El Carabobeño 07 noviembre 2012
Eumenes Fuguet Borregales (*) || Historia y Tradición
Monseñor Jesús María Pellín, digno servidor de Dios
El 22 de octubre de 1892 nace en la ciudad de Caracas Monseñor Jesús María Pellín Chiquín, hijo de Don Juan Bautista Pellín y Doña Luisa Chiquín. Desde niño sentía el llamado para servirle al Supremo Creador, concluida su formación sacerdotal en el seminario Mayor de Caracas, recibe la ordenación el 25 de mayo de 1918. Las autoridades eclesiásticas lo envían a estudiar Derecho Canónico y Teología en la Universidad Pontificias de San Apolinar en Roma en 1929. A los veintiséis años fue designado párroco de la parroquia de san José de Chacao.
Cumpliendo su apostolado rinde una labor en beneficio de los enfermos, ancianos y los de escasos recursos económicos; empieza a destacarse por su elocuente verbo en los sermones dominicales y especialmente en las Siete Palabras en la Semana Santa ya que en esta fecha se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo; Él era el orador más brillante de la Semana Mayor; las mujeres y hombres de todas las clases sociales del interior del país iban a Caracas a escuchar las Siete Palabras de monseñor Pellín, pronunciadas desde 1969 hasta sus últimos días terrenales en la Iglesia de Santa Teresa y en diferentes templos.Su verbo que llegaba al corazón de los feligreses explicaba los aspectos sociales, económicos y morales de la sociedad; era un verdadero libro abierto, vertical en su vida sacerdotal, con su pluma que halagaba como criticaba lo que consideraba incorrecto.
El padre Pellín se hizo famoso, sobre todo cuando hablaba de política en la iglesia de El Valle”. No se podía hablar de la Semana Santa sin dejar de citar a un hombre. Para cumplir con tantas solicitudes de las iglesias caraqueñas para dar sus famosas e ilustrativas palabras, tuvo que contratar un chofer y un automóvil, que estacionaba a la puerta de la iglesia, para salir velozmente para cumplir con la feligresía que ávidamente lo esperaba en otra iglesia. Monseñor Pellín llegó a tener un récord de pronunciar en un Viernes Santo, cuatro, cinco y hasta siete veces los discursos de las Siete Palabras, cada uno con una característica distinta. En 1923 es enviado a la Diócesis de Coro, funciones que cumple hasta 1929, al ser designado Director del Diario La Religión, fundado el 17 de julio de 1890, considerado “El Decano de la Prensa Nacional” desde 1930 hasta 1968. Por su destacada actividad periodística, recibió los Premios Internacionales de Prensa: “María Moors Cabot” instituido por la Universidad de Columbia desde 1938 y el premio “Mergenthalor”.
Por cierto Monseñor Pellín mantuvo una fraterna amistad con Don Germán Borregales de tal manera que lo designó corresponsal en Coro y le bautizó y apadrinó a su hija Beatriz. Monseñor Pellín es designado Canónigo de Merced de la Catedral de Caracas de 1933 a 1951, Arcediano de la misma de 1951 a 1961. Deán del Capítulo Metropolitano a partir del año 1961. Funda en 1935 la emisora La Voz de la Patria 710 A.M, donde retrasmitía actividades religiosas dirigidas especialmente a los enfermos e impedidos para asistir a la Santa Misa. Todos los días a las cinco de tarde transmitía el Rosario.Fue nombrado Obispo Auxiliar del Eminentísimo Cardenal Arzobispo de Caracas José Humberto Quintero y uno de sus Vicarios Generales. Su Santidad Pablo VI lo elevó a Obispo. Monseñor Pellín fue galardonado con los doctorados Honoris Causa de la universidad Santa María y de la Católica Andrés Bello, igualmente recibió un importante reconocimiento por parte de la Escuela de periodismo de la U.C.V. Se desempeñó como Director de la Sociedad Interamericana de Prensa. Dejó a la posteridad varias obras y publicaciones; el ilustre y apreciado servidor de Dios, falleció el 20 de noviembre de 1969 en la ciudad de San Juan de Puerto Rico. El Doctor Rafael Caldera expresó:” es uno de los más grandes valores del periodismo y de la Iglesia”.
En su honor, todos los años la Conferencia Episcopal de Venezuela, otorga el premio “Monseñor Pellín”, a objeto de reconocer la noble como arriesgada labor de los comunicadores sociales. A monseñor Pellín se le catalogaba como “el más acucioso historiador eclesiástico de América”.El Dr. José Antonio Giacopini Zárraga lo calificaba“un coloso”.Agradecimiento. Al presentar el artículo Nro. 400, deseo agradecer a la Directiva y personal del prestigioso Diario El Carabobeño, así como a los apreciados lectores, por su confianza y estímulo en la afanosa actividad divulgadora.
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