprensión a la causa equivocada". Digo yo que desde ahí es que hay que entender el nuevo régimen comunicativo que poco a poco se fue haciendo realidad en términos de hegemonía comunicacional. Aquí el término hegemonía hace referencia en su sentido de supremacía de una comunidad política sobre otras y nada tiene que ver con la concepción gramsciana de la expresión. Aunque el Gobierno nos llegó a decir repetidas veces que su idea fue tomada del teórico marxista italiano, nada más alejado de la realidad. Para Gramsci, el término hegemonía tiene el sentido-orientación del predominio de lo moral, lo ético, lo ideológico y lo cultural en detrimento de la razón político instrumental.
–¿Qué expectativas tiene con este libro?
–Este lunes 2 de diciembre Saldo en rojo. Comunicaciones y cultura en la era bolivariana se podrá leer, ya que lo presentaremos en sociedad, y ojalá que no solo los periodistas, los académicos e investigadores lo lean, sino que lo lea también el país en general, opositores y chavistas, para que sepan qué ha significado y qué significa el control de las comunicaciones y la cultura y hacia dónde nos lleva ese control. Ojalá que su lectura fermente bien.
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