Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 15 de diciembre de 2013

" La tiranía es un extraño tipo de locura, pues es una enfermedad contagiosa", escribe Ramón Guillermo Aveledo en el epílogo de su libro El dictador, anatomía de la tiranía de reciente publicación. Aveledo (abogado, doctor en ciencias políticas, ex parlamentario y columnista de diversos diarios) entrega el resultado de una investigación seria y rigurosa pero, además, útil y oportuna.

El dictador

Por Venezuela Real - 12 de Diciembre, 2008, 10:30, Categoría: Cultura e Ideas

MANUEL FELIPE SIERRA
El Nacional
12 de diciembre de 2008

" La tiranía es un extraño tipo de locura, pues es una enfermedad contagiosa", escribe Ramón Guillermo Aveledo en el epílogo de su libro El dictador, anatomía de la tiranía de reciente publicación. Aveledo (abogado, doctor en ciencias políticas, ex parlamentario y columnista de diversos diarios) entrega el resultado de una investigación seria y rigurosa pero, además, útil y oportuna.

Son microensayos complementados con microbiografías que retratan a Benito Mussolini, José Stalin, Rafael Leonidas Trujillo, Adolfo Hitler, Francisco Franco, Mao Zedong y Fidel Castro.

Una galería de personajes que pese a haber conocido el tamiz del juicio histórico aún ofrecen elementos nuevos para la sorpresa y la interpretación sociológica.

Muchas cosas los unen: sus personalidades psicológicamente dislocadas, la ambición enfermiza por el poder, la crueldad, el resentimiento, el desprecio por el adversario, la afición por la guerra, el culto a la extravagancia y también (y en ello radica la explicación de sus largos mandatos) una asombrosa capacidad para seducir y finalmente idiotizar a los pueblos.

Fascismo, nazismo, comunismo, franquismo y trujillismo terminan siendo lo mismo a despecho de ropajes ideológicos y trampas teóricas. Se trata de tiranos a secas. Por supuesto, han surgido como producto de vacíos políticos, del envejecimiento de élites gobernantes, algunos de ellos de la épica revolucionaria o de la torpeza de mandatarios incrédulos. Cada uno en su momento fue subestimado, visto como un aventurero de vuelo corto o como pieza transitoria de maniobras políticas. El resultado ya se conoce: el ejercicio despótico del mando, el sometimiento social, la liquidación de la libertad y la destrucción de sus naciones.

Para una reedición de su obra, ojalá Aveledo añada el caso de Robert Mugabe y su modelo de neototalitarismo en Zimbabue, quien gobierna con todos los métodos y las perversiones de los déspotas clásicos pero ha patentado un sistema electoral a su medida, que confisca y prostituye el voto para perpetuarse sin límite de tiempo, mantiene una oposición domesticada y guarda algunas formalidades seudodemocráticas, hasta el punto de que más de un gobierno todavía lo trata con sospechosa piedad. No en vano en el palacio presidencial de Harare reluce una réplica de la espada de Simón Bolívar.

El manicomio

POR: JUAN CARLOS SOSA AZPÚRUA · PUBLICADO EL 14/12/2013


Venezuela es una realidad bizarra.  Es imposible vivir este manicomio y no recordar aquel capítulo de la genial “Seinfeld”, donde aparecen las némesis de cada protagonista, actuando como sus alter egos, viviendo vidas diametralmente opuestas, como si los personajes tuvieran sus espejos disonantes: un Kramer ordenado y cuerdo, George intelectual, sin neurosis. Lo que ocurre aquí es una suerte de enfermedad mental, padecimiento que bien vale la pena escudriñar y convertirlo en una psicosis formal, algo descrito medicamente en los manuales de la psiquiatría moderna.  Por más que intento comprender, me resulta particularmente retador ponerle definiciones conceptuales a la tragedia nacional.  Es un rompecabezas existencial de difícil resolución, porque las referencias históricas no existen, estamos ante un suceso inédito en los anales de la humanidad, un caso de estudio multidisciplinario, con material exquisito para amantes de las ciencias ocultas, la politología, los recovecos de la mente, la criminología, la filosofía, el derecho, el folklore, la comedia, el teatro del absurdo, la sociología, antropología, arqueología y así ad infinutum. Y uno diría que semejante universo multicolor es suficiente para entretenerse intelectualmente y conseguir algún respiro, pero eso sería un acto de locura, similar al que nos atrapa en este manicomio que es Venezuela. Porque para huir, uno ha de conectarse con su némesis y tratar de copiar a “Seinfeld”, haciendo exactamente lo contrario de lo que se experimenta al abrir la prensa o contaminarnos de la matriz de opinión consolidada. Recuerdo que el final de Jack Nicholson en “Atrapados sin salida” fue una lobotomía. Quizás aquí toca lo contrario. Poner la cinta en retroceso…y escaparnos. - 
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